Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio
Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 17/07/16, emitido por AM580
Radio Universidad de Córdoba.
MUERTE
EN NIZA
Es como si el género humano hubiera
ingresado a una era de locura y desprecio por la vida.
La violencia y la alevosía se multiplican de
tal manera en la humanidad que nos lleva a pensar en un lacerante regreso a las
oscuras fuentes de las cavernas o de la jungla y a esa actitud la vemos en
cualquier rincón si ponemos algo de atención sobre los comportamientos propios
y de nuestros semejantes.
Vamos a un ejemplo demasiado cercano y común
a todos: en el tránsito cotidiano por las calles, se advierte un inusitado
nivel de agresividad, donde todos quieren boxear pasando por
alto los viejos
insultos y aquellos amagues, que solo eran una manera de enfriar la situación…
La delincuencia ha llegado a una ferocidad
nunca vista, al igual que la temprana iniciación en el delito, en la mayoría de
los casos alentada por el consumo de drogas que se fortalece al amparo de la
impunidad con que se manejan los narcotraficantes.
En los temas religiosos está pasando algo
parecido, al igual que en el ambiente de la política, donde la intolerancia es
el común de las actitudes de quienes integran esa actividad.
Pero de todos los casos, el fanatismo es el
peor de los alimentos para el espíritu de aquellas personas permeables a ser
transformadas en instrumentos de matanzas con desprecio absoluto por la vida
propia, porque por lo general sus mandantes dicen ser voceros de la gloria y el
paraíso que se alcanzan con la inmolación entre una multitud.
Los fundamentalistas, de la religión o el
credo que se quieran imaginar son todos iguales de nocivos y peligrosos para la
sociedad.
El loco que cometió la masacre de Niza, es
posible que no fuera integrante activo de algunas de las corrientes de
destrucción, pero era una persona ya fichada por los organismos de inteligencia
franceses, pero que curiosamente gozaba de libertad.
En un paralelo menor pero igualmente
dramático, están los hombres que entre nosotros cargan con numerosas denuncias
por malos tratos familiares, mientras desde la Justicia pregonan que mientras
no actúen, no pueden ser detenidos.
Así la cosas, lo ocurrido en Niza ya ni
siquiera es un llamado de atención, porque los organismos de seguridad han entrado
a una etapa como de siesta y relajamiento.
Lo lamentable, es que para despertarlos, eso
ocurre tardíamente cuando ya la Humanidad llora y se lamenta por la cantidad de
vidas que pudieron haberse salvado, con sólo llevar a la práctica esa palabra
-que es acción dentro de la ley- a la que tanto se desprecia desde el poder:
prevención.
Lo de Niza fue un caso más.
Nadie en el mundo merece ser víctima de los
locos que se disfrazan de fundamentalistas.
Francia, su historia, su lucha civil y
militar durante la ocupación alemana de la segunda guerra, fue un ejemplo que
los tiempos no podrán borrar jamás, lo mismo que su dolor.
Como la vibración que contagia su canción
patria.
¿OLVIDO, MIEDO O PRUDENCIA?
A veces y por miedo, se suele atribuir al
prójimo cercano ciertas improlijidades que por lo general pretenden encubrir
culpas propias, olvidos ajenos,
cuestionable prudencia o legítimos temores.
Varios detalles surgieron de las
celebraciones del Bicentenario tanto en Tucumán como en otros puntos del país,
por caso Buenos Aires, donde en el desfile patrio se advirtió que luciendo
uniforme, uno de los militares oportunamente degradado que desfilaba era Aldo
Rico, aquel desaforado carapintada que se alzó en armas contra la democracia
recuperada, en la persona del Dr. Raúl Alfonsín.
El
pretexto para que ello ocurriera, nacido de la prepotencia de ese personaje que
después, vaya paradoja, apeló a la democracia para ser intendente bonaerense,
fue su condición de ex combatiente en Malvinas, lo que pese a ser cierto, no
exime a esa actitud como de carácter provocativo.
Se puede o no estar de acuerdo con Aldo Rico
pero más allá de su justificación por haber peleado en las heladas islas, su
inclusión casi como “colado” en el desfile tuvo más de provocación que de
homenaje a la independencia.
Fue uno de los casos en que una actitud tomó
por sorpresa tanto a las autoridades como a las miles de personas que
presenciaron y siguieron con fervor las alternativas de la parada militar.
