11 de octubre de 2015

S.L.B.: 11/10/15 - ÉXITO SATELITAL ARGENTINO - LA POLICÍA DECORATIVA NO SIRVE - TRÁNSFUGAS PROVINCIALES - NUESTRA SELECCIÓN DE FÚTBOL - LA MEGACAUSA DEL REGISTRO - CUNITAS, UN PLAN PARA EMBARAZADAS - RESPETO POR LA VEDA - URBANAS MOLESTIAS NOCTURNAS, etc.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 11-10-15 emitido por AM580 Radio Universidad de Córdoba.

OTRO SATELITE ARGENTINO EN EL ESPACIO


   La Estación Terrena Benavídez de Arsat dirigió en forma exitosa la última de las cinco maniobras de apogeo, lo que permitió que el segundo satélite de telecomunicaciones argentino llegara a órbita geoestacionaria, según lo informó la empresa que lidera Matías Bianchi.
   La órbita es casi circular y está ubicada en el plano ecuatorial, a unos 36 mil kilómetros de distancia de la Tierra, quedando el aparato en control desde la Estación Terrena Benavídez.
   En detalle, el proceso consistió en que el Arsat 2 se desplazara en primer momento en una órbita de 250 kilómetros de perigeo -el punto más bajo-, hasta llegar a casi 36.000 de apogeo -el punto más alto-, cerca de donde se sitúa actualmente.
   Así, el aparato se ubica como un transmisor en la punta de una elevadísima torre virtual, para irrigar su señal a un extenso territorio panamericano desde un punto fijo sobre la Tierra, geoestacionario, al girar en un período de 24 horas igual al del Planeta.
   Todos los subsistemas de propulsión y autocontrol del satélite funcionaron correctamente, celebró la veintena de técnicos e ingenieros que vivieron pendientes del aparato desde su lanzamiento el 30 de setiembre, de la base Kourou, en Guayana francesa, al igual que hicieron con el Arsat 1.
   Todo un verdadero orgullo para los argentinos, lo que nos hace recuperar algo de terreno perdido en materia de tecnología en los últimos años.
   Sin restarle lo más mínimo de importancia al acontecimiento científico, no están muy equivocados aquellos sectores postergados que reclaman del poder, la aplicación del buen sentido cuando se trata de prioridades.
   En tecnología satelital avanzamos y merece el aplauso, pero bueno sería también que aplaudiéramos, por ejemplo, la derrota de la pobreza.

LA POLICÍA DECORATIVA NO SIRVE



   Es obvio que la policía está en la calle como brazo armado de la ley, o sea que en buen romance, está para hacerla respetar y si es posible, prevenir para que no la violen. De lo contrario, si se trata de una fuerza sólo contemplativa o parte de la escenografía callejera, no estaría justificando su razón de ser.
   Y eso parece estar ocurriendo en esta Córdoba sorprendente, porque en las narices de los efectivos se transgrede alegremente ese código de convivencia que es el respeto, violando la ley y sin que haya quien le haga entender al poder eso del pleno e innegociable ejercicio de la libertad. De la libertad de informar; de la libertad de trabajar; de la libertad de adherir o no a movimientos de protesta por el motivo que fuera, sin restarle validez a los argumentos que se puedan declamar.
   En una reciente manifestación de taxistas dos periodistas de calle -Javier Sassi de Radio Suquía y Leonardo Guevara de Radio Mitre- que pese a su juventud llevan años haciendo esa pesada tarea con responsabilidad y honesto equilibrio, fueron amenazados y agredidos por algunos manifestantes, solo por estar documentando el ataque contra taxistas que al no adherir a la protesta, ejercían su libertad de trabajar.
 
