13 de junio de 2021

S.L.B.: DIPLOMACIA, ARTE RESERVADO A LOS ENTENDIDOS - ¿POR QUÉ SÍ A LOS SUPER Y NO A GALERÍAS Y PASAJES? – ANGURRIA POR RECAUDAR PARA PAGAR EL DESPILFARRO – ESTAMOS LEGÍTIMAMENTE ORGULLOSOS - LENTA PERO SEGURA AVANZA LA MEGACAUSA – LA CARESTÍA DE LA VIDA ENFRENTADA CON LA SORDERA DEL PODER – SIGUEN LAS DEMORAS PARA LA SEGUNDA DOSIS - A VECES SON CURIOSAS LAS EXPLICACIONES SOBRE VACUNAS, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” edición nº 677 emitida el 13/06/21 en dúplex por AM580 y la FM88.5 ambas dependientes de Radio Universidad Nacional de Córdoba.

¿Para qué existe la diplomacia?
ARISTÓTELES:  “NO  SE  SIENTE  TANTO  LA OFENSA
DEL ENEMIGO COMO LA QUE SE RECIBE DEL AMIGO”
 
   No sé si entre los gobiernos de Argentina, Brasil, México y  Perú había  amistad tan estrecha e inconmovible, pero tengo la plena certeza que entre sus pueblos hubo una histórica fraternidad que ahora, por una o dos pavadas, ha sufrido una penosa fractura que llevará tiempo superar porque desde aquí partió la torpeza que lesionó gratuitamente los lazos que consolidaban una hermandad sin tiempos.
   El tono despreciativo de algunas declaraciones que pretenden ser inteligentes, logra consolidar eso tan cierto que las injurias a veces ingresan a la desmemoria, a diferencia de aquel desprecio que jamás se olvida y eso en la percepción de los anémicos de personalidad, pasa a ser parte de la propia negligencia y de la dispersión conceptual que se padece, pero se oculta o se maquilla con pretendidas altisonancias discursivas enemistadas con la realidad.
   A veces el desmedido agrande se empina de tan exagerada manera que eleva o mejor dicho finalmente derrumba a quienes por propia bajeza, creen estar hablando desde la tarima de una falsa superioridad, como escudo que busca proteger la íntima y poco avergonzada convicción de ser inferior.
   Por una simple cuestión de consideración hacia la máxima investidura no pretendo calificar levemente como inoportuna o desafortunada la deplorable intervención, porque resulta difícil pensar que nadie de la Cancillería -dirigida por alguien que en la materia no tiene los suficientes y necesarios pergaminos como para lucirse- tuvo la prudencia de aconsejarlo al menos en cuanto a la calificación de ciertos detalles relacionados con los orígenes étnicos y otras menudencias que se aludieran con tremenda e imprudente y ofensiva liviandad.
   Mexicanos y brasileros orgullosos de sus orígenes no abdicarán de su propia historia porque a un extranjero con poder lejano se le ocurra plantear comparaciones absurdas, improcedentes y ominosamente vejatorias, porque arrastran una historia propia que no necesita revisores ni cuestionadores extraños a su idiosincrasia por eso de la sagrada propiedad de lo ancestral.
   Y los peruanos con quienes nos hermanaran las glorias sanmartinianas, no merecen intromisiones aventuradas ni oráculos que les anticiparan el futuro inmediato, empujados por coincidentes corrientes de pensamiento y buscando consagraciones por las que es preciso esperar y más en el caso de los argentinos, ajenos al proceso electoral de ellos, tal como deploramos cuando alguien pretende inmiscuirse en nuestras contingencias electorales. 
   En estas espinosas cuestiones de la diplomacia o de su carencia tan notoria como nociva, lo más aconsejable es buscar conclusiones más prácticas que políticas al calificar a ciertos de nuestros dirigentes ebrios de poder, pero con bebidas truchas o de segundas marcas, hasta hacerles entender una vieja sentencia de un relevante músico, convencido que el arte de dirigir consiste en saber cuándo hay que dejar de lado la batuta para no molestar a la orquesta.
   Sobre todo en un escenario como lo es la realidad nacional y popular, con músicos con más mañas que sapiencia entrenados vivencialmente para otros procederes y no para ofrecer como ahora viene ocurriendo, conciertos más pentagramados con la violencia y la ignorancia, que con acordes de la democracia y del imprescindible respeto.
   Por eso es que muchas veces, los altos dignatarios de la política a quienes les encanta el onanismo oral de escucharse y gozar, dejan de lado todo lo que represente sensatez, discreción, cordura, moderación y equilibrio para sacar a pasear sus reprimidos instintos de poder, preponderancia y dominio de situaciones ajenas, sin medir las consecuencias de papelones emergentes que no dejan margen ni siquiera para explicaciones pueriles e inaceptables.
   Así son las cosas, y que en este caso no signifique una improcedente irrespetuosidad para calificar a una anterior, ya universalizada mediáticamente, partiendo de esa gran verdad que un tonto siempre encuentra otro más tonto que lo admira.
   Esa es la base de las ofensas que no tienen remedio.
   Ahora roguemos a todos los dioses que los ofendidos y menoscabados mexicanos, brasileros y peruanos no dejen de ser amigos nuestros y no sólo enemigos de los gobernantes que nos rigen.
   La histórica y sólida hermandad internacional en la que muchos hipócritas confían y esperan, no puede quebrarse y ni siquiera resentirse ante expresiones imprudentes disfrazadas de elocuencia discursiva. 
   No son tiempos de peroratas sino de encarar la crisis sin engaños, manipulaciones y con la sinceridad, por parte del poder, que todos merecemos.
   Todo esto que acabo de expresar sea dicho con especial respeto y formal pedido de disculpas a dos embajadores radicados en lejanas geografías: al mejicano don Miguel Angel Isidro y al brasileño don Mauro de Holanda.
   Y que tanto nuestros hermanos mexicanos como brasileros o peruanos, sepan también que no todos los argentinos somos iguales…
 
