18 de diciembre de 2016

S.L.B.: LOS ABUSOS DE SIEMPRE EN LOS PRECIOS - SIN NOTICIAS NI DEFINICIONES SOBRE EL MENEADO BONO - LAS PROTESTAS CALLEJERAS YA HARTARON - LA MEMORIA UNE A BARONE CON NEUSTADT - LA MEGACAUSA DEL REGISTRO - LA ASAMBLEA UNIVERSITARIA Y UNA MANIOBRA MAESTRA - PARA PENSAR EN UNA DIETA Y DEJAR EL PUCHO - SE VIENEN NOCHEBUENA Y NAVIDAD, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 18/12/16 emitido por AM580 Radio Universidad de Córdoba.

PRECIOS: LOS ABUSOS DE SIEMPRE 

   Ya es una costumbre, una especie de estilo argentino para las actividades comerciales, de operar al revés de lo que hacen, por ejemplo, en los Estados Unidos, que intensifican la publicidad cuando no venden, mientras que aquí la consideran un gasto y publicitan cuando tienen dinero.
   Con la mercadería sucede más o menos lo mismo, porque mientras se acentúa la demanda, los comerciantes chotos se frotan las manos y entonces, como la gente compra, les aumentan los precios.
   Así es que vemos de qué manera impúdica sobrecargan con más del doble con relación a sus costos, porque a veces prevalece el criterio de vender menos, pero más caro.
   Eso de “hacer el colchón” para enfrentar tiempos peores nos lleva a lucir el oscuro privilegio de ser uno de los países más caros del mundo y tomemos como referencia al vecino Chile, donde los productos a valores reales y comparativos, cuestan la mitad que en nuestra Argentina castigada por los angurrientos.
  La mejor manera de contrarrestar los excesos es no comprar, pero el argentino es casi un
comprador compulsivo, revienta el sueldo de noviembre y luego el aguinaldo y cuando se queda crocante de seco, se endeuda hasta el año próximo con el dinero plástico, ayudando a confirmar el aserto que tenemos el más alto nivel de morosidad en el pago y exceso en el uso de las tarjetas de crédito.
   Especialmente llegando a fin de año, cuando de diversas maneras se estimula el vicio de la compra compulsiva, es cuando más se aprovechan los comerciantes ávidos de ganancias asumiendo pocos riesgos, y en una actitud financieramente suicida compramos incluso cosas que no necesitamos.
   La cuestión sería moderarse a dos puntas: el consumidor que tome conciencia de la realidad y el comerciante, que aprenda algo tan sencillo como que vendiendo más barato va a vender más.
   Pero a veces, todas las buenas intenciones naufragan frente a ese vicio casi incurable que muchos tenemos: dejarnos robar y después poner el grito en el cielo.


¿SE SABE ALGO DE LOS BONOS? 
 

   La verdad, cuando se nos viene a la cabeza la palabra “bono” empezamos a tejer mil conjeturas, barajamos otras tantas posibilidades, tiramos cifras al voleo y lo más importante e innegable, empezamos a gastar a cuenta.
   En los últimos tiempos el bono para los trabajadores tanto privados como estatales ha venido a ser algo así como una muleta para el sueldo; un salvavidas que se pincha a lo sumo en 48 horas pero que muchas veces opera milagros en ciertos bolsillos.
   ¿Cuánto hace que se viene hablando de los bonos para antes de finalizar este año? Por lo menos, apenas se diluyeron los efectos del medio aguinaldo de julio, pero a ciencia cierta, nadie sabe cuáles serán los montos, cuándo se pagarán y lo más trascendente, quiénes tendrán la mala suerte de quedar excluídos.
   En ese caso es tan clara la discriminación, que el marginado del regalo se siente incluso inmerecedor del bono, por tener la mala suerte que su sueldo no sea el mínimo.
   En la provincia el ministro de finanzas, autor y ejecutor de las maniobras -legales pero poco elegantes- que terminaron con el despojo a miles de jubilados a los que caprichosamente se les liquidan las actualizaciones con relación a los activos, enfrenta el doble dilema de separar por jerarquías y al final, no saber de dónde sacará el dinero, a menos que se manifieste la generosidad nacional, agradecida por una cuestión de votos.
   Varias han sido las marchas de protesta y las concentraciones de empleados reclamando uniformidad en el pago de los bonos, sin distingos de jerarquías o niveles salariales, pero hasta ahora nadie ha definido cabalmente qué pasará con los bonos ni con los jubilados.
   Será entonces cuestión de esperar unos días, aunque el almanaque se apresura por llegar a fin de año y los bolsillos reclaman, precisamente, una rueda de auxilio.
   De cualquier manera, el bono será como ponerle a un camión Skoda una cubierta de bicicleta rodado 24.

