Desgrabación de los comentarios del periodista
Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 11/12/16 emitido por
AM580 Radio Universidad de Córdoba.
UN AÑO DE GOBIERNO MACRISTA
Parece mentira que ya pasó un año desde aquel día en que la mayoría de
los argentinos se preguntaba si esa actitud de desprecio de quien se iba desde
su trono de la Casa Rosada y de la Residencia de Olivos, era fruto de la
histeria, una muestra de desprecio o la raíz de un odio visceral que se acumuló
en un lustro o algo más.
Aquello de la ausencia, del bastón de mando y de todo el folklore que
quedó para la historia de los desencuentros ya es pasado y tengo la convicción
que debemos enfrentar otras situaciones más allá de lo ridículo o de lo
francamente olvidable.
Ha transcurrido un año y las cosas no están del todo bien, aunque
tampoco se puede calificar a la situación como catastrófica porque eso está
reservado a la actual oposición y su actitud de embrollar el panorama,
recordando que cuando estaban en la otra vereda, acusaban de destituyente al
actual oficialismo por salir a la calle a golpear cacerolas.
Pandora quedó equiparada a condición de aprendiz si de sorpresas se
trataba, cuando comenzaron a descorrerse los velos que escondían a la
corrupción más descarada y estructural que recuerden los argentinos, amparada
en una percepción equivocada de la realidad, al creer desde el poder de
entonces que se mantendrían a perpetuidad, consagrando de paso su propia
indemnidad.
Día a día se fueron descubriendo hechos de saqueos a las arcas del
pueblo, de sumas multimillonarias que aparecían en manos de ex funcionarios o
embolsadas, iban a parar a algún inocente convento.
Paralelamente y en lugar de justificarse esos abusos y tanta rapiña, el
contraataque fue apelar a dudosas maniobras financieras en las que habrían
incurrido el actual presidente, miembros de su familia y empresarios vinculados
con Mauricio Macri, pero vale agregar que esas cuestiones deben ser manejadas
por la Justicia en su momento, sin que se usen ahora para diluir todo lo que se
robó, malgastó y ocultó a lo largo de más de una década.
La economía argentina no está en estado floreciente ni mucho menos,
ahora ubicada demasiado cerca del vencimiento de la paciencia popular, aunque
bueno resulta entender que los milagros no existen, que en un año es complicado
remontar una década de corrupción y que nadie, en la historia, pudo edificar la
grandeza de ningún país, si antes de encarar su reconstrucción no quitó los
escombros.
Parte del peronismo virtualmente atomizado en los últimos años,
divorciado de la
conducción “K” y diseminado en corrientes dispersas, entró en
su repetida actitud de lamerse las heridas y buscar apoyos en los que antes
habían estado enfrentados, por lo que así se entiende que Sergio Massa haya
sido de origen ucedeista, devenido menemista, luego duhaldista, ex kirchnerista
y por imperio de circunstancias, ahora disfrazado de “K” paladar negro, de la
primera hora.
Por eso fue que negoció con las otrora primeras espadas Máximo Kirchner
y Axel Kicillof para oponerse al proyecto oficialista sobre el impuesto a las
ganancias y otros temas conexos, imponiendo por negociación su propia versión
antagónica, que ahora será considerada en el Senado.
El macrismo no tuvo grandes logros porque el empresariado siempre
volátil juega hacia adentro de sus apetencias, el campo mantiene su actitud
veleta, todo esto mientras la ciudadanía padece males que llevará un tiempo
curar como lo son el abuso en los precios, la inseguridad, el estancamiento
salarial y otros dramas cotidianos…
¿Qué antes estábamos mejor? Es probable, viviendo un espejismo que ahora
vemos era tal pero que el gobierno de entonces se negó a eliminar, huyendo de
la autocrítica y evitando una patriótica postura de sinceridad ante el pueblo.
Esa es la diferencia, que ahora notamos que no estamos bien, pero sería
imposible que pretendan hacernos creer lo contrario.
No hay robos ni saqueos de las arcas públicas y lentamente la decencia
viene ganando terreno.