Pierden las galerías
ALGUIEN  DEBIERA  EXPLICAR ESA ODIOSA
SELECTIVIDAD A LA HORA DE LOS CIERRES


   Existe una especie de desacuerdo a la hora de interpretar especialmente las conductas de la gente con relación a los encierros, privaciones e imposiciones que lejos de conformar por su sentido preventivo, sirven para enervar reacciones y desacatar las indicaciones de quedarse en casa y de respetar, en ciertos casos, las limitaciones que desde el poder se imponen.
   La verdad es que los desajustes y las improvisaciones conspiran contra la efectividad de esas determinaciones porque pareciera que depende de ciertos factores, que las exigencias se cumplan parcialmente y de manera caprichosa como si subsistieran privilegios para ciertos sectores de la ciudad. En Buenos Aires la situación algo se ha flexibilizado en concordancia con una baja en las estadísticas de los contagios y ya se anticipa que habrá una reanudación de las clases presenciales y rehabilitación de gimnasios y otros lugares destinados al esparcimiento como así también el regreso de las reuniones familiares de hasta una decena de participantes.
   En Córdoba mucho se habla de los exitosos operativos de hisopados y de vacunación en algunos casos durante las 24 horas en puntos clave de la ciudad, pero los números en cuanto a contagios no ceden y aumentan con lo que es para pensar con fundamento estadístico que de poco valieron las medidas restrictivas adoptadas, que no surtieron efecto por una razón que asoma como fundamental: fueron insuficientes y demasiado permisivos los controles en los lugares de actividades restringidas. Ahora, cuando ya es tarde para lamentaciones se endurecen las determinaciones de no reunirse, de prolongar la prohibición de actos sociales y religiosos, los deportes tienen una serie de limitaciones y seguirá esa obsesión por cerrar las galerías comerciales y los pasajes céntricos mientras se permiten las concentraciones donde si, se incrementa el peligro del contagio. Y es como si no se tomara en cuenta el padecimiento de tantas familias que pierden su diario sustento al prohibírseles el desarrollo de la actividad comercial en momentos tan cruciales.
   Lo mejor sería ponerse de acuerdo con lo que se determina en cuanto a prohibiciones pero poniendo el acento en el cumplimiento de tales medidas, para que resulten efectivas y no actúen para el efecto contrario como multiplicadores de la expansión virósica. Es toda una cuestión de sentido común y organización para ayudar con la prevención a que disminuyan los niveles de contagio, aumenten las recuperaciones y comience a disminuir la curva ascendente de muertos por Covid que al superar diariamente el medio centenar, fortalece el espanto de los terribles momentos que nos tocan vivir.
   Si se mantienen o profundizan las limitaciones, se respeta el control estricto y eso ayuda a que nos encaminemos hacia la superación de los penosos efectos de la pandemia, habremos ganado aunque más no sea, una batalla en esta terrible guerra que por lo que se adelanta desde la ciencia, aún no ha llegado al límite de su mortal gravedad: el país llora a más de 85 mil muertos…
   Sintetizando, eso de cerrar los pasajes y las galerías y liberar el acceso a los supermercados, es una medida absurda e inconducente que en nada contribuye a garantizar la salud pública y consigue, como resultado, que el malestar social se acentúe y afecte a mucha gente trabajadora y empresarios que no merecen padecerlo.
 
