11 de abril de 2021

S.L.B.: VACUNACION EN CORDOBA ENTRE CARENCIAS, IMPROVISACIONES Y REMIENDOS - EN SITUACIONES CONFLICTIVAS POCO AYUDA LA HISTERIA - AGRADABLE SORPRESA EN LA PEATONAL - NO HABRA VERDADERA JUSTICIA EN LA MEGACAUSA SI DESIGUALDADES Y – PRIVILEGIOS SIGUEN SUBSISTIENDO - CON MAYORES CONTROLES TENDREMOS MENOS CONTAGIOS - UN MINUTO PARA DESDRAMATIZAR - NARCOTRÁFICO IMPUNE, MALESTAR SOCIAL Y LOS RIESGOS QUE SE INCREMENTAN - ALGO EN COMÚN ENTRE DI CAPRIO Y BOUDOU, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos”, edición nº 668 del domingo 11/04/21, difundida en dúplex por AM580 y la FM88.5 ambas dependientes de Radio Universidad Nacional de Córdoba. 

Desorientación en la gente
VACUNACION EN CÓRDOBA: ESTÁ MÁS SUJETA
A IMPROVISACIONES QUE A  LA PLANIFICACIÓN
 
   La manera en que fueron creciendo las expectativas allá lejos -y lejos consideramos ahora a junio del año pasado- cuando en el mundo se comenzó a mencionar esa mágica palabra: vacuna, que era toda una síntesis de la salvación universal, más allá de todos los vericuetos políticos, económicos, ideológicos, empresariales y mafiosos que pudiéramos imaginar acerca de su aparición masiva.
   La desesperación lentamente fue dando paso a la esperanza, el temor a la confianza en el futuro, el encierro a la ansiada y definitiva libertad: en síntesis, fue como si se hubiera producido un reseteado sin fronteras ni diferencias; como si a la mente le hubiéramos colocado el cuentakilómetros en cero y comenzáramos a vivir tiempos venturosos.
   Las cosas se fueron dando más o menos con lo previsible, por eso del juego de tan variados y trascendentales intereses en juego y así fue que se especuló abiertamente con la calidad de cada vacuna según fueran los que las juzgaban, y de acuerdo con la procedencia de las dosis que nos asegurarían indemnidad frente al maldito y minúsculo bicho, que iba aumentando escandalosamente el número de quienes sucumbieron frente a su endiablado y silencioso accionar.
   Y como siempre pensando en función de nuestra posición históricamente tercermundista, asegurábamos al menos íntimamente que estábamos posicionados más cerca del final de la cola que encabezando a las potencias que tendrían su vacuna propia y por lógica, una salvación más segura y sin tanta espera.
   Pasó todo lo que tuvo que pasar, descalificaron a los rusos, a los ingleses, a los yankis, a los chinos, a los cubanos y a otros más pero seguíamos pendientes de la capacidad diplomática y operativa de nuestras autoridades que se movieron con amplitud tanto geográfica como ideológica hasta que comenzaron a llegar las cargas soviéticas y después se agregaron las restantes.
   Dejemos de lado los cuestionamientos emergentes, los errores cometidos, los negocios concretados y todo lo demás, para llegar al día en que comenzaron las vacunaciones con una llamativa pulcritud salvo aquellos casos de los vacunatorios privilegiados, el derrape del científico mayor que en su momento no creyó que el virus se aposentara entre nosotros por la distancia de su origen y algunas otras situaciones.
   Las provincias algo habrán negociado con el nivel superior para no quedar marginadas, cada una se las compuso para organizar los pinchazos y todo empezó a caminar, lentamente y con cuentagotas y aún no sabemos si era por falta de dinero, por nuestros antecedentes de morosidad mundial, por la insuficiente cantidad de frasquitos de vidrio, por las extremas condiciones de temperatura que era necesario contar en los aviones, por la gran cantidad de costosos viajes que se hicieron para traer cantidades reducidas con relación a las necesidades o por otros factores.
   En Córdoba se habilitaron amplios y ventilados recintos para aplicar las vacunas, en especial primeras dosis, con una curiosa concepción acerca de las prioridades etarias, porque muchos jóvenes de la polìtica, del sindicalismo, del empresariado y con conexiones importantes, fueron beneficiarios del pinchazo aunque su cantidad por ser mínima -aunque elevada por la forma con la que tuvieron acceso sin merecerlo ni necesitarlo- no representó un problema mayor.
   ¿Qué pasó luego? Las vacunas comenzaron a escasear, se manipularon las reservas, se cambiaron prioridades, se remendó lo improvisado, mientras crecía el número de infectados al amparo de la irrespetuosidad que muchos demostraron y demuestran tanto por la vida propia como la del prójimo.
   Muchos, demasiados, receptores de la primera dosis quedaron en banda cuando tenían fecha para recibir la segunda, llegaron de Buenos Aires miles de vacunas que no eran las que debían remitir, la desesperación ganó a muchos especialmente de avanzada edad que veían desvanecerse sus ansias y por ahora ellos están en el aire, sin saber còmo superar su desorientación que es pequeña, si la comparamos con la de las autoridades que deben resolver esta cuestión antes que se venzan los efectos de la primera dosis, que inicialmente se aseguró que debía aplicarse entre 21 a 28 días después de la primera pero que luego, frente a la contingencia, mágicamente ese período se extendió a unos tres o cuatro meses según se comenta y al respecto, oficialmente el gobierno provincial sostuvo que ese tiempo de demora “puede extenderse, resultando en algunos casos beneficioso”.
   Que lo sea o no, quedará demostrado en la práctica, pero sin que sean necesarias otras consideraciones, es imperioso que las autoridades regresen a la coherencia de la exactitud en las fechas, porque estas demoras no son una cuestión de plazos, sino de real expectativa de vida frente al crecimiento de la amenaza pandémica en su segunda ola, mientras algunos ya vienen hablando de una tercera.
   Es entendible que existen trabas políticas, económicas, diplomáticas y de otros órdenes, pero es hora que ese valor, el de la vida, sea puesto por encima de cualquier curiosa y deplorable especulación.
 
