2 de enero de 2022

S.L.B.: YA SALIÓ LA LEY QUE HABILITA EL INGRESO DE LA LUDOPATÍA “A DOMICILIO” – ÓMICRON, UN ENEMIGO MENOS PELIGROSO QUE SUS PANDÉMICOS ANTECESORES– NUESTRO PESO ACENTÚA SU ESTADO DE RAQUITISMO – DERRAPE DE E.P.E.C. “POR CULPA DEL CALOR” – SIGUEN FUGÁNDOSE DETENIDOS POR LA POLICÍA – DÉCADA Y MEDIA PARA TERMINAR CON UNA “TRENZA” JUDICIAL – ENTRAMOS A UN AÑO CARGADO DE DUDAS, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” edición nº 706 del 02/01/2022 difundida en dúplex por la AM580 y la FM88.5 ambas dependientes de Radio Universidad Nacional de Córdoba.

La pobreza a domicilio
ES LEY AÚN SIN REGLAMENTAR EL INGRESO DE
LA  LUDOPATÍA A LOS HOGARES  CORDOBESES
 
   Pensar que más de un incauto cordobés debe haber soñado con un debate amplio, fundamentado, provisto de bases científicas y sensibilidad social, cuando no quedaba otra -como ocurrió- que llevar la dignidad política al matadero y poner a consideración un instrumento legal que posibilitara -en tan sólo 15 minutos- que la creciente pobreza cordobesa en una especie de maldito delivery, fuera llevada a domicilio.
   Y como muchos de los llamados “instrumentos legales” que son en realidad y por lo general, negociados con maquillaje, siguió la costumbre de una celeridad totalmente contrapuesta a lo que demandan los grandes temas pendientes que se apoliyan “per seculam seculorum” en los escritorios, o pasan a ese nefasto sitio de los olvidos que es la tumba de cualquier archivo.
   Se advierte además, un estudiado aprovechamiento del miedo instaurado en la sociedad a través de la pandemia y sus variadas versiones y vertientes, con la previsible reiteración del encierro y sus derivaciones entre ellas el no salir a la calle a protestar, a lo que se suma el tratamiento nocturno de un tema tan sensible.
   De todas maneras debemos ser agradecidos a la Unicameral que con su estructura exagerada para el escaso trabajo que hace en beneficio de la sociedad, ya que al sancionar por curiosa mayoría un mecanismo que beneficiará a unos pocos y fortalecerá la pobreza de los más, nos deja el consuelo a los cordobeses de haber ubicado en la vidriera de nuestra memoria en tan sólo un cuarto de hora, todas las caretas que se cayeron -de una vereda y de la otra- para mostrar el verdadero rostro de la desvergüenza, la inexplicable prisa y un inequívoco aroma que deja el inusitado interés.
   El metálico tintineo de las monedas que se obtienen del juego para aplicar en beneficio de la gente, deben transformarse en campanas que repiquen sobre las conciencias de quienes se rindieron a levantar sus manos para legalizar el vicio y enriquecer a sus mentores, de cuya nómina pasan a formar parte esencial.
  Más allá de la suerte que supo acompañar a muchos argentinos a través de apuestas en el fútbol o en sorteos semanales, seguirán las ausencias de grandes montos alcanzados por la modalidad que ahora se implanta entre nosotros y allá lejos quedan los 9.357.489,41 dólares que ganara una tal Dolores Adams en el Reno Casino Hotel de Nevada, EE.UU. el 30 de mayo de 1992 jugando en una tragamonedas.
   Quedarán en cambio las secuelas de los lamentos, los quebrantos, los hogares destrozados, las viviendas perdidas y los tardíos arrepentimientos.
   Quiera el Altísimo (con el nombre que le quieran asignar) refrescar en la memoria de los responsables que esto sucediera, aquel metálico y sensual tintineo de las monedas como activador del facturero que tiene cada conciencia humana a la hora del íntimo examen de su comportamiento y decisiones.
   Salvo que alguien y si de acuerdo con la ley tiene el poder y la facultad del veto aprovecha la oportunidad de pasar a la historia por algo bueno que hizo, desbaratando una jugada vil, humillante y vergonzosa cuyos efectos nocivos, degradantes e insalvables, nos irá mostrando el paso del tiempo.
   A la hora de profundizar mi enfoque personal más allá de lo que significa la oficialización de la timba clandestina disfrazada de domiciliaria legalidad, opto por evaluar el término “perdón” por si alguien adhiriera a su otorgamiento y dejo al ciudadano para analizar una formidable sentencia de Shakespeare: “El perdón es casi siempre el padre de las reincidencias”.
 
