Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su
programa “Síganme los buenos” emitido el domingo 7/4/13 por AM580 Radio
Universidad de Córdoba.
DESGRACIA,
SOLIDARIDAD Y POLITICA
La tragedia nos ha pegado duro a los
argentinos, y digo esto desde el interior pese a que cuando ocurren estas cosas
aquí, en el interior, para Buenos Aires es casi como si no hubieran ocurrido.
Para ellos, y esto no es chauvinismo, es
desgracia nacional, continental y universal cuando se ensaña con ellos.
Puesta en claro esa cuestión que me parece
parte de una realidad que nos toca vivir, es preciso coincidir en que el
impiadoso infortunio se abatió sin ninguna misericordia, dejó más de medio
centenar de muertos y daños incalculables.
Y la solidaridad no se hizo esperar,
especialmente cuando se trata de la espontánea reacción de la gente frente a la
desgracia, que es el disparador de la ayuda fraternal, de la mano tendida y de
otras manifestaciones dignas de ser resaltadas.
Pero también, dentro de un escenario de
espanto donde los medios juegan un rol preponderante, es cuando el desmedido
afán por hacerse ver, impulsa a los funcionarios a ensuciarse los zapatos o las
sandalias, aparecer en las repartijas y buscar las cámaras y los micrófonos.
No faltan entonces las actitudes ventajeras
y autoritarias, de apropiarse de gestos ajenos y lucrar política e
ideológicamente con ellos, que es lo mismo que bastardear la ayuda de los
demás.
Los gestos solidarios ajenos al gobierno,
fueron burdamente usufructuados por una rama de la militancia oficialista, con
la prepotencia inclusiva a la que nos tienen acostumbrados, por creerse en el
derecho de aprovecharse de las iniciativas que no les son propias, porque se
advierte que para tener iniciativas de altruísmo, la inteligencia no les
alcanza.
Colchones, ropa. agua mineral, medicamentos,
abrigo, alimentos o cualquier otro tipo de ayuda, debieran tener el único
rótulo del generoso apoyo anónimo y no ser utilizados como material
proselitista por nadie, ni siquiera por aquellos que tienen a la soberbia del
poder como estilo de actuación.
El debido respeto al dolor ajeno es una
saludable práctica no tan solo de los sistemas democráticos, sino que también,
dejando al partidismo de lado, suele ser distintivo de la gente bien nacida.
Porque aprovecharse de estas situaciones
para vender una imagen que no se tuvo ni se tiene, más que una actitud de
desprecio, es un acto de cobardía.
¿Y
LAS DISCULPAS DEL SUOEM?
La verdad, más que respetable o supuestamente
correcta y necesaria, la actitud de la dirigencia del sindicato de empleados
municipales, fue patéticamente graciosa.
Ahora pretende, esa dirigencia o al menos su
principal figura, que el departamento ejecutivo les pida disculpas a ellos y a
todos los empleados, por haber dicho que faltan a su trabajo algo así como 21
días en la mitad del año.
Y dicen que el ausentismo es menor, con lo
que pretenden apoyar su ridícula demanda.
Primero y principal: que las autoridades se
han basado en los datos obrantes dentro de sistema que manejan, precisamente,
empleados municipales.
Segundo, que la dirigencia debiera, aunque
más no sea por respeto, llamarse a silencio para evitar que desde el sector de
los vecinos les hagan un planteo similar.
¿Por qué desde Daniele para abajo, no piden
disculpas por el estado de conflicto permanente que ellos mismos generan, para
apoyar sus demandas de aumentos salariales?
¿Por qué no pide disculpas el SUOEM por el
descalabro de la ciudad, por el caos del tránsito, por la frecuente desatención
en los CPC, por los viajes infructuosos que deben hacer los enfermos
desatendidos en el Hospital de Urgencias y en los dispensarios?
¿Por qué no pide disculpas la dirigencia
sindical de los municipales a la gente que la dejan de a pié cuando se le
calienta a los empleados de la
Tamse?
