Desgrabación
de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los
buenos” del 19/03/17 que difunde AM580 Radio Universidad de Córdoba.
AL PARO LO DECRETÓ LA CAMPORA
Es innegable el descontento que
flota en el ambiente laboral a raíz de las últimas novedades que se divulgaron
sobre pobreza e inflación, aunque los números de la desocupación hayan mostrado
una levísima recuperación (hacia abajo) que en poco cambia el panorama de la
inquietud nacional.
Los triunviros de la CGT lo
saben, advierten que es una realidad y como el vidrio no forma parte de su
dieta habitual, vienen intentando morigerar los efectos y las reacciones ante
una situación comprometida como lo indica la crisis que no termina de frenarse
como paso imprescindible a una deseada estabilización que si se concretara,
sería el camino hacia el ansiado y merecido crecimiento.

Algo hay que hacer -seguramente
pensaron- y nada mejor que una demostración de fuerza, aunque fuera con
soldados ajenos a su tropa como buena parte del movimiento obrero, todavía
columna vertebral del Justicialismo, aunque no sea el mismo Justicialismo de
los legítimos laureles y las memorables luchas.
Las CGT venían timoneando la
situación con presiones que no llegaban a quebrar la lanza del diálogo que
existió, tanto abierta como secretamente, ya que en algunos dirigentes aún
existe la prudencia porque son los mejores observadores y analistas de la
realidad, frente a sus bases ansiosas de merecidas reivindicaciones que
aparecen alejadas de su alcance.
Y si algún hecho faltaba para
terminar de presionar a la dirigencia, apareció aquella desesperación de los
derrotados que optan por la fuerza que reemplace al diálogo; por la prepotencia
como superadora del debate; con la violencia por encima de las actitudes
civilizadas, sin pensar en el cansancio de la sociedad que es a la postre la
destinataria de cualquiera de esas actitudes.
Venían amagando con un paro
como expresión de legítima protesta y lo anunciaron sin fecha, dejando así
abiertas las puertas de conversaciones con el gobierno, que podían llegar a
suavizar la rispidez del ambiente enrarecido, postura con la que no comulgan
los violentos apremiados por la aproximación de la Justicia a sus fechorías y
rapiñas.
Y en la última marcha que
hicieran las centrales obreras los barrabravas de La Cámpora
coparon el palco y
sus inmediaciones, se adueñaron de la situación tanto como de banderas ajenas,
mientras la gente volvía a sus casas y apretaron violentamente a los dirigentes
exigiendo una fecha cierta para un paro general que calculaban sería dispuesto
con actos masivos, movilizaciones y otros aditamentos como en los viejos y
añorados tiempos.
Los heridos fueron lo de menos,
pero la presión tuvo sus efectos parciales: fue La Cámpora el otrora numeroso
colectivo que decretó el paro a fecha perentoria, pero estuvo en manos de la
dirigencia, cuál sería su modalidad: 24 horas en todo el país, sólo paralización,
sin actos ni movilización, como dejando en dos sectores la llave del triunfo o
del fracaso de la medida: en la propia gente que dolorosamente aprendió que los
paros a nada bueno conducen y en el transporte, elemento imprescindible para
movilizar a un buen porcentaje que estaría dispuesto a trabajar.
El paro será paro, como lo
definieron y no del estilo “matero” que se decretaba para un viernes o un lunes
aumentando sus efectos al prolongar un fin de semana.

Pero también, quizás por
prudencia, no les quedó otra alternativa que ceder a la imposición de quienes
ya no tan solapadamente se juegan no tan solo al fracaso del gobierno nacional,
sino a la interrupción violenta de lo que en su momento decidieran las urnas.
Porque después de haber gozado
de tan histórica impunidad, debe ser complicado acostumbrarse a ser objetados y
lo que es peor, verse obligados a trabajar.