No evalúan que vivimos una enorme crisis?
LA INSENSIBILIDAD QUE APORTA LA ANGURRIA POR
RECAUDAR PARA HACER  FRENTE AL DESPILFARRO
 
   No faltarán quienes ahora pretendan sostener que es un error suspender entre otras cosas los planes de construcción de caminos, por ejemplo, porque las prioridades humanas acosan con sus urgencias que son impostergables por encima de cualquier otro argumento, en favor de desconocer que la crisis tanto sanitaria como económica ha modificado todo el panorama social con miras al futuro inmediato.
   Por otra parte algunos gastos evitables por su condición de veladas promociones partidistas en un año electoral, son los válidos argumentos que debieran impulsar una revisión no tan sólo de lo que se gasta, sino que se despilfarra sin pudor y sin medida, cuando se impone que la mayoría de los recursos se afecte a la intensa lucha planteada entre una ciudadanía enclaustrada e imposibilitada de protestar frente a lo que muchos consideran encierro exagerado por sus limitados efectos preventivos.
   Y cuanto el Estado asume como ofensiva prioridad el mecanismo de la presión y del acoso sobre sus contribuyentes, es signo inequívoco de la desesperación que existe por alimentar sus cajas exhaustas, agotadas por la demanda de partidas que se destinan y no siempre subliminalmente, a posicionar a sus candidatos a costa del sacrificio de quienes pagan onerosos impuestos que debieran ser asignados a otros más nobles destinos que alimentar egos, muchos de ellos en decadencia.
   La persecución que es una manera poco sutil que tiene el hostigamiento, pisar los talones y no dejar ni a sol ni a sombra de fatigar, no son métodos para cargar en las espaldas de los procuradores porque ellos, sin dudas, son leales cultores de la obediencia debida por eso de “cumplir órdenes superiores” como era la pueril excusa de quienes asaltaron el poder allá en aquel lejano 1976, pero que dejó herederos que tomaron tales injurias como método de coacción despiadada, dejando de lado por una parte la indefensión de los amenazados y todo asomo de sensibilidad social en momentos tan críticos como los que vivimos desde hace más de un año.
   No se trata de condonar deudas, sino de cumplir con dos preceptos fundamentales: por una parte ofrecer plazos razonables o moratorias con intereses no abusivos tratando de no imitar los desbordes de las empresas de servicios para tales situaciones, y lo más importante de todo, cumplir con lo que insistentemente se promete: eso de brindar seguridad, justicia, educación, vivienda, salud, vida digna y otros promocionados beneficios por los cuales al contribuyente se le reclama el pago, sin cumplirle con lo que mañosamente se le anuncia.
   No me pidan ejemplos porque eso es lo que sobra con solo mirar la complicada realidad que nos rodea.
   No se asombren después si el hastío y la desesperación de la gente conducen a la rebelión fiscal, porque el poder debe evitar llegar a esos extremos que no tienen retorno y no necesitan, como están las cosas, que alguien se ocupe de alentar.
   Es preferible que la historia recuerde a quien salvó más vidas que a quien hiciera kilómetros de caminos, pintara calles, colocara plantas y limpiara basurales, para una población desencantada y agobiada por sus deudas.
  
