25 de noviembre de 2014

Denuncias contra Cristina

SI ES UNA MENTIRA PARA
DESESTABILIZAR, QUE LA
VERDAD LA FORTALEZCA



Sin la justicia, ¿qué son los reinos sino una partida de salteadores?” (San Agustín).

  En tanto, Santo Tomás sentenciaba que “La corrupción de la justicia tiene dos causas: la prepotencia del poderoso y la astucia del sapiente. La astucia del sapiente que le demora los juicios indefinidamente y, por supuesto, muchas veces la prepotencia del poderoso que impone condiciones”.
Son tan curiosas y hasta maquiavélicas algunas actitudes de los políticos que suele ser necesario acudir más que a las leyes, a la imaginación en el afán por descubrir sus intereses, tramas e intencionalidades que por lo general son poco santas.
  Existen denuncias, presentación de fundamentos, probanzas y otros detalles que hacen a la seriedad del planteo que involucra en un caso particular a la máxima autoridad del país, aunque una de sus principales espadas sostenga que en ningún país serio del mundo allanarían una propiedad presidencial, y allá él con su concepción de la seriedad.
  Aníbal Fernández incurre así en la imprudencia de certificar una inocencia que técnicamente no le consta, con el agravante de ubicar a su patrona en una posición de privilegio con relación al declamado concepto que todos somos iguales ante la ley.
  Pero si dejamos de lado esos movimientos chicaneros tanto de un sector como del otro, nos debe quedar un terreno libre de sospechas y suspicacias; de condenas y de absoluciones; de intrigas y de manoseo mediático, para dejar el asunto en manos de una Justicia que para el poder, en algunos casos es confiable y en otros, la peor de las defraudaciones a la fe pública según sean sus dictámenes.
  No es una injuria a la investidura de nadie si de someterse a la Justicia se trata, porque si se sostiene inocencia nada mejor que permitir consolidarla a través de una justicia democrática alejada de ese fantasma de la dependencia política que también según el caso se le endilga.
Descalificar a quienes administran justicia bien puede ser tomado por algunos sectores antagónicos al poder central, como algo cercano a una confesión de culpabilidad, y eso no le hace bien a la República, a la sociedad ni a las instituciones.
  La verdad es por lo general una victoria sobre los tiempos de la falsedad y del embuste, porque si evocamos la sapiencia de Sófocles, coincidiremos sin dudas ni vacilaciones con su pensamiento acerca que “una mentira nunca vive hasta hacerse vieja”.


Gonio Ferrari

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