No hay que bajar la guardia…
ÓMICRON, UN ENEMIGO MENOS PELIGROSO
QUE  SUS  ANTECESORES EN LA PANDEMIA
 
   Más o menos dentro de todo veníamos bien, cuerpeándole el traste a la jeringa frente a las otras integrantes de la impiadosa y letal patota del barrio Coronavirus y sus vecindades que ya han provocado millones de óbitos en todas las latitudes del planeta.
   Dentro de todo la ciencia no durmió y de tales desvelos fueron surgiendo vacunas y tratamientos que poco a poco contribuyeron a disminuir, aunque fuera en parte la elevada mortandad que venían causando, lo que se acentuaba en los países donde la política y ciertos intereses, jugaron más fuerte que esa humana vocación por conservar el cuero transformando la situación en ese aberrante “sálvese quien pueda”.
   Todo se venía desarrollando al ritmo que los cráneos del estudio y la prevención manejaban cada día con mayor soltura y hasta se llegó a pensar que la variante “Delta” eran los últimos cartuchos que en su escopeta universal ponía la dañina desgracia, incansable en su inclinación hacia el exterminio de la raza humana, con origen tan incierto como incierta es su permanencia.
  La aparición de esa letra del alfabeto griego, ómicrom, con la que fuera bautizada la versión entrante al ring de la pandemia, hizo pensar por ser equivalente a la cuarta ola, que su capacidad de daño era superior a las que la precedieron y allí el espíritu humano, fanático a ultranza de la supervivencia, mostró otro de sus documentos de identidad que es el miedo, a quien personalmente y por aquilata experiencia profesional he caratulado como el padre de la prudencia.
   Casi colapsaron los sitios donde se impone el hisopado y los otros análisis que permiten saber en cada persona cuál es la incidencia del mal en su organismo. Y los políticos se apresuraron a multiplicar esos puestos pese a lo cual las esperas de seis o más horas en pleno verano pasaron a ser corrientes por la creciente demanda, que aquel miedo al que hice referencia, se multiplicaba minuto a minuto y después de cada noticiero donde las imágenes y los testimonios son más fuertes y convincentes que cualquier otro argumento.
   Sin embargo, no todo tenía que ser negativo para la creciente legión de potenciales contagiados, desde el momento que se divulgó que la Ómicron no era tan maligna aunque se expandiera con una velocidad y amplitud muy superiores a sus primas que la precedieron.
   Y el mayor alivio, cuando en general coincidieron los que saben, en sostener que aunque era imperioso no bajar la guardia a la vez que nuevamente apretaron con ciertas lógicas restricciones, nos desburraron simplificando el ADN de Ómicron ajemplificando que se trataba, palabra más o palabra menos, de una especie de gripe suave o de resfrío más bien fuerte.
   De todas maneras lo importante sigue siendo la prevención aunque crezcan las broncas de los que quieren tribunas abiertas, bailongos apretados, reuniones familiares multitudinarias y otros imprudentes desafíos a un bichito aunque minúsculo, con más poder de daño que cualquier ser humano bien plantado, animado con las peores intenciones.
   El barbijo aunque nos pese debe ser incorporado a la cultura general, al igual que otras prevenciones y bueno en tal sentido sería que desde el poder se controlara con mayor efectividad lo que sucede, entre otros ámbitos, en el transporte urbano de pasajeros, donde hace tiempo, seguramente ustedes lo recuerdan, se prohibía eso que le llamaban roce entre personas.
   Porque ahora, a ciertas horas y cuando el bondi o el trole se demoran más de la habitual media hora en ciertos casos, el peligro es de embarazos no deseados. Y no es una exageración: bueno sería que los funcionarios municipales acostumbrados a moverse en autos que pagamos todos, alguna vez desciendan al llano para que entiendan, de cuerpo presente, lo que son las multitudes como elemento de contagio, apretujadas para viajar.
   Todo lo que podamos hacer para cuidarnos, será poco mientras sigan llegando versiones de ese bicho que con nosotros hace lo que quiere, hasta que lleguemos a imponerle condiciones de sobrevida.
   Será ese el momento glorioso y mágico del triunfo de la raza humana…
 
