Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio
Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 15-11-15 emitido por AM580
Radio Universidad de Córdoba.
HOY, EL DEBATE
Suena medio difícil que alguien vaya a cambiar
el destino de su voto influenciado por el discurso, los gestos, las preguntas,
las respuestas o los silencios que distingan a un candidato durante un debate
con su adversario.
Es probable que algún efecto tenga ese cara
a cara televisivo de esta noche en los indecisos, si es que aún quedan tantos
como desde ciertos sectores de la sociedad se supone, de manera especial cuando
los números y las proyecciones no acompañan a las ansias y los anhelos.
Después de una campaña proselitista empañada
por insultos, descalificaciones, agresiones, amenazas y otras actitudes de mala
leche, es para pensar que si en el debate se opta por el respeto frente a
cámaras, estaremos ante un claro y evidente acto de hipocresía, que supone
cuando se dejan atrás las ofensas como si nada de negativo hubiera ocurrido.
Y eso no es correcto cuando lo que se
pretende es consolidar una democracia que
Es muy poco probable que el debate aporte
elementos nuevos como para reforzar el juicio de valores que cada ciudadano
elabora antes de poner su voto en la urna, porque sabe que está siendo
protagonista de un destino común, que todos suponemos será venturoso.
Después vendrán los evaluadores interesados
en la victoria de uno o de otro porque debemos desde ya prepararnos para el
Boca-River, el Talleres-Belgrano, el San Lorenzo-Independiente o el Colón-Unión
que sin dudas serán 6-7-8 contra Lanata y viceversa.
Habrá un solo detalle para inscribir en la
historia: será el primer debate que enfrente a dos candidatos a la Presidencia de la Nación y eso, de por sí, es
más que valioso.
SCHIARETTI
VICTIMA DE UN RUMOR
Andaba rondando los 12 o
13 años y descubrí en algunos muros barriales y en el costado de un vagón de
carga que llegaba al Ferrocarril Belgrano, cuando la estación Alta Córdoba era
un hervidero de actividad, una leyenda toscamente escrita con mayúsculas: “viva
el cáncer”.
Mi Viejo el Coco, peronista no por
conveniencia y si por convicción, me explicó que era la brutal manera que
tenían los opositores al gobierno, de mofarse de la enfermedad que aquejaba,
por entonces, a la Sra. Eva
Perón.
Indignación, pena y bronca le causó a mi
entendimiento de pantalones cortos, eso que en buen romance encerraba una
sentencia fatal.
Pasó el tiempo, los años corrían acumulando
memorias en el archivo personal de cada uno, y esa actitud prevaleció como una
de las tantas hijaputeces argentinas, hasta que algo parecido a un piadoso
olvido condenó esa desdichada frase al humano arcón de las amnesias.
Pero no faltó un mal llevado, o ella quizás,
que reactualizó la injuria transformándola en rumor trasplantado a esta
Córdoba, que a veces actúa como multiplicadora de buenas actitudes pero también
de las otras.
Y como solazándose de una eventual desgracia
ajena, divulgó que el gobernador electo, Juan Schiaretti, habría partido sin
regreso o virtualmente estaba plumereando el nicho debido a una grave dolencia.
¿Por qué esas actitudes tan dolorosamente
salvajes?
El Juan, como buen gringo, tuvo que salir a
mostrar que goza de una salud de hierro y ya está presto a tomar las riendas de
la provincia en un segundo mandato, por elección popular.
Con tal gesto se acabó el rumor y se apagó
el incendio que su autor o autora seguramente tenía previsto.
Por eso, si alguien les dice que me vieron
con un pie en el cajón, no les lleven el apunte: es que me estoy haciendo
lustrar los mocasines en la esquina de 9 de Julio y Gral. Paz.
DOÑA HEBE, ROMANO, FEIMANN
Y EL RESPETO
Bien sabemos que doña Hebe
tiene la costumbre de hablarse encima, según la creativa explicación de Jorge
Asís, y de tanto en tanto nos deleita el espíritu con alguna de sus creaciones
dialécticas para engrosar la antología personal que sus exégetas están
preparando para editar.
Esta vez se acordó de la Mamá del titular de la Suprema Corte de Justicia de la Nación , con la impunidad de
siempre y aplaudida por los rentados palmeadores de espaldas que son parte del
presupuesto nacional y popular.
El veterano y pasado de moda ex actor
Gerardo Romano, hombre de profundas y reiteradas aspiraciones no tan solo
políticas, rindió un cálido homenaje al idioma, al respeto y a la Democracia ,
sentenciando que quienes votan a Macri son pelotudos o hijos de puta.