La “grieta” vuelve a ensancharse
NO SON MOMENTOS DE APELAR A LA HISTERIA
PARA  SUPERAR  SITUACIONES  CONFLICTIVAS
 
   La histeria en cualquiera de sus manifestaciones supone desequilibrio emocional, insatisfacción, consecuencia de frustraciones y equívocos, desencantos, incomprensión y vaya a saber qué otros motivantes son los que la generan y a veces arrastran consecuencias lamentables o se llega a situaciones incontrolables, de extrema gravedad y con derivaciones institucionales que suelen transformarse en insalvables.
   Eso de la descalificación del adversario en cualquier orden no deja de ser una bajeza, o la demostración palpable de la falta de argumentos sólidos que permitan oponer reparos al pensamiento ajeno y a esto, lamentablemente lo estamos viendo crecer en todos los ámbitos de la actividad ciudadana, ya sea en el deporte, en las finanzas, en el empresariado pero especialmente ha pasado a ser una especie de pesado distintivo en las discusiones o en los enfrentamientos políticos o ideológicos.
   El maltrato que en las parejas -conformadas de la manera que ustedes quieran imaginar- se castiga con el peso de la ley, pareciera que la impunidad que le otorgan otros ámbitos donde ocurren los fortaleciera y por eso su crecimiento y abuso que se acrecienta con el paso del tiempo.
   Altos funcionarios del oficialismo nacional y exponentes de la oposición en los últimos días han protagonizado un lamentable espectáculo, que más allá de sus motivaciones puntuales, han dejado para los tiempos y las generaciones venideras la evidencia que la grieta de la que todos hablan, muchos niegan y no pocos sostienen que no existe, se acrecienta y ensancha alimentada por la intolerancia en momentos tan críticos, que es cuando se imponen el buen criterio, el respeto recíproco y en buena medida una necesaria cuota de indulgencia.
   Se pelean como lo hacen o al menos lo hacían las barras de tribunas opuestas en una cancha de fútbol o en otros ámbitos de competencia: se pelean como pendejos calentones pese a estar más cerca de ser jovatos, como si a mayor calidad, le llamemos, de insultos, la ovación de sus seguidores alcanzara a ser mayor.
   ¿No se dan cuenta, pese a los años y eso que le llaman experiencia y sabiduría de ancianidad, que representan un papel deplorable y que así se alejan de plasmar su vocación por erigirse en ejemplos para las nuevas generaciones?
   Así como la histeria no tiene banderas al igual que la estupidez o la imbecilidad, debieran sacar de su fuero íntimo eso que se llama autoestima, quererse un poquito y pensar que su prójimo actuará de igual manera, a igual trato.
   Los medios periodísticos, muchos de los cuales se alimentan y pretenden alimentar al pueblo con basura de esas características incomibles, debieran tener la cautela ciudadana de dosificar esos bocados de porquería que le obligan a consumir a una sociedad que pregonan servir, sin que esto signifique censura sino la aplicación lisa y llana del sentido común y la consideración hacia la gente, aparte del buen gusto de no caer en bajezas que por lo general hablan más de quien las aplica que de quien las recibe.
   Dejen por favor las bravatas para los pendencieros, para los quilomberos de las canchas, de las esquinas o de los boliches de dudosa fama y notoriedad, porque la ciudadanía, el pueblo, no los necesita para saber quien es más bravo, macho o patotero que el otro, sino quien tiene la suficiente grandeza ética y moral para tomarlo como modelo.
   Tengo entendido que en la historia, ningún histérico o histérica ha sido ejemplo cívico para nadie.

