11 de abril de 2016

S.L.B.: YA ERA HORA DE DESPERTAR – LOS NUBARRONES PANAMEÑOS – IMPUTAR NO ES CONDENAR – MARATON URBANA Y FESTIVAL CALLEJERO – LA MEGACAUSA ¿UN CUENTO? – EXITOSO PARO DE COMPRAS – EL ALTO COSTO SOCIAL DE LOS AJUSTES, etc.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 10-04-16 difundido por AM580 Radio Universidad de Córdoba.

DESPERTAR DE UN PROLONGADO LETARGO

   “Sin la justicia, ¿qué son los reinos sino una partida de salteadores?”.
   Esta certera definición es de San Agustín y nuestra realidad nos viene castigando con la inmarchitable lozanía de su vigencia.
   No deja de ser un maravilloso deleite doméstico eso de destapar la olla para encontrarnos con lo más apetecible de nuestra lujuria gastronómica: un manjar en plena cocción lo que nos lleva a la inevitable instancia del babeo, sensación que los italianos golosos definen gráficamente como “l’ acqualino in bocca”.
   El comienzo -tardío pero comienzo al fin- de las acciones para llevar a juicio a los sospechados de haber vaciado una buena porción de las arcas del Estado, le aportó a la ciudadanía decente el valioso antídoto que reclamaba su impaciencia, que en el apuro por tener culpables tras las rejas, no tomó en cuenta que para poner de pié a un país saqueado antes que nada hay que identificar (por si hiciera falta), detener, juzgar y condenar a los responsables del latrocinio.
   Buscando y encontrando el respeto por las garantías constitucionales, aquella señora de blanca túnica con los ojos vendados -no siempre- y una balanza -con su fiel algunas veces inclinado- despertó de su laaaarga siesta, sacudió su modorra de una década, sopló una nube gris que venía desde Panamá y les puso metálicos grilletes en las muñecas a dos símbolos, al menos, de la olvidable y memorable -a la vez- impunidad maquiavélicamente consagrada desde el poder.
   Las cosas están donde deben estar: en manos de la Justicia y sin las acostumbradas y nefastas presiones políticas o ideológicas que durante tanto tiempo maquillaron de legalidad a caprichos impulsados por la necesidad y la urgencia de mantener la indemnidad para el saqueo. 
   Así como se alentó la grieta en la sociedad argentina para dividir y seguir reinando, se buscó arteramente sectorizar a la Justicia separando a los adeptos de los rebeldes o apegados a la ley, aunque estuvieran pisando el siglo de vida.
   Posiblemente sea la materialización de aquella sentencia peroniana que refería a la reacción de los pueblos cuando agotan su paciencia, aunque aún estemos lejos del escarmiento porque recobrar la paz sólo sería posible si los depredadores devolvieran el jugoso fruto de sus andanzas de pillajes y ocultamientos.
   Roguemos que se haga carne entre nosotros no únicamente la sensación sino la certeza de la recuperación de la honestidad, la decencia y el imperio de la ley, ahora desde arriba hacia abajo. Es un pesar que esta generación del sufrimiento arrastrará de por vida, pero dejará como valiosa herencia los cimientos del honor, el decoro y la virtud que vimos dilapidar en nuestras narices y no supimos reaccionar hasta que tomamos cabal conciencia del innegociable valor de las urnas y el respeto por su mensaje.
   Porque si hay que limpiar la casa, que esa limpieza se haga afuera de sus límites a los últimos moradores, pero sin dejar de lado la pulcritud interior que es lo que la hará vivible para quienes la habiten después.
   Para los trasnochados y delirantes nostálgicos, alimentados y sostenidos por la cleptocracia, les quedará el sabor de sus años felices hecho consuelo, aunque alcanzaran aquel sentimiento apoyado en el sufrimiento ajeno, porque es oportuno tener presente para no olvidar jamás, que cuando se posee la fuerza -esa de la que tanta gala hicieron- se deja de invocar a la Justicia. 
    Ya hay varios sospechosos respondiendo ante los fiscales, que es lo que la comunidad decente estaba esperando.
    No caben más comentarios que aquellos que supieran tallar en la historia los grandes pensadores, más allá del viejo dicho que aludía a poner las barbas en remojo. 
   Balzac dijo "Todo poder humano se forma de paciencia y de tiempo". "Todo tiene sus límites", sostenía Horacio. "La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte", según declamaba Kant. 
   Sin embargo, una síntesis brutal fue en su momento y para los tiempos, lo que escribiera Lyn Yutang: "Todo prospera a su hora. No hay que apresurarse". 
   Por eso, no dejemos que nos domine la impaciencia.