Con saber que ya no estamos a merced de tantos oscuros personajes, eso
sólo ya sirve para sostener que en un año, aunque no mucho, algo se hizo.
Falta ver a esos desalmados que se decían argentinos y patriotas, en el
lugar que les corresponde, a la sombra de la Justicia.
Y que vean la luz entre los barrotes.
LA PAZ SOCIAL QUE PAGAMOS LOS CORDOBESES
La electricidad, el transporte y los demás servicios por los cuales la
ciudadanía tributa exageradamente por exigencia y presión estatal pese a sus
cíclicas deficiencias, hacen lógicamente a la calidad de vida que merecemos los
cordobeses.
Pero si nos atenemos a la memoria más o menos reciente nos encontraremos
con que la mayoría de los motivos que llevaron a la inquietud social y sus
explosiones, estuvieron basados precisamente en las carencias o irregularidades
de esos tres factores a los que hacemos referencia. Porque caen cuatro gotas y
la energía se corta selectivamente en ciertos sectores, el transporte urbano de
pasajeros muestra sus grietas sempiternas y colapsan cloacas y desagues; los
taxis desaparecen de la escena, la policía no patrulla y las calles se
transforman en ríos ni siquiera navegables.
Ya con la consagración del caos, los cordobeses tenemos esa curiosa y
lamentable costumbre de aceptar la prepotencia vertical como una actitud normal
de los malos políticos, de los ávidos empresarios y de los angurrientos
dirigentes sindicales que nos tienen de rehenes para presionar por sus demandas
y sus caprichos.
El último de los golpes arteros fue el aumento en el precio del boleto
urbano para una prestación pedorra, que los dueños del sistema manejan a su
conveniencia: reducen frecuencias, esconden unidades y lloran, lloran y lloran
mientras con la sartén por el mango, operan a su antojo al amparo de una
deplorable impunidad que les otorga el poder concedente que es la
Municipalidad, apoyada por la mayoría numérica de ese organismo de ediles
levantadores de brazos, cuyos integrantes jamás esperan ni suben a un ómnibus o
a un trolebús.
Con el servicio eléctrico seguimos penando frente a la obsolescencia
tecnológica que con su mera realidad cotidiana, desmiente todos los discursos y
los versos con los que se desgañitan los candidatos en las vísperas comiciales,
para después aplicar y sostener una tarifa -la más elevada del país- cuya mayor
parte se aplica a sueldos y una bochornosa “bonificación por eficiencia” con
sumas de seis dígitos para sus directivos, como si ser eficientes no fuera un
compromiso.
Ese es el panorama que enfrentamos los cordobeses dejándonos esquilmar
en nombre de una paz social mentirosa, porque en el interior de la gente se
oculta una rebeldía alimentada por la sinrazón y algo parecido al desprecio por
el prójimo, en una actitud que ha minado aquello tan sano que estaba vinculado
con el sentido solidario entre los vecinos y sus autoridades para enfrentar y
superar las crisis.
El poder cree que haciéndonos pagar a todos, evita asumir un costo
político que en realidad se multiplica.
En pocas palabras, el poder no quiere líos, manifestaciones populares,
paros de transporte, cortes de calles, ruidos de bombas y batucadas ni quema de
cubiertas. Tampoco quiere que la policía proteste como supiera hacerlo ni que
mágicamente aparezcan colchones en las bocas de tormenta o que de golpe y
porrazo la Municipalidad se quede sin vehículos operativos, que los semáforos
dejen de funcionar o que se termine el combustible de los patrulleros.
Quiere la paz social, el amor y la inexistencia de conflictos.
Lo único y a la vez peligroso es que descuida a la gente, que le roba
bienestar y le reduce su agredida y ya devaluada calidad de vida.
Y deja en el ambiente una latente y acumulada pesadez que es para rogar
no le estén apurando su despertar.
MOVIMIENTOS BARRIALES ALTERADOS
La fiesta estaba preparada en las
cercanías del faro del Parque Sarmiento, en los predios que antes ocupaba la
Casa de las Tejas, sede del gobierno provincial.
