Desgrabación
de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los
buenos” del 11-10-15 emitido por AM580 Radio Universidad de Córdoba.
OTRO SATELITE ARGENTINO
EN EL ESPACIO
La órbita es casi circular y está ubicada en el plano ecuatorial, a unos 36 mil kilómetros de distancia de
En detalle, el proceso consistió en que el Arsat 2 se desplazara en primer momento en una órbita de
Así, el aparato se ubica como un transmisor en la punta de una elevadísima torre virtual, para irrigar su señal a un extenso territorio panamericano desde un punto fijo sobre
Todos los subsistemas de propulsión y autocontrol del satélite funcionaron correctamente, celebró la veintena de técnicos e ingenieros que vivieron pendientes del aparato desde su lanzamiento el 30 de setiembre, de la base Kourou, en Guayana francesa, al igual que hicieron con el Arsat 1.
Todo un verdadero
orgullo para los argentinos, lo que nos hace recuperar algo de terreno perdido
en materia de tecnología en los últimos años.
Sin restarle lo más
mínimo de importancia al acontecimiento científico, no están muy equivocados
aquellos sectores postergados que reclaman del poder, la aplicación del buen
sentido cuando se trata de prioridades.
En tecnología satelital
avanzamos y merece el aplauso, pero bueno sería también que aplaudiéramos, por
ejemplo, la derrota de la pobreza.
Es obvio que la policía
está en la calle como brazo armado de la ley, o sea que en buen romance, está para hacerla respetar y si es posible,
prevenir para que no la violen. De lo contrario, si se trata de una fuerza sólo
contemplativa o parte de la escenografía callejera, no estaría justificando su
razón de ser.
Y eso parece estar ocurriendo en esta Córdoba sorprendente, porque en las narices de los efectivos se transgrede alegremente ese código de convivencia que es el respeto, violando la ley y sin que haya quien le haga entender al poder eso del pleno e innegociable ejercicio de la libertad. De la libertad de informar; de la libertad de trabajar; de la libertad de adherir o no a movimientos de protesta por el motivo que fuera, sin restarle validez a los argumentos que se puedan declamar.
En una reciente manifestación de taxistas dos periodistas de calle -Javier Sassi de Radio Suquía y Leonardo Guevara de Radio Mitre- que pese a su juventud llevan años haciendo esa pesada tarea con responsabilidad y honesto equilibrio, fueron amenazados y agredidos por algunos manifestantes, solo por estar documentando el ataque contra taxistas que al no adherir a la protesta, ejercían su libertad de trabajar.
Sería de
lo más normal la situación por lo reiterada en nuestras calles, si no fuera que
tal acción -doble delito- se perpetró a la vista de efectivos policiales que
optaron por la actitud más fácil y menos legal: instar a los periodistas a
dejar de cumplir con su tarea, practicar el vistagordismo y aquí “no ha pasado
nada”.Y eso parece estar ocurriendo en esta Córdoba sorprendente, porque en las narices de los efectivos se transgrede alegremente ese código de convivencia que es el respeto, violando la ley y sin que haya quien le haga entender al poder eso del pleno e innegociable ejercicio de la libertad. De la libertad de informar; de la libertad de trabajar; de la libertad de adherir o no a movimientos de protesta por el motivo que fuera, sin restarle validez a los argumentos que se puedan declamar.
En una reciente manifestación de taxistas dos periodistas de calle -Javier Sassi de Radio Suquía y Leonardo Guevara de Radio Mitre- que pese a su juventud llevan años haciendo esa pesada tarea con responsabilidad y honesto equilibrio, fueron amenazados y agredidos por algunos manifestantes, solo por estar documentando el ataque contra taxistas que al no adherir a la protesta, ejercían su libertad de trabajar.
Se plantea entonces para el periodismo la alternativa de castigar con el silencio a los taxistas y no cubrir sus demandas, extendiendo tal temperamento hacia el fútbol o cualquier otra actividad, cuando son blanco de agresiones o en las masivas concentraciones gremiales donde la prohibida, peligrosa y tolerada pirotecnia tiene como apuntado destino a los hombres de prensa para evitar que trasciendan las salvajes actitudes delictivas.