Superamos el medio millón de visitas
EL ESTÍMULO DE CRECER NOS ACERCA CADA DÍA
MÁS A LOS OBJETIVOS  QUE NOS  IMPUSIÉRAMOS
 
   Les pido que no vayan a pensar que vamos a descorchar burbujas, que haremos un festejo especial, que organicemos algún encuentro clandestino, pero debo confesar que nos sentimos henchidos de orgullo por un logro que acariciamos desde que comenzamos esta aventura de lanzarnos a las redes sociales con la versión compendiada de “Síganme los buenos” y su blog actualizado casi diariamente.
   Lógicamente empezamos desde cero o mejor dicho desde menos cero porque los temores y la inexperiencia restan entusiasmo, pero en lugar de ese efecto, multiplicamos tanto el esfuerzo como aquel entusiasmo que fue adquiriendo crecientes dimensiones propias.
   Cuando llegamos a los 10.000 visitantes nos pusimos contentos, imaginen lo que habremos sentido con 100.000 mil y ahora navegamos entre nubes de satisfacción, que nos lleva a ese ansiado cielo y al momento de reconocer el esfuerzo denodado y permanente de nuestro equipo.
   Locutoras, productora, operadores y operadoras, telefonista, técnicos de planta, desinteresados colaboradores, pasantes, anunciantes y más que nadie, ustedes que nos siguen, nos sostienen y nos alientan, aparte del merecido agradecimiento a esta titánica empresa que es la de los SRT.
   El abrazo especial y cariñoso al sacrificado equipo de posproducción y a un ladero incondicional como lo es nuestro orientador en cuestiones de gente mayor, el abogado “Maco” Silvestro.
   Casi me olvido del motivo de esta euforia: ayer superamos el medio millón de visitas y considero que, pese a un escenario de angustias, bien se merece que lo celebremos.
 
Megacausa del Registro de la Propiedad
UNA  CUESTIÓN  QUE NO  HEMOS  DEJADO DE
SEGUIR DURANTE CASI UNA DÉCADA Y MEDIA
 
   La verdad y como meros espectadores del acontecer tribunalicio de Córdoba, nos subleva advertir, entre otros defectos, que la prisión preventiva que es la excepción sujeta a ciertas circunstancias, se ha transformado en regla configurando una violación a preceptos constitucionales y dictámenes de organismos internacionales defensores de los derechos humanos.
   Existen en la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba, documentos y testimonios que permiten reconstruir una penosa historia de abusos judiciales y desprecio por la ley. Se trata de personas, a las que sin poseer antecedentes penales, se las mantuvo en prisión preventiva prolongada siendo mayores de edad, padeciendo enfermedades graves o con hijos discapacitados a cargo, destacándose por su crueldad, el caso de una mujer con cáncer terminal que fue juzgada estando presa y en medio de sus sesiones de quimioterapia, permitiéndole que regresara a su casa un mes antes de morir.
   Existe gente a la que se le negó un traslado a una cárcel de su provincia, obligando a la familia a viajar cientos de kilómetros cada semana para la visita, y un caso en el que faltando quince días para cumplir los tres años de prisión preventiva y ya habiéndose recibido el Fallo de la Corte Suprema que estableció la arbitrariedad de las prisiones, se le fijó una fianza impagable que hizo continuar el encierro. 
   Dado que en todos los casos nos referimos a personas en prisión preventiva, situación que por ley debiera ser excepcional, más que estricta actitud justiciera, lo relatado estaría relacionado con acciones carentes de humanidad, crueldad, dolor físico, psicológico, castigo, que el diccionario define bajo los términos de saña y tortura. 
   Pero lo más llamativo de todo, es que respecto a los altos funcionarios denunciados, acusados y señalados en los juicios, siempre en libertad, los mismos juzgadores aplican los términos de benevolencia e indulgencia, comprendiendo, tolerando, sobreseyendo y archivando sus causas.
   Realmente se trata de una administración de justicia tan diferenciada, que produce estrépito en la razón.
 