El arbolazo de Navidad, de un centenar de metros de altura estaba listo
y apenas se acentuaran las sombras del atardecer, el gobernador accionaría la
llave que inundaría de luz al sector, como homenaje a la Navidad al dejar inaugurado
el arbolito alegórico más alto del país.
Coherente con la tarifa eléctrica también más alta de Argentina, el
prolijo tendido de cables y luces leed fue como un estallido de magnesio.
Estallidos, pero de balazos de goma, fueron los escuchados a pocas
cuadras de allí, cuando varios activistas de Barrios de Pie escudados con
mujeres y niños, quisieron llegar por la avenida Irigoyen hasta el predio donde
estaba Schiaretti para hacerle escuchar su descontento con la situación, y
solicitarle mayores asignaciones a sus planes y subsidios.
La policía lo impidió, hubo forcejeos, insultos, algunas piñas, una
decena de detenidos, un par de policías lesionados y allí terminó todo.
Aunque en realidad y según opiniones de entendidos en acciones de
agitación, fue solo un movimiento para medir el poder de reacción oficial frente
a una contingencia de desórden.
Más o menos, como si estuvieran preparando algo más grosso y bien organizado
para los próximos días, por encargo de los sectores más izquierdosos y
nostálgicos de la oposición a Cambiemos.
Rogamos, en verdad, que solo se trate de un rumor.
O de un delirio.
ARBOLITO Y ARBOLAZO
Ya sé. No me digás. Tenés razón,
recita el tango y es cierto: ¡que vertiginosa manera de
pasarse volando el año!
Peor aún, algunos ya se están preparando para el Carnaval…
Con la memoria todavía fija en el
momento que debimos desarmarlo en el último enero nos encontramos con que hay
que volverlo a resucitar y dentro de lo posible con algún cambio que haga menos
aburrida la rutina del arbolito navideño, la reposición de los adornos (años
atrás eran tan frágiles) y probar la línea de luces.
Por eso hace menos de un lustro se me ocurrió
hacer cada diciembre algo fuera de lo habitual, dejar las guirnaldas
invernales, los falsos copos de nieve y con perdón de la palabra, las bolas
siempre iguales, redondas, brillantes u opacas porque todo ese paisaje de otro
hemisferio ya no entusiasmaba a nadie.
Y entonces me dije: si el gobierno gasta tanto
dinero haciendo un arbolazo en la Plaza España e iluminándolo a despecho y
ofensa de las impenetrables oscuridades barriales, ¿qué me impide hacer algo
más económico y utilizando material gozado y usado?
Además y sin egoísmos, me pareció que no debía
encerrar el fruto de mi original creatividad en la reducida geografía de mi
casa, sino mostrarlo a quien quisiera ver algo curioso como alegoría a la
Navidad, sin tener que costearse hasta el Parque Sarmiento de noche con todos
los riesgos que ello implica en la Nueva Córdoba casi liberada a los pirañas,
arrebatadores, asaltantes y ladrones de autos.
Mis vecinos y amigos del “Café de
la Plaza” permitieron que el arbolito, mi arbolito, luciera en su interior mostrando
lo que es posible realizar con dos pinzas, un alicate, infinita paciencia y
mucho de amor: nada menos que 117 adornos distintos elaborados con los
casquillos y alambres de botellas de champán -importados, y espumantes
nacionales- para ubicarlos en las ramas
disfrazadas de blanco.
Así de simple, en la esquina de
Fragueiro y Baigorrí, frente a la Plaza Rivadavia de Alta Córdoba en el bar más
bonito de la ciudad, podrán advertir que es mentira, eso que ya todo estaba
inventado: allí verán un arbolito de Navidad único, que no será enorme como el
que montaron en el inútil faro para un mar ausente, pero que encierra en su
simpleza el espíritu de una fiesta tan tradicional.
LA MEGACAUSA Y
CIERTOS APRIETES
Sumado al inentendible absurdo de la prisión
preventiva sistemática utilizada en la causa del Registro de la Propiedad, es
revelador dar a conocer algunas declaraciones vertidas por los imputados
en sus respectivos juicios: Una mujer de 50 años, que trabajaba realizando
tareas en el campo como empleada doméstica, declaró que “el primer día del juicio, después que se le
leyó el hecho del que se la acusaba, el Asesor (en este caso oficial) le
dijo que tenía que mentir y hacerse cargo de todo lo que se le había
leído, porque si no, la iban a meter presa”.
