Desgrabación de los comentarios del
periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 01-11-15
emitido por AM580 Radio Universidad de Córdoba.
TRIBUTO A LA DEMOCRACIA
Puesta la soberbia en su
lugar, es hora de pensar en grande y en todos, desterrando aquellas
falsas inclusiones que solo eran corrales de la más irrespetuosa, fanatizada y
perniciosa de las militancias. Como ya es parte de las costumbres
argentinas aparecerán ahora los que nunca votaron a los que están a un paso de
irse y también los otros, que se asignarán la condición de opositores de la
primera hora.
Son las hipocresías las que nos transformaron hasta la manera de pensar y llevó a muchos exponentes de la clase política, a especular y obrar hacia adentro, con mezquindad y egoísmo.
Así como es el momento de encarar una nueva etapa, tengamos la firmeza de hacerlo para todos aunque no sería justo aplicar el perdón hacia los responsables de nuestra actual realidad.
Son las hipocresías las que nos transformaron hasta la manera de pensar y llevó a muchos exponentes de la clase política, a especular y obrar hacia adentro, con mezquindad y egoísmo.
Así como es el momento de encarar una nueva etapa, tengamos la firmeza de hacerlo para todos aunque no sería justo aplicar el perdón hacia los responsables de nuestra actual realidad.
Es mucho lo que nos han
hecho sufrir, penar y esperar.
A quien le toque el 22 de noviembre la responsabilidad de asumir el máximo poder, que lo haga de cara al futuro pero sin dejar de mirar unos años hacia atrás porque sería la única manera de hacer justicia reivindicando la memoria y no la revancha ni la venganza.
Y lo que son las cosas: ellos, los que están más cerca de irse, en su momento cuando enarbolaron las banderas de los derechos humanos, nos enseñaron aquello de memoria, verdad y justicia.
Tomemos ese compromiso y sepamos llevarlo a la práctica.
A quien le toque el 22 de noviembre la responsabilidad de asumir el máximo poder, que lo haga de cara al futuro pero sin dejar de mirar unos años hacia atrás porque sería la única manera de hacer justicia reivindicando la memoria y no la revancha ni la venganza.
Y lo que son las cosas: ellos, los que están más cerca de irse, en su momento cuando enarbolaron las banderas de los derechos humanos, nos enseñaron aquello de memoria, verdad y justicia.
Tomemos ese compromiso y sepamos llevarlo a la práctica.
El pueblo lo necesita
como homenaje a la honestidad, a la templanza y al sacrificio.
En pocas palabras ahora; memoria, verdad y justicia como merecido tributo ala Democracia.
En pocas palabras ahora; memoria, verdad y justicia como merecido tributo a
EL
ROBO DE ARMAS
Años atrás el imaginario popular había echado
a rodar que malos policías vendían o alquilaban al hampa, armas que tenían en
las dependencias como resultado de incautaciones realizadas en distintos
procedimientos.
Varios de esos rumores tuvieron
confirmación, con lo que tales prácticas dejaron de ser una delirante fantasía
para transformarse en preocupación.
Al menos que sea uno de los tantos temas que
prolijamente suele esconder la policía para no alterar las estadísticas que se
dibujan, la gravedad del suceso es mayor si se confirma que no solamente son
“Juanes” como se llama a los agentes y personal de baja jerarquía los
responsables, sino oficiales de alta graduación.
Si hacemos referencia a la historia
reciente, tenemos la obligación de recordar que después de aquel penoso
diciembre, que la policía dejó a la población a merced de los delincuentes al
retirarse de sus obligaciones en demanda de mejoras, quedó certificado que en
el seno de la fuerza existía una sorda lucha de intereses.
Si en aquel tiempo la purga aplicada no
alcanzó para mejorar las cosas sino que sirvió para agravarlas, ha llegado
entonces la hora de hacer una purificación en serio, cueste lo que cueste y
caiga quien caiga, sin padrinazgos ni amiguismos políticos, en homenaje a una
inseguridad instaurada por ineficiencia oficial y carencia absoluta de
políticas adecuadas e integrales.