  Sería de lo más normal la situación por lo reiterada en nuestras calles, si no fuera que tal acción -doble delito- se perpetró a la vista de efectivos policiales que optaron por la actitud más fácil y menos legal: instar a los periodistas a dejar de cumplir con su tarea, practicar el vistagordismo y aquí “no ha pasado nada”.
   Se plantea entonces para el periodismo la alternativa de castigar con el silencio a los taxistas y no cubrir sus demandas, extendiendo tal temperamento hacia el fútbol o cualquier otra actividad, cuando son blanco de agresiones o en las masivas concentraciones gremiales donde la prohibida, peligrosa y tolerada pirotecnia tiene como apuntado destino a los hombres de prensa para evitar que trasciendan las salvajes actitudes delictivas.
   En ese caso, sería perder a manos de los autoritarios y patoteros, la cotidiana batalla por informar.
   Y esto seguirá sucediendo, y los gremios volverán a la hipócrita y reiterada actitud de pedir disculpas, cuando es desde allí que los malos dirigentes exacerban los ánimos creyendo ser más valientes o “carteludos” al incitar a la violencia.
   Ejemplos tenemos por decenas y mientras la policía por obediencia debida al poder provincial, siga asumiendo ese lamentable rol decorativo en las manifestaciones en lugar de aplicar la ley, no nos asombremos si se entroniza ese perverso modelo de mirar hacia otro lado mientras esa ley es burlada.
   La tarea periodística bien se sabe que tiene sus riesgos que es necesario asumir, o dedicarse a tareas menos comprometidas como por ejemplo la jardinería, el tarot o el bordado.
   Que no sea el Estado con su displicencia el que empuje a los hombres y mujeres que abrazaron la vocación de informar, el responsable de una claudicación que el conjunto de la sociedad no merece.
   Una ciudad como la nuestra, sin periodistas de calle y con policía ornamental, se transformaría en el reino de la impunidad, indeseable consecuencia de la que lamentablemente no estamos tan lejos.

TRÁNSFUGAS PROVINCIALES


   No importa si fueron dos, tres, cinco o serán más con el paso de los días, porque tan solo un caso ya merece ser calificado como oportunista y ventajero, en esa enfermiza práctica del transfuguismo en política.
   Observado desde afuera, son casos muchas veces alimentados por el desagradecimiento que lleva a ese canibalismo que corroe las bases de cualquier movimiento con base ideológica.
   O no fueron tan fuertes las convicciones iniciales que llevaron a abrazar ciertas conductas y procederes, o la ambición de poder lleva a los tránsfugas a especular más con las encuestas que con su propia conciencia.
   Apenas nuestro retornado gobernador electo detectó un caso firmado, resuelto y anunciado, se apresuró en adelantar que cualquier otro que asumiera esa actitud -que en realidad es un maquillaje de la traición- quedaba relegado de sus planes en el inminente futuro provincial.
   Parece haber surtido efecto la advertencia, porque más de uno buscó micrófonos y cámaras para jurar que no estaba entre los infieles y perjuros al compromiso contraído hace años.

  Las tentaciones vienen con ropajes diversos, anzuelos tanto para vivillos como para incautos de esos que se creen pícaros, aunque alguna vez hayan comprado vidrios de colores creyendo que eran brillantes.
   Porque cuando las promesas vienen fogoneadas bien desde arriba, es como si les adornara la certeza de su cumplimiento, y la historia nos ha enseñado -y nos sigue enseñando- que no siempre es así, de lo cual se avivan y nos avivamos cuando ya es dolorosamente tarde.
   Un dirigente puede tener sus virtudes mezcladas con los defectos de cualquier mortal, y es quien lidera a las masas que lo siguen, lo apoyan y comulgan con sus ideales, aunque tenga enemigos y detractores.
   Pero el simple hecho de compartir proyectos e ilusiones es lo que nos fortalece en el compromiso de la lucha contra cualquier adversidad.
   Claudicar en tales principios no es tan solo una pérfida actitud de deserción, sino la confesión pública de un rotundo fracaso como persona.
   Porque no respetarse íntimamente, me suena que es más penoso que no inspirar respeto.

