28 de diciembre de 2016

La Sra. K, procesada -----------

SI NO SE  COMETIÓ  DELITO
¿POR QUÉ PREOCUPARSE?


Siento miedo por mi país 

cuando pienso que Dios
es justo. (Tomas Jefferson)


   Tres jornadas antes de expirar el año y como una travesura de eso que le llaman Destino, el Dia de  los Mártires Inocentes la Justicia ordenó el procesamiento de la Sra. Cristina Fernández Vda. De Kirchner expresidenta de todos los argentinos disponiendo el embargo preventivo sobre sus bienes, por una cuantiosa suma de dinero.
   Esa es la frialdad de la noticia que calentó los ánimos tanto en una vereda como en la otra de esa grieta histórica que todavía no se cierra, ahondando diferencias entre quienes buscan fortalecer la gobernabilidad y aquellos nostálgicos que no se resignan a la pérdida del poder que ejercieron a lo largo de más de una década, para la actual minoría considerada “ganada” y para la mayoría electoral que consagró a Mauricio Macri, diez años de saqueo.
   La Sra. que se definiera como “exitosa abogada” deberá defenderse de las acusaciones planteadas por el magistrado interviniente, de asociación ilícita destinada a delinquir por haber conformado un grupo para operar en tal sentido con otros funcionarios, parientes y amigos, destacándose entre ellos la figura de un simple y llano cajero de banco que de buenas a primeras y por alguna curiosa alquimia, se transformó en uno de los empresarios más prósperos y poderosos del país, beneficiado con la realización de numerosas obras públicas, primero en la provincia de Santa Cruz y luego a lo largo y lo ancho de la geografía nacional.
   Dicen los que saben que Lázaro Baez -ya preso- era el socio principal.
   Escuetamente planteada la situación, es que surgen ingredientes que le aportan gravedad jurídica y alto impacto político, para un análisis que es preferible dejar por una parte para los juristas y por la otra, a cargo y responsabilidad de los analistas especializados.
   Lo que el ciudadano común se plantea son interrogantes propios de sus ansias por conocer el escenario, lo que ayuda a elaborar el propio criterio acerca de la situación y de sus eventuales consecuencias.
   Sin embargo, sorprende el nivel de dudas y descalificaciones que surgen desde las menguadas filas “K”, aunque olviden que allá por el 2004 el que fuera promovido a Juez, Dr. Julián Ercolini, sobreseyó velozmente a Néstor y a Cristina en una causa por enriquecimiento ilícito; el mismo Ercolini cuatro años más tarde y por una denuncia de Lilita Carrió sobreseyó a Néstor, varios de sus ministros, funcionarios y empresarios santacruceños, sobre quienes pesaba la dura acusación de asociación ilícita.
   Y también Ercolini manejó una causa y la impulsó hasta llegar a juicio a raíz de la investigación por el robo de datos de una base de la Anses, hasta que el caso llegó a
manos del inefable Norberto Oyarbide -quien una vez emérito se transformó en cuartetero- quien sugestivamente entendió que la violación de secretos era un delito de instancia privada y anuló todo el proceso con ese fundamento.
   Ercolini está al menos sospechado de simpatizar con los “K” y una de sus ocupaciones fue como secretario de la Corte y funcionario de la Oficina Anticorrupción donde encaró la investigación de fraudes contra el Estado. Y por si nadie lo recuerda, Ercolini encarceló a Ricardo Jaime en el marco de un expediente impostergable: la inaudita e irritante adquisición de material ferroviario ya inservible, a España y Portugal.
   No es para pensar ni remotamente que la Sra. intente eludir la acción de la Justicia, por lo que sería altamente improbable que le decretaran la prisión preventiva con lo que saciarían las ansias de barrotes que alientan desde el sector más duro de los seguidores del actual oficialismo gobernante.
   Lo que se ha venido ventilando en poco más de un año acerca de la corrupción estructural a la que fue sometido el país está a la vista y no sería inteligente pensar en la inocencia absoluta de todos los acusados. La situación está en manos de la Justicia donde se terminan las especulaciones, los chismes y el proceso se maneja en base a pruebas, si de excelencia podemos hablar en cuanto a la independencia de los jueces.
   Ella se cansó de pregonar que está siempre a disposición de la otra señora, esa de la balanza y los ojos vendados.
   Y a la hora de comparecer y sentarse en el banquillo al que nadie le inspira simpatía, tendrá las garantías que otorga nuestro sistema democrático. Siendo así, ¿por qué inquietarse, cuestionar, descalificar y menoscabar al prójimo a diestra y siniestra incluyendo a los magistrados, si no se ha cometido delito?. No es el patíbulo.
   Porque de última e íntimamente razonando, el juez más implacable e inapelable en sus fallos es la propia conciencia.
Gonio Ferrari

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