Desgrabación
de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los
buenos” del 27/12/15 emitido por AM580 Radio Universidad de Córdoba.
AGRESIÓN A LOS JUBILADOS
Es como si se tratara de un maligno juego de
complicidades y silencios en aras de mostrar una situación financiera dominada
y prolija, cuando en realidad la deuda provincial ha llegado a niveles tan
inéditos como inexplicables a satisfacción de quienes la sostienen con sus
aportes: los empleados públicos, los tributarios de impuestos y la manoseada
coparticipación federal.
Cuando el
delasotismo en su momento necesitó echar mano a los fondos de la caja para
otras erogaciones -campaña, miles de jubilaciones a quienes nunca habían
aportado, demagogia social, etc.- Osvaldo Giordano interventor sin término
usurpando dominios de los pasivos, inventó en lugar de moderar los gastos,
diferir el pago de los aumentos, hacer caja e interpretar y aplicar
caprichosamente la ley a la hora de liquidar los beneficios.
Mal no le fue porque pese a las tibias protestas de una oposición ciclotímica y permeable a los acuerdos, los viejos tienen escaso poder de fuego, la pólvora mojada y la enorme ayuda de las conducciones sindicales que siempre miraron hacia otro lado, como si ellos nunca fueran a llegar a viejos y por tener “la vaca atada”.
Mal no le fue porque pese a las tibias protestas de una oposición ciclotímica y permeable a los acuerdos, los viejos tienen escaso poder de fuego, la pólvora mojada y la enorme ayuda de las conducciones sindicales que siempre miraron hacia otro lado, como si ellos nunca fueran a llegar a viejos y por tener “la vaca atada”.
El “tomala vos, dámela a mi” que practicaron
Schiaretti y el fracasado presidenciable en la conducción provincial fue una
férrea garantía de continuidad, en esa perversa manera de esconder los números
de la verdad y del propio fracaso en su dispendioso manejo.
Giordano, de
bajo perfil pero avezado manejador de números, era la persona indicada para
estructurar el avieso e inmoral sistema que condenó a la postergación de miles
de pasivos, pero permitió un irreal equilibrio de las partidas. Las demoras y
omisiones de la Nación
eran solamente un pretexto provincial para mostrar cierto grado de discrepancia
con la conducción kirchnerista y para aprovechar de rebote el rechazo generalizado
de los cordobeses a esa corriente disfrazada de justicialismo.
Y así como
ocurrió cuando se implantó la infamia de la ley que retardaba seis meses el
cobro de los aumentos -que al llegar ya habían sido licuados por la inflación-
a escondidas del pueblo, en la
Unicameral aislada por vallas y decenas de efectivos
policiales, se escribió otra oscura y maligna página de la historia política
cordobesa.
Aprovechando
la cadena de feriados, la entrada en receso de la administración pública, el
adormecimiento sindical y el sugestivo silencio de algún dirigente emparentado
desde años atrás con el poder -aunque Pepe Pihen votó en contra, sin afectar la
mayoría que ya estaba calculada- se firmó la partida de defunción de un 82 por
ciento que hace tiempo se dejó de pagar, se normalizó la liquidación de
incrementos con relación a los activos y con el mismo resultado que ponerle una
curita a un tajo en el corazón decretaron la entrega selectiva de 1.200 pesos
para jubilados con mensualidad inferior a 20.000 pesos.
Las caras de
piedra de los legisladores responsables de la tenebrosa maniobra -la mayoría de
ellos maquillados en Corcemar- eran una rara mezcla de patetismo y ausencia,
con la indiferencia animal del perro que volteó la olla o era el rostro de la
carga de su complicidad con un despojo.
Ya estaba hecho, los brazos de yeso con
apoyo hicieron lo suyo y podían lucir ahora la satisfacción de haber cumplido
con el deber de modificar una realidad que mucho dista de ser ideal, por las
derivaciones que puede alcanzar ese acto de automatismo, sin debate ni
conocimiento cabal.