El otro tema que despertó dudas y
suspicacias fue la curiosa determinación de las autoridades nacionales de no
invitar, para un acontecimiento cívico irrepetible, a los ex presidentes vivos
que registra la historia que se está escribiendo: Isabel Martínez (Isabelita),
Duhalde, Puerta, Rodríguez Saa, Carlos Saúl, Camaño, De la Rua y Cristina
Fernández de Kirchner, aunque ellos no hayan ejercido la presidencia en ese
orden.
¿Por qué la omisión?
No me vengan ahora que fue por evitar hechos
desagradables, que sólo pudieran haber provocado aquellos enemigos de la
libertad, para manchar de infamia una celebración tan cara a nuestros
sentimientos.
Ni que se tuvieran dudas acerca de los
riesgos que corrían los ex primeros mandatarios ante una multitud que
representaba por sí sola y masivamente entusiasmada, a todo el arco político e
ideológico de los argentinos.
¿Acaso una manifestación de miedo latente
por las simpatías que todos esos personajes de nuestro cercano devenir, podían
despertar entre la gente, menoscabando a las actuales autoridades?
Sería una pavada reconocer que ese fue el
motivo, porque se descalifica por si sólo.
Y por último apelar a un olvido, es para remover en el acto y con
severos tirones no tan sólo de orejas, a todo el
plantel de Ceremonial y Protocolo de la Presidencia de la Nación, en cuyas
manos y experiencia se deposita la confección de la nómina de invitados para un
festejo como el del 9 de julio.
No interesa ahora conocer quienes son los
culpables, pero es un deber de las autoridades rebobinar en lo actuado, porque
si evaluamos los daños colaterales emergentes de esa omisión, no estaríamos
lejos de sostener que la consecuencia menos deseada, fue que no han sido pocos
los argentinos que concluyeron pensando en un ensanchamiento de la grieta
cívica que ahora es imprescindible cerrar como vía para el reencuentro con
respeto.
Lo más penoso, haber dilapidado una
oportunidad para ello, que no se repite con la frecuencia por muchos esperada.
SIGUEN
ROBANDO ARMAS POLICIALES
La policía va a ser eficiente cuando primero
que nada se limpie hacia adentro, para que no caigan en la generalizada
volteada de la sospecha, todos aquellos que en verdad honran el uniforme y
respetan a ultranza y con sacrificio, su compromiso con la sociedad.
Parece que nadie actúa con la firmeza
necesaria como para frenar la serie de episodios vinculados con el robo de
armas en el mismísimo edificio de la
Jefatura, lo que bien puede significar un mensaje mafioso en el sentido que
todo es posible que suceda, porque quienes mandan adentro son los malos de la
película.
El tema de la falta del armamento robado a
la policía no es tan solo una cuestión penal que se resuelve sancionando
administrativamente a quienes resultan responsables en los papeles emergentes
de sumarios internos.
La inteligencia debe radicar que tener
conciencia de la enorme permeabilidad de la institución, para que los hampones
tengan acceso al armamento y con él perpetren delitos que la misma policía
muestra incapacidad de resolver y más aún de prevenir o evitar.
Causa
molestia que un ministro provincial que demuestra tener menos calle que
Venecia, pretenda contradecir a la verdad de las estadísticas, minimizando la
trascendencia de los robos de automóviles -13 por día- que se perpetran solo en
la capital cordobesa.
Queda demostrado una vez más, y para evitar
la repetición de los comentarios de siempre, que de nada sirve la compra de
tecnología y la incorporación de personal, mientras no exista una genuina
política integral de seguridad.
Y los políticos de Córdoba tienen poder,
pero también una supina e indignante ignorancia en materia de seguridad.
Hay que entenderlos: ellos sí que viven
seguros.
CORRUPCIÓN DE ALTO VUELO
En los últimos años y pese a que el caso entró al terreno de lo
anecdótico por lo inverosímil y alocado, poco se habló de la línea aérea
fantasma que estábamos pagando todos los argentinos y que ni siquiera vendió un
mísero boleto y por ende jamás decoló de ningún aeropuerto, con lo que
lógicamentre nunca llegó a ninguna parte, salvo ahora, después que el
despilfarro y la rapiña se apropiaron de ella, fue a parar a los tribunales.
