19 de marzo de 2017

S.L.B.: LA CÁMPORA EMPUJÓ A LA C.G.T. – EL INDIO SOLARI Y EL DRAMA DE OLAVARRÍA – LA CIUDAD Y SUS MOTOS – LA MEGACAUSA SIGUE SU CAMINO – SONRIE QUE TE ESTÁN FILMANDO – EL S.E.P. ARREGLÓ. ¿Y LOS DOCENTES? - REPUDIO AJENO Y LEGÍTIMA DEFENSA – OBRA SOCIAL DE PRENSA: ¿ESTÁ EN CRISIS?, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 19/03/17 que difunde AM580 Radio Universidad de Córdoba.

AL PARO LO DECRETÓ LA CAMPORA

   Es innegable el descontento que flota en el ambiente laboral a raíz de las últimas novedades que se divulgaron sobre pobreza e inflación, aunque los números de la desocupación hayan mostrado una levísima recuperación (hacia abajo) que en poco cambia el panorama de la inquietud nacional.
   Los triunviros de la CGT lo saben, advierten que es una realidad y como el vidrio no forma parte de su dieta habitual, vienen intentando morigerar los efectos y las reacciones ante una situación comprometida como lo indica la crisis que no termina de frenarse como paso imprescindible a una deseada estabilización que si se concretara, sería el camino hacia el ansiado y merecido crecimiento.
   Pero los sectores más virulentos y nostálgicos del remanente kirchnerismo no se resignan a dos eventualidades: la de desaparecer y la otra, que es la peor, la de un futuro de juicios y condenas hasta el punto de haber instrumentado el “Operativo helicóptero” como mecanismo para amedrentar a la sociedad, con reuniones de cúpula donde no se ocultan las intenciones golpistas ni los temores frente al avance de la Justicia en la investigación de los casos más emblemáticos de la corrupción en los últimos años.
   Algo hay que hacer -seguramente pensaron- y nada mejor que una demostración de fuerza, aunque fuera con soldados ajenos a su tropa como buena parte del movimiento obrero, todavía columna vertebral del Justicialismo, aunque no sea el mismo Justicialismo de los legítimos laureles y las memorables luchas.
   Las CGT venían timoneando la situación con presiones que no llegaban a quebrar la lanza del diálogo que existió, tanto abierta como secretamente, ya que en algunos dirigentes aún existe la prudencia porque son los mejores observadores y analistas de la realidad, frente a sus bases ansiosas de merecidas reivindicaciones que aparecen alejadas de su alcance.
   Y si algún hecho faltaba para terminar de presionar a la dirigencia, apareció aquella desesperación de los derrotados que optan por la fuerza que reemplace al diálogo; por la prepotencia como superadora del debate; con la violencia por encima de las actitudes civilizadas, sin pensar en el cansancio de la sociedad que es a la postre la destinataria de cualquiera de esas actitudes.
   Venían amagando con un paro como expresión de legítima protesta y lo anunciaron sin fecha, dejando así abiertas las puertas de conversaciones con el gobierno, que podían llegar a suavizar la rispidez del ambiente enrarecido, postura con la que no comulgan los violentos apremiados por la aproximación de la Justicia a sus fechorías y rapiñas.
   Y en la última marcha que hicieran las centrales obreras los barrabravas de La Cámpora
coparon el palco y sus inmediaciones, se adueñaron de la situación tanto como de banderas ajenas, mientras la gente volvía a sus casas y apretaron violentamente a los dirigentes exigiendo una fecha cierta para un paro general que calculaban sería dispuesto con actos masivos, movilizaciones y otros aditamentos como en los viejos y añorados tiempos.
   Los heridos fueron lo de menos, pero la presión tuvo sus efectos parciales: fue La Cámpora el otrora numeroso colectivo que decretó el paro a fecha perentoria, pero estuvo en manos de la dirigencia, cuál sería su modalidad: 24 horas en todo el país, sólo paralización, sin actos ni movilización, como dejando en dos sectores la llave del triunfo o del fracaso de la medida: en la propia gente que dolorosamente aprendió que los paros a nada bueno conducen y en el transporte, elemento imprescindible para movilizar a un buen porcentaje que estaría dispuesto a trabajar.
   El paro será paro, como lo definieron y no del estilo “matero” que se decretaba para un viernes o un lunes aumentando sus efectos al prolongar un fin de semana.
   En resumen, aquellos dirigentes que se bebían los vientos amenazando con la dureza de sus acciones, parecen haber tomado conciencia del sentir ciudadano -tanto a favor como en contra de la determinación- dejando la opción en manos de cada uno, fracasado su estilo otrora beligerante y confrontativo.
   Pero también, quizás por prudencia, no les quedó otra alternativa que ceder a la imposición de quienes ya no tan solapadamente se juegan no tan solo al fracaso del gobierno nacional, sino a la interrupción violenta de lo que en su momento decidieran las urnas.
   Porque después de haber gozado de tan histórica impunidad, debe ser complicado acostumbrarse a ser objetados y lo que es peor, verse obligados a trabajar.