LOS NUBARRONES PANAMEÑOS

   Es probable que a la hora de las comparaciones, la condición panameña de albergar a empresas fantasmas y cobijar dineros ajenos no sea la única en el mundo, si nos atenemos a la memoria de ciertos viajes a Europa con sugestivas escalas técnicas, por ejemplo, en las lejanas y exóticas islas Seychelles, en el Este africano.
    Esa materia aún pendiente al igual que la mentada valija verán la luz en el proceso que ha comenzado con la Sra. Cristina como protagonista junto a Julio De Vido y otros personajes que compartieron posiciones expectantes en la administración nacional anterior.
   Y el presidente actual deberá responder por su eventual impericia, desmemoria o dolo, en lo atinente a su figuración en sociedades comerciales o financieras que prefirieron hacer reposar sus utilidades allí, donde los impuestos son bajos y a nadie le interesa ni pregunta el origen de los fondos.
   Tal es la explicación simple y probablemente reduccionista de una situación que está en manos de la Justicia, con todas las garantías necesarias para los involucrados. La invocación de la percudida costumbre de la cortina de humo para tapar los casos de dudas sobre la corrupción interna en Argentina, colisiona con la enorme diferencia que existe entre ambas causas, no tan sólo en lo cuantitativo sino en sus implicancias políticas.
   Aprendamos a separar las situaciones para no caer al lodo del prejuicio y la condena anticipada, que es el camino más directo hacia la consumación de la injusticia.
   No es bueno, para el repudio de la historia, que seamos cómplices de nuevos desencuentros.

IMPUTAR NO ES CONDENAR

   El desasosiego de la sociedad argentina es una especie de droga que lleva a los apresuramientos y a la errónea aplicación de sentencias anticipadas, a lo que algunos le llaman “la condena social” que pretende ubicarse con un valor superior y pretendidamente ejemplificador y genuino, por encima de lo técnico, lo razonable y lo jurídico.
   La delicadeza de las situaciones planteadas impone el mayor de los recatos ciudadanos, en nombre de la prudencia y del respeto por las leyes.
   No hacen falta los crucificadores populares, los agoreros del caos ni los sicarios de cartón como es el caso del prebendario Luis D’Elía, quien como artífice y sostenedor de la violencia, ahora públicamente y por las redes sociales alienta un golpe de estado y reclama adhesiones, para el día en que una ciudadana deba comparecer ante la Justicia, por más que haya sido presidenta de la Nación.
   Porque lo mismo tendrá que cumplir el actual primer mandatario, y sería demencial en un estado de derecho, hacer de estos actos una batalla frontal de cuyos resultados y consecuencias debamos después arrepentirnos.
   Los argentinos vivimos momentos que la historia habrá de incorporar para los tiempos. Más allá de las banderías políticas y de los enfoques ideológicos de la realidad nacional, las circunstancias imponen prudencia a la hora de las acusaciones, en una actitud madura de permitir que sea la Justicia la que en su momento determine culpabilidades o inocencias.
   Es cierto que la indignación popular reclama condenas y rejas y los nostálgicos vociferan honradez, inculpabilidad y coartada en una sorda porfía signada por la impaciencia, la desorientación y el apresuramiento.
   Es cuando el respeto por la majestad de la Justicia exige cautela y mesura -sin dejar de lado la sana pasión- para no alterar el equilibrio de la balanza que pone en sus platillos las pruebas y las absoluciones.
   Que nadie cometa el error de buscar la verdad a través de la amenaza y la violencia porque ese fue el equivocado camino que en su momento eligieron los trasnochados enemigos de la razón, el disenso y la democracia.
   La verdad, la única verdad, está en manos de la Justicia.
   Entre todos le garanticemos paz y tranquilidad que le permita hurgar, obrar y decidir con rigor y entendimiento propio y no como resultado de presiones, amenazas, autoritarismos, intereses espúrios o caprichos ideológicos.
   Partamos todos de una base inconmovible: la imputación no es condena.