Acciones dañinas e incontrolables
DE NADA SIRVE PROTESTAR ANTE LA CRECIENTE CARESTÍA
EN LOS PRECIOS, AGRAVADA POR LA SORDERA DEL PODER
 
   Tengo entendido que todas las medidas que a lo largo de los tiempos se tomaron en nuestro país para evitar los abusos en los aumentos de precios cuando no existían factores que los justificaran, estuvieron condenados al fracaso muchas veces estrepitosos.
   Y cuando la memoria -bien vale reiterarlo hasta el cansancio- que es el lápiz de la historia acude en mi ayuda, me aporta imágenes que en su momento y siendo mozalbete pude apreciar vívidamente, de la aplicación durante el primer mandato peronista, allá promediando el siglo pasado, de la Ley contra el agio y la especulación que penaba severamente, en muchos casos con elevadas sanciones dinerarias, prisión o deportación para los transgresores extranjeros, los excesos que cometían en los precios de los más variados artículos, especialmente en los comestibles.
   Esos atropellos en tiempos en que la inflación y el deterioro salarial estaban aún sin materializarse, ni ser parte de la cotidianeidad, recibían el rigor de la ley y como escarmiento que cundía en el ámbito productivo, empresario  y comercial e impactaba gratamente en una sociedad al borde del agotamiento por aquel despotismo de la extralimitación en que incurrían los violadores de aquella ley.
   La verdad, mi memoria más reciente no registra hasta qué momento rigió esa ley de alto contenido social, que protegía de manera especial a los segmentos más postergados de la población, situación que recobró gravedad cuando aparecieron la inflación, el endeudamiento interno y externo y otros factores negativos.
   ¿Qué es lo que hace imposible tener bajo control de honestidad y sin exceso los precios al consumidor? ¿Cuál es el secreto inaccesible que posibilite recuperar no tan solo la costumbre de confiar? ¿De tal manera aumentó la cantidad de “peajes” entre el productor y el consumidor, como para que en cada uno se sume exageradamente?
   Más de un economista supongo habrá pensado en su momento que el aumento de la tecnología reduciría costos y sería posible controlar todo aquel producto sujeto a un precio, pero la realidad muestra que no fue -o es- nada más que una utopía.
   Apelamos a la sabiduría muchas veces disimulada de los políticos para que encuentren y apliquen medidas que protejan al ciudadano, sin desmedro de las lógicas utilidades por las que trabajan los productores y las otras etapas intermedias de la comercialización, sin abusos ni “estaciones” prescindibles.
   Es probable que un producto al pasar por tantas manos e instancias, vaya cargando su precio y está en la creatividad encontrar la manera de terminar con esas odiosas y prescindibles etapas encarecedoras que son simples “pasamanos”, lo suficientemente gravosas como para perjudicar sensiblemente al último eslabón que es el consumidor.
   Si no es con el rigor de la prisión otrora exitoso, que se apele a la imaginación para encontrar la forma que las extralimitaciones y el despotismo comercial pasen a ser historia, después de haber logrado sanos objetivos, como lo fuera aquella Ley peronista contra el agio y la especulación.
 
Hay dilaciones inexplicables
¿LA SEGUNDA  DOSIS  PARA  LOS  MAYORES DE 80
SE ACERCA AL VENCIMIENTO DE SU EFECTIVIDAD?
 
