13 de diciembre de 2015

S.L.B. : LA DEMOCRACIA, A SALVO - DESPRECIO POR LA CIUDAD - BASTA DE ZONAS LIBERADAS - LA MEGACAUSA DEL REGISTRO - DEJAR DE LADO LAS BARRERAS - VIEJA DEUDA CON LOS JUBILADOS - ¿CUÁNTO ESTÁ DEBIENDO EL PAÍS? - CASO BOUDOU Y OTRAS RÁPIDAS MEDIDAS, etc.

 Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 13/12/15, difundido por AM580 Radio Universidad de Córdoba.


A SALVO LA DEMOCRACIA


   Con su equipaje de altanera soberbia, autoritarismo, secretas culpas y caprichos partió para instalarse en la sala de espera de la historia al menos por cuatro años.
   Deja innegables realizaciones y logros aunque la autocrítica no entre en su maleta de adioses.
   La intolerancia y el desprecio hacia sus opositores le envejecieron el gesto de rencor y despecho.
   Deja la sensualidad del poder y regresa al llano masticando resentimiento.
   Inteligente y hábil en muchos terrenos atesora la íntima convicción de haber sido.
   Que ya fue.
   Pero sabe también que en las antípodas de su egoísmo, tiene la certeza que nosotros seguimos siendo.
   Que seguimos luchando a brazo partido contra la injusticia, tratando de restañar heridas y olvidar ofensas.
   Y también sabe, aunque le duela, que en nombre de la Patria somos capaces de tender la mano hacia quien piensa distinto pero merece respeto.
   Eso, que los dueños de la derrota no entendieron, se llama Democracia.

DESPRECIO POR LA CIUDAD


   Eso de sostener que la conducción del gremio municipal redobla su apuesta en el conflicto que ha paralizado la ciudad, es verdad a medias o una mentira que pretende encubrir una delicada situación.
   Y esa situación es la paulatina y sostenida pérdida de apoyo al vitalicio dirigente que lleva tres décadas enfrentando a cuanto intendente se le ponga al frente, siempre en desmedro de la calidad de vida de los vecinos, que vaya paradoja son los que tributan para pagar los sueldos de esos dirigentes, de los empleados y de los jerarcas comunales, que son bastante abultados.
   No se puede pensar en caprichos por la edad de Daniele, pero si, que con su actitud crecientemente beligerante, está demostrando que su mensaje muestra cada vez menos convicción hacia sus bases, empujadas a un conflicto de costosas consecuencias por las mermas salariales que se han advertido al descontarles del cobro de sus sueldos y con absoluta justicia, los días no trabajados.
   Uno de los mensajes hacia la población es que a la ciudad hay que quererla, mimarla, cuidarla, para gozarla en la plenitud de sus calles y en todo el paisaje urbano que se brinda con su generosidad de colores, de historia y de personajes.
   Pero quererla, debemos quererla todos, incluyendo a quienes con frecuencia la dañan, la inundan de humo y de ruidos, la ofenden de mil maneras en nombre de una protesta que evaluada sin pasiones, no tiene consistencia porque lo único que persigue es impedir que el poder controle la eficiencia de sus empleados y tercerice servicios que no se cumplen por el estado de conflicto permanente.
   Córdoba es bella, hermosa, acogedora y de brazos abiertos hacia los visitantes.
   Duele que quienes más debieran cuidarla porque viven de ella, estén empeñados en hacerle daño.
   Con la ley, sólo con la aplicación de la ley, será posible poner en vereda a todos los descarriados.