Otro imputado,
empleado del Registro, declaró que “a los 9 meses de estar preso le ofrecieron la libertad a cambio de
hacerse cargo de los hechos”, lo
que no aceptó ya que no había cometido delito.
Un escribano afirmó que “en sus más de cuarenta años de ejercicio
profesional no había sido pasible ni siquiera de un apercibimiento
de las autoridades correspondientes y menos aún de la sociedad misma. En su
caso, había solicitado un informe al Registro con la documentación correspondiente,
sin haber cometido ningún delito.
Por ello no entendía semejante
proceso, ni por qué debía terminar su vida profesional
tratado como un delincuente”. Aunque no caben más en este espacio,
es importante saber que hay muchísimos testimonios similares, y que están
al alcance del periodismo, aunque esto no sea lo que se publica.
Pocos conocen que éste es el perfil de
muchos de los condenados como partícipes de grandes bandas de delincuentes, lo
que genera que muchos familiares continúen reclamando un proceso limpio,
serio y justo, a manos de jueces independientes.
Es imposible concebir la vida dependiendo de
una mentira a la hora en que el ser humano se siente íntimamente libre.
SCHIARETTI, DE LA SOTA Y EL FUTURO
Es claro y evidente que nuestro Gobernador busca quedarse por otro
período, y viene dibujando un panorama ideal tanto para la ciudad como para la
provincia, y lo vemos en los dineros que le aporta al empobrecido Mestre, las
obras que encara en la capital y las sumas que afecta al interior.
Y como todo indica que en la continuación de aquel estilo del “tomala
vos, dámela a mí”, el bueno y viajero de De la Sota quedaría en posición fuera
de juego, porque no es para pensar que pueda llegar a contentarse con una banca
en el Congreso Nacional.
Entonces han empezado a mirarse con recelo y algo de desconfianza: ellos
sabrán por qué, ya que tanto se conocen hasta el punto que juegan de memoria.
Y como en nuestra sociedad nunca falta alguien que piensa con maldad
pretendiendo fumar abajo del agua, esa versión que ahora circula, echa por
tierra con los motivos que ambos tendrían para no pelearse jamás, pasare lo que
pasare.
Si ellos se enemistaran, decía un viejito que ya se cansó de tomar café
en las veredas de los bares cercanos a la Unicameral, perderían los dos, porque
dejarían de cubrirse altrernativamente sus espaldas, porque también en esas
circunstancias, aquel “tomala vos, dámela a mí” adquiere una trascendencia
vinculada con el conocimiento de uno sobre el otro, del otro sobre el uno y entre
ellos, al medio, la libertad.
Schiaretti coquetea con Macri para no caer en la indigencia provincial y
De la Sota se hace miraditas con Massa que curiosamente y pese a su sinuosidad
política ha pasado a ser algo así como el abanderado de la oposición.
Así pinta el panorama y lo que ocurra en los próximos días con los dos
gobernadores alternos que tenemos, nos darán una pauta de lo que puede llegar a
ser el futuro.
Al menos, el futuro de Córdoba.
EL NO DE DIPUTADOS Y LA SINUOSIDAD MASSISTA
Hay veces que la política nos muestra el costado más lamentable de su
ejercicio, cuando la hipocresía reemplaza a los mandatos de la realidad. Ya tiene
sanción de Diputados la ley impulsada por Sergio Massa con el apoyo del
kirchnerismo, que buscó aplicarle al actual gobierno nacional uno de los tantos
golpes que viene propinándole incluso antes de que asumiera el poder.
Falta el paso por el Senado que
con su aprobación sería ley la eliminación del pago del impuesto a las
ganancias para un considerable número de argentinos que lo vienen tributando
desde que el propio kirchnerismo lo aplicara impiadosamente incluyendo a los
jubilados, siendo gobierno y con mayoría propia allá por el 2013.