Un nuevo
triunfo de Giordano -el de bajo perfil pero elevada incidencia- que ahora como
ministro de Finanzas debe terminar el cometido que su patrón político le
encomendara: fabricar cifras que escondieran el descalabro, los excesos y la
entrega indiscriminada de beneficios a quienes nunca aportaron ni un mísero
peso.
Atrás y para la memoria -jamás para el olvido- quedan las dulces promesas de la reciente campaña centradas en la enorme mentira de ocuparse de los más viejos, de terminar con su postergación y de asegurarles una mejor calidad de vida, todos estos elementos que hacen al respeto.
Atrás y para la memoria -jamás para el olvido- quedan las dulces promesas de la reciente campaña centradas en la enorme mentira de ocuparse de los más viejos, de terminar con su postergación y de asegurarles una mejor calidad de vida, todos estos elementos que hacen al respeto.
Y en la sospechosa alternancia de los
encumbrados personajes, en lugar de honrar a quienes todo lo merecen les
asestaron una puñalada por la espalda y traicionaron sus propios principios de
solidaridad tantas veces cacareados, al amparo de la Guardia de Infantería, de
las vallas y de demasiados silencios cómplices de una maniobra deplorable.
Fue la consagración de Osvaldo Giordano como
monje negro.
Todas las pretendidas y mediáticas
explicaciones posteriores que han de saturar a la sociedad -lo dirá el tiempo
que es implacable e insobornable- serán vanos intentos por evitar conflictos
generados por el propio gobierno, en una altura del almanaque poco propicia
para las protestas masivas, con todo el mundo de vacaciones incluyendo a los
capitostes del poder.
Y la culpa será del ardiente verano …
RESISTENCIA
A LAS URNAS
Este muchacho Martín
Sabatella, propietario de un sub-partido político cuyo crecimiento se basó en
los aportes “voluntarios” les llamemos así, de quienes trabajaban en el
organismo a su cargo, hizo pésimos cálculos en cuanto al apoyo que recibiría de
su militancia en su intención de quedarse como jefe de publicidad de los
derrotados.
El tipo se empecinó, amparado en los años de
soberbia que acompañaron su gestión, haciendo y deshaciendo, regalando
frecuencias a los amigos, utilizando a ese organismo nacional en bolsa de
trabajo para sus adeptos y tratando de consolidar su propio monopolio nacional
y popular que barriera con la concentración de medios privados que le quitaba
el sueño.
Sabatella, soldado incondicional del
kirchnerismo, infló una estructura estatal transformándola en un inútil
instrumento de propaganda hacia adentro y descalificación del adversario,
apoyado en la seguridad que le habían dado sus patrones, de permanecer en el
ejercicio y el abuso del poder.
Poco más lo desalojan con los zorros grises
para terminar con un capricho que debía haber evitado, con sólo un poquito de
respeto por lo que son las leyes y la Constitución , porque por más que creyera tener la
vaca atada por un par de años más, debiera haberse ilustrado de las
limitaciones que la propia ley le imponía.
Ya pasó, dijo que acudirá a la Justicia -a la que acusó
de “macrista”- y deberá dedicarse a la búsqueda de conchabo para subsistir, o
para seguir creciendo en su delirio del partido propio pagado por sus ex
empleados.
Pero que no se equivoque, porque quien las
hace las paga y el brazo de la ley, que es largo y memorioso, le hará rendir
cuentas porque la cuestión no es tan solo irse.
Tiene la obligación republicana de probar que
su gestión fue transparente y en bien del país y no de un sector.
Y en tal sentido, las dudas no son pocas.
Y es un absurdo contradecir a las urnas.
PAGO
DE ENERO A LOS MUNICIPALES
Más de 40 días continuados de enfrentar a la
autoridad para evitar ser controlados, colocó a los municipales en la incómoda
situación de la duda frente al cobro de sus haberes de enero próximo.
Y bien sabemos que enero es por lejos el mes
más largo del año porque ya desde el día 15 empezamos a mirar hacia atrás y
haciendo números, caemos en cuenta que estamos endeudados por lo menos hasta
marzo inclusive, que recibiremos el último cimbrón, del que nos salvará el
medio aguinaldo de tres meses después.