El correcto, creativo y lúcido intelectual
Juan Pablo Feinmann, ahora devenido en multiplicador ideológico del modelo
gobernante a nivel nacional, tuvo conceptos despectivos no contra la persona de
la gobernadora electa de Buenos Aires, la “domadora de morsas”, sino atacando
su condición de mujer joven, bonita y apetecible.
Si tomamos los dichos de estos tres
personajes con rigor textual, es para pensar que el INADI tendría que haber
actuado de oficio, lo que es mucho pedir en estos tiempos en que el insulto
prevalece como parte de los argumentos proselitistas intentando silenciar la
algarabía opositora.
Pero así las cosas, doña Hebe ha pasado a la
categoría de inimputable por senilidad y revanchas pendientes, Romano es
disculpable en atención a su insuperable y angustiante frustración profesional
y el pelilargo filósofo porque con su actitud, más de envidia que de censura,
debe haber entendido que nunca podría con su pinta transformarse en gay o en
inofensiva mariquita.
Seguramente, llegaría virgen al final de sus
días.
Quizá sea uno de los más
antiguos principios garantistas, aquel que
manifiesta que: “Más valen cien culpables libres, que un inocente preso”,
destacando, más allá de que nadie quiera un delincuente libre, la barbaridad
que una persona que no ha cometido delito, sea encarcelada.
Las leyes nacionales e internacionales
expresan esta preocupación estableciendo reglas claras como el
principio de inocencia, la duda en favor del acusado, la necesidad de pruebas
para condenar y la prohibición de encarcelar sin juicio, principios todos
destinados a evitar el castigo a un inocente.
En la causa del Registro de la Propiedad que se sustancia
en los tribunales cordobeses, todas estas garantías fueron soslayadas
y reemplazadas por una prisión preventiva masiva y prolongada, que
determinó que los imputados cumplieran condenas “por las dudas” antes de ser
enjuiciados.
Este encarcelamiento indiscriminado sumado a
un escaso celo por despejar dudas y buscar pruebas contundentes, se
traduce en una cuestionable calidad del servicio de Justicia desplegado al
menos en esta causa.
En nuestro programa del domingo pasado
conversamos con Ricardo Tozzi, quien resultó absuelto después de tres años
de prisión preventiva en la megacausa: el fiscal lo acusó, lo puso entre rejas
y después de ese tiempo preso que le hizo perder materialmente sumado al
escarnio social, terminó el mismo fiscal pidiendo su absolución demasiado tarde
para reivindicarlo.
Y la verdad sea dicha, preocupa
suponer que, en virtud de lo que fuera expuesto y oportunamente
señalado por organismos nacionales e internacionales, muchos otros
inocentes hayan sido arrastrados por esta ola condenatoria, en un mar de
irregularidades.
PATRIOTISMO, MEMORIA Y
DEMOCRACIA
Para el caso del respeto a la elegancia y a
las leyes, el resultado de la segunda vuelta electoral es secundario ya que
cualquiera de las fuerzas que apelara a ciertos injuriantes subterfugios,
recibiría el rechazo de la ciudadanía, al menos de los amantes del buen
criterio.
No es bueno mezclar partido -o frente- con
Gobierno, porque es el poder quien está incurriendo en maniobras de conventillo
político más que sano ejercicio de la autoridad conferida por la mayoría
electoral de años atrás.
Mientras los creativos publicitarios se
empeñan en abusar de la afrenta en reemplazo de la propuesta propia y centran
sus cañones en el adversario por encima de divulgar las bondades de un
proyecto, los nervios por exceso de adrenalina son privilegiados protagonistas
de la contienda.
Digamos que parte de los miedos quedaron
atrás, que la gente tomó esa intención de implantarlo en la sociedad como un
recurso extremo frente a la adversidad de las encuestas, y que la
contraofensiva basada en el humor decretó la ridiculización de aquella
tentativa intimidatoria.
Se
atemorizó con el ominoso peso de la palabra “ajuste”, como si desde hace años
no tuviéramos uno todos los días en alimentos, indumentaria, servicios,
impuestos, transporte, medicamentos, comunicaciones, combustibles y otros rubros
pues de esa jeringa no se salva ningún traste.
Se intentó demonizar con la intimidación de
cancelar los subsidios a la electricidad, al gas y otras prestaciones al igual
que con la caducidad de los tantos planes asistencialistas que andan dando
vueltas, en su real cometido de comprar voluntades sin esfuerzo más que en
estimular la sana y digna cultura del trabajo.
Los
nervios y la inquietud crecieron en el seno del poder y la histeria es un
componente esencial tanto en televisión como en gráfica y radio y especialmente
a través de las redes sociales, dado que los consultores coinciden en que las
agujas de las encuestas pese a su escasa seriedad a la luz de los resultados,
son volátiles y con perspectivas no muy alentadoras para el oficialismo aunque
los triunfalismos no son oportunos.
