14 de abril de 2013

SLB 14-04-13 EL CAMPO SIEMPRE - LOCURA, DESIDIA Y ABANDONO -BOUDOU Y SUS VIAJES -MARADONA PUBLICISTA - ¿DEMOCRATIZAR LA JUSTICIA? - TAMSE PRIVATIZADA - EL ATENTADO DE 1974 CONTRA LA VOZ DEL INTERIOR, ETC.



Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” emitido el domingo 14/04/13 por AM580 Radio Universidad de Córdoba.




EL CAMPO LLOROSO Y DESUBICADO

   La verdad, uno por allí no sabe si es calentura o el apoyo a demandas, a mi gusto demasiado sectoriales como para ser populares.
   Cierta dirigencia de varias e importantes organizaciones empresarias vinculadas con el campo, tuvieron días atrás una especie de asamblea, para poner a consideración algunos aspectos que hacen a la marcha del país.
   Primero vamos a algunas consideraciones, planteadas a lo mejor desde un mirador urbano, para entender que posiblemente uno está equivocado al analizar ciertas situaciones.
   Es cierto que el trabajo en el campo es sacrificado, exigente, que demanda notables esfuerzos, especialmente para los peones y empleados y no tanto para los terratenientes o empresarios que ahora injustamente y a veces en forma despectiva, son tratados de sojeros o yuyeros aunque cultiven maíz, trigo, cebada o bumbulas de paraíso.
   Estoy seguro que no serán pocos los que me consideren injusto, al sostener que desde algunos añitos a esta parte no les ha ido nada mal, lo que les permite ahorrar, cambiar sus camionetas, comprar otras, viajar a Europa, desmontar con las consecuencias que poco les importan, y erigirse en una poderosa fuerza que en un momento fue considerada la principal oposición al gobierno central.
   Las retenciones les pegaron duro, porque eran calificadas como excesivas y confiscatorias.
   Declaraban en la mayoría de los casos menos operaciones de las que realmente concretaban, haciendo de la evasión tributaria una costumbre dolorosa y poco patriótica.
   La libertad les permite acopiar a su gusto y vender cuando les resulte más conveniente, razón por la cual influyen en la marcha de los mercados del dinero.
   Pero llorar, por decirlo vulgarmente, lloraron siempre con razón o sin ella.
   Pero llegar al extremo de alentar públicamente la ruptura de un proceso democrático, aunque le puedan encontrar defectos y falencias, es algo que no se debe permitir no tan solo por el precedente, sino por una simple cuestión de memoria.
   Ningún sector, ya sea del campo o de donde se le antoje, puede caer en la bajeza de proponer y alentar posturas basadas en la violencia, porque fue la violencia -en aquellos tiempos que la consideraban romántica- lo que nos hizo caer al abismo de la intolerancia, de la dictadura y del enfrentamiento.
   No conseguimos todavía superar aquellas heridas, y sale un loquito proponiendo recursos hitlerianos como el mejor remedio, no al malestar general, sino a lo que sufren sus intereses sectoriales.
   Roguemos que sea un caso aislado; un maligno virus no contagioso, porque en la defensa del sistema democrático debemos estar todos unidos y en guardia, pensemos como pensemos, estemos o no de acuerdo con quienes nos gobiernan.
   Para que las cosas cambien, sigamos preservando el mecanismo del debate, del diálogo, del disenso y del voto, que son las únicas maneras de fortalecernos como sociedad y como país, para terminar con cualquier expresión de autoritarismo, venga de donde viniere.
   Por allí, se me ocurre que el tiempo de los loquitos no ha pasado, y si queda alguno con pretensiones tiránicas, sobran los lugares de internación, descuidados y asquerosos, donde bien merecen ser recluidos.