¿Por qué no piden disculpas los furiosos
activistas del gremio cuando destrozan mobiliario urbano que es de todos,
atacan a los automovilistas que no se allanan a los caprichos de los cortes de
calle y golpean a periodistas?
¿Por qué no piden disculpas a toda la ciudad
por el costosísimo maltrato que le brindan?
Muchachos, déjense de joder y pónganse a
trabajar al lado de los correctos, decentes y sacrificados empleados comunales
que también existen.
Y si son tan cumplidores con la asistencia
como pregona y miente la dirigencia, ¿qué problema tienen que los controlen
desde afuera?
A menos que sigan pretendiendo impunidad
como en todo, por aquello que entre bueyes no hay cornadas.
Y se
sigan descontrolando entre ellos.
Como ahora, porque amigos son los amigos y
compañeros los compañeros.
MORENO,
NUEVO LOPEZ REGA
Dando vueltas y vueltas por los vericuetos
de los recuerdos, que son el alimento de la memoria, se me dio por hacer en
base a vivencias antiguas y presentes, una especie de paralelo entre dos
personajes de nuestra historia más o menos reciente.
Y se me vino a la cabeza la figura de aquel
duende maligno, artífice de las tres A y de muchas otras calamidades, no aprendiz
sino declarado brujo, degustador de calcetines por no tildarlo de chupamedias,
que era José López Rega.
Su salto monumental dentro de la política lo
llevó desde las humildes tiras doradas que lo identificaban como cabo de la Policía Federal, a ser el
máximo consejero de una presidente que llegó al sillón presidencial por el voto
popular, al ser integrante de la fórmula acompañando a Juan Perón, fallecido a
mediados del ’74.
Ese peladito, tan esotérico como ignorante
pero no tonto y muy ladino, fue el virtual timonel del país, porque su
acumulación de poder lo llevó a influir notablemente en las determinaciones que
tomaba la buena y atosigable Isabel, la gran viuda de entonces.
Lopez Rega mandaba en economía, en ciertos cuadros políticos del peronismo, en
todo lo que tenía que ver con acción social e incluso en materia de salud
pública.
Y paralelamente, despacio y en silencio,
montaba esa maligna y despreciable organización paramilitar que eran las tres
A, autora de atentados, muertes, secuestros, torturas y otras calamidades,
dando virtual lanzamiento al terrorismo de estado que nació entonces, y no en
el ’76 como muchos se equivocan en consignar.
Es probable que pueda equivocarme en algunas
de estas apreciaciones, pero en líneas generales esto fue una parte de nuestro
devenir.
Por eso me preocupan dos cosas: el
crecimiento político y la notable impunidad que exhibe Guillermo Moreno.
Participa de marchas acompañando a violentos
barrabrabas, amenaza a empresarios, impone conductas y silencios y toma
determinaciones que lejos están de resultar beneficiosas para la gente, más
allá que lo sean o no para ciertos sectores de la economía y para los
infaltable amigos del oficialismo.
Es el autor intelectual de una especie de
corralito que limita y condiciona la libertad de salir del país, de gastar el
dinero de uno en lo que a cada cual se le antoje y de otras determinaciones y
duras imposiciones de neto corte agresivo e impopular.
A lo mejor es solo mi ocurrencia compararlo
con López Rega.
Lo malo, es que cada vez son más parecidos.
OTRA
VEZ REHENES DE LA UTA
Ya ni alcanza la memoria para recordar las
veces que los sufridos usuarios del transporte urbano de pasajeros, han hecho
el obligado y triste papel de rehenes de las apetencias y caprichos del gremio.
Esa malsana y reprobable utilización ha
tenido óptimos resultados para ese sector de los trabajadores, pero pernicioso
para el resto, a menudo privados de cobrar presentismo y premio a la
puntualidad, además de impedirles llegar a sus tareas durante varias jornadas.