Una risa con proyección, pero es la verdad
que acongoja a los empleados dependientes del Estado ya sea nacional como
provincial o municipal de la categoría indio, porque los caciques tienen otra
visión y distinto panorama de la realidad.
Es obvio pensar que en esos 40 y pico de
días, la recaudación fue nula y ha sido necesario prolongar la moratoria hasta
el 15 de enero, lo que tampoco alcanzará porque la gente durante el primer mes
del año, ya tiene comprometidas todas sus partidas, seriamente dañadas en
Nochebuena, Navidad, final del año y Reyes, sin contar las vacaciones.
Lo complicado es que si se dilata la fecha
para el cobro de haberes habrá nuevas medidas de fuerza, por parte de una
dirigencia gremial que no mide las consecuencias de lo que hizo, y ahora se
quejará por sus derivaciones.
A eso el sindicato no lo ignora, y con solo
amagar, desde el palacio 6 de Julio les darán la fecha de cobro.
Que no será ni siquiera con un día de
demora, como los vecinos no lo merecen.
Hay cicatrices de la ciudad que tardan en
cerrarse, frente a bolsillos que nunca se cierran.
Como fin de año es época de balances podemos
hacer un brevísimo repaso de las características más relevantes que motivan los
comentarios sobre la causa del Registro: Son ellas la prisión preventiva
abusiva de casi el 70 por ciento de los imputados, tratándose de un
grupo conformado por gente común y sin antecedentes, que además fue sostenida
y prolongada por espacio de tres años y convertida en condena anticipada sin
juicio.
La particularidad judicial de convertir
un hecho en cien, reimputando una y otra vez a los mismos por lo mismo,
utilizados como chivos expiatorios.
La desigualdad de accionar del mismo
Poder Judicial para con políticos y poderosos, el manejo de la causa por una
comisión especial, que alejó la posibilidad de otra mirada u opinión imparcial
y el asombro de los expertos que tanto en el orden nacional como internacional
tuvieron acceso a la causa y que condenaron duramente las medidas sosteniendo
que en nada se amoldan al derecho vigente.
Escribió un miembro de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, que las garantías deben respetarse si no se quiere someter
la libertad al capricho de una legislación tiránica o de un aplicador
arbitrario y enrarecer la justicia.
Entonces en este
próximo Año Nuevo hacemos votos por el advenimiento de una Justicia
transparente, que respete la libertad evitando daños y pérdidas
irreversibles.
Capaz de autocrítica y escucha humilde,
aceptando los dictámenes superiores y comprometida con la defensa de la
dignidad y con la reparación de cuánto sea posible.
Ágil y eficiente, combatiendo las eternas
demoras, y brindando la única Justicia que procede de la verdad.
Más que una exposición de anhelos, esto se
asemeja a una carta a los Reyes Magos.
EL MUERTO NECESARIO
Las protestas de índole sindical se
desarrollan desde las inofensivas volanteadas pasando por la ruidosa
pirotecnia, las barricadas y la quema de neumáticos viejos, hasta llegar a las
manifestaciones más dañinas y salvajes, todas en nombre de un derecho mal
fundamentado y peor aplicado, porque vulnera derechos de otros sectores de la
sociedad.
En los últimos tiempos y en distintos puntos del país se han venido desarrollando episodios gravísimos que pudieron ser evitados, con la sola aplicación del sentido común, la observancia de las leyes y una mínima cuota de respeto.
En los últimos tiempos y en distintos puntos del país se han venido desarrollando episodios gravísimos que pudieron ser evitados, con la sola aplicación del sentido común, la observancia de las leyes y una mínima cuota de respeto.
Impedir la
libre circulación suele generar efectos insalvables como la pérdida de un
vuelo, de un turno médico o de la asistencia a la escuela, pero es necesario
puntualizar que de no hacerlo de tal manera que impacte, los resultados serán
siempre mezquinos especialmente para la dirigencia sindical que necesita
mostrar intransigencia y dureza frente a sus bases, como la mejor manera de
asegurarse una continuidad que en muchos casos es vitalicia.