BASTA DE ZONAS LIBERADAS


  El imaginario popular supo inventar aquello de las zonas liberadas, o sea determinados sectores de la ciudad donde la delincuencia gozaba de absoluta impunidad por el retiro de las fuerzas de la ley, lo que se hacía -dicen los creadores de rumores- como fruto del pago de buenas sumas de dinero.
   Si es cierto o se trata de un gigantesco embuste, lo dirá el tiempo cuando alguien tenga la grandeza cívica de purgar con fuerza a los organismos de seguridad para que en sus filas queden solo los decentes.
   Pero la realidad nos viene mostrando con penosa frecuencia que algún fundamento acompaña a los vecinos de ciertos sectores que se ven superados por el hampa, y la reacción policial es tardía, insuficiente o luce ambos aspectos negativos.
   Basta citar al respecto un solo ejemplo, y después me dirán si es delirio o parte de una realidad dolorosa e inmanejable por el poder: una industria instalada en el bulevar De los Rusos al 3.300, en el barrio de Boulevares, ha sido asaltada, robada o dañada al menos en 29 oportunidades en los últimos meses.
   Y para tener una idea de la gravedad de los hechos, en una ocasión les robaron buena parte del techo.
   Cosa de locos, pero el caso es emblemático con relación a eso de las zonas liberadas, porque no hay manera de explicar ese caso como las decenas de situaciones similares que vienen sufriendo negocios, industrias y domicilios particulares.
   El tema de las zonas liberadas para la libre actuación de la delincuencia quedará superado, cuando al menos veamos por las calles una intensa y sostenida presencia policial, que no se limite al marketing de hacerse ver cuando se aproximan las elecciones.
   Pero a la luz de los hechos, se me ocurre que eso de las zonas liberadas mucho dista de ser una fantasía.

ALGO SOBRE LA MEGACAUSA

   Haciendo una especie de repaso de acontecimientos de la causa del Registro de la Propiedad, se encuentran escritos como uno en el  que un juez  reconoce la inexistencia de pruebas en contra de los imputados, aclarando que ni siquiera hay testimonios en su contra, otro en el que se acusaba  a alguien de apropiarse de un inmueble que era  de su legítima propiedad, o aquellos en los que los sospechados nunca pisaron el lugar de los hechos.
   Sin embargo en todos ellos, la decisión fue la prisión.
   Define la Real Academia Española el  término decisión como una resolución que se toma en una cosa dudosa. Nuestras  leyes, códigos y Constitución regulan con claridad el camino de las resoluciones judiciales estableciendo para el caso la prohibición de cualquier prisión por las dudas.  
   Por tanto, el razonamiento lógico no permite entender el motivo causante de la prisión preventiva sistemática decidida en la causa y dictada aún en ausencia de duda.
   Entonces resulta claro, que no se ajusta ni a la terminología ni al ordenamiento jurídico existente y será  importante que el Poder Judicial pueda revisar lo actuado en la causa, y que, además, se avance en la investigación de otros culpables, ya que, si muchos de estos imputados, encarcelados, y aún condenados, no  fueron los  enriquecidos con las maniobras, continúa vigente la incertidumbre, sumada a la injusticia sobre los verdaderos responsables.