Precisamente ese año, la
recaudación representó el 19,5 por ciento de lo que recibía la AFIP y no es
cuestión ni momento de evaluar los destinos de tamaña masa de dinero, a la luz
de lo que se va conociendo casi diariamente al descorrerse los velos que
ocultaban a la corrupción.
Pese a protestas gremiales, el cristinismo
defendía la imposición del tributo que ni siquiera tuvo clemencia con los
pasivos, aduciendo que lo recaudado retornaba a los trabajadores en forma de
subsidios y asignaciones entre otros rubros, refirmando su negada práctica del
asistencialismo en lugar de generar genuinas fuentes de trabajo más allá del
empleo público y la vigencia del “ñoquiato”.
Así como Cicerón sostenía que “lo mal ganado, mal y pronto se gasta”,
Eurípides pensaba en voz alta al decir que “las ganancias mal logradas reportan
pérdidas”. Y al amparo y hechizo de las asignaciones sin contraprestación
laboral y los subsidios a la vagancia, entre otros quebrantos se diluyó la
cultura del trabajo sacrificando la dignidad de su práctica, sumado al derroche
de fondos cuyo destino aún permanece en las penumbras.
En suma, lo que el modelo nacional y popular aplicó a rajatabla y sin
miramientos, ahora es un inmerecido y confiscatorio pecado mortal que se abate
sobre el pueblo argentino y hay que eliminarlo por dañino a la sociedad… que
ellos mismos empobrecieron.
De última y en homenaje a la Democracia, el pueblo se ha manifestado a
través de sus representantes, lo que es absolutamente lícito aunque para muchos
sea incomprensible la sinuosa actitud asumida en tan corto tiempo entre una
situación -la de 2013- y la actualidad.
Con el ejercicio y la vigencia de la trenza, el acuerdo, la
convergencia, el pacto, la componenda o el título que le quieran poner, se
pretende superar un largo tiempo de hipocresía en que el gobierno se negó a
reconocer la improcedencia de hacer pagar un impuesto que ahora siendo
oposición descubren que es injusto.
Y como los mecanismos de esta misma Democracia contemplan también la
posibilidad del veto presidencial, desde ahora los nostálgicos del que creían
sería el poder eterno, recuerden quién vetó la medida que le imponía al Estado
pagar a los jubilados el 82 por ciento móvil que les siguieron confiscando
NUESTRA EDUCACIÓN SE FUE A MARZO
Un estudio realizado a través de
test al alumnado de un cierto nivel, determinó que la educación en Argentina ha
venido perdiendo terreno con relación a cifras de otros lugares del mundo, colocándonos
lejos de las posiciones que supieron mostrarnos en la cúspide.
No se sabe bien si la crisis es de entendimiento por parte del alumnado
o por deficiencias en la enseñanza, sus planes o la calidad de la tarea
docente.
Lo peor de todo es que esta caída se conoce ahora porque en años
anteriores el gobierno nacional de entonces se encargó prolijamente de falsear
las estadísticas o de esconder las consultas. O ambas carencias a la vez.
La cuestión es que si falta la sinceridad a la hora de la autocrítica,
ningún informe se ajustará a la verdad y en consecuencia, los remedios no
tendrán las efectividad que alcanzarían si el diagnóstico fuera honesto.
Una lástima, porque la reputación de Argentina en el campo universal de
la formación estaba bien posicionada y reconocida, lo que no dejaba de ser un
orgullo para nosotros y una ventaja para las generaciones en formación.
Roguemos que al desenmascararse la patraña, las autoridades enmienden el
error, actúen en consecuencia y estructuren la formación de nuestros niños de
acuerdo con las pautas de modernidad y actualización docente que se requieren.
Y que no descuiden un aspecto fundamental que supera a los educandos: el
respeto por la tarea docente, en estos últimos tiempos venida a menos como
consecuencia de la elevada politización de esa actividad, que dejó de
privilegiar la formación intelectual, buscando reemplazarla por el
adoctrinamiento.
Por fortuna, vemos que de poco sirvió, salvo para engañarnos por unos
pocos años.
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