MARATÓN URBANA Y FESTIVAL CALLEJERO

   Dos interesantes aspectos para resaltar en nuestra ciudad, que siempre depara sorpresas tanto a propios como a extraños que se adentran en la maraña de sus calles, más allá del previsible damero del centro. 
   Uno de ellos, precisamente en las peatonales, es la creciente presencia de cantantes e intérpretes de las músicas más variadas que van desde el bombo leguero o la quena pasando por bandas de sonido y cantantes hasta llegar a coros y ensambles de cuerdas, bronces y percusión.
   La realidad nos muestra una permanente y a veces molesta sonorización urbana, cercana a la agresión acústica, que bien pudiera solucionarse con la buena voluntad y la comprensión de esos artistas callejeros.
   Que a nadie se le ocurra expulsarlos de la platea popular porque aportan, dentro de todo, una importante cuota de arte muchas veces impulsado por la necesidad, pero todos tienen la obligación de ser discretos a la hora de los altos decibeles.
   Sería una hermosa manera de enriquecer el aire y ofrecer a cordobeses y visitantes un escenario de la diversidad, donde el respeto por la actuación del artista vecino fuera el distintivo.
   Y otro de los aspectos llamativos, es el anuncio de un nuevo maratón en este caso organizado por Patio Olmos Shopping y el Paseo del Jockey con patrocinio de la Municipalidad de Córdoba y algunas firmas comerciales.
   Será el 8 de mayo próximo con distancias que van desde los 10 kilómetros pasando por los 21 y llegando a los 42, para configurar un nuevo atractivo ya que se recorrerán calles y lugares con elevada carga de historia. Habrá exigencia de aprobación médica previa a la inscripción, puestos de rehidratación y permanente presencia de servicios de emergencia.
   Las inscripciones están abiertas y lo mismo para informes, abriendo en internet www.maratondecordoba.com.ar

LA MEGACAUSA, ¿UN CUENTO?

   Podemos decir que esta causa del Registro de la Propiedad, en los tribunales de Córdoba, se asemeja a un cuento fantástico porque los hechos ocurren en un tiempo y en un lugar que no se pueden establecer con exactitud.
   Muy parecida a la ciencia ficción, porque existen pruebas y testigos invisibles en contra de los imputados.
   Semejante al Reino del Revés de la genial María Elena Walsh porque la excepción funciona como regla y la regla como excepción.
   Es asimismo semejante a la Inquisición porque en una literal "cacería", cualquier contacto de un imputado se convierte casi automáticamente en otro preso.
   Y también semejante a una dictadura porque la prisión preventiva se utiliza como herramienta de extorsión y tortura para fabricar culpables.
   Hilando finito, es para sostener que en contrapartida se diferencia de un Estado de Derecho porque no respeta  la libertad como garantía fundamental, se diferencia del mandato constitucional porque encarcela primero y juzga después, se diferencia de la República porque gobiernan los hombres y no las leyes y se diferencia del apego a la ley porque la falta de pruebas es reemplazada por una "conveniente" íntima convicción.
   Y para colmo, se diferencia del sentido natural de la Justicia porque persigue la efectividad mediática y no el cumplimiento del derecho.
   Es fácil concluir que para encontrar la verdad en esta causa, el Poder Judicial deberá convertir las semejanzas en diferencias y viceversa, porque con estas conductas no sabemos qué busca.
   Pero Justicia, seguramente que no.