La historia
ha escrito penosos y sangrientos capítulos alrededor de las protestas sindicales
y siempre, invariablemente con resultado fatal, ha sido la bandera
posteriormente enarbolada como paradigma de lucha, cuando en realidad lo fue de
imprudencia y violaciones a las leyes, argumentos que se desdibujan ante la
sociedad por lo irreparable de la pérdida de vidas.
En verdad, es
la más efectiva y dinámica manera de desprestigiar a un gobierno.
La cuestión no radica en prohibir estas
muestras de descontento y demanda contempladas en las leyes, sino enmarcarlas
en los códigos de convivencia cuyo acatamiento nos diferencia de las bananeras
republiquetas de fantoches y de los sistemas nocivamente populistas y
demagógicos.
Y es la
injerencia política e ideológica de las cúpulas gremiales lo que le resta
fortaleza a estos movimientos porque se sabe que responden a partes
interesadas, no siempre en el bienestar de los trabajadores sino en su propio
fortalecimiento corporativo y vigencia en la conducción.
No es bueno
caer al perverso juego de la exagerada provocación cuando existen otros estilos
para hacerse ver y escuchar. La violencia desmedida, empecinada y dirigida a
sus pares trabajadores de otras actividades, enmarca esta situación en el
absurdo de la guerra no de pobres contra pobres como suele ocurrir, sino de
obreros contra obreros.
Las fuerzas
de seguridad no están sólo para desalojar, apalear e intoxicar con gases a los
manifestantes, sino para preservar el orden y la tolerancia entre iguales
mientras se acaten las disposiciones que censuran cualquier intento lesivo que
menoscabe o quebrante legítimos derechos de terceros.
Que la
prudencia prevalezca por encima de las apetencias y horizontes de los
dirigentes para que no tengamos que lamentar la pérdida de ninguna vida, como
solapadamente suele surgir de la mano de los vándalos intolerantes, crueles y
agresivos ansiosos por consolidar su condición de “carteludos” a costa de la
sangre ajena.
LAS
CABINAS DE PILLAJE
Sería una
tontera sostener que los peajes deban conservar inalterables sus tarifas luego
de la escalada inflacionaria observada en los últimos meses del gobierno
kirchnerista, pero distinta hubiera sido la inclinación electoral de los
cordobeses si estos aumentos que sin exageraciones pueden ser calificados como
brutales, se hubieran anunciado antes de la elección provincial.
Habría que preguntarles a los trabajadores deLa Calera ,
Carlos Paz, Alta Gracia, Malagueño o Rio Ceballos -que sin exageraciones deben
gastar más en las cabinas que frente al surtidor- si la realidad de las rutas
les otorga más seguridad.
Habría que preguntarles a los trabajadores de
La relación tarifa-servicio es lamentable
por el estado de muchos tramos, por la falta de vigilancia y patrullaje ya que
los vehículos policiales están más afectados a sitios estáticos cuidando la
recaudación o mirando si están colocados los cinturones y las luces encendidas,
cumpliendo al parecer la consigna de no gastar combustible.
Banquinas descalzadas, falta de demarcación y orientación geográfica para el usuario y otras falencias, han transformado al sistema de cobro rutero en lamentables “cabinas de pillaje”, apoyadas en la seguridad de contar con una “clientela” cautiva que se transforma en multitudinario rehén de las imposiciones tarifarias.
Ya está. Ya aumentaron y no son de dar marcha atrás, salvo que la sociedad actúe de manera organizada para evitar la reiteración de estos abusos perpetrados en nombre de un “reacomodamiento” tarifario, tan inoportuno como desmedido.
Banquinas descalzadas, falta de demarcación y orientación geográfica para el usuario y otras falencias, han transformado al sistema de cobro rutero en lamentables “cabinas de pillaje”, apoyadas en la seguridad de contar con una “clientela” cautiva que se transforma en multitudinario rehén de las imposiciones tarifarias.
Ya está. Ya aumentaron y no son de dar marcha atrás, salvo que la sociedad actúe de manera organizada para evitar la reiteración de estos abusos perpetrados en nombre de un “reacomodamiento” tarifario, tan inoportuno como desmedido.