   Es absolutamente entendible que en los grandes acontecimientos de la vida surjan problemas que muchas veces modifican, agravan o simplifican acciones emprendidas en situaciones conflictivas, hasta el punto de hacerlas fracasar o coronar con el más resonante de los éxitos
   Es oportuno entonces mirar un poco hacia atrás, cuando poco a poco fueron apareciendo las gratas nuevas del descubrimiento o la elaboración de una vacuna, cuya aplicación masiva permitiría destruir a ese agazapado fantasma de la peste que poco a poco pero sin detenerse en su alocada expansión, destruía fronteras y venía causando estragos en nuestra humanidad azorada por el creciente número de víctimas fatales y tengamos presente, recién lo expresamos: el país llora a más de 85 mil muertos.
   Poco a poco también fuimos enterándonos que científicos de diversos países habían descubierto el costado débil del virus y con resultados aceptables lo estaban enfrentando, hasta que el vértigo del apuro empujado por la desesperación mundial empezó a mostrar los resultados que hasta poco tiempo atrás se esperaban únicamente por la vía del milagro.
   Dejemos de lado los costados ideológicos, los intereses políticos y el aspecto económico para centrarnos en la validez preventiva de la inoculación de cualquiera de las vacunas consideradas aptas, que comenzaron a ser distribuidas para agigantar las esperanzas de la supervivencia.
   Aparecieron las dos dosis, sin las cuales el peligro seguía firme y en general se coincidió en que debían transcurrir de 21 a 28 días entre una y otra aplicación, lo que se empezó a cumplir y no es momento de evaluar el éxito o la seriedad con que cada país asumió la campaña de prevención.
   Entre nosotros comenzaron a espaciarse los embarques cuando miles de primeras dosis ya estaban haciendo lo suyo, correctamente y ajustándose a los tiempos pero como no siempre la perfección demuestra su vigencia, entraron las dudas acerca de la efectividad de la vacuna cuando se había superado el plazo que inicialmente se aseguró que era imperioso respetar entre una inoculación y la otra, la definitiva, la que sellaba la ansiada inmunización integral.
   Algo falló en la logística, en los plazos de pago, en las condiciones de algún acuerdo internacional, en preferencias según factores ideológicos o la improvisación que caracteriza a quienes piensan y sostienen que la pericia operativa, viene de regalo a la mentalidad de cada funcionario.
   Nada mejor entonces que remendar la impericia ampliamente demostrada, sosteniendo que la dilación por algunos meses entre un pinchazo y el otro, en muchos casos optimizaba los resultados de la vacuna pero advertimos y en muchos casos con más desesperación que confianza, que las segundas dosis no llegan para las franjas etarias más comprometidas privilegiando a la juventud -que también merece ser atendida- como si los viejos pasaran a la categoría de descartables, impresión consolidada por ciertas versiones que reconocían que podíamos llegar a la disyuntiva de seleccionar para beneficiar a unos y abandonar a los otros.
   Si no es así; si eso es el fruto de una fantasía alimentada por las ansiedades, los miedos y las angustias, es bueno que con creíble fundamento científico desde el poder pongan las cosas en claro, con la seriedad que merece una situación extrema como la que estamos viviendo.
   No hacerlo, dilatarlo o negarlo, sería la confirmación de una penosa conducta que nos transformaría en una sociedad en la que solamente y como privilegio, merecen salvarse los elegidos.
   Ese es el peor de los fantasmas de nuestra actualidad que a muchos les quita el sueño.
 
Llamativos conceptos de un gobernador
NO SIEMPRE SON CON BASE CIENTÍFICA
LAS  EXPLICACIONES  SOBRE VACUNAS
 
   El más variado repertorio que pasea impunemente por el mundo desde el rigor científico hasta risueñas interpretaciones acerca del conocimiento sobre vacunas, es una moda que se ha instalado en la sociedad no sabemos si como recurso dilatorio o es un simple distractivo para aflojar lógicas tensiones.
   Desde aquellas ahora lejanas aunque inolvidables afirmaciones de GGG cuando sostenía que el virus tardaría en llegar o no lo padeceríamos nunca por la distancia entre China y nosotros, fueron apareciendo burdas explicaciones de índole casera, por cierto brumosas o inentendibles pero que al menos, en estos tiempos de zozobra y encierros rigurosos, han servido para la distensión, el análisis informal y la diversión de la gente.
   Lo gracioso en tiempos de crisis no deja de ser un ansiado bálsamo que atempera sufrimientos, dudas y esperas que se hacen eternas, hasta que aparece algún iluminado que aporta lo suyo, desde la política y la acción, al menos para entretenernos.
   Uno de esos casos nos dejará para la memoria parte de declaraciones que hiciera no hace muchos días el Sr. Gobernador de la provincia de Buenos Aires, el simpático
Axel Kicillof y nada mejor entonces que escucharlo, dentro de una ingeniosa edición de audios mezclados:
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El audio con las aludidas declaraciones del primer mandatario bonaerense puede ser escuchado íntegramente buscándolo en el sitio correspondiente, ubicado en la parte superior de la columna situada en el costado derecho de este blog.
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