EL INDIO SOLARI Y EL
DRAMA DE OLAVARRÍA
Hay algunos descerebrados que a
un hecho luctuoso lo califican según la cantidad de víctimas fatales, en lugar
de analizar las causas por las cuales se produjo, que de haberlas previsto, el
desastre no hubiera ocurrido.
Es absurdo pensar que una marea
humana de cerca de 350 mil personas se autocontrole, porque una de las
exigencias de la producción del espectáculo era que no existieran policías
uniformados a la vista, por aquel rechazo a la autoridad que se instaurara
cuando fue muerto
el joven Bulacio, por balas policiales, después de un recital
de Solari años atrás.
Si el menos avisado sabía que
el componente de drogas y otras sustancias estaba presente, es también absurdo
suponer que las cosas se harían en orden, respetando las leyes y observando las
indicaciones de convivencia y armonía.
El desastre ocurrió y la parca
estuvo demasiado benévola a la hora de cobrarse vidas, lo que es atribuible a
factores tan desconocidos que no entraban en los cálculos de nadie, porque los
agoreros sostenían que el número de muertos era mucho mayor que dos, y que los
escondían para minimizar el impacto ante la sociedad.
Otros deliraban que el
intendente de Olavarría, enrolado en el macrismo, ocultaba los
muertos para
evitar un lógico impacto político que le asignarían desde la oposición, ávida
de situaciones conflictivas que se utilizan medulosamente en un intento de
socavar a la autoridad y a las instituciones de la República.
El Indio Solari en algunos aspectos,
y visto desde una perspectiva alejada de la música, bien puede emparentarse en
su carácter con aquel pendeviejo calvo mental, el Pelado Cordera, arrastrador
de multitudes e incitador a todo lo que sea contestatario frente a cualquier
sistema de vida ordenada e incluso la observancia de las leyes.
Las arengas con fondo musical
es lógico que despierten más adhesiones que rechazos y la exaltación de ciertas
conductas suele ser el disparador de enfrentamientos, más aún cuando no existe
la presencia de la autoridad para preservar el orden.

El después fue tanto o más
aterrador que el desastre en si, porque superada ampliamente la capacidad receptiva
de Olavarría, cientos de chicos y chicas, la mayoría jóvenes, deambulaban sin
rumbo, sedientos y con la mirada perdida, en una silenciosa procesión que pedía
auxilio donde sabían que no lo iban a encontrar.
Por eso la vigilia de los
mayores que lejos de allí, penaban por alguna información, el más mínimo rastro
de sus seres queridos que habían asistido al recital de Solari.

Viene ahora el novelón de las
demandas y de la defensa, que a toda costa pretende negar su propia
responsabilidad, o en este caso la irresponsabilidad de no haber previsto las
cosas para evitar que ocurriera lo que ocurrió.
Habrá que ver qué sucede en los
próximos días, aunque de la desgracia bueno sería recoger valiosas
experiencias: entre ellas, que la autoridad tiene la obligación de supervisar y
asegurar la integridad de todos y no tan solo de los artistas.
Ténganlo todos en cuenta, para
los recitales a futuro en cualquier punto del país.
LA CIUDAD DE TANTAS
MOTOS
La retina de la memoria todavía atesora imágenes de aquel diario e
increíble espectáculo de ver salir cerca de 5.000 motos rugientes desde la
antigua Fábrica de Aviones, allí donde estaba la gloriosa cuna de la moto Puma,
del Rastrojero, del Cono Sur, del tractor Pampa y de varios modelos de aviones,
cuando Argentina ocupaba lugares de privilegio en desarrollo tecnológico, impulsado
por el empuje del Brigadier Juan Ignacio San Martín.
Dejando de lado aquellas viejas
historias, pasó un largo tiempo en que las motos casi desaparecieron del
escenario ciudadano, salvo algunas pocas excepciones, hasta que el mal servicio
de transporte obligó a la búsqueda de nuevas alternativas, a lo que se sumó la
facilidad de acceder a una moto con el documento de identidad y unos pocos
pesos de entrega inicial.