NUESTRA SELECCIÓN DE FÚTBOL


   Debo confesar una vez más que de fútbol conozco poco y nada, salvo que me encanta ver un buen partido porque es un  deleite visual cuando allí descubro armonía, solidaridad, respeto por el adversario y ansias de triunfo.
   Cuando jugaron hace pocos días las selecciones de Argentina y de Ecuador, me senté frente a la tele con el objetivo de establecer, dentro de mi ignorancia futbolera, si nuestra muy bien remunerada representación nacional era o no messidependiente.
   Es claro, porque no estando la Pulga, suponía que el estilo de juego se adaptaría a esa circunstancia que bien pudiera llegar a darse en pleno mundial, por ejemplo, o en alguna otra competencia de nivel internacional.
   Pero cuando uno deja solo en el primer tiempo un par de veces el mullido sillón y la colorida pantalla, para buscar en la cocina un café o servirse un chardonnay de la heladera, es porque el espectáculo no es lo atractivo que habíamos calculado o el resultado tampoco se ajusta a nuestras ansias exitistas.
   Resumiendo, llegamos a la conclusión -hablo en plural porque pienso que no es el único caso- que la Selección Argentina de Fútbol, el equipo más caro del planeta, no juega a nada, ha perdido su personalidad y está definitivamente amodorrado sin la presencia del más endiablado maestro del desequilibrio para el adversario.
   Es para rogar por el pronto restablecimiento de Messi, porque parece que es el dueño de todos los mecanismos del éxito, que traslada de un lado a otro del césped a bordo de sus piernitas cortas, pero alimentado por su enorme talento creativo.
   Por favor, desde ahora tienen que cuidarlo para que ni siquiera tosa o se amoquille.
   De él dependen, por haber quedado demostrado ante Ecuador, nuestras alegrías y frustraciones…

ALGO DE LA MEGACAUSA

   La imparcialidad en el proceso penal es una garantía establecida en nuestra Carta Magna y constituye uno de los pilares fundamentales de un juicio justo. Las sentencias dictadas por un Tribunal sólo son legítimas si el procedimiento no deja duda alguna sobre su posición desprejuiciada.
   Este principio ya fue reconocido por los romanos quienes adoptaron la imagen de la diosa Iustitia llevando en sus manos balanza y espada y los ojos vendados como manifestación de la ausencia de todo interés en decidir el conflicto con juicios ajenos a los ventilados por los litigantes que comparecen a su presencia.
   Según la Real Academia la imparcialidad es la falta de designio anticipado a favor o en contra de alguien, o algo que permite juzgar o proceder con rectitud.
   Lo expuesto fundamenta la prohibición de que un juez intervenga en una causa que ya conoce y en la que ya participó porque al tener  una opinión formada, carecerá de imparcialidad.
   En la causa del Registro los mismos jueces, conformando una comisión especial, se ocupan de todas las causas, repitiéndose en cada juicio pese a la incompatibilidad que supone el contacto previo con el proceso. Algunos, incluso, han participado de programas televisivos y notas periodísticas hablando al respecto lo que torna evidente el designio anticipado.  
   Si hablamos de despojo, es el que en la causa del Registro se le ha hecho a la Justicia. Sin la venda y la balanza difícil será proceder con rectitud.

CUNITAS “DE CAMPAÑA”