EL INDIO SOLARI Y EL DRAMA DE OLAVARRÍA

   Hay algunos descerebrados que a un hecho luctuoso lo califican según la cantidad de víctimas fatales, en lugar de analizar las causas por las cuales se produjo, que de haberlas previsto, el desastre no hubiera ocurrido.
   Es absurdo pensar que una marea humana de cerca de 350 mil personas se autocontrole, porque una de las exigencias de la producción del espectáculo era que no existieran policías uniformados a la vista, por aquel rechazo a la autoridad que se instaurara cuando fue muerto
el joven Bulacio, por balas policiales, después de un recital de Solari años atrás.
   Si el menos avisado sabía que el componente de drogas y otras sustancias estaba presente, es también absurdo suponer que las cosas se harían en orden, respetando las leyes y observando las indicaciones de convivencia y armonía.
   El desastre ocurrió y la parca estuvo demasiado benévola a la hora de cobrarse vidas, lo que es atribuible a factores tan desconocidos que no entraban en los cálculos de nadie, porque los agoreros sostenían que el número de muertos era mucho mayor que dos, y que los escondían para minimizar el impacto ante la sociedad.
   Otros deliraban que el intendente de Olavarría, enrolado en el macrismo, ocultaba los
muertos para evitar un lógico impacto político que le asignarían desde la oposición, ávida de situaciones conflictivas que se utilizan medulosamente en un intento de socavar a la autoridad y a las instituciones de la República.
   El Indio Solari en algunos aspectos, y visto desde una perspectiva alejada de la música, bien puede emparentarse en su carácter con aquel pendeviejo calvo mental, el Pelado Cordera, arrastrador de multitudes e incitador a todo lo que sea contestatario frente a cualquier sistema de vida ordenada e incluso la observancia de las leyes.
   Las arengas con fondo musical es lógico que despierten más adhesiones que rechazos y la exaltación de ciertas conductas suele ser el disparador de enfrentamientos, más aún cuando no existe la presencia de la autoridad para preservar el orden.
   Desbordado el predio al superarse las más holgadas expectativas, todo se transformó en una marea humana incontrolada e incontrolable, pese a algunos esfuerzos del artista por contener el desbande en el que iban cayendo las víctimas que resultaban apretadas, pisoteadas y gravemente lastimadas.
   El después fue tanto o más aterrador que el desastre en si, porque superada ampliamente la capacidad receptiva de Olavarría, cientos de chicos y chicas, la mayoría jóvenes, deambulaban sin rumbo, sedientos y con la mirada perdida, en una silenciosa procesión que pedía auxilio donde sabían que no lo iban a encontrar.
   Por eso la vigilia de los mayores que lejos de allí, penaban por alguna información, el más mínimo rastro de sus seres queridos que habían asistido al recital de Solari.
   El Indio no se ocupó demasiado de sus fans, declaró ante la policía y luego tomó su taxi aéreo que por la módica suma de 3.024 dólares lo trasladó en un vuelo de 25 minutos hasta Morón, desde donde partió a su legendaria mansión, con la lógica premura de contactarse con sus abogados.
   Viene ahora el novelón de las demandas y de la defensa, que a toda costa pretende negar su propia responsabilidad, o en este caso la irresponsabilidad de no haber previsto las cosas para evitar que ocurriera lo que ocurrió.
   Habrá que ver qué sucede en los próximos días, aunque de la desgracia bueno sería recoger valiosas experiencias: entre ellas, que la autoridad tiene la obligación de supervisar y asegurar la integridad de todos y no tan solo de los artistas.
   Ténganlo todos en cuenta, para los recitales a futuro en cualquier punto del país.