LOCURA, DESIDIA Y ABANDONO FAMILIAR

  
El calamitoso estado de los establecimientos destinados a los enfermos mentales no es nuevo entre nosotros.
   Los viejos manicomios, hoy “aggiornados” en algo menos drástico en su nombre, tienen la idéntica vigencia que caracterizara a los ominosos campos de exterminio no tan solo identificables con la Alemania nazi, sino con cualquier otro lugar del mundo, en cualquier tiempo, donde existan los locos.
   Realizando informes periodísticos, me tocó la suerte -si, la suerte- de conocer algunos de esos depósitos de personas despersonalizadas que viven en su mundo de tinieblas, en la enorme mayoría de los casos abandonadas por sus familiares que dicen que se curaron o que viajaron, que se mudaron o que murieron.
   Y digo la suerte, porque pude vivir, mirar, sentir y oler una realidad que creía reservada a los oscuros años de aquellos confinamientos en habitaciones de paredes acolchadas, atados con cadenas y ataviados con el típico uniforme de ellos, los locos.
   Porque pude ver el macabro resultado del electroshock y el movedizo espectáculo del picnic permanente que allí se hacen esas reinas de la mugre y el abandono, que son las moscas.
   Los enfermos mentales -que es la actual denominación burocrática de los locos- están condenados al amparo de su propia inconsciencia, al doble abandono en lo que hacen causa común el Estado y los parientes.
   Ambos protagonistas tienen la misma responsabilidad de la que huyen unos por falta de presupuesto, dicen, y otros por la vergüenza social que los abruma y el escarnio de quienes hacen de la hipocresía una religión.
   No hace mucho tiempo y pomposamente, no recuerdo qué administración provincial se llenó la boca y abrumó micrófonos, pantallas de TV y páginas de diarios con el término “desmanicomianizacion” o algo parecido, que suponía una mejora sustancial tanto en lo edilicio como en lo terapéutico, para alejarse del arcaico modelo de encierro e inhumano sometimiento que mataba en vida a los sufridos y desahuciados parias de la sociedad.
   Nada ha cambiado en los años ni nada cambiará en los que vienen.
   Como siempre hubo, habrá remiendos y anuncios de intenciones, que  naufragarán cuando el escándalo mediático caiga derrotado por algo más impactante que demande la atención de la gente.
   Escucharemos y leeremos hasta el hartazgo vocablos alegóricos como desvalidos,  desamparados, olvidados, dementes, insanía, paranoia, sinrazón  o chifladura.
   Y todos dirán que “están muy preocupados por encontrar una solución integral al problema que no es nuestra culpa sino que viene de otras administraciones”.
   Los funcionarios inútiles, los que no tuvieron la inteligencia para buscar soluciones, en lugar de renunciar por inoperantes, se pondrán a la cabeza de una ridícula movida para reivindicar a los locos.
   Entonces, apelando a un mínimo de razón, me parece haber encontrado el porqué de esta situación de tener a esos enfermos desnudos, desatendidos y amontonados en condiciones infra zoológicas. 
   La explicación es muy simple: los locos no votan.

BOUDOU Y SUS VIAJES

   Debe ser lindo, sobre todo en la maravillosa primavera europea, caminar por las calles de Amsterdam, navegar por sus canales y observar con pasión el enorme jardín que es esa ciudad, la capital holandesa, allí donde en pocos días le colocarán la corona a una mujer argentina.
   Y nosotros, que a la hora de hacernos representar no nos fijamos en quien lo hace ni cuánto cuesta, mandamos a nuestro joven vicepresidente, hombre dedicado a la música, a los negocios con sus amigos y a ser suplente, cuando las circunstancias así lo exigen.
   Pero como sobre el Tango 01, la fragata Libertad o cualquier otro vehículo de tierra, aire o mar que sea del Estado argentino, pesan las seguridades de un embargo, ni siquiera viaja, junto con una innecesaria comitiva algunos de cuyos integrantes llevan a familiares, en nuestra línea de bandera, sino que lo hace en la coqueta KLM.
      Pero como su cargo lo impone, no se mezcla con la grasada de la clase turista, el muchacho y sus amigos, incluyendo guardaespaldas que allá no necesita y viajan en Business, una clase superior que cotiza a casi 7.000 dólares por cada uno, ticket de ida y vuelta.
   La cuestión no es tan solo asistir a la ceremonia de coronación de Máxima -no como reina sino en un nivel equivalente aunque su marido formal sea el rey- sino aprovechar el viaje y quedarse diez días más, seguramente percibiendo viáticos y todas esas ventajas que están reservadas a los funcionarios que pagamos todos.
   El nuestro sigue siendo un país demasiado generoso.
   Tan generoso, que nos damos el lujo de tener figurones tan costosos como inútiles, para mostrarlos en el exterior.
   Y que por favor, alguien les advierta que en la calle de las muñecas, no entregan facturas por servicios.