Agradable sorpresa en la peatonal
DESTACABLE  ACTITUD EN MOMENTOS QUE
LA SOLIDARIDAD SE HACE IMPRESCINDIBLE
 
   Es común aquel viejo dicho felizmente desvirtuado por muchos episodios de la realidad, cuando sostiene que “nadie regala nada” y al respecto es oportuno citar a Eurípides quien desde el fondo de la historia supo sostener “Dícese que los regalos persuaden aún a los dioses” porque no debe existir entre nosotros una satisfacción mayor que recibir un regalo y no solamente de cumpleaños, o por la graduación, o por un aniversario o por cualquier otra motivación.
   Recibir un obsequio porque es necesario para su destinatario asume el enorme valor solidario de quien lo ofrece y lo entrega, incluso sin saber quién resulta afortunado receptor. Y es cuando cualquiera de nosotros con algo de sensibilidad y compromiso con la sociedad entiende que se trata de una actitud más que digna de ser divulgada, se transforma en necesaria especialmente en tiempos de crisis como los que estamos viviendo.
   Agradable sorpresa reciben quienes pasean por nuestra peatonal, cuando se enfrentan a un cartel, tan casero como sencillo, que ofrece prendas como obsequio para cualquier persona que la necesite, en un gesto que lejos de merecer explicaciones, impone transformarlo en costumbre cuando la generosidad forma parte de toda persona consciente de nuestra realidad de carencias que nos oprime el alma.
   En 9 de Julio 114 “La Rosa” es un negocio pequeño, dedicado a la venta de ropas y seguramente sus responsables poseen sentimientos y percepción como para integrar su criterio solidario a un actual escenario, donde son más las privaciones que los logros y en tal compromiso -silenciosos porque no salieron a vociferar que son generosos- decidieron regalar prendas de vestir, como se puede advertir en el cartel ubicado en un perchero exterior.
   ¿Es un baño de frescura dentro del drama pandémico? ¿Es acaso una manera de llamar a muchos otros comerciantes que pudieran imitarlos? ¿Es una acción de desprendimiento propia de aquellos magnánimos y desprendidos que son practicantes de la caridad y el altruismo? No le busquemos explicaciones al derroche de amor a la sociedad necesitada que lleva implícito este hecho por ahora aislado, pero valioso inspirador de conductas.
   Se impone entonces citar a Ovidio, otro de los grandes pensadores de la historia universal: “Siempre son los mejores recibidos aquellos regalos que toman todo su valor de quien los hace”.
   Si “la Rosa” es una persona, no hace falta que la nominen como tal, porque ya es una ciudadana ilustre.
 
