20 de junio de 2024

Día de la celeste y blanca

¿ALTA EN EL CIELO? ES UNA INJURIA
QUE  SE  LA  USE  COMERCIALMENTE  

   Los argentinos no somos lo que se dice un ejemplo cuando de símbolos se habla, porque enarbolamos nuestra Bandera si la recibimos de regalo en alguna promoción comercial, no cantamos el himno sino que lo tarareamos o hacemos playback para lo cual Los Pumas no hace mucho mostraron cómo se lo homenajea, y la Selección Nacional de Fútbol lentamente se viene acostumbrando a ser modelo de lo correcto y lo absurdo -respectivamente- porque es como si Messi nunca lo hubiera cantado en la escuela y ahora al menos lo susurra, y ponernos una escarapela es para los insensibles como si les violaran el corazón.
   Esto no es un ataque de nacionalismo barato, sino la enunciación de una realidad, que por lo general tratamos de pasar por alto cuando somos mayores, porque al hacer memoria advertimos cuán pocos se ocuparon de que sintiéramos en el alma los colores celeste y blanco.
   Los intentos de la escuela no siempre se ajustaron a una normativa, o no alcanzaron y en tal sentido poco se ha evolucionado.
   Es en el hogar donde se deben fortalecer los lazos entre la persona y la Patria en la enseñanza diaria, en lo cotidiano, en lo simple, para no llegar a lo que ahora vemos, que se considera más a la bandera de un partido político o al “trapo” de un equipo de fútbol que a nuestra Enseña Nacional que merece respeto y reverencia, junto al homenaje a su artífice Manuel Belgrano.
   Y la mejor manera de venerarla es ser fieles a los principios,  preceptos, derechos y también obligaciones que encierra en sus pliegues ese sagrado trozo de tela.
   Suena ofensivo cambiar los días en que se escribió nuestra historia porque es un insulto a la memoria, como suele suceder, según caigan las fiestas cívicas, con nuestro ciclotímico almanaque alterado en nombre y beneficio de la promoción turística y un estímulo al consumismo.
   La Patria es para muchos como la familia o la amistad: solo sentimos su valor cuando las perdemos y tampoco se equivoca el pensador Jaime Barylko al sostener que “El abanderado tiene sentido si se integra a todos los elementos simbólicos. Hoy, las fiestas patrias son para lavar el auto”.
   Si a veces, duele ver tal indiferencia, que es la hermana menor de tra imperdonable tortura a la que muchos le llaman olvido.
   ¡Qué hermoso es sentir lo que se siente al verla flamear!
   Como indignante resulta que la oración a la Bandera -Aurora- ahora es impune y comercialmente aprovechada para la promoción de una bebida alcohólica.
   Es un pecado e injuria de quienes lo hacen, aunque es más grave la responsabilidad de quienes lo permiten y lo difunden.

                                                                                                                             Gonio Ferrari

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