Pero también y como era de esperarse, así como la gente honesta buscó la moto para trasladarse a trabajar, los ladrones las vieron como el complemento ideal que les aseguraba una huida inmediata que por lógica era ayudada por su maniobrabilidad lo que hacía -y hace- casi imposible la persecución.
Pero sucede que no todos los
que usan moto son motochorros, y en esa categoría la autoridad cometió la
imprudencia de unificar su calificación, estigmatizando a los decentes y
aumentando la impunidad de los ladrones.
Con prohibir el acceso de las
motos, o permitir que la ocupe sólo una persona nada se logrará, como tampoco
servirán lo del chaleco y el casco identificatorio.
Los ladrones ya se ocuparán de
buscarle la vuelta para seguir burlando a la ley.
Lo que sí se impone es lo que
hace tiempo falta, que es la instauración de una política integral de seguridad
que acentúe la prevención por una parte y refuerce los controles callejeros por
la otra.
Si se sigue en el
empecinamiento de gastar fortunas en comprar y comprar elementos tecnológicos,
armamento, comunicaciones, etc. y el acceso al empleo policial siga siendo
bolsa de trabajo de los políticos, nada cambiará.
Y es una pena, porque después
vendrán las quejas frente a los crecientes casos de justicia por mano propia.
MEGACAUSA DEL
REGISTRO SIGUE SU CURSO
Tanto como
acelerar los juicios pendientes o resolver de una vez y para siempre la
situación de los imputados guardados en la despensa de la Fiscalía, en la
causa del Registro de la Propiedad mucho queda por hacer en materia de estricta
justicia.
El estado de
salud de esta causa padece de varias afecciones que lo colocan al borde de una
terapia intensiva.
Es claro que
debiera recibir un tratamiento también con una megadosis de aquellos componentes que nunca debió perder,
como la libertad, que
hubiera evitado el escándalo de las prisiones preventivas abusivas; la racionalidad, que hubiera evitado la
imputación indiscriminada de compañeros, vecinos y conocidos como nuevos
sospechosos; la legalidad que
hubiera evitado actuar fuera los mandatos constitucionales; la igualdad, que hubiera evitado los
privilegios para los conocidos y amigos del poder político y judicial;
la sinceridad que
hubiera evitado el pomposo marketing mediático; la independencia que hubiera evitado la impunidad de los
poderosos culpables; la honestidad que
hubiera evitado inmortalizar la causa, la imparcialidad que hubiera evitado la creación de una única
comisión especial juzgadora y la objetividad
que hubiera evitado la íntima convicción como fundamento de sentencias
absurdas.
Sólo cuando
el Poder Judicial se empape de estos componentes, podrá abrigarse al menos una
esperanza de merecida Justicia.
SONRIE, TE ESTAMOS
FILMANDO
Las señoras de los barrios
coquetos, y las coquetas de los barrios marginales, tendrán al menos el
pretexto para presentar a sus esposos, novios o arrimados: la necesidad del
maquillaje porque en cualquier momento pueden ser enfocadas por las cámaras
espías, y no será cuestión de andar de crenchas y sin sombra de ojos ni
alargadores de pestañas.
Más de 700 cámaras están siendo
instaladas en puntos estratégicos de esta Córdoba que quiere modernizarse en
materia de seguridad, aunque no exista una política constante y seria al
respecto.
En muchas ciudades del mundo se
aplica el mismo sistema de visualización permanente, con centros de control
conectados a una red que permite actuación inmediata en caso que sea necesaria
la intervención de la autoridad.
Eso es un servicio serio,
dinámico y efectivo y es para rogar que entre nosotros se obre de igual manera,
aunque existan baches que será complicado superar en el corto plazo, por la
propia estructura de una fuerza policial no preparada para esta tecnología ni
equipada con todo lo necesario.

Cuando el sistema instantáneo
requiere precisamente inmediatez, nos encontraremos con los viejos problemas y
carencias que el tiempo no ha podido superar.
