Desgrabación de los
comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 26-03-17 que difunde AM580 Radio Universidad de Córdoba.
HORA
DE HACERSE CARGO DE ALGO
Una escena patética, la de ese muchacho
Kicillof, el que alquiló un avión por miles de dólares que pagamos todos, para
hacer con algunos compinches un viaje a Europa en misión oficial, en vez de
utilizar esa empresa aérea, de bandera, que el mismo ministro dijo haber
rescatado.
En el Congreso donde se supone que las
bancas están ocupadas por la flor y nata de la política nacional, reclamaba
como desde el tablón de una cancha de fútbol porque un ministro actual, le
exigía a Kicillof y a su bancada, que se hicieran cargo de algo de todo lo
desastroso que hicieron mientras eran dueños del poder.

La salida que se buscó para preservar al
modelo y ampararlo de críticas y cuestionamientos, fue el abuso de las cadenas
nacionales, verdaderas expresiones de onanismo funcional porque solo se daban a
conocer números de estadísticas dibujadas, que pretendían confundir a una
ciudadanía que tiempo atrás y por cansancio, eliminó el vidrio como componente
de su alimentación.
Dejando de lado la herencia porque no hay
poder de Dios que haga entender que doce años son más que 18 meses, numerosos
indicadores muestran que es imposible llegar a situaciones en tan poco tiempo,
si no traen un arrastre histórico como son los casos de la inflación, la
consecuente desocupación y la emergente pobreza.
Toda la culpa de la crisis es para cargarla
en las espaldas de la actual gestión, jaqueda como era de esperarse por la
complicidad de la dirigencia sindical angustiada e inquieta frente a la
posibilidad de ver menguado su poder, con la conducción justicialista que
frente a la amenaza de su desaparición por atomización, se aliaron para recrear
entre otras acciones “la gran Ubaldini” que los uniera en reclamos salvajes,
aunque las motivaciones tuvieran un asidero que está a la vista, porque la
crisis existe pero no es nueva.
Pero no. Kicillof y sus compañeros miraron
como antes para otro lado, porque no perdieron esa costumbre de victimizarse y
cargar siempre, siempre e invariablemente, las culpas sobre el prójimo.
Las culpas nunca fueron asumidas como
propias.
Toda la culpa es de Macri.
Ellos son inocentes y fueron progresistas.
Así estamos …
La Justicia, si Dios así lo quiere, pondrá
las cosas en orden.
¿QUIÉN
“ENQUILOMBA” LA CIUDAD?
La malsana costumbre de meter miedo y
zozobra solía ser aprovechada por los dictadores décadas atrás, o por quienes manejaban
los discursos fascistas y del otro extremo, que les posibilitaba plantear
caprichos y demandas a las que los gobiernos débiles cedían por mero instinto
de conservación.
Esa debe ser la marca registrada de Rubén
Daniele, un profesional diplomado, inteligente y peleador -no es lo mismo que
luchador- rara especie de agitador profesional a quien siguen por aquello del
amor al bolsillo con el menor esfuerzo, en cuyo sentido quiero dejar a salvo la
merecida excepción de los municipales sacrificados, cumplidores y respetuosos.

Enquilombar la ciudad parece ser el objetivo
inmediato, en apoyo a la incorporación en la planta permanente de un centenar
de contratados, a quienes con seguridad la ley y los convenios amparan, pero
hay maneras y maneras de exigir su cumplimiento.

De todas maneras es tan lamentable el estado
de nuestra Córdoba en cuestiones tales como el tránsito, las peatonales, las
plazas, los parques, el transporte urbano, la iluminación y otros rubros, que
el quilombazo que propone realizar Daniele casi ni se notaría.
Por eso, se me ocurre que sería bueno
aconsejarle a este personaje que buscara otros métodos de protesta en procura
de tener más cotizantes a las arcas de su sindicato, que holgadamente ha
superado los doce mil, como por ejemplo hacer cumplir -sin su presión- el
servicio de recolección de residuos, el barrido de calles, el funcionamiento permanente
y a pleno de los CPC y todo aquello que viene demostrando falencias insalvables,
que para colmo de acentúan cuando la gente piensa en lo que cobran los
municipales.
De esa manera, viéndolos trabajar y
dedicarse a la ciudad y sus vecinos, sería un llamado de atención que superaría
con creces las puteadas que se ligan cuando, cosa de locos, se enfrentan
precisamente con quienes pagan para ser atendidos y son injuriados.
A lo mejor, es la solución para el drama
cotidiano que no merecemos estar padeciendo los cordobeses.
ELLA
Y VARIOS MÁS, A JUICIO ORAL
Es curioso y llamativo que aquella exigencia
de memoria, verdad y justicia, tenga ribetes de aceptación o de rechazo, según
sea a quienes pueden alcanzar esos tres elementos fundamentales de la vida en
convivencia y armonía.
Le reclamamos memoria, verdad y justicia al
poder, cuando cayó el telón sobre una de las situaciones más dramáticas que
debimos padecer los argentinos, sojuzgados por la milicia arrebatadora de
nuestros derechos que teníamos amparados en el ejercicio de la libertad.
Pero ahora, cuando las circunstancias nos
llevan del mismo modo a exigir memoria, verdad
y justicia, los mismos que vociferaban en su reclamo, pretenden huirles cuando son ellos los que deben responder a la República por los hechos de los que resultan sospechosos y acusados.
y justicia, los mismos que vociferaban en su reclamo, pretenden huirles cuando son ellos los que deben responder a la República por los hechos de los que resultan sospechosos y acusados.
¿En qué país vivimos?
¿Es posible tamaña ignorancia de la ley y de
los principios básicos del respeto?
La Justicia se está moviendo al amparo de la
ley, con las garantías consagradas por nuestra Constitución, pero eso no les
basta, porque acostumbrados a la escandalosa impunidad pretenden eludir lo
traumático de un juicio y de una eventual condena, aunque si se sienten libres
de culpas, ¿por qué no pensar en una absolución?