¿Nadie puede poner orden?
EL  PESO  ARGENTINO DÍA A DÍA SE SIGUE
DEVALUANDO ANTE SU MAJESTAD VERDE
 
   Más allá de aquel audaz y cerebral descubrimiento del actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, poco tiempo atrás, que la economía de los Estados Unidos de Norteamérica estaba dolarizada, debemos reconocer aunque muchos políticos y expertos en la materia sostengan sesudamente que lo propio no ocurre entre nosotros, es para que nos preguntemos qué producto, abierta o veladamente, no está atado al valor del billete verde en sus varias versiones al menos para nuestras autoridades monetarias.
   Hago salvedad de mi supina ignorancia en la materia, pero me guío por diarias vivencias que por mera curiosidad me conectan con operaciones locales e internacionales, donde el dólar ha pasado a ser el principal y casi excluyente protagonista, porque nuestro peso raquítico, maltratado, disminuido y tan ninguneado, no tiene fuerza como para plantarse frente a su padre putativo y comportarse con la violencia del escarmiento que merece la foránea moneda, aunque tiempo atrás y por una década más o menos fueran casi hermanos siameses.
   Y por la manera en que el dólar se entromete en nuestra intimidad de especulaciones color blue, transferencias dudosas, viajes a los paraísos fiscales -de ahora y de antes, la verdad sea dicha- y otras maniobras que disfrazadas de legales, vienen socavando los débiles cimientos de nuestra bastardeada y mal cuidada economía, sobre todo por tratarse el nuestro de un país rico como lo somos, pero inexplicablemente en la cornisa vecina a la quiebra, bien sabemos quienes tienen buena parte de la culpa con sus variadas camisetas, a lo largo de la historia.
   ¿Tan enormes e impunes son los intereses que se mueven en torno de este asunto?
   ¿Son de culpas compartidas los oscuros empresarios que hacen diferencia y a las utilidades en lugar de reinvertirlas, las giran a los paraísos donde las multiplican y a nosotros no nos llegan ni las migas?
   ¿Son las políticas monetarias ciclotímicas las causantes de tantos derrapes que padecemos desde la clase media hacia abajo?
   Son interrogantes que realmente debieran responder desde el poder, porque ellos, los dueños de la Argentina, no conocen de privaciones, de subas o de alzas, de ahorros o de quebrantos, porque precisamente desde sus posiciones dominantes han preservado su prosperidad que es tranquilidad propia y las de varias de sus generaciones.
   Es con pesar que muchas veces no hay respuestas cuando alguien tiene la peregrina idea de sostener que la Democracia no ha servido para instaurar una justicia distributiva que termine con las inequidades que con las poco honrosas excepciones apuntadas, venimos sufriendo.
   Tenemos la oportunidad, una vez más, de ponernos de pie si es cierto que se advierte una reactivación que realmente no se nota en el llano y está reservada a los niveles superiores, por lo que se hace cierto e impactante un milenario proverbio árabe: “No alaba el mercado más que quien saca provecho de él”.
   Sin embargo y por ser más reciente, en lo personal me quedo con la sabiduría poética de Oscar Wilde: “Aconsejar economía a los pobres es a la vez grotesco e insultante. Es como aconsejar que coma menos al que se está muriendo de hambre”.
 