LA PROTESTA, REINA DE LAS CALLES 

   Si no es por la gorra es por el orgullo gay y lésbico, o por pedir bolsones, o en apoyo a los policías sancionados, o por la liberación de la marihuana, o por los abusos policiales, o por la falta de seguridad, o por los sueldos de los municipales, o por el esclarecimiento de un hecho criminal, o por ni una menos, o por cárcel a los violadores, o por el boletazo, o por Luz y Fuerza, o por los carreros, o por Milagro Sala, o los de la UTA, o por algún tarifazo, o por los basureros o los paseadores de perros, o por los jubilados, o los taxistas contra los remiseros y viceversa, o por falta de luz en la ciudad… pero nunca jamás -por ejemplo- para pedir trabajo.
   Y así estamos, inmersos en esta ridícula guerra de pobres contra pobres, porque los pobres que gritan por cobrar más, les joden la vida y coartan la libertad de llegar a horario a los pobres que laburan.
   Maldita la hora que desde el poder se esgrime la estúpida excusa de evitar confrontaciones sociales, alentando por omisión de hacer cumplir la ley, los enfrentamientos entre los que quieren trabajar y los que no los dejan.
   Pueden ser muy legítimas, justas y atendibles las razones en las que se basan las protestas, pero es una injusticia que en su nombre se perjudique a una inmensa mayoría que nada tiene que ver con ellas, más allá de la condición de conciudadanos.
   Los comerciantes afectados por los cortes de calles, los escolares que perdieron clases, los enfermos que faltaron a las consultas médicas, los que dejaron de percibir sus monedas por presentismo y puntualidad, las víctimas de la ruidosa pirotecnia y quema de distintos elementos, son las verdaderas víctimas del caos que provocan los manifestantes y la policía mira cómo se ríen de las leyes, pero no actúan porque no hay un fiscal equilibrado y comprometido que se juegue por hacerlas respetar, mostrando la evidente dependencia funcional al poder político de turno.
   En cualquier parte del mundo hay distintas manifestaciones de protesta, pero la autoridad a veces con un justificado rigor, garantiza la libertad y la libre circulación de quienes no son parte de tales muestras masivas de descontento. Se entiende y respeta que el derecho de unos no debe vulnerar los derechos del prójimo y esa es la base de la convivencia.
   Pero si el Estado no tiene la espalda política -eufemismo de gallináceos productos- para proteger a los afectados por el desquicio, que después no exija respeto y cumplimiento en el pago de impuestos o cuando pretende imponer su inexistente autoridad en otras instancias del quehacer comunitario.
   Que la gente proteste es un derecho, pero también es obligación no hacerlo afectando a derechos del prójimo. Si no se aplica tal criterio sustentado en el cumplimiento y la aplicación de la ley, que desde el poder no se quejen porque las autoridades son las responsables directas de este malsano estado de anarquía urbana que tanto daño viene provocando.
   Y los cordobeses ya estamos hartos de ser víctimas de una cobardía que los cómodos políticos pretenden disfrazar de tolerancia.