Virtualmente eterna Megacausa
DESIGUALDADES Y PRIVILEGIOS  ALEJAN
LA APLICACIÓN DE JUSTICIA VERDADERA
 
   El principio de igualdad ante la ley, consagrado en el artículo 16 de nuestra Constitución Nacional, establece que todos los seres humanos son iguales sin privilegios de sangre, nacimiento, fueros personales ni títulos de nobleza. 
   En la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba tal principio parece bastante marginado cuando se considera por ejemplo que trabajadores y empleados comunes, sin fortuna, contactos ni poder fueron encarcelados, ignorando todo principio de inocencia, con  justificativos  como estar en la agenda o contacto telefónico de otro imputado, mientras que funcionarios de alto rango, poder e influencias,  no fueron si quiera citados a declarar, pese a existir denuncias y acusaciones concretas en su contra.
   Para sumar, mientras estos mismos trabajadores imputados cumplen condenas anticipadas de hasta tres años sin ir a juicio, miembros del Poder Judicial, como el propio Juez que fue denunciado por el Fiscal por recibir coimas, o sus familiares, son velozmente sobreseídos sin ningún juicio, o sus causas guardadas y archivadas con destino de olvido. 
   Y ni qué hablar cuando desde Tribunales se pretende catalogar de chicanas o artimañas a los legítimos reclamos en contra de la prisión preventiva sistemática, mientras se justifican los encierros con indicios, datos insuficientes, hipótesis o convicciones personales de una comisión especial, prohibida por la Constitución, nombrada para este proceso.
   A esto lo confirmó la Corte Suprema de Justicia de la Nación, al concluir que el riesgo y peligro invocado para detener no está fundamentado, que se hace cargo al imputado de la ineficacia del Estado para investigar o que se predicen fugas y vidas clandestinas en personas sin recursos.  
   Con esta desigualdad y reinado de privilegios, aún está lejos la Justicia.
 
¿Etapa de relajamiento?
EL OBLIGADO ENCIERRO DEMANDA SEVEROS
CONTROLES  PARA  EVITAR  MÁS CONTAGIOS
 
   Realmente cuando buena parte de la población mundial aún no ha terminado de digerir, aceptar ni asumir las consecuencias del encierro emergente de la primera ola de esta pandemia cruel, sobreviene la segunda y todavía en el inicio de su ataque no son pocos los que ya vislumbran el arribo de la tercera y son tan disímiles los criterios para manejarse y sobrevivir de esa obligada cárcel, que la desorientación pareciera ser la consecuencia inevitable de cara a la realidad.
   Las ominosas agorerías lejos de acentuar en la gente ese espíritu de resguardarse, de cuidarse, de no exponerse, es como si hubiera despertado un dormido respeto por la libertad aunque le signifique todo lo contrario, que es resultar prisionero de un mal insalvable, con el agravante de su multiplicación hacia la familia y su exterior, precisamente por no mantener una conducta de imprescindible aislamiento.
   Es hora de reinventar actividades caseras tanto educativas como distractivas y más cuando hay pequeños en la familia, siempre difíciles de contener pese a la TV, los jueguitos electrónicos, la meditación adolescente o del abuso del celular.
   Ya el barbijo molesta, el alcohol agrieta las manos, el gel se transforma en pegajoso y las indicaciones de quedarse en casa suenan a expresión autoritaria aunque sean decididas por imperio de circunstancias en resguardo de todos.
   Nuevas medidas preventivas se vienen aplicando desde hace pocas horas, con distintos rigores según sea la gravedad de la situación en el lugar geográfico que se determinen, y en tal sentido las opiniones están divididas, como si se formara una nueva grieta que separe a los prudentes de los descuidados e irrespetuosos de la salud, tanto propia como del prójimo.
   Los nuevos horarios, las limitaciones de movimientos, la prohibición de la circulación nocturna que es un virtual toque de queda, si no se controlan adecuadamente, serán medidas solo declamatorias porque bien sabemos que los argentinos somos por naturaleza rebeldes a que nos condicionen cualquiera de los aspectos de nuestra existencia.
   Entonces las autoridades deben extremar políticas y recursos para que las medidas de aislamiento sean debidamente respetadas, sin miramientos ni excepciones, porque de esas fallas es que surgen los dramas irreversibles, asi se dicte que de tal hora a tal hora queda vedado andar por las calles, que la autoridad aplique la ley con firmeza porque de lo contrario somos todos los que perderemos ese sagrado beneficio que nos otorga el hecho de estar vivos y sanos.
   No se trata de cercar una ciudad, o un barrio, sino de despertar en la gente la responsabilidad de respetar la ley, porque entendemos que se ha instrumentado en beneficio común y no para favorecer la campaña de nadie.
   Porque si no nos cuidamos y descuidamos a los más próximos, las elecciones de las que tanto hablan como si nada raro estuviera ocurriendo en el mundo, pasarán a ser una utopía por falta de votantes.
   Procuremos, con firmeza y responsabilidad, no engrosar las listas de aquellos que ya no están…
 