Porque si tenemos en el plantel de gobierno
un ministro o secretario de seguridad que está demostrando ineptitud, lo
correcto es pedirle que haga un paso al costado o relevarlo y colocar allí a
alguien que tenga capacidad para el manejo de situaciones como las que
padecemos.
Nunca hubo tantos robos, asesinatos,
asaltos, arrebatos, aprietes y toda la gama del delito como la que soportamos
ahora, para que nos salgan desde el poder a intentar convencernos que en Sao
Paulo, Caracas, Rosario o en aquel lugar de la lora, las cosas son más graves.
Vivimos en Córdoba y queremos soluciones
para Córdoba, porque las comparaciones son solo el barato pretexto de los
inútiles.
AUMENTO DEL BOLETO URBANO
Por allí me vino a la memoria aquello de que
“el que apueste al dólar pierde”, lo que sirvió para comprar dólares y hacer
diferencia, lo que no es aplicable aquí, porque de nada serviría comprar
boletos del transporte urbano por anticipado o engordar las reservas de la
tarjeta.
Algunos deben haberse tentado de hacerlo,
cuando el joven Mestre candidato a repetir, aseguró que no habría aumento en el
precio del boleto por el resto del año, y ahora, tomando en cuenta el subsidio,
trepará a 8 pesos y monedas.
Es probable que en el tramiterío de su paso
por el Concejo Deliberante y algunas otras dilaciones, se consiga patear el
tema para después de finalizado el año, o sea a dos meses, y en tal sentido se
me ocurre una sugerencia que posiblemente sea aplicable en beneficio del
usuario, que con frecuencia es víctima de un sistema perverso que manejan a su
antojo las tres ramas involucradas que son los empresarios de la Fetap , los empleados de la UTA y el poder concedente que
es “La Muni ”.
¿Sería
posible por el término de 60 días transformar los montos actuales y los que se
depositen hasta el 31 de diciembre, en un determinado número de viajes,
transformados al valor actual del boleto?
Los empresarios cobrarían por adelantado,
harían trabajar montos elevados de dinero y los pasajeros algo podrían ahorrar
invirtiendo en futuros viajes.
Al menos una vez, el vecino recibiría un
beneficio como para compensar la enorme cantidad de ocasiones que masticando
bronca, indignación e impotencia, padeció los desplantes de quienes sólo se
acuerdan de ellos cuando sirven de rehenes.
El hecho de no salir al aire el pasado domingo porque al espacio
lo ocupó el operativo periodístico de los SRT con todo su
potencial técnico y humano, no fue
obstáculo para que hoy nos ocupáramos de un tema que en “Síganme los buenos”
venimos siguiendo puntillosamente al
menos desde hace tres años
Continuando con
novedades del juicio en la megacausa del Registro de la Propiedad de Córdoba,
declaraciones contradictorias de algunos testigos provocaron incertidumbre con
respecto a características de ubicación, dimensiones y utilidad del
inmueble generador de la acusación fiscal, por lo que la defensa solicitó, con
un elemental sentido práctico, realizar la inspección ocular a fin de iluminar
puntos oscuros.
Estos delitos se
clasifican como de peligro abstracto, es decir, con la potencialidad de
producir un daño y están limitados por el principio de lesividad que establece
que el hecho debe tener consecuencias, daños y perjuicios sociales relevantes.
El derecho penal exige que ese peligro sea concreto, manifestando Zaffaroni
que se debe valorar que no se trate de una pura imaginación sin sustento
real alguno en el mundo.
En el caso que nos ocupa,
como en muchísimos otros de la causa del Registro, todo el grupo de imputados
está acusado de falsificar, adulterar y suprimir un documento, lo que en la
práctica implicaría haber entrado a la Repartición , pudiendo acceder a ese documento y
manipularlo a fin de complacer la acusación.
Desafía nuestro
entendimiento el hecho que una persona que vive en otra provincia pueda haber
realizado tal acción.
