VEAMOS
CUÁLES SON, POR AHORA,
LOS
MOTIVOS POR LOS CUALES NO
SERÍA
ACONSEJABLE UN REGRESO
Son
tan vertiginosos los tiempos políticos en el ejercicio de una profesión tan
expuesta a evaluaciones, críticas o elogios como es el periodismo, que a veces
me encantaría detener los relojes para gozar el respiro de la pausa que lleva a
la meditación y al análisis que dentro de lo posible debe ser desapasionado y
ajustado a la realidad.
También son muchos los cuestionamientos y no
pocas las agresiones cuando se puntualizan situaciones ya inscriptas en la
historia, que lógicamente no se incorporan en la memoria de los involucrados o
simpatizantes, porque prefieren -es su derecho- ir acumulando errores y
desaciertos ajenos desde el momento que impensadamente perdieron el poder,
alternativa para la que no estaban preparados.
Esa contingencia de la vida es lo que lleva
a los patriarcas y popes de la derrota a prescindir de la autocrítica e incluso
suavizar su costumbre de cargar las culpas siempre al prójimo, pese a que se
vienen comprobando responsabilidades en la práctica y el abuso de la corrupción
lo que hace casi inútil la enumeración de todo lo anormal -que durante más de
una década fue normal- a la hora de enumerar las acciones y las omisiones que
integraron una política de saqueo cuyas resultantes serán complicadas y lentas
de superar, pero no imposibles de alcanzar como objetivo de una sociedad que
quiere resurgir.
Vaya entonces este humilde cuadro recordatorio,
que de paso sirva a todos aquellos no resignados y nostalgiosos, que ya están
preparando su lista con los desaciertos -que no son pocos- de la actual
administración macrista, para que al agotarse el mandato en los términos
constitucionales salvo que alienten intenciones destituyentes, sea el pueblo el
que haga las necesarias comparaciones.
Por eso es bueno aportarle a la memoria -que
vale repetirlo, es el lápiz de la historia- la mayor cantidad posible de
elementos a incorporar para los tiempos tanto venideros como los del pasado.
Y sobre todo, para terminar con la obligada
actitud de pensar en el futuro mirando hacia atrás.
Nadie ha llegado a buen destino conduciendo
su automóvil con la vista puesta en el espejo retrovisor.
Gonio Ferrari
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Su comentario será valorado