En ese caso, sería perder a manos de los autoritarios y patoteros, la cotidiana batalla por informar.
Y esto seguirá sucediendo, y los gremios volverán a la hipócrita y reiterada actitud de pedir disculpas, cuando es desde allí que los malos dirigentes exacerban los ánimos creyendo ser más valientes o “carteludos” al incitar a la violencia.
Ejemplos tenemos por decenas y mientras la policía por obediencia debida al poder provincial, siga asumiendo ese lamentable rol decorativo en las manifestaciones en lugar de aplicar la ley, no nos asombremos si se entroniza ese perverso modelo de mirar hacia otro lado mientras esa ley es burlada.
La tarea periodística bien se sabe que tiene sus riesgos que es necesario asumir, o dedicarse a tareas menos comprometidas como por ejemplo la jardinería, el tarot o el bordado.
Que no sea el Estado con su displicencia el que empuje a los hombres y mujeres que abrazaron la vocación de informar, el responsable de una claudicación que el conjunto de la sociedad no merece.
Una ciudad como la nuestra, sin periodistas de calle y con policía ornamental, se transformaría en el reino de la impunidad, indeseable consecuencia de la que lamentablemente no estamos tan lejos.
TRÁNSFUGAS PROVINCIALES
No importa si fueron dos, tres, cinco o
serán más con el paso de los días, porque tan solo un caso ya merece ser
calificado como oportunista y ventajero, en esa enfermiza práctica del
transfuguismo en política.
Observado desde afuera, son casos muchas
veces alimentados por el desagradecimiento que lleva a ese canibalismo que
corroe las bases de cualquier movimiento con base ideológica.
O no fueron tan fuertes las convicciones
iniciales que llevaron a abrazar ciertas conductas y procederes, o la ambición
de poder lleva a los tránsfugas a especular más con las encuestas que con su
propia conciencia.
Apenas
nuestro retornado gobernador electo detectó un caso firmado, resuelto y
anunciado, se apresuró en adelantar que cualquier otro que asumiera esa actitud
-que en realidad es un maquillaje de la traición- quedaba relegado de sus
planes en el inminente futuro provincial.
Parece haber surtido efecto la advertencia,
porque más de uno buscó micrófonos y cámaras para jurar que no estaba entre los
infieles y perjuros al compromiso contraído hace años.
Porque cuando las promesas vienen fogoneadas
bien desde arriba, es como si les adornara la certeza de su cumplimiento, y la
historia nos ha enseñado -y nos sigue enseñando- que no siempre es así, de lo
cual se avivan y nos avivamos cuando ya es dolorosamente tarde.
Un dirigente puede tener sus virtudes
mezcladas con los defectos de cualquier mortal, y es quien lidera a las masas
que lo siguen, lo apoyan y comulgan con sus ideales, aunque tenga enemigos y
detractores.
Pero el simple hecho de compartir proyectos
e ilusiones es lo que nos fortalece en el compromiso de la lucha contra
cualquier adversidad.
Claudicar en tales principios no es tan solo
una pérfida actitud de deserción, sino la confesión pública de un rotundo
fracaso como persona.
Porque no respetarse íntimamente, me suena
que es más penoso que no inspirar respeto.
NUESTRA SELECCIÓN DE
FÚTBOL
Debo confesar una vez
más que de fútbol conozco poco y nada, salvo que me encanta ver un buen partido
porque es un deleite visual cuando allí
descubro armonía, solidaridad, respeto por el adversario y ansias de triunfo.
Cuando jugaron hace pocos días las
selecciones de Argentina y de Ecuador, me senté frente a la tele con el
objetivo de establecer, dentro de mi ignorancia futbolera, si nuestra muy bien
remunerada representación nacional era o no messidependiente.
Es claro, porque no estando la Pulga , suponía que el estilo
de juego se adaptaría a esa circunstancia que bien pudiera llegar a darse en
pleno mundial, por ejemplo, o en alguna otra competencia de nivel
internacional.