TAMSE PRIVADA

   Otra vez mañana los irascibles, hipócritas e indiferentes dependientes de la Tamse dejarán de a pié a miles de trabajadores, como ellos dicen ser, para presionar en forma descarada para que la empresa no se privatice.
   Después como es habitual, pedirán disculpas de la boca para afuera por los daños irreparables que les ocasionan a sus pares, laburantes con sueldos y prerrogativas muy inferiores a lo que ellos consiguieron con su mafiosa manera de exigir.
   A la gente le importa tres pitos si la empresa es privada o estatal.
   A la gente, a los usuarios sostenedores de un sistema perverso, solo le interesa poder ir a sus destinos y volver.
   Cuando sonaron algunas expresiones de escarmiento, mariconamente desde la dirigencia de UTA se pretendió cargar con todas las culpas al poder concedente, que es la Municipalidad, cuando en realidad la responsabilidad es del bastardo acuerdo entre gremio y empresa, por tener de rodillas a los pasajeros y a la propia municipalidad.
   Es hora del despertar en la conciencia de la gente.
   Algo hay que hacer, sin amenazas pero en defensa propia.
   Nuestra Justicia que solo es espectadora cuando en lugar de mirar a cualquier parte debiera actuar de oficio, alguna vez se involucrará en defensa de los usuarios frente a las flagrantes violaciones de las leyes.
   Por allí me suena que la pretensión es seguir dependiendo de una vaca a la que nunca se le agota la leche.
   La leche que alimenta a empleados que ofenden a los usuarios cuando quieren apoyar caprichos, y al sindicato que tiene una segura y cautiva fuente de cotizantes a quienes se les descuentan los aportes gremiales, que es de lo que vive la dirigencia.
   Total, el pasajero es el imbécil que solo sube o baja de un servicio que en muchos casos es una ofensa ciudadana.


DEMOCRATIZAR LA JUSTICIA

   Es probable que para ponernos a tono con la evolución del tiempo, sea necesario adecuar la Justicia a los vertiginosos tiempos actuales.
   Pero tal objetivo deja de tener legitimidad cuando se lo perpetra por la tiranía del número, sin debate que de todas maneras sería inútil porque políticamente ya está decidido, y quitándole a la sociedad la posibilidad de pensar y evaluar, debido a la ignorancia acerca de los objetivos que se persiguen.
   Muchas son las especulaciones que se tejen sobre algo que suena ridículo: democratizar por directivas del ejecutivo, el funcionamiento de un poder que teórica y constitucionalmente, no es un apéndice del gobierno.
   La abstención formal de eso que algunos le llaman oposición pero que es solo una fuerza virtual por su casi inexistencia política, es un síntoma alarmante de eso tan temido que es la desintegración institucional, que le pone una alfombra roja al autoritarismo.
   Si democratizar la justicia equivale como ahora se advierte, a domesticar uno de los pilares de la democracia, me parece que vamos por mal camino.
   Porque a la democracia, más allá de todas las buenas intenciones que puedan tener ciertos políticos, solo se la fortalece con más democracia.
   Imponer el modelo y el estilo de quienes manejen ciertas instancias dentro de la justicia, sería un mamarracho que terminaría con lo que aún queda de la maltrecha seguridad jurídica que luce el país.
   Y bien se sabe que internamente, y para el entendimiento de la comunidad internacional, con la Justicia no se jode.
   A menos que se pretenda ponerla de rodillas.