Puesto que no está
explicado en el relato fiscal y que parece poco viable que esa persona se haya
presentado en el lugar diciendo: “Buenos días, soy Fulano y he venido a
falsificar un documento, me podría indicar por dónde tengo que ir por favor?”,
se necesita una gran dosis de imaginación para fundamentar la narración y más
aún cuando debemos concebir 8 o 10 personas haciendo lo mismo en el mismo
momento.
En este contexto, no sólo
es necesario sino indispensable, todo acto que pueda contribuir a esclarecer
los supuestos hechos, definiéndolos y estableciendo la existencia real de
perjuicio y por consiguiente de delito.
Teniendo en cuenta que
las descripciones concretas escasean y que inmensos vacíos son
rellenados con imaginación, no sabemos a qué distancia esta causa se ubica de
ser “puro cuento”.
EL VOTO VERGONZANTE
Algo parecido ocurrió
allá por el ’83 cuando la erguida figura de Luder miraba como de reojo a la
humildad de Alfonsín en los primeros escarceos de la campaña proselitista, cuyo
resultado nos aliviaría el pesar de tanta sangre derramada; de tantos derechos
conculcados, de tantas injusticias perpetradas al amparo de las botas, el
secuestro y la tortura, en nombre de la ley.
Los malos recuerdos setentistas y el nacimiento del terrorismo de Estado durante el isabelato, sirvieron para injertar un cierre relámpago en la mente de millones de argentinos que prefirieron esconder sus preferencias políticas para evitar el riesgo de la patota ideológica que pretendía imponer su rigor y sus prácticas.
Cuando las encuestas auguraban festejos peronistas y por entonces las campañas eran con presencias reales y no virtuales como ahora, el miedo que a muchos inspiraba el futuro sirvió para que allí abrevara un alfonsinismo vergonzante que se escondía de las encuestas y de los febriles cálculos de los gurúes del pensamiento.
Un enfervorizado Herminio Iglesias, contra lo que después opinaron los fracasadores de la adivinación, encendió la mecha de la derrota que expandió su peligroso fuego a lo que vendría de la mano de la fórmula que el Justicialismo presentaba como la mejor y más potable alternativa de poder.
El onanismo de siempre, de esos que piensan que solo votan los afiliados, se instaló con su ropaje de prepotencia dando por sentada una victoria que luego los acontecimientos mostraron que había nacido muerta, después de la llamita que Iglesias acercó al ataúd, donde suponía que enterrarían al partido radical.
Pasó el tiempo, la venganza se corporizó -entre otros- en Saúl Ubaldini y su enfermiza inclinación por los paros generales que impulsaba su CGT, “columna vertebral del movimiento peronista”.
Los malos recuerdos setentistas y el nacimiento del terrorismo de Estado durante el isabelato, sirvieron para injertar un cierre relámpago en la mente de millones de argentinos que prefirieron esconder sus preferencias políticas para evitar el riesgo de la patota ideológica que pretendía imponer su rigor y sus prácticas.
Cuando las encuestas auguraban festejos peronistas y por entonces las campañas eran con presencias reales y no virtuales como ahora, el miedo que a muchos inspiraba el futuro sirvió para que allí abrevara un alfonsinismo vergonzante que se escondía de las encuestas y de los febriles cálculos de los gurúes del pensamiento.
Un enfervorizado Herminio Iglesias, contra lo que después opinaron los fracasadores de la adivinación, encendió la mecha de la derrota que expandió su peligroso fuego a lo que vendría de la mano de la fórmula que el Justicialismo presentaba como la mejor y más potable alternativa de poder.
El onanismo de siempre, de esos que piensan que solo votan los afiliados, se instaló con su ropaje de prepotencia dando por sentada una victoria que luego los acontecimientos mostraron que había nacido muerta, después de la llamita que Iglesias acercó al ataúd, donde suponía que enterrarían al partido radical.
Pasó el tiempo, la venganza se corporizó -entre otros- en Saúl Ubaldini y su enfermiza inclinación por los paros generales que impulsaba su CGT, “columna vertebral del movimiento peronista”.
Al náutico Scioli le auguraban el triunfo en la primera vuelta, exagerando una humillante diferencia que los más delirantes ubicaban en el 20 por ciento por encima de un apichonado Macri, a quien mostraban como frecuente caminador de los pasillos y las salas de Comodoro Py y una diferencia abismal con Sergio Massa, el ambicioso tigrense con veleidades de encumbramiento.
