¡TODOS
AL CHACO, CAPITAL
NACIONAL
DE LA MENTIRA!
Pocas
veces en la historia argentina, se dio el maravilloso
caso
de la plena ocupación en una provincia determinada.
Algunos
piensan que los maledicentes interpretan las cifras y las
estadísticas al capricho político de su ideología, más allá de
las convicciones y de la obligación moral que tenemos de no
desconfiar cuando quien es portador de alguna buena nueva, ha lucido
intachable accionar en la función pública.
Por
eso, con los impecables pergaminos que arrastra Capitanich en su
gestión ministerial y como lenguaraz mayor, su palabra en el mercado
de la verdad está mejor cotizada que los números del Indek, más
cercanos a la patraña que a la cruda y palpable realidad.
Resulta
que ahora en la provincia que gobernara “Coqui” donde los
aborígenes son maltratados, desalojados de sus tierras, olvidados
por buena parte de la copetuda sociedad, marginados de muchos
beneficios sociales según como pìensen, o utilizados como
estandartes del marketing oficial, no existe la desocupación
mientras que en Córdoba -cordón industrial- es la más alta del
país.
Muchos
gremios debieran movilizarse y exigir del gobierno nacional la
conformación de una comisión de estudio, cuyo manejo deberá estar
en manos “camporistas”, para evaluar el fenómeno chaqueño e
injertarlo aunque sea de prepo en el resto de las provincias
argentinas azotadas por la falta de oferta laboral, como es el caso
cordobés seguramente por culpa del gobernador, a quien desde el
poder central acusarán de estimular la mano de obra publicitaria en
su favor mientras permite que las vacantes se multipliquen en la
industria automotriz y en otros ámbitos productivos.
Capitanich
“El Grande”, candidato como ya lo consignáramos anteriormente a
Ministro de Asuntos Ridículos por cualquier corriente justicialista,
auténtica o no en cuanto a su componente peronista, es el único
alto funcionario que diariamente se enfrenta a los periodistas con
sus matutinas homilías.
Eso
de “enfrentarse” es tan mentiroso como la desocupación en su
provincia, porque su soberbio autoritarismo se ocupa de censurar
cualquier intento por plantearle preguntas, generando extrañeza que
los tan combativos gremios de prensa y las entidades empresarias de
la comunicación mediática no tomen esa actitud como violatoria de
la libertad de informar.
En
Chaco están de fiesta.
Virtualmente
no hay desocupados.
Se
están agotando los pasajes en ómnibus, tren, avión y por vía
fluvial para mudarse a ese paraíso del trabajo.
El
día que los detectores de mentiras se incorporen a la obligatoriedad
de usarlos cada tres meses con los políticos, habremos llegado al
éxtasis siempre y cuando los resultados se hagan públicos y que su
vocero no sea Capitanich.
Gonio
Ferrari
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