PAPELÓN DE BARONE Y RECUERDO DE NEUSTADT


   Jalonada por risueños o impactantes ejemplos, añejos o contemporáneos, está poblada desde el fondo de los tiempos la historia de los papelones protagonizados por mis colegas periodistas, en sus versiones tanto masculinas como femeninas. No es cuestión de hacer ahora un recordatorio de los más salientes o difundidos con lo que -de paso- evito figurar allí porque alguna vez me tocó ser protagonista de un fiasco.
   Si comenzamos por uno de los más recientes, aparece la demanda que anunciaron iniciará Orlando Barone, ex “espada mayor” del militante espacio kirchnerista 6-7-8 que difundía la TV oficialista, con especial dedicación al menoscabo, la ofensa, la descalificación, la ridiculización y la ignominia hacia todo aquel invitado o entrevistado que osara cuestionar al modelo nacional & popular vigente por más de una década o que no comulgara con sus postulados.
   Barone a veces lucía una estudiada ironía pero su alto compromiso con el gobierno lo hacía derrapar y caía con frecuencia a la cuneta de la irrespetuosidad, la agresión y la infamia.
   Resumiendo, Barone era una especie de impune y bien remunerado torturador civil con capucha de periodista.
   Pero cayó en la misma actitud de imprevisión política que muchísimos de sus conmilitones, albergando esa íntima certeza de gozar del poder a perpetuidad, hasta que la realidad de las urnas le hizo saber -pero no entender- que estaba equivocado. Y el ex redactor de “Clarín” durante la dictadura militar y de “Ambito Financiero”, recordado defensor de Carlos Saúl I de Anillaco se quedó sin pantalla y ahora, ofendido y sintiéndose humillado, reclama una suma -dicen que millonaria- en un pleito que le plantea al Estado por sentirse “estigmatizado” y marginado del mundo laboral porque nadie lo convoca: se siente un paria.
   Realmente, una actitud rayana en el delirio porque Barone jamás lució prurito alguno para marcar, afrentar, ridiculizar o ningunear a quienes pensaran distinto, transformándose en uno de los más perversos descalificadores de la profesión y ahora mariconea victimizándose, fiel a un estilo que impusiera desde la cúspide la corriente política e ideológica que lo ubicara en el pináculo de la TV sectaria.
   Resulta que ahora somos nosotros -el Estado- los culpables que Barone no tenga trabajo y pretenda a través de una demanda laboral, engordar la fortuna que sin dudas amasó merced a las exageradas sumas que percibía en su conchabo de aplaudidor o agresivo e idemne agraviador pagado por la misma gente; por el mismo pueblo.
   Más allá de sugerirle a ese personaje (y a su patrocinante, el ex titular de Aerolíneas Argentinas durante la década saqueada) una prolija lectura del Estatuto del Periodista Profesional, ley 12.908 para que busque allí un motivo valedero que apoye sus alocadas pretensiones, es aconsejable pedirle algo de honorabilidad y un mínimo de autocrítica, al sentirse agraviado por actitudes que fueron parte de su propio estilo en la práctica profesional.
   Y viajando en la máquina del tiempo, viene a la memoria aquel difundido episodio, aunque no netamente periodístico pero vinculado con un cuestionado símbolo mediático que supo ser socio de Mariano Grondona y acérrimo defensor de Carlos Saul. Viajó a su segundo hogar, Punta del Este, para gozar de las arenas y el mar con su joven segunda esposa y permitió que la prensa farandulera de entonces -tan despiadada como la actual- lo inmortalizara en un íntimo momento de su soleado descanso.
   La foto de ese instante se universalizó y quedó para la historia.
   ¿Cuál es la ligadura de aquel suceso con la plañidera y quejumbrosa actualidad de Orlando Barone? Muy simple, básica, elemental y tribunera: de manera documentadamente sutil, Bernardo Neustadt le mostró al mundo algo que tenía.
   Porque hay que bancársela quedarse sin laburo en una actividad que requiere algo de equilibrio y tolerancia, sin dejar de lado el respetuoso perfil crítico. Así como Barone desde su tribuna televisiva humillaba a cualquier opositor y aconsejaba paciencia, que se incline ahora por esa sabia postura y espere que los tiempos cambien.
   Es preferible y más honroso esperar, que andar mangando lástima o reparaciones económicas a un Estado del que se sirvió, también, sin pudor y sin medida.

ALGO MÁS SOBRE LA MEGACAUSA

   Continuando con el relato iniciado la semana pasada, es posible describir muchos más testimonios de imputados en la causa del Registro de la Propiedad,  igualmente escalofriantes: Un militar de profesión declaró que tenía familia,  legajo intachable,  puntuación superior y concepto sobresaliente de sus  superiores,  afirmando que había sido víctima de una estafa.  
   Una escribana declaró que fue engañada, al igual que lo fueron otras escribanas imputadas, y que no podía sospechar que los informes  eran falsos dado que venían del mismísimo Registro.
   Otra declaró que tenía 25 años de profesión y era la primera vez que se encontraba frente a un Tribunal como imputada. Otra más declaró que la firma de la que se la acusaba no era de su puño, que estaba a punto de jubilarse y que su hija, también imputada, la ayudaba con tareas de secretaria, sin tener  relación con las escrituras.
   Y mirando a algunos empleados del Registro encontramos a quien testimonió tener 30 años de profesión con legajo impecable, durante los cuales había denunciado reiteradamente cosas que estaban mal, presentando inclusive las constancias de sus denuncias.
   Es de sentido común entender que quien tiene una profesión de larga trayectoria, un legajo intachable y está a punto de jubilarse no es candidato a cometer delitos.  
   Usando una expresión moderna “hace mucho ruido” encontrar entre los condenados a puñados de personas en estas condiciones, trabajadores, sin antecedentes penales,  sin fortuna, a quienes el relato judicial convirtió repentinamente en peligrosos delincuentes, en un exagerado empeño por sumar presos y condenados que bastante contrasta con la indulgente justificación de involuntarios errores cuando los involucrados pertenecen al poder -especialmente político- en cualquiera de sus tres facultades.
   Nada cambiará mientras la presencia de una comisión especial evite que una mirada imparcial pueda devolver la Justicia. 
   Y es así como vemos que en torno del tema Registro de la Propiedad, son más dudas que certezas las que desorientan a la sociedad cordobesa.