La realidad y los números se encargaron de sacar de la penumbra al voto de confianza a Macri y su política, escondido en la vergüenza íntima de miles de argentinos hartos de intolerancia y autoritarismo maquillado de democracia y cultor de un añorado, oxidado y percudido 54 por ciento de años atrás.
Eso de considerar traidores a
Así como sorprendió la contundencia de Alfonsín en su momento, impactó en la ciudadanía el resultado de esta consulta que algunos sectores del alicaído oficialismo nacional habían tomado como un simple trámite de homologación de gestión, de renovación del cheque en blanco que la mayoría de los argentinos había endosado al ahora devaluado futuro.
La incidencia del
propio silencio hizo que la gente ocultara su intención de voto, escondiendo su
simpatía con la propuesta de cambio porque las presiones fueron tales, que
incluso llegaron a la amenaza de muerte a tantos planes de ayudas y subsidios
que instrumentara el populismo instalado en el poder.
Y además, decretó la defunción de las encuestas manejadas más por intereses partidarios que por apego a la realidad, que a la postre resultó más certera, precisa y honesta que los pronósticos, muchos de ellos emparentados con la adivinanza y divorciados de la seriedad.
El voto macrista-vergonzante salió a la luz, se hizo pueblo y cegó al poder.
Es lo que siempre suele ocurrir cuando la gente deja de creer en los espejismos.
Y además, decretó la defunción de las encuestas manejadas más por intereses partidarios que por apego a la realidad, que a la postre resultó más certera, precisa y honesta que los pronósticos, muchos de ellos emparentados con la adivinanza y divorciados de la seriedad.
El voto macrista-vergonzante salió a la luz, se hizo pueblo y cegó al poder.
Es lo que siempre suele ocurrir cuando la gente deja de creer en los espejismos.
EL EJEMPLO DE LOS PUMAS
Al final quedaron cuartos, en los umbrales
del podio.
Los Pumas superaron esa disculpa tan común
en otros deportes, como lo es eso de perder con dignidad o autoasignarse el
título de campeones morales.
El hecho de saberse los número cuatro del mundo
no es poco en una disciplina que en otros países y desde hace décadas,
progresan por la competencia habitual, lo que no alcanza a los nuestros por no
haber tenido roce internacional hasta la primera gira por Sudáfrica medio siglo
atrás.
Al no tener rivales en toda América, nuestra
representación de rugby está virtualmente aislada de los certámenes de alto
nivel, aunque la tecnología en comunicaciones y especialmente por la TV , ahora es posible abrevar en
el crecimiento y la evolución de ese deporte tanto en Europa como en Oceanía
que es donde más se ha desarrollado.
Todo esto que se llama progreso, en nada ha
cambiado al espíritu del rugby, que es un canto al trabajo en equipo, a la
solidaridad, a la nobleza y al respeto por el adversario, los árbitros y los
espectadores porque el mismo clima reina en el césped y en las tribunas.
Los Pumas con su logro en el mundial de
Londres que terminó ayer, han dado un hermoso ejemplo de sacrificio,
constancia, compromiso y deportividad que bueno sería lo imitaran otras
disciplinas donde su distintivo principal suele ser la violencia o el alimento
de los escándalos.
El rugby no es violento; es de contacto a
fuerza, estrategia y nobleza, sin golpes arteros ni agresiones gratuitas.
Es, en suma, un deporte maravilloso.
CARNE
PELIGROSA
Por allí se comenta que algún organismo
internacional ha dictaminado que las carnes rojas y los embutidos, han
resultado ser peligrosos para la salud humana por su condición de cancerígenos.
Más allá de las consideraciones técnicas y
científicas que se puedan hacer, quedan los márgenes prácticos y basados en la
realidad, como para refutar tan temerarias acusaciones contra el alimento
principal, al menos de los argentinos.
Si así fuera, en lugar de barrios cerrados
deberíamos tener cementerios en tal número para que alcancen las parcelas, sumando
este desborde edilicio a una enorme cantidad de crematorios, y la industria de
la fabricación de urnas sería floreciente.