   Parece que la ocurrencia no es de ahora, pero es ahora que saltó la bronca por un pedido del juez Bonadío para que comparezca el súper ministro Fernández a explicar detalles de lo gastado en un plan que provee un set  que incluye cunita, ropas, chupetes y otros elementos con destino a mujeres embarazadas.
   Se habla de una cifra varias veces millonaria, y de la participación de algunas empresas que están medio flojas de papeles en cuanto a su integración societaria y al cumplimiento de sus obligaciones tributarias.
   Salga como salga el tema, lo sugestivo es la implementación de esa ayuda, a pocos días de elecciones presidenciales y con pomposos anuncios que incluyeron la presencia en pantalla del principal candidato oficialista.
   Eso, aparte de configurar un aprovechamiento de la acción de gobierno en beneficio de la campaña electoral, puede que sea legal, pero convengamos que es al menos una inoportuna imprudencia.
   Continuar con este festival del asistencialismo, quieran que no, es contribuir en el buen aspecto, a mitigar falencias que el poder esconde o se cansa de negar, pero también significa escamotear la dignidad del trabajo como base del sustento popular.
   Bienvenidas las cunitas para todas las embarazadas, siempre que se paguen lo que valen y que no sean el pretexto para súbitos enriquecimientos, como tantos que hemos visto prosperar si de funcionarios se trata.
   Porque a esas cunitas como a todos los otros planes que andan revoloteando sobre el ocio, los pagamos todos y de ellos, indirectamente, se sirven unos pocos vivos a quienes los pobres solo les interesan como partícipes necesarios para alcanzar su propia riqueza.

EL RESPETO A LA VEDA


   Desde antenoche rige prácticamente la veda consagrada por la ley electoral para actos de proselitismo, lógicamente emparentados con las elecciones presidenciales del 25 de este mes.
   No se pueden hacer inauguraciones, formular anuncios rimbombantes ni cualquier otra acción que signifique acto de propaganda en beneficio de los candidatos, todo por parte de organismos del Estado.
   Ya quedó atrás la inauguración de un hospital con el nombre del señero René Favaloro, acerca de lo cual la familia del malogrado científico cuestionó con desagrado.
   La señora Presidenta ubicó a su lado a Daniel Scioli después de haber estado ausente de muchas fotos, a lo mejor para contrapesar su ausencia en el debate entre los candidatos al sillón de Rivadavia, negativa que al decir de los especialistas en conductas políticas, le significó alguna pérdida de adherentes.
   Para el tiempo de las PASO las transgresiones a la ley electoral fueron demasiado reiteradas como evidentes, se formularon reclamos por la vía judicial correspondiente, pero ese papelerío todavía duerme la siesta eterna de los olvidos.
   Una pena, porque tales acciones desprestigian nuestra propia calidad institucional sembrando dudas y ahondando -si es que hay lugar para que ello ocurra- la grieta que afecta a la sociedad argentina entre los pro y los contra del oficialismo.
   La inminencia de una fecha trascendental impone recuperar, más que la seriedad de los actos, el respeto por la ley.
   Continuar quebrantándola no es el mejor camino para lograr el reencuentro entre los argentinos.

URBANAS MOLESTIAS NOCTURNAS


   Se ha detectado que en Córdoba, miles de vecinos viven atormentados por la agresión acústica que en muchos casos ha llevado a la indeseada mudanza, con pérdida patrimonial incluida, como única solución a un drama que para los afectados, crece en cada fin de semana.
   No es como por allí se comenta, responsabilidad exclusiva de los bailes porque hay bares, restaurantes, gimnasios, canchitas de fútbol y templos de distintos credos que son culpables de las penurias de miles de cordobeses.
   La municipalidad cuenta con personal y medios técnicos como para aplicarlos en la inspección de los lugares cuestionados, en salvaguarda de la salud e integridad de quienes con sus contribuciones, sostienen ese aparato municipal no siempre aplicado en beneficio de la gente.
   Las ordenanzas están vigentes y sólo es necesario aplicarlas con el rigor que ello implica, y más todavía, instrumentar los mecanismos de control de las sanciones impuestas.
   No es posible que un local preventivamente clausurado, a las tres horas de lucir la faja respectiva abra alegremente sus puertas y vuelva a mofarse de la ley.
   Los mal intencionados sostienen que hay tanto dinero de por medio, que las clausuras no existen o las fajas se desprenden solas.
   Con tres o cuatro infractores que deban acudir a la justicia y que les pinten los dedos, las cosas tenderán a mejorar, porque mientras nadie se ocupe de este drama vecinal, los transgresores seguirán sin contener sus ataques de risa.
   Es hora que dejen de burlarse de la autoridad.
  


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