La Megacausa y los Reyes Magos
YA VAN TANTAS CARTAS CON LOS MISMOS
PEDIDOS, QUE SE DUDA DE SU EXISTENCIA
 
    Como cada año en la causa del Registro los familiares renuevan su carta a los Reyes Magos con algunos anhelos sobre la Justicia cordobesa.
   ¿Qué piden? Veamos…Una Justicia transparente, que respete la libertad y la inocencia, sin abusos, sin prisiones preventivas, sin condenas anticipadas, sin comisiones especiales ni opiniones preconcebidas.
   Una Justicia que juzgue con imparcialidad y decida con objetividad, sin tergiversaciones, sin abultados expedientes, sin arbitrariedad, sin íntima convicción. 
   Una Justicia que busque la verdad guiada por la lógica y el sentido común, sin privilegios para funcionarios, poderosos o allegados, sin intereses de ningún tipo o color. 
   Una Justicia ágil y eficiente que trabaje con integridad, combatiendo las eternas demoras y evitando daños y pérdidas irreversibles. 
   Una Justicia capaz de autocrítica y escucha humilde, que acepte los dictámenes superiores y las numerosas recomendaciones de organismos idóneos en la materia. 
   Y finalmente, una Justicia comprometida con la defensa de la dignidad y con la reparación de cuánto sea posible. 
   Aunque todo esto figura en cualquier manual como requisitos o atributos esperados para cualquier sistema judicial, en Córdoba parece utopía, ya que en la causa, pese a los reclamos y al apoyo de instituciones, todos los principios fueron ignorados. Por eso cada año, como ayuda y bastante de clamor, se renueva el pedido a los Reyes.
   No debe ser fácil para los humanos con todos sus defectos y compromisos, pero al menos con los niños, ellos son magos.
   Poco les costaría hacer lo mismo con los más grandecitos...
 
Siempre la misma historia
LA “EFICIENCIA” DE E.P.E.C. DERRAPA  ANTE  LAS
PREVISIBLES EXIGENCIAS DEL CALOR O DEL FRÍO
 
   Debo confesar que me hartan los cortes de energía en cualquier época del año, porque siempre EPEC saca a relucir algo tan sin brillo y percudido hasta el cansancio como sostener ladina y sobradoramente que la culpa por los cortes habituales y no anunciados es de los abusos de los usuarios para salvaguardarse del calor en verano y del frio invernal, como si fuéramos una legión de cordobeses imbéciles sin noción del almanaque.
   Más allá de la insensibilidad social que representa la pésima calidad del servicio eléctrico que padecemos desde tiempo atrás, sostener esa excusa que es una ofensa a la docta inteligencia, más se debe asumir como una tomadura de pelo que parte desde la conducción de una empresa estatal acosada por la pobreza tecnológica que se cansa de publicitar aunque no posea y los resultados saltan a la vista, pero con gerentes y directivos que perciben dinerales, y eso sin poner a juicio popular las conquistas sindicales de los trabajadores, ninguno de los cuales cobra menos de 100 o más lucas mensuales.
   Así la cosas la EPEC con total impunidad nos está cobrando la tarifa más alta del país, y eso que tiempo atrás, a lo mejor ahora la suspenden, nos beneficiaba a los usuarios el subsidio que recibía de la Nación aunque ahora por mojarles la oreja a los porteños, se enculan por eso y dejan de restarnos unos manguitos a esa desgracia verdosa que son ahora las facturas que nos llegan mensualmente, como parte del espanto hogareño.
   El desencanto de la gente que paga religiosa y puntualmente cada factura, no llega sin embargo y bueno sería que de ello se hiciera cargo el gobierno y no los usuarios, a quejarse por los miles y miles de enganchados a la red que vemos en los barrios carenciados y en otros sectores -aunque menos casos pero más resonantes- de viviendas enclavadas en barrios privados o countrys.
   Las sorpresas desagradables siempre están presentes: ahora se viene un nuevo aumento que sin dudas como siempre viene ocurriendo y con aplausos aprobará el ERSEP, un organismo apéndice del poder provincial que casi nunca se queja, incluyendo si nos ocupamos de otro rubro cuestionado que es la pésima calidad del agua que se suministra a ciertos sectores que pese a todo la deben consumir.
   Resumiendo, los cordobeses estamos condenados a seguir padeciendo la mala onda de quienes dirigen la empresa eléctrica, gente que percibe sueldos que no merecen si tomamos en cuenta eso que ellos, para justificar lo que cobran aparte de su mensualidad, le llaman “eficiencia”, lo que en cualquier empresa privada y a la luz de los resultados que advertimos y padecemos, se transformaría en desvinculación, cesantía, caducidad de la contratación o simplemente un merecido patadón en el tuges.
   Porque la verdad sea dicha, hay veces que ciertas medidas patronales y anti-laborales merecen aplausos y ésta sería una de ellas…
 
