CRECIÓ
UNA FLOR AZUL EN
EL
JARDÍN DE LA VIOLENCIA
¿Por
qué ante la injusticia, es cuando más coherentes se sienten los
ateos? Es cada vez que dudando de su presencia se preguntan que si
Dios existe, dónde estaba cuando Hiroshima, o en cualquier otra
guerra, o en la infinidad de terremotos y tragedias en que resultan
víctimas inocentes e inmerecidas.
Y
con el respeto por los inmanejables y supremos designios, podemos
llegar a pensar que Dios -con el nombre que le quieran poner- es
artífice sagrado a inevitable tanto de la bonanza de una buena
cosecha como de la hambruna emergente del fracaso de las mieses.
Porque
si estaba en aquel instante de peligro en que mágicamente detuvo las
llamas y transformó la inminente tragedia en esperanza, ¿por qué
no estaba un metro antes que Gabriela Melisa fuera emboscada y
recibiera el alevoso ataque amparado en las tinieblas y en la
irresuelta impunidad de los hampones?
Una
vida joven; un futuro promisorio; un compromiso trunco que la
muchacha había contraído con la sociedad y venía cumpliendo de
manera ejemplar, con entrega y sacrificio, dignificando su cometido
de arriesgada servidora de la ley.
Gabriela
Melisa fue víctima de la delincuencia por una parte y de la
sobresaliente indefensión por falta de prevención que padecemos los
cordobeses. Y alguna vez los gobernantes deben entender que la
declamación no protege, las promesas no amparan, la improvisación
cuesta dolor y luto y los anuncios son meras manifestaciones de una
deleznable demagogia.
Dejemos
de lado la política y rescatemos el enorme valor de la pérdida, que
pudo evitarse si toda Córdoba -toda y sin excepción alguna- no
fuera una gigantesca zona roja donde la delincuencia se agigantó día
a día alimentada por la ineficiencia gubernamental.
Una
pena enorme porque era joven, era madre, era decente, buena compañera
y lo más importante, excelente persona.
Para
ella una lágrima, un adiós con agradecimiento y que desde donde
esté pueda ver que su sacrificio hizo germinar una flor azul en este
escenario de violencia.
Gonio
Ferrari
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