De todas maneras bienvenido el
sistema, que nadie brinde por un éxito anticipado y que se entrene al personal,
tanto los que tendrán la tarea de monitorear sino a los otros, los que deberán
andar a las disparadas cuando sean requeridos.
No deja de ser un buen síntoma
en la lucha contra una delincuencia que siempre, siempre, camina unos pasos más
adelantada que la policía.
EL SEP ACEPTÓ EL
OFRECIMIENTO
Es sumamente curioso el caso de
la dirigencia del Sindicato de Empleados Públicos, por tener a su frente al
eterno José Pihén, quien a la vez ocupa una banca en la unicameral y responde
al partido gobernante: en pocas palabras, es oficialista a veces y en otros
casos, opositor.
Pero parece ser una fórmula si
bien no exageradamente exitosa, es al menos funcional a la conducción política
de la provincia porque es como si pidiera desde la trinchera del trabajador, y
de inmediato se cruzara de vereda para actuar como legislador.
Si esta curiosa situación sirve
para eliminar un buen porcentaje de asperezas y rispideces propias de los
enfrentamientos por salarios, condiciones de trabajo y otras demandas, no es
para buscar un cambio de estilo sino para intentar trasplantar ese modelo a
otros ámbitos.
No se sabe a ciencia cierta si
todos los empleados públicos están de acuerdo con la aceptación del 19 y pico
por ciento de incremento salarial, más un punto de ajuste o algo parecido,
porque desorienta la actitud del SEP que contrasta con la postura de la
dirigencia docente, que adelantó que ni locos aceptarían ese nivel de incremento.

En una de esas, esa curiosa
ubicación de José Pihen con un pie en cada vereda, facilita un eventual
entendimiento entre el gobierno provincial y los docentes, para que los únicos
perjudicados en esta pelea que son los niños, conozcan lo que es la normalidad…
Es absurdo y eso es muy cierto,
que se pretenda nacionalizar la discusión salarial unificando paritarias
nacionales porque en Córdoba todas las escuelas son provinciales o municipales.
El tema es que si se prolonga
como conflicto, será un año más que no se cumpla con lo que siempre se anuncia
y jamás se concreta: que exista respeto por los días de clase que demanda el
calendario escolar.
Pero parece que ese detalle tan
trascendente, a la dirigencia poco le importa.
UN ENÉRGICO REPUDIO Y
MI LEGÍTIMA DEFENSA
En un programa anterior de “Síganme los buenos” y aludiendo a no recuerdo qué situación
intrascendente, expresé que era uno de los únicos, o el único periodista, y tampoco recuerdo bien, de no gestionar,
aceptar ni cobrar publicidad oficial de la municipalidad, del gobierno
provincial o del ámbito nacional, como que tampoco recibía sobres por debajo de
la mesa.
Como es la verdad real lo sigo
sosteniendo, pero eso enervó la verba de un muchacho que en su momento se
enroló en el periodismo militante “K” y aún conserva su lugar en este mismo
dial.
Y sin nombrarme me repudió
enérgicamente, repitiendo esa dura condena que, de todas maneras no me
sorprendió por su origen.
Llama la atención que tal
energía para repudiar no se haya manifestado en otras múltiples ocasiones,
cuando los “K” se abroquelaban en la trinchera de su militancia radial para
descalificar a quienes, laburando en la misma empresa, pensaban distinto aunque
no lo expresaran.
No escuché ningún enérgico
repudio de los amantes del modelo nacional y popular y agitadores de los
estandartes de los derechos humanos, cuando iban desplazando a compañeros de
tareas, como los casos de Claudio Ferrer,
Pablo Colazo, el Negro Salinas o Toto Colombo.
No escuché ningún enérgico
repudio cuando congelaban y maltrataban a Roxana Menéndez, agravándole su mal
que lamentablemente la llevó a morir en depresión, plena de juventud y de
proyectos.
