PONER
A SALVO A LA DEMOCRACIA
Con
su equipaje de altanera soberbia, autoritarismo, secretas culpas y
caprichos partió para instalarse en la sala de espera de la historia
al menos por cuatro años.
Deja
innegables realizaciones y logros aunque la autocrítica no entre en
su maleta de adioses. La intolerancia y el desprecio hacia sus
opositores le envejecieron el gesto de rencor y despecho.
Deja
la sensualidad del poder y regresa al llano masticando resentimiento.
Inteligente y hábil en muchos terrenos atesora la íntima convicción
de haber sido.
Que
ya fue.
Pero
sabe también que en las antípodas de su egoísmo, tiene la certeza
que nosotros seguimos siendo.
Que
seguimos luchando a brazo partido contra la injusticia, tratando de
restañar heridas y olvidar ofensas.
Y
también sabe, aunque le duela, que en nombre de la Patria somos
capaces de tender la mano hacia quien piensa distinto pero merece
respeto.
Eso,
que los dueños de la derrota no entendieron, se llama Democracia.
Gonio
Ferrari
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