Los cordobeses, la verdad, merecíamos y
esperábamos otro presente navideño, pero es como si al pié del arbolito te
dejaran un paquete con caca.
SANTOS
INOCENTES
Lejos ya de los sangrientos tiempos de
Herodes, la Humanidad
en cientos de circunstancias ha dado muestras cabales de cierta inocencia
patentizada en nuestras actitudes.
La inocencia de pensar que con una guerra se
asegura la paz, que con la riqueza de pocos se garantiza la comida de los
hambrientos, que la tolerancia de los inteligentes puede terminar con la
agresividad de los salvajes o que la paciencia triunfa por encima de la
ansiedad.
La verdad es que la guerra no deja de ser un
negocio, los más ricos hambrean aún más a los famélicos, los salvajes se comen
a los inteligentes y la ansiedad acelera los relojes para derrotar a la más
milenaria de las paciencias.
Y en nuestra doméstica inocencia de cabotaje
también sucumbimos de mil maneras cada día, creyendo entre otras cosas que
todos los gobernantes son buenos, que no hay comerciantes deshonestos, que no
existen los deportistas tramposos o que la fidelidad absoluta es un distintivo
de la raza humana.
Pese a todo seguimos pecando de inocencia,
creemos en las promesas, nos alimentamos de la demagogia y tenemos la infinita
paciencia de esperar tiempos mejores, un deporte arraigado en la vida de los
argentinos, que cuando nos tocaron momentos de esplendor, fugaces y a plazo
fijo, creímos haber ingresado al Paraíso del que nadie nos iba a desalojar,
para terminar casi sin darnos cuenta, aplastados por nuestra propia inocencia.
¿Será por eso, que casi no se hacen más
bromas, en el día de los inocentes?
FINAL
DE AÑO Y BALANCE
Como todo termina en la vida, este ajetreado
2015 no puede ser la excepción: pasó un año y contra muchas opiniones fue
vertiginoso, casi como si hubiera tenido seis meses.
Porque los argentinos vivimos de emoción en
emoción; de sobresalto en sobresalto; de denuncia en denuncia… en fin,
condenados a una siniestra gimnasia donde prevalecen las angustias por encima
de la felicidad.
Es probable que para muchos la felicidad
fuera la renovación de los aires políticos, la memoria que ahora parece lejana
de la saturación de cadenas nacionales, la mención casi constante de conflictos
o enfrentamientos y la siempre vigente demagogia en apoyo de promesas que
pretenden sepultar a los desencantos.
Somos un pueblo fuerte en potencia y en
riquezas y millonarios en recursos, aunque la memoria no sea el mejor atributo
de los argentinos porque si la tuviéramos y la aplicáramos, no hubiéramos
repetido tantos desaciertos a lo largo de nuestra historia.
Ya termina el año, ya se va ese viejito
castigado por la inflación, la pobreza, el narcotráfico, la corrupción y otros
cánceres sociales, con lo que empalidecen logros como el satélite, el dudoso
desendeudamiento, los planes de ayuda, los subsidios “urbi et orbe”, los
brillantes negocios con Angola o Venezuela, el descubrimiento y explotación de
Vaca Muerta o el saneamiento de Aerolíneas Argentinas.
La cuestión es que los argentinos somos
insaciables, que pretendemos más días de vacaciones que de trabajo, más
derechos que obligaciones y tener siempre un sueldo más elevado que el del
vecino o amigo, al menos para hacer cáscara.
Pasó un año duro y es como si al final a esa
dureza, el destino le hubiera colocado paños fríos, dulces y estrellitas quizás
por tratarse de una instancia poco conocida entre nosotros.
El vilipendiado neoliberalismo o el
capitalismo salvaje de lo que tantos se aterran tiene la obligación cívica de
terminar con ciertos odiosos privilegios y elevar nuestra calidad de vida, lo
que rogamos no sea una fantasía sino una realidad.
Recibamos con júbilo al niño 2016 que ya
llega.
Aunque un pesimista lo vio de otra manera:
no trae un pan bajo el brazo, sino un día más para trabajar.
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