¿Esperan el debate? Es una instancia que
poco puede modificar la determinación popular en una sociedad que ha
demostrado, unos días atrás, que el vidrio dejó de formar parte de su dieta diaria
y que tiene la madurez de elegir a los hombres más que a los partidos.
Por eso es que se están multiplicando los
“aguantaderos” encubiertos en organismos estatales, destinados a albergar a
militantes tomando como campos propicios para ese cometido a las desmembradas e
inequipadas Fuerzas Armadas, la
Justicia y la diplomacia, muchas veces con un festival de
contratos para los que quedan al margen y pases a planta permanente para
quienes se atornillan a sus cargos, con la práctica del más penoso de los
nepotismos.
Los ascensos en Cancillería han sido
caratulados como casi escandalosos, justificándolos en el hecho, más que en la
sospecha, que Timerman se reporta a La Cámpora y al ministro Kicillof.
En el capítulo de los delirios -que a veces
se originan como contrainteligencia en la propia tropa- los apocalípticos citan
la posibilidad de una juventud en armas por su vinculación con el Renar,
Fabricaciones Militares y Fadea, donde no se elaboran ni arandelas.
En estos últimos tramos de la campaña,
mientras Macri y los procesos en su contra pasean en los actos con su candidata
a Vice, el antes victorioso frente insiste en esconder al suyo, capacitado e
inteligente ideólogo del modelo chinoista, náufrago en el mar de las dudas que
ellos mismos supieron agitar durante más de una década y este sería el momento
de disiparlas.
De todas maneras no es mucho lo que cambia
con referencia a ese puesto porque el actual Vice -vaya Dios a saber por qué-
sigue preso del anonimato y las ausencias, con su pasaporte y la visa a México
incluida aunque en las sombras, de lo que puede llegar a ser el anticipo de una
sombra real a futuro y Justicia verdadera de por medio.
Este panorama nos remite a la nostalgia de
años idos, de allá por los ’90 del siglo pasado cuando Carlos Saúl I de
Anillaco inventó candidatos extra partidarios surgidos del deporte y de otros
impensados ámbitos.
Los unía -para que seamos fieles con la
historia- un solo detalle que era la convicción peronista aunque algunos
intentaran empolvarla de suavidad y tersura, cuando la convertibilidad
anestesió a la inflación que por momentos alcanzó el 200 por ciento mensual y
al final del siglo descendió a niveles inferiores al promedio mundial y más
bajos, por ejemplo, que en Alemania.
El país creció más que en los últimos
setenta años, aún después de las crisis internacionales sufridas por México, Rusia y Brasil. Entre
1990 y 1998, el producto bruto interno argentino aumentó un 43.7 por ciento acumulado,
o sea una tasa de crecimiento promedio del 6.7 por ciento anual y las exportaciones crecieron un 83 por ciento entre 1990 y 1998, de 12 mil millones de
dólares en 1990 a
26.5 millones en 1998, lo que certifica un incremento anual promedio del 13 por
ciento.
En otros aspectos, Menem, peronista, indultó
a los genocidas de la dictadura, canjeó
compulsivamente los depósitos a plazo fijo por bonos externos, alineándose con
los Estados Unidos envió tropas a
“Tormenta del Desierto”, reformó nuestra Constitución merced al Pacto de Olivos
entre el menemismo peronista y el alfonsinismo radical, quedó abolido el
servicio militar obligatorio, con acuerdos legislativos que el peronismo
aplaudió se privatizaron empresas nacionales, en el ’95 Carlos Saúl fue
reelecto, dos años después renunció Cavallo, en el ’97 la alianza triunfó en
las elecciones legislativas, un año después la CGT peronista decretó los primeros paros
nacionales, nacen la Corriente Clasista
y Combativa, la CTA
y el MTA y entran en escena los primeros grupos piqueteros.
La alianza gana las presidenciales con De la Rua a la cabeza en el ’99 y en
el 2000 se agrava sensiblemente la crisis económico financiera.
Apretada síntesis de la década a la que
nadie quiere volver, aunque su eclosión haya tenido origen en un gobierno del
mismo palo, si es que los “K” siguen insistiendo en vestirse de justicialistas.
Por eso extraña la actitud actual de dejar
“tierra arrasada” y campos minados a quien le toque en suerte conducir los
críticos destinos nacionales, con el doble perverso juego del “por las dudas”,
ya que si revalidan los ajados títulos será nada más que la continuidad de la crisis
y si le toca a una fuerza nueva, el panorama no es muy alentador pues en lugar
de un país; de una república, recibirá una bomba de tiempo cuyo detonador está
y seguirá por unos meses en manos de los actuales.