¿Por qué ese rencor que alimenta amenazas,
instaura el miedo y nos lleva a los tiempos en que todo se resolvía por la vía
de la violencia?
Quienes deben enfrentar a un tribunal, se
supone que cuentan con argumentos para defenderse y buscar una declaración de
inocencia de la que están seguros, al menos cuando los escuchamos formular
declaraciones que más que para defenderse, son para atacar a sus adversarios
políticos.
Vemos que otras culturas en el mundo toman
como natural enjuiciar a sus ex, porque existe un respeto ancestral por la
majestad de la justicia, lo que aquí se ha venido deteriorando con el paso de
los tiempos y de los gobiernos, que tuvieron en la mayoría de los casos la
maldita costumbre de anexarla al poder.
Roguemos que la Justicia triunfe por encima
de los intereses, las impunidades y algunas exageradas pasiones.
LA
MEGACAUSA DEL REGISTRO
Definido por el uso del terror como metodología para lograr sus
objetivos, el terrorismo puede presentarse bajo diferentes caras, a veces,
inclusive, perversamente disfrazado de justicia.
En la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba, la acusación
indiscriminada a cualquiera por ser conocido, la prisión preventiva
sistemática, las investigaciones parciales y arbitrarias, las condenas
anticipadas, los juicios repetidos a los mismos, las sentencias fundamentadas
en la íntima convicción de una única comisión especial, los procesos reiterados
con ensañamiento contra quienes se defienden, y la duración indefinida del
proceso desde hace más de una década, fuera de lo que marca la ley, son actos
más ligados al terrorismo que a la buena administración de justicia.
Es indudable que, en realidad, esconden mecanismos de violencia,
despojo, extorsión, tortura y amedrentamiento contra los imputados, presiones
destinadas a doblegar voluntades, quebrantar integridades, aniquilar enterezas
y pulverizar hasta la vida, sirviendo al armado de una gigantesca pantalla
mediática que no sabemos bien qué ni a quiénes protege.
Mucho daño y varias víctimas han quedado en el camino.
Por ello, para esta causa es actual y legítimo el reclamo de Memoria,
Verdad y Justicia: memoria,
para que el paso de los años no borre los injustos acontecimientos; verdad, para que el Poder Judicial busque y encuentre a los
“verdaderos” culpables, y justicia para todos los que fueron acusados y
condenados injustamente.
Para que el nunca más sea una realidad que acalle al actual y doloroso siempre más.
A
41 AÑOS DEL ESPANTO
Contar con los dedos o con la memoria el
resultado es el mismo: parece mentira, pero han pasado 41 años…
Y ha transcurrido tanto tiempo -o un instante,
para muchos- desde aquella noche en que un grupo de pretendidos iluminados, con
la mortal prepotencia de las armas, interrumpió la legitimidad de un gobierno
que, pese a sus carencias y errores, era el resultado de un alicaído proceso
democrático.

La masacre es la masacre.
Los muertos y asesinados son asesinados y
muertos cualquiera haya sido su forma de pensar.


Los argentinos que amamos a esta Patria, estamos
convencidos que la justicia es necesaria, tan necesaria como inútiles son la
revancha o la venganza. Nadie pretende el olvido, siempre y cuando aquel
ejercicio de la memoria, sirva para unirnos y no para ahondar el odio, la
grieta y el desencuentro.
A mí no me la contaron.
Han pasado tantos años y sinceramente me parece
que merecemos ser felices incluso nosotros, los que hemos vivido el espanto,
aquel espanto que hoy muchos improvisados tocadores de oído, imberbes ahora y
espermatozoides en el ’76, pretenden reflejar a su manera y sin ponerse
colorados.