ASAMBLEA UNIVERSITARIA Y PREPOTENCIA 

   El ámbito universitario, mayoritariamente integrado por jóvenes de todo el país y que responden al amplísimo arco ideológico desde la derecha, pasando por el centro y hasta la extrema izquierda, tubo tiempos en que vivió un permanente estado de convulsión.
   Las luchas internas han sido, tomándolo por el costado bueno, el escenario para el fortalecimiento de ideas y tendencias; para la clarificación del panorama político, entrecruzamiento de posturas, disenso y  luchas por la conducción desde los centros de estudiantes hasta el propio rectorado de la Universidad Nacional de Córdoba
   A dos años de celebrarse el centenario de la Reforma Universitaria, se plantearon situaciones conflictivas que no siempre tuvieron un desarrollo, digamos, normal, pacífico o como resultado de acuerdos por una parte y posturas irreductibles por la otra.
   La cuestión es que en estos últimos días había que resolver la iniciativa -que no es nueva- de aplicar el mecanismo de la elección directa para las máximas autoridades.
   Alguna agrupación, que supiera tener la conducción en tiempos del kirchnerismo se oponía frente al oficialismo que la propiciaba. El asunto se resolvería unos días atrás, pero los sectores más radicalizados de la izquierda impidieron la realización del encuentro mayor, ocupando pacíficamente el recinto que habitualmente se utiliza en circunstancias análogas.
   No pasó nada raro, salvo algunos sopapos y la irritante presencia de la policía que no cayó  simpática.
   Todo indicaba que el tema de la elección directa pasaba para otra oportunidad, hasta que el Rector convocó a los consiliarios en un sitio alejado de la Ciudad Universitaria, que se utiliza para ferias y exposiciones.
   Los más revoltosos se acercaron en buen número al lugar y cuando llegó el Dr. Hugo Juri con sus más cercanos colaboradores, lo enfrentaron, mediaron algunos forcejeos y como resultado, el Rector no pudo acceder a donde se haría la deliberación y la votación por la elección directa, por si o por no.
   Y triunfó la viveza por encima de la violencia y la desorientación, ya que mientras los más exaltados se ocupaban de impedir la entrada del Dr. Juri, los participantes de la asamblea accedían por otra puerta.
   Todo duró poco más de 6 minutos, y se aprobó por unanimidad la elección directa.
   Quienes intentaron impedirlo, deben estar arrepentidos de haberse concentrado en un solo lugar descuidando la retaguardia.
   Y por allí los doblegaron…