El juez Sergio Torres citó a los ex
funcionarios del gobierno anterior y a los empresarios que se beneficiaron con
negocios de la línea aérea Lafsa, inventada en su momento por Eduardo Duhalde
en un intento por salvar de la desocupación a quienes habían quedado sin
trabajo tras el cierre de dos o tres empresas de aeronavegación comercial.
La intención inicial era hacerla funcionar
ya privatizada en un plazo de seis meses, pero su funcionamiento se extendió
desde 2003 hasta finalizar el 2012 con enormes gastos en infraestructura,
personal y otros rubros para un resultado absurdo, como era el de operar ni
siquiera en tierra.
No son pocos los que especulan que su
“reactivación” que en su momento fuera presidida en un acto formal por Néstor
Kirchner y la presencia del actualmente preso Ricardo Jaime y el firme
candidato a esa condición, Julio De Vido y ese personaje de la dialéctica que
fue y sigue siendo Aníbal Fernández, ahora con una pesada carga de otras
sospechas, fue para transformar a LAFSA en bolsa de trabajo destinada a
militantes del naciente kirchnerismo que intentaba fortalecerse.
Para colmo, si de hilar finito se trata, hay
que recordar que una de las empresas que se beneficiaría con la fantasma, había
tenido un problemita con una maniobra de llevar a España una respetable
cantidad de droga.
"LAFSA no existe más, querido", le
dijo en febrero de 2006 el ex ministro de Planificación Julio De Vido a un
periodista que lo consultó sobre los millonarios fondos estatales que se
destinaron sugestivamente a una línea aérea que no volaba.
LAFSA no
existía pero siguió gastando dinero público y De Vido fue citado por la
Justicia al igual que como sucede en
otros expedientes judiciales, junto a Ricardo Jaime quien fuera secretario
de Transporte de la Nación, detenido desde el 2 de abril pasado por otro
caso de corrupción.
En
la investigación se detectaron -por ahora-
maniobras por unos 37 millones de pesos por las que deben dar
explicaciones en los tribunales, el ex ministro, el ex secretario
de Transporte, los integrantes de la subsecretaria de Transporte Aerocomercial,
los directores de LAFSA y los empresarios beneficiados.
Un caso de corrupción estructural que sin
dudas, tiene entidad como para erigirse en pésimo ejemplo, digno de figurar,
por lo menos, en el libro Guinnes de los absurdos.
LA SIEMPRE VIGENTE MEGACAUSA
Cualquier persona que se considere inocente
de un delito del que se la acuse pretende que la Justicia actúe de manera
rápida y eficiente para aclarar los hechos.
Este accionar judicial, aunque redunde
decirlo, implica que se cumpla estrictamente el procedimiento establecido en
nuestra Constitución, sin modificaciones arbitrarias y así entonces el Juez
debe ser establecido por sorteo y no
puede nombrarse una comisión especial que juzgue.
Este juez debe desconocer la causa para
actuar con objetividad e imparcialidad, no pudiendo contar con opinión previa sobre el tema.
Se deben respetar la libertad y la
inocencia, no apresando a cualquier ocasional sospechoso
hasta el hartazgo. Se debe investigar y juzgar de una vez, no persiguiendo con juicios
interminables a los mismos y por lo mismo.
Cuando las acciones del Poder Judicial son contrarias a lo
establecido, como ocurre en la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba,
la Justicia lamentablemente se convierte en lo más parecido a un delincuente:
roba, secuestra, priva de libertad, lesiona y deja morir.
Claro que se pretende que actúe la Justicia,
y de una vez, sobre todo para desenmascarar a quienes, en su nombre,
cometen este tipo de atropellos.
¿”MONJITAS” USURERAS?
En lunfardo, el término “vento” significa
dinero, como para que lo vayamos tomando en cuenta.
Un detalle para tomar en cuenta: la
inteligencia del gobierno en ir dosificando los detalles de los actos de
corrupción, en una tarea similar a la de la gota que horada la piedra, porque
los argentinos culturalmente de corta memoria, hubiéramos arrumbado en los
olvidos si toda la maquinaria de saqueo de más de una década quedaba al
descubierto en los primeros días de la gestión macrista.
El tiempo nos viene demostrando que si bien
la situación de la economía nacional se acerca más al drama que a la solución
de las carencias no todas heredadas, una de las bases de la recuperación es el
adecentamiento de la gestión para devolverle la transparencia que jamás debió
perder.