MARADONA PUBLICISTA

   Es patéticamente gracioso hacer memoria acerca de Maradona, trayendo los recuerdos desde aquel Pelusa de Villa Fiorito que maravillaba por sus gambetas, hasta el padre multiabandónico en que se ha transformado.
   Cada uno es dueño de andar desparramando hijos gracias a la generosidad sexual, o a las ansias de salvarse económicamente, que puede ser el sueño de algunas mujeres que pasaron fugazmente por las sábanas del número diez.
   Y si realmente es como el astro lo predica, de cumplir con sus obligaciones, es para pensar que en eso se le van varios sueldos de los petrodólares que cobra, aparte de haber refinanciado la deuda que tenía con los impuestos que no pagara en Italia.
   Pude saber, en los tiempos en que me desempeñaba como corresponsal del multimedios América, del cual Maradona era uno de sus empleados, algunos detalles de su personalidad.
   Todo esto, para suponer que su situación económica no es floreciente y que de alguna manera necesita generar recursos, más aún cuando el dinero puede apoyarlo en lo que considera sus convicciones.
   Y si cobra por ello, mucho mejor.
   Maradona está acostumbrado, por su legítima fama y por su chapa, a no pagar nada.
   Todavía se comenta en algunos círculos su actitud cuando fue necesario, para desintoxicarlo, alojarlo unos días en una conocida y promocionada posada de nuestras sierras.
   Cóppola, su representante, cuando se entrevistó con los responsables del establecimiento, no esperó que le dijeran el costo del tratamiento para el Diego y sus acompañantes.
   Solo se limitó a preguntar cuánto le pagarían por tenerlos allí.
   A lo mejor, según comentan esas vecinas que siempre chismorréan, en Venezuela ocurrió lo mismo, con el apoyo del confeso drogón ex futbolista a la candidatura oficialista.
   Se comenta de una facturación superior al millón de verdes, al cambio blue.
   Sin contar, claro está, con el agregado de la promoción que se adelantó a lanzar para el 2015 en Argentina.
   Eso, sin dudas, será motivo de una factura aparte.

EL ATENTADO A LA VOZ EN 1974

   Puedo asegurar con absoluta certeza, que en realidad no son muchos los que estuvieron cerca, muy cerca, peligrosamente cerca de aquel atentado contra La Voz, en su planta de la calle Avellaneda, aquel 23 de enero de 1974.
   Mandaba por entonces en la provincia al brigadier Lacabanne, quien por alguna orden superior había derrocado por intermedio del navarrazo, al gobernador legítimamente constitucional de entonces, el peronista Dr. Ricardo Obregón Cano.
   En este caso, puedo asegurarles que no soy tocador de oído.
   Me tocó, siendo el más joven integrante del consejo directivo de la Federación Argentina de Periodistas y del entonces Círculo de la Prensa de Córdoba, acompañar al que fuera director del diario, el ingeniero Luis Remonda, a una entrevista con el ministro del Interior, Dr. Rocamora, en Buenos Aires.
   No iba con las manos vacías ni me acompañaban solo los argumentos que certificaban la autoría del atentado por parte de las tres A, sino un minucioso “dossier” con detalles y planimetría que en Córdoba no los habíamos revelado a nadie, y entregamos en mano propia al ministro nacional.
   De cuántos eran, por donde huyeron, a dónde se refugiaron.
   Jamás se supo nada, en el sentido que se hubiera iniciado una investigación seria e inmediata al respecto.
   A esto debo emparentarlo con la temeraria actitud, para aquellos tiempos del desprecio, que tuvo el entonces senador nacional Eduardo Angeloz, al defender la legitimidad de Obregón Cano desde su banca en el Congreso Nacional.
   Y hubo una situación tensa, rayana en el serio peligro, que involucró a Angeloz, a tres o cuatro dirigentes provinciales más y a este periodista, en un restaurante que estaba en la segunda cuadra de calle Trejo, cuando pocos días después de su indecorosa victoria, Lacabanne se presentó junto a varios de sus “monos” allí donde estábamos, en una actitud de abierta, cobarde y desigual provocación.
   No quiero, porque no es mi estilo, asignarme victorias en situaciones tan tensas como esas y lo que posteriormente ocurrió.
   A esos instantes, como a todo lo que atesora mi memoria, los tengo archivados más que en la mente, en el alma.
   Y por las dudas, a buen resguardo documental.
   Porque no me gustaría, como con frecuencia ocurre, que alguno de los tantos tocadores de oído que pululan por allí, diga tener con relación al atentado a La Voz o al accionar de Lacabanne, la palabra bíblica.
   Mi palabra no será bíblica, pero tiene el valor de lo testimonial; de lo presencial, de que no me lo contaron.
   Tuve el maravilloso privilegio periodístico de vivirlo.

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