No digo que sea necesario aquietar las
pasiones, porque sería pretender un arco iris en blanco y negro. Pero si,
dentro de lo posible y para alcanzar la paz integral que tanto necesitamos, es
imperioso recuperar el camino del respeto y de la grandeza de
pensamiento, sin mezquindades ni autoritarismos.
Pero sobre todo, dejando que la justicia haga lo
suyo y la memoria no circule en una sola dirección.
Porque la memoria parcial, bien lo sabemos,
es una manera perversa y despreciable de encubrir mentiras.
Y jamás dejemos de recordar que el terrorismo de
estado no se inició en 1976, sino que los argentinos lo vimos recrudecer
durante los gobiernos de Perón y de su tercera esposa, en la primera parte de
la década del 70.
Es una porción de nuestro drama.
Y es parte de la historia.
Procuremos honrarla sin olvidos y no permitamos
que una gavilla de loquitos, derrotados y nostálgicos, nos vuelvan a poner en
la cornisa, demasiado cerca del abismo.
Ayer repudiaron a los milicos y hoy son
golpistas…
LA
MARCHA FEDERAL Y SU VERDADERO ROSTRO
El abierto enfrentamiento entre la máxima
dirigencia docente y la gobernadora de Buenos Aires adquirió trascendencia
nacional, al extenderse el problema a la mayoría de las provincias argentinas.
Detalles que algunos consideran secundarios
pero que son parte esencial del conflicto, es el ingreso de las ideologías y el
partidismo en este enojoso diferendo que tiene como rehenes a miles de niños en
casi todo el país y la solución no se avizora cercana.
Baradell, líder del alzamiento sindical, se
reporta al kirchnerismo, más allá que su esposa sea legisladora por esa
corriente en la provincia de Buenos Aires, creo, o en la ciudad autónoma.

Entonces, es para pensar que la marcha
federal que convocaran, más que principios sindicales de los maestros, los
motivos eran otros, como parte de esos curiosos movimientos que vienen
desarrollando los no resignados a la derrota, los mismos que hablan de
helicópteros, destituciones y otros mecanismos totalmente divorciados de la
democracia a la que ofenden.
La marcha federal, que para muchos docentes
era una civilizada manera de protestar frente a la situación que padecen, fue
más que nada y las imágenes, los discursos y los cánticos así lo certifican,
una expresión partidista que alentó el quiebre de las instituciones como puerta
de acceso a la recuperación de un poder que no supieron administrar.

Desvirtuar así una expresión pretendidamente
popular y sindical, es aprovecharse de la buena fé de los luchadores en serio;
de los gremialistas comprometidos con sus bases y no con las nostalgias.
Las cosas retomarán su cauce normal, cuando
los docentes, todos, entiendan que en su justa lucha, no necesitan ofender a la
democracia que tanta sangre y dolor nos costara reconquistar.
DOÑA
HEBE EMULA A HERMINIO IGLESIAS
Si existe una manera de retener a doña Hebe
y su verborragia cloacal y golpista mientras pregona su desprecio por Videla y
compañía, seguramente está desvelando a los responsables de la campaña política
de Macri.
Solo dejándola hablar y cuidándola para que
nadie la toque para evitar que se transforme en la víctima que los “K” están
buscando, es suficiente para que la ciudadanía tome conciencia de lo que
significaría un hipotético regreso.
Es que los argentinos ya estamos cansados de
soportar prepotencias, saqueos, vendedores de humo y ciertos ejemplares con
vocación mesiánica, entronizados por la violencia y alimentados desde el
Estado.
¿Sería capaz esa señora del insulto alevoso
y de su ceguera hacia adentro, explicar la relación, por ejemplo, que tuvo con
el general Milani?
A lo mejor allí, es que acude a reconocer su
ancianidad -que es respetable solo por eso- y la decrepitud de su razonamiento,
si es que alguna vez lo tuvo.
¿Recuerdan lo del Rey de España al
bolivariano Chávez, cuando lo interrumpía en su discurso?
Lo más sano para la República, sus
instituciones y la preservación de la democracia, sería que esa señora se
llamara a silencio, antes de caer al reconocimiento de su deteriorada salud
mental.
Porque actualmente, ni estando loco a ningún
argentino bien nacido se le ocurriría alentar cualquier acción que injurie el
mandato de las urnas.
De cualquier manera y por piedad, es para
hacer propias aquellas palabras de Cristo en la cruz: “dejadlos, que no saben
lo que hacen”.
Pareciera que doña Hebe, pese al paso del
tiempo, lleva en su cartera y aunque parezca un delirio, todavía con su llama
el encendedor con el que una vez, Herminio Iglesias en el cierre de campaña del
’83, quemara aquel ataúd ante un millón de personas y el azorado pueblo
argentino.
Que alguien, por favor, le pida a la doña que
la apague, porque pese a ser historia antigua, su costo será eterno.
Y de arrepentimiento, ni hablemos …
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