Y tampoco nadie públicamente
repudió con energía cuando junto con los directivos del Cispren, se abrazaron
en la consigna de pedir mi cabeza a la entonces rectora Carolina Scotto delatándome
y acusándome formalmente y por escrito de haber reivindicado la teoría de los dos
demonios, cuando sólo hice uso de mi constitucional derecho de opinar con
libertad en un medio que jamás me indicó qué decir ni qué callar, en un maravilloso
homenaje a la libertad de expresión.
Por suerte la Dra. Scotto ni
los atendió, aunque esos que se llaman periodistas y colegas ya habían
multiplicado en las redes sociales ayudados por la Organización Hijos y otras
similares, incluso internacionales, absurdas acusaciones solo explicables en
mentes retorcidas y con más deseos de revancha y venganza que de Justicia.
¿Esos, o el capitán de ese
barco, me van a hablar de conducta periodística, cuando estafaron la fe y
ofendieron la profesionalidad de tantos colegas en serio?
Hay trapos y mugres que son
para lavar adentro, pero a la vez de pedir disculpas a los oyentes, quiero que
sepan que este es un acto de legítima defensa.
Me aludieron públicamente y
públicamente me defiendo.
También ese es, para mí, un
derecho humano innegociable.
ANEXO AL
COMENTARIO ANTERIOR:
Aquella vez, y para refrescar
ahora la memoria de los amnésicos, dije entre otras cosas refiriéndome a los
juicios a los genocidas en Córdoba: “Algún día los militantes del
terror deberán responder ante la sociedad, de la que reclutaron a una
generación de románticos, por qué los mandaron a morir.
Alguna vez
deberán responder si los productos de los secuestros fueron para la causa, o
para transformarlos a ellos en prósperos empresarios. Deberán reconocer que las
ausencias solo se mitigan con presencias y no con discursos.
Esta
Justicia, la que condenó y seguirá condenando a los genocidas, deberá pensar y
actuar también resguardando la memoria de los otros, de los que no tienen a
quién reclamar por sus muertos queridos.
Solo entonces
habremos reconquistado la paz, cuando hagamos culto a la memoria, sin
envolverla en banderas de ideologías, sino amparándola en la majestad de la
Justicia”.
**********************************************************************
PROBLEMAS EN
LA OBRA SOCIAL DE PRENSA
Todo indica
que el gremio de prensa nucleado en el Cispren
-vieja fusión que se hiciera del histórico Círculo de la Prensa y el politizado
Sindicato de Prensa- está pasando por momentos críticos, porque cuando está en
juego la salud, todos los otros problemas son menores.
Por falta de
pago les han interrumpido los servicios en la clínica San Andrés lo que afecta
a jubilados, afiliados directos y adherentes, con el agravante que los
empleados de la entidad sindical aún no han cobrado su sueldo correspondiente
al pasado mes de febrero.
Para colmo y
de acuerdo con lo que se sabe ha sido interpuesta una demanda penal contra los
responsables de la conducción sindical, dado que los fondos recaudados, sostiene
la presentación, no llegan a la obra social y tendrían como destino la CTA con
sede en Capital Federal.
Un grupo de
afiliados y adherentes, agotadas las instancias administrativas ante los entes
respectivos, adoptaron en resguardo de la atención que merecen, la
determinación de acudir a la Justicia, sumando a esta situación un faltante de
12 millones de pesos lo que perjudica la autonomía de la Obra Social.
Es para rogar
que se supere esta enojosa situación, que coloca en la inmerecida posición de
mayor vulnerabilidad a todos aquellos que necesitan asistencia médica, pagan
por ella y no reciben los servicios que su derecho a la atención demandan.
Esa obra
social, años atrás y haciendo memoria en condición de afiliado, supo ser modelo
y a la vez orgullo de sus beneficiarios y directivos
Con la salud,
señores, no se jode.
Y quienes no
se sientan capaces de administrar y esto sea comprobado, el buen sentido
aconsejaría mandarse a mudar.
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