MURIÓ. ALGUIEN
O ALGUNOS NO
HAN
TERMINADO DE MATARLO
Lo más probable es que suponga un delirio preguntar si jurídicamente
existe la figura del “ensañamiento pos mortem” para aplicarlo a las actuales
circunstancias que rodean todo lo concerniente a la vida de quien fuera Fiscal
de la Nación,
el Dr. Alberto Nisman, ya instalado en la historia colectiva de los argentinos.
Cualquier consideración que se pudiera hacer acerca de la investigación;
de sus pormenores e íntimos detalles; de los secretos y misterios que rodean al caso, sería
simplemente un paseo por el mundo conjetural que ahora se alimenta más de dudas
que de certezas.
Tampoco desde el llano es cuestión de ponerse a jugar al detective,
porque arriba ya lo están haciendo.
Pero si respetamos la sapiencia de Darwin, tendremos que coincidir en su
acierto de sostener que “Sin duda no hay progreso” y lo que fervientemente
buscamos los bien nacidos es eso: llegar al progreso a través de superar las
dudas que son tantas e interesadas si las pasamos por el prisma político sin
despojarlas de su baño de ideología.
Las dudas no tienen banderas: tienen razones y si no las tienen dejan de
ser dudas.
Y la duda no es lo mismo que un interrogante; es la incertidumbre y el
escepticismo alimentados por la sospecha.
Dejando de lado esa maldita costumbre argentina de investigar a la
víctima, se hace necesario ordenar medianamente una cronología destruida por el
disparate popular que al igual que el macaneo y la vocación por la primicia, es
otra de las artes nacionales.
¿Por qué Nisman era bueno cuando Néstor Kirchner lo designó y ahora es
el peor de todos?
Si la custodia federal era la de siempre y tenía una rutina ¿no les
llamó la atención que hasta mediodía y después todavía estuvieran los diarios a
sabiendas que el Fiscal no había salido?.
Y si es cierto que a las 17 llamaron al departamento y nadie atendió al
igual que a los celulares, ¿a nadie se le ocurrió que Nisman hubiera sufrido un
accidente cerebrovascular, un infarto o cualquier otra indisposición que
demandaran atención inmediata?.
¿Por qué perdieron tiempo llamando a la madre del Fiscal y después a uno
o dos cerrajeros, en lugar de derribar la puerta y más tarde pedir la
autorización judicial?.
¿Por qué sin ser su jurisdicción ya que corresponde a Prefectura, Berni
llegó antes que el Juez e ingresó al departamento?.
Si al ingresar al departamento nadie pudo haber visto la pistola, ¿por
qué no derribaron la puerta del baño después que un policía constató sangre en
el piso y había una persona herida?.
Según declaraciones periodísticas de Berni, le comunicó a la Sra. Presidenta la situación
encontrada en el piso 13 de la
Torre de Puerto Madero.
La Ley Nacional 26522 de Servicios de
Comunicación Audiovisual sancionada en el 2009, en su artículo 75 establece que
"el Poder Ejecutivo nacional y los poderes ejecutivos provinciales podrán,
en situaciones graves, excepcionales o de trascendencia institucional, disponer
la integración de la cadena de radiodifusión nacional o provincial, según el
caso, que será obligatoria para todos los licenciatarios".
¿Por qué no se aplicó?
Realmente, si no es de trascendencia institucional la muerte violenta
-homicidio o suicidio- de un Fiscal que denunció a la Sra. Presidenta de
la Nación y a
otros altos funcionarios, viene al caso recordar que la cadena nacional se
utilizó abrumadoramente para otros fines tales como anunciar que la Sra. competiría por su
reelección, que pesificaría sus ahorros, la inauguración de una quesería en el
interior, el no funcionamiento de FADEA, o el tirón de orejas, tildando de
“amarrete” a un hombre que interpuso un amparo judicial, al no poder comprar 10
dólares que quería regalar a sus nietos.
Hasta anoche al menos, la
Sra. solo se entretiene y pretende entretenernos a través de
las redes sociales, jugando con Twitter.
Y desde allí, intentando invertir la carga de la prueba, hace preguntas
y cuestionamientos cercanos al infantilismo conceptual, como por ejemplo la
preocupación gubernamental por saber por qué el Fiscal Nisman interrumpió sus
vacaciones y regresó desde Europa para presentar la denuncia, cuando ella por
lo menos tendría que haber explicado los acuerdos secretos -más allá de los
conocidos- suscriptos con Irán.
¿Tan de cerca lo vigilaban al Fiscal, que Aníbal Fernández supo al
instante que Nisman había dejado a su hija quinceañera en el Aeropuerto de
Barajas?
El test de parafina, que establece vestigios de pólvora en la piel, dio
resultado negativo en las manos del cadáver.
En el entorno faranduliano del caso, faltan las comprometidas opiniones
de personajes tales como D’Elía. doña Hebe, De Vido, Zaffaroni y otros varios.
Dejo de lado las implicancias y conexiones con el caso que pudieran
derivarse de las internas en la dirigencia israelí, en los servicios de
inteligencia argentinos actuales o en el remanente desarticulado en diciembre
último.
Nadie, nadie, podrá asegurar que no queda o que aún existe en esos organismos
dedicados al fisgoneo, escuchas telefónicas legales e ilegales y espionaje
interno, mano de obra para trabajos sucios.
Me ubico ahora en mi condición de cordobés.
Yo custodio, a las 5 de la tarde del domingo, cuando la persona cuya
seguridad está a mi cargo no me atiende el timbre, no se llevó los diarios
matutinos y tiene el celular apagado, le reviento la puerta a patadones.
Prefiero pedir disculpas si me equivoco, en lugar de buscar ante lo
irreparable, que me crean excusas muy difíciles de digerir.
Vale repetirlo: Nisman no murió.
Todavía -alguien o algunos- no han terminado de matarlo.
Lo peor y más doloroso de todo, es que están en eso.
Justo ahora, que no se puede defender.
Gonio Ferrari
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