Nadie se asombre ni siquiera en nombre de la
nostalgia, si la ciudadanía votante actúa en legítima defensa de la República y de sus
instituciones, desbaratando esa maligna, pervertida y corrupta madeja de
complicidades y silencios instalada aviesamente en el seno del poder.
Será la manera legal de gobernar sin
cánceres internos, para cualquiera de los dos.
A ningún argentino le gustaría tener entre
sus compatriotas a un émulo de Atila, el rey de los Hunos.
Donde pisa su caballo -decían sus
contemporáneos- no crece más la hierba.
PREVISIBLE
MASACRE DE PARIS
Era cantado que después de todos los
crímenes que se atribuyó el Estado Islámico, su brutalidad alcanzara al corazón
de Europa expandiendo su odio y esas incontenibles ansias de dominar el mundo a
través de la sangre.
Ya sé que los musulmanes que de alguna
manera comulgan con los islamistas pondrán como ejemplos de brutalidad el
sufrimiento de los palestinos, o de las etnias postergadas en distintas
regiones del mundo y con certeza alguna razón les asiste.
Lo que de ninguna manera se puede aceptar
por una simple cuestión de humanidad, es la amenaza permanente en nombre de una
religión que pretende que el mundo se rinda a sus pies, en lugar de adaptarse a
las reglas que imperan en los lugares donde buscan refugio.
Así como plantean que en las escuelas de
Italia, de Brasil, de México o de Inglaterra a las que asisten les molestan las
cruces, deben entender que en la misma medida pueden reclamar los cristianos,
judíos, brahamanes o de otros cultos que asisten a escuelas en dominios
musulmanes.
Todo esto es la parte intrascendente de la
disputa, cuando lo importante es el respeto por la vida; por la condición
humana; por algo parecido a la convivencia que mucho tiene de tolerancia y de
amor por el prójimo aunque sea distinto.
Si
menciono los ataques indiscriminados, los asesinatos por decapitación o
fusilamiento, las torturas y otras maneras de matar, me vendrán con los misiles
en Gaza o contra los asentamientos fronterizos, pero no es lo mismo, porque
ahora el Estado Islámico ataca a sus enemigos sin importarle que en medio estén
los inocentes que nada tienen que ver, o los monumentos testigos milenarios de
la historia que ellos destruyen sin medida ni misericordia.
Lo de París es solo la continuidad de un
expansionismo religioso que no tiene límites y cuenta con un poderío económico
incalculable e interminable tanto en el tiempo como en la geografía.
Lo más aterrador, es tomar conciencia de la
palabra papal, cuando sostiene que ha comenzado la tercera guerra mundial.
Y
nosotros, los argentinos, no pensemos que en ese aspecto serán todas rosas ni
nos creamos ser una especie de Suiza: todavía no conocemos ciertas cláusulas
secretas de algunos acuerdos con países árabes, e ignoramos en qué grado los
políticos nos han comprometido.
Roguemos que el 11 de diciembre, gane quien
gane, podamos enterarnos de qué lado estamos.
DOS
GRANDES QUE SE FUERON
Seguramente al Coco Feldman le costaba dejar
de ser “el hijo de don Jacobo”, simpático y emprendedor “marchand” que tenía
instalada su galería en calle Santa Rosa, entre General Paz y Tucumán.
Pero el Coquito creció y no fue necesario
que estudiara para ser buena persona, sino que era un atributo que llevaba por
herencia: buen amigo, generoso y con gran sentido del humor, que hasta se
permitió el gusto de ser columnista ocasional de Hortensia.
Hombre del Fondo Nacional de las Artes
infundió su estilo en cuanta gestión encaró, dentro y fuera de ese organismo,
porque era en realidad, un enamorado del arte.
Y partió; se fue allá lejos -quedándose
demasiado cerca con sus afectos- para pasar a ser cálido recuerdo y ejemplo de
compromiso y coherencia para muchos.
Y otro que nos dejó en estos últimos días
fue el “Vasco” Larrinaga, eterno pilar o segunda línea en el equipo superior de
rugby del Jockey Club.
Jugó hasta casi su ancianidad, en una
demostración de amor por el deporte, correcto caballerazo y buen amigo,
imprescindible en cada tercer tiempo.
Seguramente andará por allí, manoteando
nubes ovaladas en los “lines” de esa lejana cancha donde no se usan los botines.
Para los dos, el Coco y el Vasco, que no
crean que han hecho algo nuevo: sólo se han adelantado en el camino.
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