Hay coincidencias que abruman…
ES CURIOSO QUE LOS DETENIDOS SE FUGUEN
CUANDO ESTÁN CUSTODIADOS POR POLICÍAS
 
   No es la primera vez y por lo que se advierte no será la última, en que con asombro cada día menos evidente, nos enteramos que un preso, al cuidado de la policía, consigue fugar de su encierro fijo o temporario y es casi imposible recapturarlo para que siga el proceso de rendir cuentas en la justicia y ante la sociedad.
   Es para creer una parte en odiosas y malignas coincidencias, pero son mayores las dudas y las preguntas sin respuestas, porque no recuerdo que alguna vez se hubiera informado oficialmente de alguna sanción ejemplificadora aplicada a algún responsable de un episodio similar, dentro de las filas policiales.
  Obviamente es probable que esas dudas se fortalezcan por la reiteración de casos parecidos, ya sea que la “desaparición” de algún preso tuviera lugar en una comisaría, en un hospital, en el mismo edificio de Tribunales o en otro escenario, lo que acrecienta en la gente una desprotección estatal que venimos padeciendo sin solución a la vista, aunque con demasiados anuncios y promociones mediáticas que en verdad no convencen ni tranquilizan a nadie, porque el hampa sigue creciendo al amparo de la impunidad que gozan, frente a una sociedad desprotegida.
   Lo malo de todo esto, es que a veces quedan en la mira de la sospecha efectivos que realmente son valerosos, osados y abnegados en el cumplimiento de su deber, pero son muchos los que en cada procedimiento intervienen para asegurar la aprehensión de un sospechoso o de un confeso delincuente.
   En consecuencia, se impondría que alguna jerarquía de la fuerza azul, digamos de subinspector hacia arriba, dirigiera cada procedimiento que tuviera como ingrediente el cuidado de un detenido en cualquiera de las circunstancias que se presentara el caso.
   Eso al menos aseguraría un mayor grado de responsabilidad, no tan sólo en la contención del sospechoso, sino en la garantía que el procedimiento se realiza con los cuidados que imponen las circunstancias, bajo la responsabilidad de algún oficial de grado.
   Sería una buena manera de evitar que estos episodios, algo poco creíbles para mucha gente, se reiteraran con la asiduidad que por estos tiempos vienen teniendo.
   La seguridad de la gente merece al menos que estos cuidados sean observados y cumplidos estrictamente, en homenaje a una seguridad que cada día es menor para los cordobeses.
 
La morosidad de la Justicia
UNA DÉCADA Y MEDIA PARA TERMINAR  CON
LA MUY EVIDENTE TRENZA DE LOS REMATES
  
