22 de julio de 2014

Otro paro escandaloso ---------------- HASTA LOS TROTSKOS HACEN NEGOCIOS CON SUS ENEMIGOS



Así como tiempo atrás adelantaba las alternativas de los conflictos que llegarían a plazo fijo en nuestro ajetreado mal servicio del transporte urbano de pasajeros, es el momento de agregarle un ingrediente del que está absolutamente ausente el sufrido usuario: la interna sindical.
Bien sabemos por dolorosas y prepotentes experiencias que los chicos malos de la UTA tienen la certeza que usando a los pasajeros de rehenes, tanto la Municipalidad como el área provincial de Trabajo se bajan los lienzos, aceptan el besito en la nuca y conceden lo que les demandan, siempre que sea “para preservar la paz social”, lo que es mentira.
Y las empresas, que son las que regulan a su antojo sus utilidades mediante un perverso manipuleo de las frecuencias, necesitan de vez en cuando un paro que les sirva de pretexto para reclamar ante el poder concedente un aumento en la tarifa, por lo que no es casual que aquí se pague el boleto más caro del país para una porquería de prestación.
Las elecciones gremiales son en noviembre y el tema es seguir calentando los motores en aras de tomar la conducción. Y para ello, nada mejor que un acuerdo entre el sector que la pretende, con la empresa más complicada en este escenario que es Ciudad de Córdoba, de la que se sospecha haber “gratificado” a delegados militantes del trotskismo.
Porque en la UTA lo importante -al igual que en las cárceles- es ser “carteludo”, título que adquieren los más violentos, los más proclives a los paros sorpresivos, humillantes y salvajes que tanto dañan a la clase obrera (donde están sus hermanos). Y esgrimen el percudido argumento de la defensa de los derechos adquiridos en la lucha, frente a un poder miedoso, ciclotímico y abandónico.
Lo que ahora ocurre no es una bofetada ni un cachetazo a la gente que se queda de a pié, que pierde el presentismo, que no puede llegar a las escuelas o a los hospitales, sino una gigantesca patoteada a los intereses populares que en su condición de rehenes no tienen manera de defenderse.
Antes de 60 días a lo sumo, vendrá un nuevo aumento del boleto porque entrará a tallar la siempre lacrimógena e hipócrita demanda de los empresarios, esos mismos que en su angurria recaudatoria hasta hacen “negocios” con sus más encarnizados y aparentes adversarios.
Que después los choferes, ya que ahora no están en juego su sueldo ni sus condiciones de trabajo, artífices de este grave, traicionero y penoso insulto ciudadano, no vuelvan a mariconear con que los pasajeros los maltratan.
Muchos años atrás, en ómnibus y tranvías había carteles que rezaban “Prohibido salivar en el piso”, que ahora la indignación y la impotencia de los usuarios puede llegar a obligar a que la dirigencia sindical, demande que haya nuevos carteles que clamen “Prohibido escupir al conductor”.
De eso, no estamos tan lejos.
Gonio Ferrari



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