DEJAR DE LADO LAS BARRERAS


   Hace demasiado tiempo que lamentablemente el eje que integran nación, provincia y municipìo muestra fracturas en lo que debiera ser una interacción conjunta en beneficio de la gente, por lo que es imperioso restablecerlo.
   Por lo general las expectativas populares ante un cambio que en algunos aspectos se considera traumático, suelen ser tan desmedidas que nos aportan el penoso nivel de indiferencia padecido, o nos gratifican con las ansias por respirar aires nuevos cargados de esperanzas.
   La odiosa y dañina pelea que por años separó a la Nación con la provincia de Córdoba y el municipio capitalino significó una elevada pérdida para la calidad de vida de la sociedad porque no hubo financiamiento de obra pública ni refuerzos de partidas presupuestarias para salud, previsión, educación o seguridad, sumado a otras falencias porque la coparticipación sufrió un severo recorte en muchos casos debido a divergencias políticas o ideológicas.
   Esta caprichosa y malsana costumbre gubernamental y unitaria obligó en el ámbito provincial a la creación de nuevos impuestos encubiertos bajo el eufemismo de “tasas” y un incremento en la presión fiscal que hizo necesaria una participación más activa de Kolektor (empresa de cobranzas asociada a la Dirección de Rentas).
   La Municipalidad de Córdoba eroga en sueldos a sus casi 12.000 empleados alrededor del 65 por ciento de lo que recauda y pese al elevado nivel salarial, enfrenta un estado de conflicto permanente con el gremio cuya conducción ideológicamente alineada al gobierno nacional anterior, se ocupó de minar el presupuesto con sus nefastas consecuencias.
   No es posible gozar de bienestar ni progresar si la Nación, la Provincia y la Municipalidad están enemistadas entre si mientras la población, única víctima de intereses  de los que no se beneficia, es triplemente rehén de caprichos, especulaciones y desencuentros.
   Las cosas tienden a cambiar en un escenario ahora propicio para compartir objetivos comunes dentro de eventuales disensos, pero con la grandeza de privilegiar los intereses de una sociedad cansada de padecer falencias y demoras de las que sus únicos responsables son los gobernantes y los malos dirigentes sindicales paradojalmente encumbrados por el voto popular.
   Por lo menos ahora se encuentran, conversan y no se ladran.
   Han entendido que el marco adecuado es el respeto a la gente por encima de sus propias apetencias políticas de aspirar a más, para alejar el temido fantasma del fracaso que lleva a retiros poco decorosos que dejan el tendal de deudas y de dudas, tal como se vislumbra lo que mañana será historia para olvidar.
   Es la hora de pensar en grande y en todos, sin exclusiones ni autoritarismos alimentados por el fácil y oneroso mecanismo de la dádiva indigna y humillante, que se maquilla de solución social pero resulta ser un salvavidas de plomo.
   Es ahora, ya, la coyuntura ideal extraña en los tiempos que corren desde que se reinstaurara la Democracia tras los años tenebrosos, para que los argentinos destruyamos barreras, hagamos caminos y busquemos el abrazo del reencuentro nacional con generosidad cívica pero con memoria y justicia.
   Pascal dijo una vez que  “Las cuerdas que amarran el respeto de unos para con otros, son en general cuerdas de necesidad” y es muy cierto, después que nos separaran los odios y las barreras ideológicas.
   Los argentinos necesitamos ser felices.
   Todos y en especial la dirigencia, sin brechas ni abismos; sin egoísmos ni alocadas ambiciones; sin glotonerías políticas; sin fracturas sociales ni impunidades.
   La revancha es para los resentidos.
   Basta con que tengamos espíritu y vocación de grandeza.
   En eso sí, tenemos la patriótica obligación de ser insaciables.

VIEJA DEUDA CON LOS JUBILADOS


   Cuando los cordobeses estuvimos más afectados por el sentido unitario del pasado gobierno nacional y popular, uno de los recursos a los que se apeló desde el poder provincial fue modificar la liquidación de las jubilaciones aplicando un mentiroso y caprichoso 82 por ciento por una parte, y confiscando por medio año los aumentos que correspondían a la clase pasiva por los incrementos a los activos.
   Toda una injusticia sobre uno de los sectores más vulnerables y desprotegidos de la sociedad, con casi nulo poder de fuego a la hora de la inevitable protesta que difícilmente encuentra eco en una comunidad agobiada por otras angustias.
   El cambio de gobierno operado a nivel nacional ha traido frescos aires que permiten avizorar un horizonte al menos menos complicado que hasta ahora, cuando se sigue sometiendo a la clase pasiva al escarnio y el olvido de sus acuciantes problemas existenciales.
   Devolverles a los jubilados de Córdoba la dignidad que durante tanto tiempo les fue saqueda por la actitud nacional de no reconocer deudas, y por la necesidad emergente frente a una administración que no fue de las más eficientes, sería un acto de justicia.
   Así como la justicia cuando llega tarde deja de ser justicia, roguemos que en este caso, con la misma premura con que manotearon los fondos depositados por los más viejos, las autoridades provinciales apliquen idéntica diligencia para devolver lo que fuera escamoteado.
   El gobierno, sus autoridades, pueden darse el lujo de esperar las partidas que un fallo judicial les liberó, que están en poder del tesoro nacional, si que no han sido víctimas de saqueo.
   Los viejos, en su gran mayoría, no pueden esperar ni es justo que les prolonguen el sufrimiento del despojo.