No alcanzarían las salas velatorias, habría
permanente demanda de flores, coronas y cruces y los curas no darían abasto
impartiendo extremaunciones.
Las lloronas volverían de su letargo de
siglos y la producción de café y ginebra no alcanzaría a cubrir la explosiva
demanda.
En las obras en construcción las patronales
prohibirían el culto a la falda, pasarían a la hoguera miles de carritos de
choripán y los expertos asadores irían a engrosar las nóminas de los
desocupados.
Colonia Caroya y Oncativo serían páramos
inhabitables, decretada la muerte del salame, la bondiola y el queso de
chancho.
Seguramente que el cráneo de la acusación
contra carnes y fiambres es un vegetariano incorregible, enemigo de ciertos
placeres terrenos.
Porque si fuera por todo lo que dijo que es
cancerígeno y peligroso, yo seguramente no estaría frente a este micrófono,
junto a Carola y todos los demás del equipo.
Porque para colmo, en el cielo no hay
radios.
Sería lo de menos.
Tampoco hay en el infierno.
SE
VIENE LO QUE SE VIENE
El entramado político, alucinante y
despiadado, despertó de su letargo tan sorprendido como amanecer y abrir los
ojos en cama ajena, porque hasta ahora una especie de piloto automático
alimentado de soberbia no hacía pensar en grandes novedades, y menos aún en
horizontes turbulentos.
Sepultado el emblemático y añorado 54 por
ciento del que se tomaron especialmente aquellos cegados por su propia
mediocridad, al pisar tierra firme no se
encontraron con la alfombra mullida ni el confortable parquet sino con el lodo
que meticulosamente venían acumulando de error en error; de negación en
negación; de cadena en cadena.
De pronto los silencios se hicieron ominosos
y funestos como presagiando la peste cercana que suponía -y aún supone- una
certeza de cercanos adioses aunque para esos “elegidos” por suerte e impunidad
no con las manos vacías.
Es cierto que para la historia y el
reconocimiento quedan logros trascendentales y plausibles como la Asignación Universal
por Hijo, los planes Procrear, el matrimonio igualitario, la Ley de Medios, la recuperación
de YPF y de Aerolíneas Argentinas, la reactivación de Fadea, la venta de
agrotecnología a Angola, la eliminación de la pobreza, el notable incremento de
la industrialización, la muerte de la desocupación, el fútbol para todos, las
jugosas jubilaciones nacionales, el desendeudamiento, el control de la
inflación, el fin del narconegocio y la recuperación de la seguridad que
supimos perder en baños de sangre, luto y despojos.
Es probable que mi sospechada ceguera cívica
me impida recordar algunas otras conquistas en beneficio de los argentinos,
pero apelo al paso del tiempo para que la historia, cuando las encuentre, las
incorpore para ubicarlas en el pedestal que se merecen.
Porque pase lo que pase, los vientos traen
aires de cambios que no necesariamente sean en las cúpulas políticas que
gobiernan, sino en las mentalidades de los que mandan, rogando que los gurúes
ideológicos hayan quitado las telarañas de las viejas ideas que solo servían
para sostener liderazgos muchas veces de cartón.
Todo esto se alcanzó por un detalle tan
simple como magníficamente emotivo y estimulante: el pueblo eligió por su
cuenta y demostró que los partidos políticos, desde el oficialismo que maneja
la maquinita hasta el “cola de perro”, gastaron enormidades de dinero tiradas
al vacío.
A la gente no es necesario enseñarle a
pensar como pretendía -o todavía pretende- el bueno de Forster, porque la
ciudadanía ha demostrado que tiene criterio propio por encima de las promesas,
de los cantos de sirena y del malsano ejercicio de la demagogia y del
asistencialismo.
Lo mágico, asombroso e impactante como
resultado, es que la semilla de la humillada y ofendida Democracia que casi
tímidamente volvió a regar Alfonsín 32 años atrás, está comenzando a florecer.
Y eso sólo, ya de por sí, es maravilloso.
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