31 de diciembre de 2015

Brindemos --------------

¡BIENVENIDO 2016! 

   Aunque tengas un día más, te esperábamos con ansias.
   Varios han sido los años inquietantes que los desencuentros nos empujaron a pensar en la desintegración social, en la mal planteada batalla de pobres contra pobres, de obreros contra obreros, de laburantes escogidos contra laburantes postergados, de jubilados con privilegios contra jubilados con hambre, de encandilados con el modelo contra ilusionados por otra cosa, de ciudadanos respetuosos contra ciudadanos autoritarios …
   Fueron más las cosas que nos separaron que aquellas que intentaron unirnos.
   Fue -desde ambas veredas- privilegiar el vaso medio vacío por encima del vaso medio lleno.
   Fue mirarnos con inéditos odios utilizando afrentas nuevas.
   Para muchos lo importante era dejar la mecha encendida en lugar de permitir que entre todos encendiéramos la esperanza.
   El interrogante de qué fue lo que nos separó a amigos de amigos, a parientes de parientes, a papistas de papistas, a peronistas de peronistas, a radicales de radicales o a derechistas de derechistas quedará para el juicio insobornable de la historia, pese a que todos los argentinos -todos- algún protagonismo en tal sentido nos reservó la realidad diáfana para muchos y turbulenta para otros.
   Llega el 2016 con su recóndita inocencia y en la virginidad de ese almanaque seremos los argentinos de buena voluntad los que inscribamos las fechas trascendentes que superen a los tiempos, a las lejanías, a las diferencias que tanto nos han distanciado.
   Queda mucho por hacer, resta mucho por potenciar (no caigamos en la trampa de pensar que todo lo que se hizo está mal) y es mucho también lo que merece respeto sobre todo de quienes no lo hicieron, hacia quienes lo están intentando.
   Hemos pisado el invicto umbral de un nuevo año.
   Sepamos aprovecharlo con el patriotismo y el empuje de todo aquel que se sienta con la obligación de luchar por la Argentina grande, sin exclusiones ni privilegios; sin corrupción y con honestidad; con respeto por la opinión ajena e inmunizados contra los espejismos políticos, ideológicos y económicos; vacunados contra todas las formas que disfrazan a la demagogia; lejos de los populismos que emparejan hacia abajo.
   ¿Existen los milagros?
   El tema es para un eterno debate.
   Que nuestro milagro tenga forma de progreso, bienestar y calidad de vida.
   Tantas riquezas, vocación de grandeza, espíritu de sacrificio y el honesto esfuerzo son los componentes que lo hacen posible en la guerra frontal contra las utopías.
   Ya estamos en el 2016 con burbujas y estrellitas en el alma.
   No es sólo un año más aunque para los viejos sea un año menos.
   Es el año nuevo que merece ser recibido con el corazón pleno de ilusiones, anhelos y perspectivas.
   Los argentinos merecemos que sea un año fundacional.

Gonio Ferrari

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