   Ya es casi un sonsonete eso de calificar a la justicia cordobesa como meditarráneamente siestera, pachorrienta, lenteja y casi displicente en el manejo de muchas causas que sobresalen no por su trascendencia jurídica, sino por el tiempo que llevan paseando entre los intrincados pasillos, barandillas y despachos de los tres edificios tribunalicios, es decir en el histórico y soberbio frente al Paseo Sobre Monte, el nuevo y coqueto de barrio Observatorio y el del fuero laboral en Bulevar Junin o Illia, que ahora se llama.
   El recuerdo y la memoria nos llevan a los tiempos en que una causa laboral demandaba entre siete y más años con mil alternativas, chicanas y retrasos que convertían a los archivos en countrys para una privilegiada legión de ratones que hacían diarios pic-nics con los añejos expedientes.
   Y las causas penales también demoraban lo suyo, sin dejar de citar en otro ámbito jurídico muchos casos de adopciones, que comenzaban virtualmente en el moisés y terminaban por entonces con el bebé bajo bandera cumpliendo con el servicio militar obligatorio.
   Ahora hay causas que bien pueden ser consideradas simbólicas por su duración, con lo que fueron perdiendo el interés incluso de sus protagonistas y como ejemplos citemos la megacausa del Registro de la Propiedad que debe estar por cerca de los 15 años, con la participación involuntaria de muchos rehenes, como para hacer un baile juvenil cuando se cumplan, y el trillado asunto de la que llamaban el reinado de “La trenza” una organización delictual de la que participaban infieles profesionales y mediante cuyas maniobras se apoderaban de propiedades a precio vil, más otras repudiables jugarretas con idénticos resultados a través de remates de dudosa legalidad.
   Lo importante es que en estos últimos días esa organización para el curro maquillado de legalidad fue desbaratada y sus responsables condenados a penas que a ojos de un neófito en la materia, me parecieron demasiado leves si tomamos en cuenta el daño moral, económico, familiar y social-provocado, porque hay casos en que todo el dinero del mundo ni las prisiones más prolongadas -en este caso no existieron- pueden mitigar el enorme daño padecido por las víctimas, muchas de las cuales no sobrevivieron al extendido y extenuante proceso, agravado por los tensos años en que estuvieran yendo y viniendo a la espera de alguna dinámica humanizada que se impusiera en los estrados.
   Todo indica que esas maniobras de apropiación de viviendas, campos, etc. han pasado a la historia, aunque de acuerdo con lo que muchos abogados coinciden aún perduran, disimuladas por mecanismos tecnológicos que superan a las viejas maniobras de décadas atrás, en que todo era manual.
   Lo trascendente es que ya que Tribunales anunció la modernización total y absoluta de su tarea incluyendo archivos y toneladas de expedientes carcomidos por los familiares de Mickey y secuaces ocasionales, sus autoridades se preocupen y se ocupen ahora de velar por el respeto y la observancia de los plazos exigidos en cada instancia de cualquier juicio evitando las mañosas dilaciones.
   No se pide la utopía de terminar con las chicanas, porque sería como comer un asadazo de ternera incluyendo costillas, vacío, mollejas, chorizos y chinchulines, pero sin poner salero en la mesa y acompañando con gaseosas.
   A cada trámite, corresponde el menú siempre adecuado, recomendado y aunque algunos pretendan evitarlo, hay que ser duros con ese tipo de revisionismo, porque sería destructor de una costumbre más vieja que la espalda o que la justicia misma…
   ¿De qué hablo…? ¡De las chicanas, mi amigo…!
 
Pasó un vertiginoso 2021
POCAS VECES TANTAS  EXPECTATIVAS  ANTE
LA LLEGADA DE UN AÑO CARGADO DE DUDAS
 
   Será que ha sido y sigue siendo tan grande y casi monumental el sufrimiento de la sociedad mundial frente a la pandemia, que la llegada de un año flamante, bisoño y virginal, ha sembrado en el universo más dudas que esperanzas y eso juega en contra del optimismo que debiera animar a la mismísima condición humana.
   “Solo puedo ofrecerles mis perplejidades. Tengo cerca de setenta años. He dedicado la mayor parte de mi vida a la literatura y sólo puedo ofrecerles dudas”, supo sentenciar el genial Jorge Luis Borges.
   Por nuestra parte y más apegados a una realidad lacerante de lutos, ausencias sin despedidas, esperanzas vanas y convulsión mundial, en nuestra pequeñez humana solo podemos predicar el bien, luchar contra los odios, abrazarnos en la desgracia, fundirnos en la esperanza de un resurgir que nos encuentre juntos, codo a codo enfrentando a la adversidad.
   Miremos hacia adelante porque el futuro depende ya no tanto de la ciencia, sino de lo que de ella aprendamos y acatemos, siempre y cuando no sea adornada por los humanos intereses de poder y de riquezas.
   En un mundo como el actual sorprendido por la desgracia y amenazado de exterminio, sepamos revitalizar nuestra confianza en el género humano, aunque tengamos como certero aquello de Darwin, cuando sostuvo que “sin dudas, no hay progreso”.
   Feliz 2022 en unión, trabajo, respeto, solidaridad y amor al prójimo.

 

  

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