LA CIUDAD DE TANTAS MOTOS

   La retina de la memoria todavía atesora imágenes de aquel diario e increíble espectáculo de ver salir cerca de 5.000 motos rugientes desde la antigua Fábrica de Aviones, allí donde estaba la gloriosa cuna de la moto Puma, del Rastrojero, del Cono Sur, del tractor Pampa y de varios modelos de aviones, cuando Argentina ocupaba lugares de privilegio en desarrollo tecnológico, impulsado por el empuje del Brigadier Juan Ignacio San Martín.
   Dejando de lado aquellas viejas historias, pasó un largo tiempo en que las motos casi desaparecieron del escenario ciudadano, salvo algunas pocas excepciones, hasta que el mal servicio de transporte obligó a la búsqueda de nuevas alternativas, a lo que se sumó la facilidad de acceder a una moto con el documento de identidad y unos pocos pesos de entrega inicial.
   Y así vimos crecer alocadamente el parque motociclístico con modelos de toda cilindrada, desde los modestos ciclomotores hasta las poderosas motos con impulsores de mayor potencia que muchos autos, y aparecieron también los accidentes más frecuentes por la incomodidad de llevar puesto el casco.

Pero también y como era de esperarse, así como la gente honesta buscó la moto para trasladarse a trabajar, los ladrones las vieron como el complemento ideal que les aseguraba una huida inmediata que por lógica era ayudada por su maniobrabilidad lo que hacía -y hace- casi imposible la persecución.
   Pero sucede que no todos los que usan moto son motochorros, y en esa categoría la autoridad cometió la imprudencia de unificar su calificación, estigmatizando a los decentes y
aumentando la impunidad de los ladrones.
   Con prohibir el acceso de las motos, o permitir que la ocupe sólo una persona nada se logrará, como tampoco servirán lo del chaleco y el casco identificatorio.
   Los ladrones ya se ocuparán de buscarle la vuelta para seguir burlando a la ley.
   Lo que sí se impone es lo que hace tiempo falta, que es la instauración de una política integral de seguridad que acentúe la prevención por una parte y refuerce los controles callejeros por la otra.
   Si se sigue en el empecinamiento de gastar fortunas en comprar y comprar elementos tecnológicos, armamento, comunicaciones, etc. y el acceso al empleo policial siga siendo bolsa de trabajo de los políticos, nada cambiará.
   Y es una pena, porque después vendrán las quejas frente a los crecientes casos de justicia por mano propia.

MEGACAUSA DEL REGISTRO SIGUE SU CURSO

   Tanto como acelerar los juicios pendientes o resolver de una vez y para siempre la situación de  los imputados guardados en la despensa de la Fiscalía, en la causa del Registro de la Propiedad mucho queda por hacer en materia de estricta justicia.
   El estado de salud de esta causa padece de varias afecciones que lo colocan al borde de una terapia intensiva.
   Es claro que debiera recibir un tratamiento también con una megadosis de aquellos componentes que nunca debió perder,  como la libertad, que hubiera evitado el escándalo de las prisiones preventivas abusivas; la racionalidad, que hubiera evitado la imputación indiscriminada de compañeros, vecinos y conocidos como nuevos sospechosos; la legalidad que hubiera evitado actuar fuera los mandatos constitucionales; la igualdad, que hubiera evitado los privilegios para los conocidos y amigos del poder político y judicial;  la sinceridad que hubiera evitado el pomposo marketing mediático; la independencia que hubiera evitado la impunidad de los poderosos culpables; la honestidad que hubiera evitado inmortalizar la causa, la imparcialidad que hubiera evitado la creación de una única comisión especial juzgadora y la objetividad  que hubiera evitado la íntima convicción como fundamento de sentencias absurdas.
   Sólo cuando el Poder Judicial se empape de estos componentes, podrá abrigarse al menos una esperanza de merecida Justicia.

