25 de junio de 2015

Campaña deslucida -----

UNA DE “COWBOYS”
PERO SIN TIROTEOS
   La imposición de límites legislada por el gobierno provincial en cuanto a los gastos de campañas proselitistas ha servido -al menos- para que la gente no llegara al hartazgo de siempre escuchando el repetido eco de los promesómetros partidarios.
   Pero como todo en la vida tiene su excepción, siempre el dueño de la manija del poder comete abusos en nombre de una legalidad que es real y a la vez mentirosa por lo parcial y antojadiza. El gobierno no puede inaugurar obras dentro de los 15 días anteriores a los comicios, pero no le está vedado habilitarlas parcialmente con el apoyo mediático de los beneficiarios de la generosa pauta publicitaria oficial, lo que equivale a una descomunal promoción de sus candidatos a la continuidad de una gestión mediocre y plagada de remiendos.
   Y dejando el ámbito estrictamente publicitario, en cuyo terreno cualquiera puede pagar para que se diga que es el mejor, llama la atención aunque no sorprenda, el fracaso de todo aquello que hasta ahora se pretendió disfrazar de debate, como si en las viejas películas de cowboys en blanco y negro no se hubieran trenzado en un duelo Kirk Douglas, Alan Ladd, John Wayne, Gary Cooper o James Stewart.
   Por un lado la soberbia de quien se cree ganador o el miedo a enfrentarse con cuestionamientos, suelen ser elementos disuasivos que condicionan a ciertos candidatos para la concreción de esas contiendas cívicas, que en los países serios son por lo general cultamente respetuosas.
   Viajando por la historia no tan lejana, se dio el caso allá por el ‘73 de la fórmula nacional Chamizo-Ondart que en nombre de Alvaro Alsogaray representaba a la vieja UCD que gastó fortunas en su campaña y consiguió solo 234.000 votos en todo el país, más o menos el 1,89% de los sufragios.
   Fue sorprendente cuando se hicieron cálculos serios sumando la enormidad del dinero gastado, dividida por el número de votos, resultando que cada uno de ellos había costado un dineral.
   De última, no era dinero de la gente sino de empresarios, militantes y corporaciones, o sea que malgastarlo no afectaba a la economía del país por más frustraciones particulares que generara.
   En Córdoba es distinto, porque los dineros públicos que se afectan directa e indirectamente a las campañas tanto para el recambio del mismo signo político en la provincia como en el tanteo presidencialista, provienen -aparte de las donaciones “anónimas” que es el percudido pretexto- del castigado y comprometido presupuesto, de la tasa vial, de la inhumana retención a los jubilados, del impuesto al fuego y de otras alcancías delasotistas.
   Así, con la ventaja de tamaño despliegue, es atendible que los candidatos del oficialismo se inclinen por esquivar la confrontación de ideas y el debate clarificador, porque es más prudente el silencio o la ausencia, especialmente si de ruedas de prensa cordobesas se trate.
   Confucio era sabio, al punto de sostener que “el silencio es un amigo que jamás traiciona”.
Gonio Ferrari

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