PENSAR EN LA DIETA Y DEJAR EL PUCHO


   La gula es uno de los pecados capitales y probablemente sea el de mayor aceptación en las nutridas y crecientes filas de nosotros, los empedernidos pecadores.
   Por eso debe ser que el castigo nos suena exagerado, cuando se nos pretende condenar  a la dieta perpetua, o dejar los dulces, olvidarse del chocolate  y tener al pan sólo como alimento de adoración visual pero nunca más de consumo.
   La obesidad acarrea  ciertas penosas consecuencias para sus víctimas, o casi cultoras de la feliz gordura, como por ejemplo el alto riesgo de episodios coronarios, ataques cerebrales y otras amenazas cuyas estadísticas a veces nos hacen dudar de nuestras propias y sibaríticas convicciones.
   Pero hay que cuidarse. Buscar una dieta equilibrada que no nos moleste con el colesterol elevado que tapona las arterias e impide que llegue el agua al tanque, o nos provoca deficiencias musculares que de noche nos despiertan esos molestos y a veces terribles calambres que siempre, siempre, nos atacan en lo mejor de un dulce sueño o en circunstancias, digamos, amatorias.
   El tema no radica en caer a la anorexia y andar dando lástima por la flacura, con la ropa que te queda bailando, al cuello de la camisa le falta mucho de pescuezo y a la cintura le falta demasiado para llenar el talle que lucíamos un año atrás.
   Es importante, ahora que termina el año, ir pensando en algo que nos permita un peso normal, coherente con la edad y la estatura, para lo cual, existe un solo mecanismo: la dieta de cumplimiento a conciencia.
   Pero qué rico es, durante todo el año, un cerdito al fuego lento en la parrilla,  mollejas de ternera y un dulcísimo lemonpay de postre, todo con buenas burbujas o aunque sean gaseosas.
   Y otro de los temas, es el pucho que a tantos abruma y por experiencia personal, le diré en pocas palabras cómo dejarlo y no retomarlo jamás.
   Piense que el cigarrillo mata. Tenga un poquito de autoestima, quiérase mucho y no olvide que fumando, transforma en fumadores pasivos a todos quienes lo rodean, incluyendo a hijos y nietos que no tienen la culpa que usted sea un vicioso que se deja dominar por el tabaco hecho humo y el alquitrán del papel.
   Haga números, como yo los hice, y se convencerá que como en mi caso, fumando cuatro… ¡si! cuatro cajitas de Benson por día, 80 cigarrillos diarios durante más de medio siglo, se habrá fumado en Mercedes Benz coupé último modelo y comprenderá que se está suicidando y pagando eso en cuotas -le llamemos “tumbaplan”- con segura adjudicación de ataúd.
   No pretendo con esto erigirme en ejemplo ni coartarle a nadie su libertad de metástasis, pero tengamos al menos la grandeza de demostrar a quienes amamos, que aparte de querernos nosotros, a ellos los amamos como para no claudicar cuando encendemos el último pucho.
   No es cuestión de acudir a manosantas, acupunturistas, hipnotizadores o curanderos de pacotilla.
   Hágalo usted con su voluntad y eso es suficiente.
   Y después, nunca más.
   No imagina lo feliz que llegará a sentirse …


SE VIENEN LA NOCHEBUENA Y NAVIDAD

   Es absolutamente cierto aquello que no estamos solos cuando nadie viene a visitarnos, sino cuando no tenemos nadie a quien visitar.  
   Es el día que celebran incluso algunas personas, su comprensible y humana soberbia de creerse inmunes ante la soledad, porque no están solas.
   Suele ser la Nochebuena el momento de la desunión familiar, cuando a veces aparecen viejas y apolilladas disputas políticas, deportivas o de otra índole que cobran imprudente actualidad cuando todos están juntos, o se pelean por la presencia de unos u otros, o se congratulan por ciertas ausencias.
   Para muchos, no deja de ser una fecha destinada a la práctica de la hipocresía, por eso de sonreir frente a quien no queremos, o de desearle buenaventura a quien no la merece.
   Ya se viene la Nochebuena y pegadita, la Navidad.
   Rige para ambos días el reinado de digestivos, hepatalginas y analgésicos, algunos otros aspectos de la reunión del domingo y su festival de lagañas, ese almuerzo de los “saldos y retazos” o del fashion “requecho party”, aunque por fortuna existen ciertos costados maravillosamente positivos, que transforman a la Navidad en una fiesta inolvidable.
   En no pocos casos, aparece como una oportunidad de estrechar lazos entre familias que no se conocen, consolidando nuevas relaciones.
   Los recuerdos de los mayores, el bullicio y las diabluras de los chicos, la anticipada e ineludible siesta del abuelo o el tío pasado de copas a quien no le dejan recitar a Gagliardi o recrear sus propios y gastados cuentos verdes.
   El espíritu de la Navidad es un sinónimo de unión, cariño y fraternidad por encima de cualquier otra interpretación mezquina.
   Olvidarlo es encerrarse en la utopía de creernos perfectos, dueños de la verdad absoluta, impunes ante el prójimo y encubridores de nuestros recónditos errores.
   No tan solo los demás se equivocan.
   Nosotros también, aunque a veces busquemos negarlo.
   La grandeza está en imitar a Jesús con el nombre que le quieran poner de acuerdo con las propias creencias, porque fue capaz de perdonar incluso a quienes lo mataron.
   Será entonces la hora del abrazo y el momento de la fusión de afectos que archivan en los olvidos a los humanos desencuentros.

   Tontos seríamos si cometiéramos el error de malversar esa oportunidad.

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