El inverosímil episodio demasiado similar a
un grotesco digno de Sordi, nos llegó a demostrar que el mismísimo obispo de la
jurisdicción donde funcionaba el único monasterio bancarizado, decía no estar
enterado de las maniobras de las monjitas que no eran tales, pero que el
purpurado las había autorizado a disfrazarse.
El tragicómico papel de imaginar a un
funcionario de rango casi ministerial como el de López, arrojando bolsos con
dólares por encima de una tapia, entrando luego a comer scones casi a las 4 de
la madrugada con esas mujeres, la llegada de la policía llamada por un vecino,
la detención del traficante de verdes y su explicación de que era dinero
destinado a caridad, constituyen un libreto de valor inapreciable para
Spielberg o cualquier otro director de cine.
Pero lo peor, es saber que al considerar los
montos que se manejaron fuera de la ley a lo largo de tantos años, esos pocos
millones de dólares no significan más allá de un vuelto por retornos, coimas u
otras maniobras.
Y apelando al lunfardo, se me ocurre que la
propia historia y el “slang” porteño se encargan de aportar la verdad: la
guita, lógicamente, estaba en un con-vento.
CIUDAD DESCONTROLADA
Medio que desconcierta el anuncio a nivel de
versión o chisme, que en algunos sectores políticos ya vienen trabajando
-digamos- con miras a las elecciones parlamentarias previstas para dentro de un
par de años.
Llama la atención que algunos de los que
primero se anotan en los rounds previos a la integración de las listas de
candidatos, según trascendió, operan actualmente como funcionarios en la
Municipalidad de Córdoba que aunque haga obras ocultas como los desagues por
ejemplo, descuida a sectores que desde bastante tiempo reclaman soluciones a
sus problemas.
Y uno de
ellos, fortalecido en los últimos días, es el del transporte colectivo
de pasajeros, donde los usuarios pagan el boleto más caro del país para un
servicio por momentos lamentable.
Seguramente y con el pretexto de las
vacaciones escolares, las frecuencias han sido alteradas de manera tal que
muchas veces las esperas son mayores a media hora, tanto en ómnibus como en
trolebuses.
Los empresarios hacen la suya, guardan
unidades, no pagan horas extras, ahorran combustible y siguen embolsando
impunemente, a costillas de la indignación popular.
Tanto las empresas como el poder concedente
-la Muni- deben entender que no todos los cordobeses y los turistas asisten a
la escuela, sino que tienen otras obligaciones como ir a trabajar, al médico, a
pasear, a hacer compras o a lo que se les ocurra.
La madre del borrego en este caso es la
absoluta falta de controles sobre la calidad y el cumplimiento del servicio.
En esas condiciones, seguirá siendo penoso
para la mayoría de los usuarios.
Y eso
no es justo que siga ocurriendo.
MENSAJE PARA FRANCISCO
No es obligación que un personaje universal
como lo es el Papa Francisco esté al tanto de ciertos pormenores que rodean a
lo que trasciende en cuanto a los actos de corrupción y pillaje que se vienen
descubriendo, en los que participan ex personeros del modelo anterior, muy
nacional pero poco popular.
Tampoco es para tomar con seriedad algunas
manifestaciones de doña Hebe y su cloacal verborragia, pretendiendo cosechar
disculpas al sostener que al bueno de López, el bolsero, lo infiltraron desde
la oposición para conmover los cimientos del kirchnerismo.
Pero las curiosas derivaciones del caso de
las monjitas y el obispo lugareño, llevan a la gente a pensar que posiblemente
el Papa Francisco ignore esas maniobras dolosas de quienes son sus
dependientes.
Ahora dicen que una de las falsas monjitas y
el propio obispo eran algo así como prestamistas, devenidos en usureros a la
hora de los intereses.
Alguien debiera ocuparse de hacerle saber a Su
Santidad lo que ocurre con algunas de las ovejas que han descarriado del rebaño
y destrozado el mandato divino de servir a la sociedad.
Ellos, ladinamente y por impunidad,
complicidad y encubrimiento, lograron revertir aquellas santas intenciones,
para terminar sirviéndose de aquellos débiles exponentes de la misma sociedad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Su comentario será valorado