SONRIE, TE ESTAMOS FILMANDO

   Las señoras de los barrios coquetos, y las coquetas de los barrios marginales, tendrán al menos el pretexto para presentar a sus esposos, novios o arrimados: la necesidad del maquillaje porque en cualquier momento pueden ser enfocadas por las cámaras espías, y no será cuestión de andar de crenchas y sin sombra de ojos ni alargadores de pestañas.
   Más de 700 cámaras están siendo instaladas en puntos estratégicos de esta Córdoba que quiere modernizarse en materia de seguridad, aunque no exista una política constante y seria al respecto.
   En muchas ciudades del mundo se aplica el mismo sistema de visualización permanente, con centros de control conectados a una red que permite actuación inmediata en caso que sea necesaria la intervención de la autoridad.
   Eso es un servicio serio, dinámico y efectivo y es para rogar que entre nosotros se obre de igual manera, aunque existan baches que será complicado superar en el corto plazo, por la propia estructura de una fuerza policial no preparada para esta tecnología ni equipada con todo lo necesario.
   Pueden detectar alguna anomalía en cualquier punto céntrico o de los barrios, pero el problema surgirá a la hora de trasladarse, porque y esto es lo que comentan muchos policías desde adentro, no siempre hay móviles disponibles, muchos están chocados y suele ser frecuente la falta de combustible para hacerlos funcionar.
   Cuando el sistema instantáneo requiere precisamente inmediatez, nos encontraremos con los viejos problemas y carencias que el tiempo no ha podido superar.
   De todas maneras bienvenido el sistema, que nadie brinde por un éxito anticipado y que se entrene al personal, tanto los que tendrán la tarea de monitorear sino a los otros, los que deberán andar a las disparadas cuando sean requeridos.
   No deja de ser un buen síntoma en la lucha contra una delincuencia que siempre, siempre, camina unos pasos más adelantada que la policía.

EL SEP ACEPTÓ EL OFRECIMIENTO

   Es sumamente curioso el caso de la dirigencia del Sindicato de Empleados Públicos, por tener a su frente al eterno José Pihén, quien a la vez ocupa una banca en la unicameral y responde al partido gobernante: en pocas palabras, es oficialista a veces y en otros casos, opositor.
   Pero parece ser una fórmula si bien no exageradamente exitosa, es al menos funcional a la conducción política de la provincia porque es como si pidiera desde la trinchera del trabajador, y de inmediato se cruzara de vereda para actuar como legislador.
   Si esta curiosa situación sirve para eliminar un buen porcentaje de asperezas y rispideces propias de los enfrentamientos por salarios, condiciones de trabajo y otras demandas, no es para buscar un cambio de estilo sino para intentar trasplantar ese modelo a otros ámbitos.
   No se sabe a ciencia cierta si todos los empleados públicos están de acuerdo con la aceptación del 19 y pico por ciento de incremento salarial, más un punto de ajuste o algo parecido, porque desorienta la actitud del SEP que contrasta con la postura de la dirigencia docente, que adelantó que ni locos aceptarían ese nivel de incremento.
   El conflicto en las escuelas se mantiene, hay un anuncio de parar nuevamente dos días esta semana y no son pocos los maestros descontentos con el empecinamiento sindical, porque a esos dirigentes no les descuentan cuando no trabajan, y los maestros ya llevan varios días que no cobrarán.
   En una de esas, esa curiosa ubicación de José Pihen con un pie en cada vereda, facilita un eventual entendimiento entre el gobierno provincial y los docentes, para que los únicos perjudicados en esta pelea que son los niños, conozcan lo que es la normalidad…
   Es absurdo y eso es muy cierto, que se pretenda nacionalizar la discusión salarial unificando paritarias nacionales porque en Córdoba todas las escuelas son provinciales o municipales.
   El tema es que si se prolonga como conflicto, será un año más que no se cumpla con lo que siempre se anuncia y jamás se concreta: que exista respeto por los días de clase que demanda el calendario escolar.
   Pero parece que ese detalle tan trascendente, a la dirigencia poco le importa.

