ES
DE POCA INTELIGENCIA PELEAR
CONTRA
UN ENEMIGO INEXISTENTE
Tengo en lo personal una alta estima por la inteligencia femenina aunque hay ocasiones en que muchas
de ellas se esmeran en crear situaciones que llevan a la duda acerca de ese
concepto, porque el feminismo exacerbado es tan pernicioso para la sociedad
como lo es cualquier expresión de machismo que en honor a la verdad, tiene sus
adeptos y practicantes.
Aquel
drama del siglo pasado en el que murieron calcinadas 129 mujeres, lo que
originó -detalle más o detalle menos- la instauración del 8 de marzo como Dia
Internacional de la Mujer Trabajadora al principio y después se le quitó la
última palabra, fue utilizado por dos corrientes inconexas: la que reivindica
la condición femenina y esa otra, que la aprovecha comercialmente.
Pero
hay una tercera tendencia: su descarado aprovechamiento político.
Y como
uno de los componentes de la personalidad de la mujer es la candidez que
algunos llaman inocencia (jamás confundirla con la debilidad) no sorprende que
en las marchas convocadas por cualquier motivo que requiera protesta, concurren
representantes de todas estas inclinaciones o simpatías.
Por eso
no es bueno generalizar y meter en la misma bolsa a las correctas con las
dañinas, a las románticas con las insensibles o a las pacifistas con las
violentas: hay de todo y por eso de todo se ve y se escucha, desde la sana
creatividad hasta la evitable ofensa.
En
Buenos Aires frente a la Catedral Metropolitana allí donde doña Hebe mandó no
hace mucho tiempo sus huestes a orinar y algo más, incluyendo su altar mayor,
las ultras volvieron al estropicio de las pintadas, fogatas y otras expresiones
de violencia contra la Iglesia y como siempre la policía en lugar de impedir
esos estragos permitió que se perpetraran y luego se ocuparon de disolver a la
turba.
Las
mujeres, muchas identificadas como proabortistas, reclamaron contra la
violencia de género, la cultura patriarcal, la discriminación, la desigualdad
de género y el pedido de justicia por las víctimas de femicidios. La
movilización porteña convocada entre otros por el colectivo Ni Una Menos, había
colmado la avenida de Mayo al clamor de "Se va acabar, se va acabar, esta
cultura patriarcal" y el mensaje partidista e ideológico representado con “Macri basura, vos sos la dictadura” y “Sí se puede, hacerle un paro a Macri, se lo hicimos
las mujeres”.
En Córdoba sucedió otro tanto frente a la Iglesia de Santo Domingo, monumento histórico -para la ley, intocable- que recibió daños y pintadas y para colmo, con horrores de ortografía, lo que en alguna medida contribuye, sin descalificarla, a restarle seriedad a la marcha que fue en parte un directo ataque a la Iglesia Católica y por añadidura a la conducción política nacional, dado el tenor de algunos carteles y pancartas.
En Córdoba sucedió otro tanto frente a la Iglesia de Santo Domingo, monumento histórico -para la ley, intocable- que recibió daños y pintadas y para colmo, con horrores de ortografía, lo que en alguna medida contribuye, sin descalificarla, a restarle seriedad a la marcha que fue en parte un directo ataque a la Iglesia Católica y por añadidura a la conducción política nacional, dado el tenor de algunos carteles y pancartas.
Es por
todos estos argumentos que me permito tomar como propios unos conceptos de mi
colega periodista, el abogado Daniel Gentile, quien comentó: “El patriarcado tiene para el feminismo la
ventaja de no existir. La confrontación puede prolongarse tanto como la lucha
contra un fantasma, pues hace rato que hombres y mujeres somos iguales ante la
ley”.
Que en
la práctica y al respecto existan algunas carencias, no justifican el daño, la
agresión ni la ofensa.
Gonio Ferrari
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