¿CUÁNTO ESTÁ DEBIENDO EL PAÍS?


   Uno de los grandes misterios muy complicados para desentrañar, es la verdad acerca de nuestra deuda externa, si tomamos en cuenta el cacareado discurso de un desendeudamiento que sonó y aún suena más a fantasía y engaño que a realidad sin penumbras.
   Los dueños de las estadísticas y los dibujos que luego trascendían desde la desverguenza del Indec, estuvieron durante mucho tiempo verseando acerca de dos aspectos: uno, que no se iba a pagar la deuda externa y otro, que esa deuda ya no existía porque Argentina había honrado sus compromisos de pago.
   El tiempo, la decencia y la honestidad en la gestión serán los encargados de poner las cosas en claro, al menos para que aprendamos a vivir sin las angustias de las dudas, para que lo que debemos no caiga al arcón de los olvidos como aquel viejo índice que establecía el riesgo país, del que ahora, seguramente por vergüenza y pudor, nadie se acuerda.
   Los números que se manejan han venido creciendo, según haya sido el origen de cada estimación, pero es complicado llegar a creer que puedan haber bajado, con solo tomar conciencia de la situación nacional con todos sus problemas emergentes.
   Bueno sería que con seriedad y fundamento científico, desde el gobierno nacional nos hagan conocer cuanto antes la verdad acerca de nuestra deuda externa, por lo menos para que pisemos la tierra y nos dejemos de soñar que estamos pésimo o que andamos mejor.
   Es lo menos que merece una sociedad que durante los años de la democracia recuperada, nunca gozó con el conocimiento, sin manejos turbios ni mentiras, de la deuda que venimos arrastrando.
   No es para que la paguemos todos, sino para hacerles pagar, en las urnas, a quienes tanto nos endeudaron y no dejaron de engañarnos.

BOUDOU Y OTRAS RÁPIDAS MEDIDAS

   Cuando se conoció que la Justicia le prohibía al ex vicepresidente rockero abandonar el territorio nacional, una brisa de frescura nos recorrió el alma haciéndonos a la ilusión de una especie de reconciliación con la verdad.
   Y cuando a través de otra medida se le impone a la Sra. Hebe a que devuelva varios millones de pesos malhabidos, esa sensación reconfortante nos enriqueció el espíritu del respeto hacia la verdad y la justicia.
   Cuando la Justicia desentrañe todas las trenzas aún pendientes de resolución, incluyendo las que involucran al actual Presidente de la Nación, podremos sentirnos liberados de un yugo que desde hace demasiado tiempo nos oprimía.
   Y quiero hacer mías las palabras de una oyente, María Pía Oliva, quien al intercambiar opiniones en el FB, sostiene que le gusta “un Gobierno limpio, honesto, que pida colaboración, que ofrezca trabajo, que permita que la Argentina sea Federal y democrática, que reúna a todos los gobernadores y que la prensa trabaje libremente y tranquila. Que se lleve a su oponente de viaje comercial. Que no nos arengue a la cultura del odio y el resentimiento”.
   Siempre es bueno escuchar a la gente, porque la historia nos viene enseñando que generalmente la soberbia se impone por encima de la razón, y los gobernantes cuando se emborrachan de poder, dejan de escuchar los clamores populares.
   Lo de Boudou y doña Hebe, quien siempre con su finura de dama maltrató al presidente tratándolo de cagón, son síntomas alentadores que nos señalan el comienzo de una lucha contra la impunidad que se ejerce desde las cúpulas.
   Queda muchísimo por hacer en tal sentido y con solo pensar en la revisión de las medidas adoptadas en los últimos 30 días del proceso “K”, tenemos para una tarea más que ardua.

   Pero siempre es bueno empezar.


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