UN ENÉRGICO REPUDIO Y MI LEGÍTIMA DEFENSA
   En un programa anterior de “Síganme los buenos” y  aludiendo a no recuerdo qué situación intrascendente, expresé que era uno de los únicos, o el único periodista,  y tampoco recuerdo bien, de no gestionar, aceptar ni cobrar publicidad oficial de la municipalidad, del gobierno provincial o del ámbito nacional, como que tampoco recibía sobres por debajo de la mesa.
   Como es la verdad real lo sigo sosteniendo, pero eso enervó la verba de un muchacho que en su momento se enroló en el periodismo militante “K” y aún conserva su lugar en este mismo dial.
   Y sin nombrarme me repudió enérgicamente, repitiendo esa dura condena que, de todas maneras no me sorprendió por su origen.
   Llama la atención que tal energía para repudiar no se haya manifestado en otras múltiples ocasiones, cuando los “K” se abroquelaban en la trinchera de su militancia radial para descalificar a quienes, laburando en la misma empresa, pensaban distinto aunque no lo expresaran.
   No escuché ningún enérgico repudio de los amantes del modelo nacional y popular y agitadores de los estandartes de los derechos humanos, cuando iban desplazando a compañeros de tareas, como los casos de Claudio Ferrer,  Pablo Colazo, el Negro Salinas o Toto Colombo.
   No escuché ningún enérgico repudio cuando congelaban y maltrataban a Roxana Menéndez, agravándole su mal que lamentablemente la llevó a morir en depresión, plena de juventud y de proyectos.
   Y tampoco nadie públicamente repudió con energía cuando junto con los directivos del Cispren, se abrazaron en la consigna de pedir mi cabeza a la entonces rectora Carolina Scotto delatándome y acusándome formalmente y por escrito de haber reivindicado la teoría de los dos demonios, cuando sólo hice uso de mi constitucional derecho de opinar con libertad en un medio que jamás me indicó qué decir ni qué callar, en un maravilloso homenaje a la libertad de expresión.
   Por suerte la Dra. Scotto ni los atendió, aunque esos que se llaman periodistas y colegas ya habían multiplicado en las redes sociales ayudados por la Organización Hijos y otras similares, incluso internacionales, absurdas acusaciones solo explicables en mentes retorcidas y con más deseos de revancha y venganza que de Justicia.
   ¿Esos, o el capitán de ese barco, me van a hablar de conducta periodística, cuando estafaron la fe y ofendieron la profesionalidad de tantos colegas en serio?
   Hay trapos y mugres que son para lavar adentro, pero a la vez de pedir disculpas a los oyentes, quiero que sepan que este es un acto de legítima defensa.
   Me aludieron públicamente y públicamente me defiendo.
   También ese es, para mí, un derecho humano innegociable.


ANEXO AL COMENTARIO ANTERIOR:

Aquella vez, y para refrescar ahora la memoria de los amnésicos, dije entre otras cosas refiriéndome a los juicios a los genocidas en Córdoba: “Algún día los militantes del terror deberán responder ante la sociedad, de la que reclutaron a una generación de románticos, por qué los mandaron a morir.
Alguna vez deberán responder si los productos de los secuestros fueron para la causa, o para transformarlos a ellos en prósperos empresarios. Deberán reconocer que las ausencias solo se mitigan con presencias y no con discursos.
   Esta Justicia, la que condenó y seguirá condenando a los genocidas, deberá pensar y actuar también resguardando la memoria de los otros, de los que no tienen a quién reclamar por sus muertos queridos.
   Solo entonces habremos reconquistado la paz, cuando hagamos culto a la memoria, sin envolverla en banderas de ideologías, sino amparándola en la majestad de la Justicia”.
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 PROBLEMAS EN LA OBRA SOCIAL DE PRENSA

   Todo indica que el gremio de prensa nucleado en el  Cispren -vieja fusión que se hiciera del histórico Círculo de la Prensa y el politizado Sindicato de Prensa- está pasando por momentos críticos, porque cuando está en juego la salud, todos los otros problemas son menores.
   Por falta de pago les han interrumpido los servicios en la clínica San Andrés lo que afecta a jubilados, afiliados directos y adherentes, con el agravante que los empleados de la entidad sindical aún no han cobrado su sueldo correspondiente al pasado mes de febrero.
   Para colmo y de acuerdo con lo que se sabe ha sido interpuesta una demanda penal contra los responsables de la conducción sindical, dado que los fondos recaudados, sostiene la presentación, no llegan a la obra social y tendrían como destino la CTA con sede en Capital Federal.
   Un grupo de afiliados y adherentes, agotadas las instancias administrativas ante los entes respectivos, adoptaron en resguardo de la atención que merecen, la determinación de acudir a la Justicia, sumando a esta situación un faltante de 12 millones de pesos lo que perjudica la autonomía de la Obra Social.
   Es para rogar que se supere esta enojosa situación, que coloca en la inmerecida posición de mayor vulnerabilidad a todos aquellos que necesitan asistencia médica, pagan por ella y no reciben los servicios que su derecho a la atención demandan.
   Esa obra social, años atrás y haciendo memoria en condición de afiliado, supo ser modelo y a la vez orgullo de sus beneficiarios y directivos
   Con la salud, señores, no se jode.

   Y quienes no se sientan capaces de administrar y esto sea comprobado, el buen sentido aconsejaría mandarse a mudar.

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