EXITOSO PARO DE COMPRAS

   ¿Cuántas veces buscamos llegar a la casi utopía de que alguna vez nos pusiéramos de acuerdo? 
   Era muy transparente la consigna cimentada en que contra las remarcaciones salvajes, la mejor respuesta es no comprar.
   Por más que los empresarios de las grandes superficies lo nieguen, no pueden evitar su condición de formadores de precios. Las maquinitas rotuladoras trabajan a destajo y los sistemas computarizados "actualizan" los precios con un simple toque. 
   En las comunidades organizadas, no comprar es un eficaz mecanismo de repudio y defensa frente a los abusos que se perpetran en nombre de lo que le llaman "reacomodamiento" de la economía familiar, para no reconocer con sus términos reales al diario abuso de la remarcación exagerada, que viene superando al clásico nacional del “por las dudas” con el que los comerciantes ávidos hacen su colchón preventivo.
   Más allá de los alimentos, vamos a otro ejemplo: un par de zapatos de mujer tiene un costo total saliendo de fábrica, digamos de 100 pesos contando material, sueldos, presión impositiva que no todos cumplen y algún otro rubro.
   ¿Por qué ese par de zapatos está a 1.500 pesos o más en las vidrieras?
   ¿Por qué dos trapitos y un par de adornos con los que se elabora un vestidito para niña no supera los 50 pesos de costo final, y a veces se pagan 500 y más?
   Dejemos de lado por obvios los casos de la leche, las frutas y verduras o la grosería de precios de los medicamentos.
   ¿En qué etapas intermediarias se encarecen los precios?
   ¿Cuántos y cuán costosos son los peajes inútiles que el producto debe afrontar?
   Alguna vez el Estado debe intervenir en este proceso, en salvaguarda de la gente, aunque los comerciantes pataleen y lloren como es la inveterada costumbre de “la culpa no es mía” y siempre es de los otros que tampoco la asumen.
   El paro de días pasados que afectó a las grandes superficies de venta no fue intrascendente como lo quisieron hacer ver los afectados, que disminuyeron sensiblemente sus ventas.
   Pero el consumidor no tiene otros mecanismos de protesta y los seguirá aplicando hasta que los comerciantes, en todos los niveles, tomen conciencia que sin los compradores, ellos no existirían.
   Por más que con razón consideren esa alternativa como imposible, sería el triunfo de la decencia por encima de la angurria

EL ALTO COSTO SOCIAL DE LOS AJUSTES

   Pocos recuerdan o no quieren hacer memoria, de aquellos tiempos del menemato y la aplicación de la convertibilidad, que permitió que cualquier argentino vacacionara en el Caribe junto a jeques árabes, o asistiera al Moulin Rouge de París al lado de adinerados europeos.
   A la mala costumbre graficada como pizza con champaña aún la estamos pagando, y tenemos varios años más para seguir achicando la deuda que existe hacia el exterior y lo más importante, con los argentinos que somos víctimas eternas de los desmanejos que desde el poder se hacen en nombre de la demagogia y del populismo.
   En los últimos dos meses venimos soportando la dureza de ajustes en muchos casos exagerados, con lo que se pretende licuar las consecuencias de aquellos ajustes semanales que padecimos en la última década y algo más, sin que entonces se alzaran tantas voces de protesta y censura como ahora.
   Los porteños nos agreden con su llanto maricón porque ahora deben pagar el triple o más la electricidad lo mismo que el transporte, y no reconocen que fuimos nosotros pagando tarifas astronómicas, los cabecitas negras del interior los que les estuvimos subsidiando sus derroches a lo largo de años y años, como si fuéramos vasallos o kelpers de tercera clase.
   Ahora que se busca sincerar una situación que siempre perjudicó al interior, los politicastros acostumbrados a las prebendas y las ventajas se acuerdan de reclamar un federalismo que ellos, desde el puerto, jamás practicaron llevándonos a la postergación y al quebranto.
   Puede que sea acertado calificar como salvajes a los últimos ajustes en servicios e impuestos, pero ahora el pago del derroche de la reciente y superada versión “K” del menemato, la estamos afrontando entre todos.
   En el puerto, aprendieron ahora en carne propia cuál es el valor y el precio del federalismo.

1 comentario:

  1. Uy, Dio! ¿por qué no se pondrán a fundamentar un poco, en lugar de repetir como loros "estamos pagando la fiesta de los k"?
    El periodismo debería ser responsable y tener opiniones sustentadas en realidades, en hechos comprobables. La mera repetición de una frase sin fundamento, no la vuelve automáticamente "verdadera".

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