 
Inocente humorada
UNA ESPECIE DE PAUSA PARA QUE LA
DESDRAMATIZACIÓN SERENE MENTES
  
   Está de más  consignar que el cordobés, por idiosincrasia, es un gran creativo de humor aunque se trate de situaciones dramáticas, siempre y cuando se practique respetuosamente y con la sana intención de atenuar los efectos de alguna desgracia. Por fortuna en estos días de sufrimientos y angustias surge esa inimitable condición de desdramatizar a través de algo gracioso y como tal bien se puede calificar a la intervención de un mediterráneo con relación a la vacunación anti viral. La participación del gracioso personaje puede ser escuchada en la columna de audios, ubicada en la parte superior de la columna derecha de este blog.
 
   “Daños colaterales” de la pandemia
NARCOTRÁFICO IMPUNE, MALESTAR SOCIAL
Y EL CRECIENTE RIESGO QUE YA SE CIERNE
 
   Vemos con creciente alarma especialmente en estos últimos meses de vida realmente irregular en todo sentido, que una de las actividades que viene desarrollando un crecimiento tan peligroso como incontrolable, es la delictiva y basta con leer los diarios, escuchar las radios o seguir todos los episodios de esa naturaleza que incluso en vivo, difunde la televisión no tan solo cordobesa o argentina, sino en el mundo entero.
   Pese a que la policía cordobesa sigue sin informar en detalle como debe ser, todos los hechos delictuosos que se perpetran en el territorio provincial en la creencia que si no se divulgan terminan por no existir, el crecimiento del hampa es abrumador y de nada sirven los controles en los puentes ni la concentración de efectivos y de vehículos en los precintos, porque estamos hartos de sostener que la prevención se hace con presencia, con saturación y no alcanza con desfiles cuando incorporan 20 patrulleros, diez camionetas o 500 nuevos efectivos.
   Y un detalle fundamental es el que alimenta esta explosión delictiva incontrolable, pese a que la fuerza azul en los últimos días ha desbaratado a un par de bandas al margen de la ley que operaban en el territorio cordobés, es el crecimiento también exponencial, del narcotráfico en todas sus etapas: la llegada de la droga, su estiramiento, su venta al por mayor o al menudeo y el ingreso al consumo de personas menores de 15 años.
   Duele advertir, conversando con los vecinos, cuando en muchos casos coinciden en que la policía no ignora dónde, quiénes y a cuanto se comercializan las sustancias prohibidas y hay barrios estigmatizados por ello, pero las fuerzas legales a veces se mantienen alejados de esos sectores con lo que se facilita la proliferación de este flagelo social.
   Además poca es la utilidad que presta un difundido modo de individualizar a los mercaderes por la oportuna y comprometida llamada de ciudadanos a un número telefónico, donde se pregona que no se divulgará el origen de la aportación de datos, porque a quien llama en lugar de preservar su identidad le dan cien vueltas preguntándole la dirección exacta del puesto de venta, de la cocina o de la distribuidora y poco falta para que le pidan nombre, apellido, dirección personal, número de documento y certificado de domicilio.
   Cuando se controle realmente el despliegue de los narcos por donde todos sabemos que andan, es probable que decline la explosión de delincuencia que nos viene afectando, cambiándonos la vida, modificando hábitos y sufriendo cuando un ser querido demora en volver a casa en un día cualquiera.   
   Si la policía, por ejemplo, controlara el desplazamiento de poderosas motos y autos de alta gama en los sectores donde no se entiende su circulación y especialmente después de las 23, con pandemia incluida, tendría las pistas suficientes para pedirle a la Justicia que también suele ser demasiado exigente frente a las denuncias que pretenden ser anónimas, una actuación inmediata.
   En muchos sectores el avance de la delincuencia al amparo de su impunidad, está empujando a que los vecinos se armen por su cuenta y en defensa propia.
   Calculen lo que sería la ciudad si eso se generalizara…
 