Ese angurriento egoísmo sindical,
naturalmente, despierta la indignación de la ciudadanía y son después los
mismos choferes de la UTA
los que ponen el lamento y las lágrimas en el cielo porque la gente los insulta.
Esta semana comienza otra vez la misma
milonga que ya tantas veces hemos bailado, en este caso atada a una interna
gremial en la que nada tienen que ver los usuarios, salvo a la hora de tomarlos
como inocentes víctimas.
Los chicos de la TAMSE no quieren caer en
manos privadas que los controlen y los hagan trabajar, sino permanecer dentro
de la penosa displicencia municipal donde todo se les permite.
Y entonces, nada mejor que ofender a los
principales sostenes de este perverso sistema: los propios usuarios.
La disputa por el poder sindical ha llegado
a tales extremos, que todo vale, todo es amenaza, todo es descalificación, todo
es conflicto.
Incluso, es como si quemar ómnibus fuera
parte de esta salvaje contienda.
Llegará el día en que triunfe la verdad, y
será cuando veamos entre rejas a muchos de los protagonistas actuales de esa
pelea, que se empeñan en vender una imagen de santidad que a nadie convence.
Solamente a la Justicia, que parece
tener la venda de los ojos demasiado ajustada.
Tan ajustada, que le impide ver una realidad
demasiado visible.
MUJICA,
EL LENGUAJE CLANDESTINO
Más allá de su empeño en aparecer como el
presidente desacartonado, simplote, que se pasea en chancletas y sin custodia
por todo su país, el Pepe Mujica compone un personaje que a muchos cae
simpático, sobre todo cuando se establecen diferencias con modelos más
cercanos.
El hecho de haber trascendido unas
apreciaciones ofensivas del presidente uruguayo con relación a nuestra señora
presidente y su marido muerto, no es otra cosa -y me gustaría no equivocarme-
que una circunstancia meramente fortuita y casual, que en nada puede dañar la
imagen fraterna que nos une desde tiempo inmemorial.
Lo que la gente no advierte, es que desde
aquí y con certeza, es posible que se emitan opiniones parecidas o más graves,
con la desventaja -o la ventaja- que nunca existió un micrófono abierto.
De todas maneras, un hecho intrascendente
para la gran política, y darle cuerpo es llevar el chisme de conventillo a
inmerecidos niveles institucionales.
Para el presidente uruguayo, quiero suponer
que es el vocabulario que se lleva desde la lucha contra la democracia hasta
llegar democráticamente al poder, como los Tupamaros, por ejemplo.
Y es probable que en algún momento ocurra lo
mismo entre nosotros.
¿Sería sincero en evaluar públicamente a
Mujica, por caso, nuestro vicepresidente Boudou?
¿Sería sincera, con el mismo propósito, que
doña Hebe se refiriera públicamente y dejando de lado su actual postura mística,
sobre el Papa Francisco?
Rotundamente no en ambos casos.
Es una cuestión de hipocresía o no en las
apreciaciones personales y en el uso del lengüaje.
Una válida y casi escatológica comparación:
esa gente que públicamente dice “siento un escozor en la nalga” y de entrecasa
protestan porque les pica el culo.
Perdónenme, pero es lo mismo.
MEGACAUSA
Aquí tengo a la vista la sentencia Nº 9 del 7 de
diciembre de 2011 y corresponde al juicio 22 de la megacausa del Registro de la Propiedad.
En la página 97 figura entre las testimoniales la declaración de un
comisionado policial, Hugo Orlando Velez, que fue incorporada en el juicio por
lectura, y que constaba desde el año 2007.
Hay una serie de acusaciones aparte de la causa en si, que configuran
delitos que la fiscalía tiene la obligación de investigar.
Hay temas de comercialización de drogas y otros ilícitos, que nunca
fueron derivados a las esferas correspondientes, precisamente según constaría
en el expediente, una gestión que le hubiera correspondido realizar al fiscal de la megacausa, el Dr. Garzón.
El domingo próximo tendremos mayores precisiones acerca de esta
cuestión, demasiado curiosa para mi gusto.
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