Caso verídico llevado al cine
LA EXTRAÑA  HISTORIA DEL DELINCUENTE QUE
PASÓ A SER INSTRUCTOR DEL LADO DE LA LEY

   Les voy a comentar, aunque no vayan a creer que quiero erigirme en crítico de cine porque es una especialidad periodística que merece mi amplio respeto, especialmente cuando me acuerdo de valiosos exponentes de esa disciplina como lo fuera el desaparecido y querido colega Daniel Salzano o el aún vigente Ricardo “Perro” Cèsari, una deliciosa película que pese a que me cansé de ver cada vez que la anunciaron por TV, me cautivó por su desarrollo, su definición y la profunda moraleja que deja para la posteridad, incluso la argentina.
   El actor principal es Leonardo Di Caprio y la titularon “Atrápame si puedes”, la verídica historia de un jovencito que desde más o menos sus 18 años de edad, pintón y cautivante, comenzó por falsificar documentos, apareció como piloto de aviones al servicio de una importante empresa aérea de los Estados Unidos, dictó cursos a candidatas a azafatas, terminó casándose con una de ellas y mientras tanto, para despuntar el vicio de su habilidad predilecta, elaboraba cheques tan pero tan bien hechos, que cuando se iban descubriendo despertaban la admiración tanto de los afectados  por esas maniobras como de los pesquisas que seguían sus andanzas sin poder detenerlo.
   Les hizo una de cada color, cobraba sin problemas los cheques truchos,  una vez lo sorprendieron, el detective lo apresó y minutos antes de llegar en un
vuelo a Nueva York el pibe y su captor, logró huir escapándose desde el baño del avión que tanto conocía, hasta el habitáculo del tren de aterrizaje por donde ganó la libertad apenas aminoró la marcha de la aeronave en la pista, mientras su detective se tiraba de los pelos viéndolo desde la ventanilla como Di Caprio huía ganando su libertad.
   Hasta que cayó preso y despertó aún más admiración, tanta que por la perfección de su trabajo ilegal que lo hiciera transitoriamente millonario, fue convocado por el departamento de Estado de los Estados Unidos para instruir a los investigadores de hechos similares, todo esto a cambio de su libertad.
   En una palabra, un delincuente sabio que sabía el terreno que pisaba y conocía las reacciones que generaba. Así terminó la película que les aconsejo ver.
   ¡Ahhh! Y antes de olvidarme, debo comentarles que el dentro de unos días en la Universidad de Buenos Aires, Amado –Aimeé para sus íntimos- Boudou, condenado por haber querido vender una imprenta donde se imprimía nuestra moneda nacional, será expositor o sea que dictará una conferencia en esa casa de altos estudios.
   El tema que abordará nuestro ex vicepresidente de la Nación será “Casos emblemáticos de Noticias falsas y guerra jurídica”, en el marco de la carrera de Comunicación Social o sea de Periodismo, dentro del programa “El periodismo argentino en su laberinto”.
   Será el lunes 3 de mayo próximo y seguro Di Caprio no se lo perdería, por eso de alguna afinidad… ¿No le parece?

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