Pero cuando uno deja solo en el primer
tiempo un par de veces el mullido sillón y la colorida pantalla, para buscar en
la cocina un café o servirse un chardonnay de la heladera, es porque el
espectáculo no es lo atractivo que habíamos calculado o el resultado tampoco se
ajusta a nuestras ansias exitistas.
Resumiendo, llegamos a la conclusión -hablo
en plural porque pienso que no es el único caso- que la Selección Argentina
de Fútbol, el equipo más caro del planeta, no juega a nada, ha perdido su
personalidad y está definitivamente amodorrado sin la presencia del más
endiablado maestro del desequilibrio para el adversario.
Es para rogar por el pronto restablecimiento
de Messi, porque parece que es el dueño de todos los mecanismos del éxito, que
traslada de un lado a otro del césped a bordo de sus piernitas cortas, pero
alimentado por su enorme talento creativo.
Por favor, desde ahora tienen que cuidarlo
para que ni siquiera tosa o se amoquille.
De él dependen, por haber quedado demostrado
ante Ecuador, nuestras alegrías y frustraciones…
ALGO
DE LA MEGACAUSA
La imparcialidad en el
proceso penal es una garantía establecida en nuestra Carta Magna y constituye
uno de los pilares fundamentales de un juicio justo. Las sentencias dictadas
por un Tribunal sólo son legítimas si el procedimiento no deja duda alguna
sobre su posición desprejuiciada.
Este principio ya fue reconocido por los
romanos quienes adoptaron la imagen de la diosa Iustitia llevando en sus manos
balanza y espada y los ojos vendados como manifestación de la ausencia de todo
interés en decidir el conflicto con juicios ajenos a los ventilados por los
litigantes que comparecen a su presencia.
Según la Real Academia la
imparcialidad es la falta de designio anticipado a favor o en contra de alguien,
o algo que permite juzgar o proceder con rectitud.
Lo expuesto fundamenta la prohibición de que
un juez intervenga en una causa que ya conoce y en la que ya participó
porque al tener una opinión formada, carecerá de imparcialidad.
En la causa del Registro los mismos jueces,
conformando una comisión especial, se ocupan de todas las causas, repitiéndose
en cada juicio pese a la incompatibilidad que supone el contacto previo con el
proceso. Algunos, incluso, han participado de programas televisivos y notas
periodísticas hablando al respecto lo que torna evidente el designio
anticipado.
Si hablamos de despojo, es el que en la
causa del Registro se le ha hecho a la Justicia. Sin la venda y la balanza difícil será
proceder con rectitud.
CUNITAS
“DE CAMPAÑA”
Parece que la ocurrencia no es de ahora,
pero es ahora que saltó la bronca por un pedido del juez Bonadío para que
comparezca el súper ministro Fernández a explicar detalles de lo gastado en un
plan que provee un set que incluye
cunita, ropas, chupetes y otros elementos con destino a mujeres embarazadas.
Se habla de una cifra varias veces
millonaria, y de la participación de algunas empresas que están medio flojas de
papeles en cuanto a su integración societaria y al cumplimiento de sus
obligaciones tributarias.
Salga como salga el tema, lo sugestivo es la
implementación de esa ayuda, a pocos días de elecciones presidenciales y con
pomposos anuncios que incluyeron la presencia en pantalla del principal
candidato oficialista.
Eso, aparte de configurar un aprovechamiento
de la acción de gobierno en beneficio de la campaña electoral, puede que sea
legal, pero convengamos que es al menos una inoportuna imprudencia.
Continuar con este festival del
asistencialismo, quieran que no, es contribuir en el buen aspecto, a mitigar
falencias que el poder esconde o se cansa de negar, pero también significa
escamotear la dignidad del trabajo como base del sustento popular.
Bienvenidas las cunitas para todas las
embarazadas, siempre que se paguen lo que valen y que no sean el pretexto para
súbitos enriquecimientos, como tantos que hemos visto prosperar si de
funcionarios se trata.
Porque a esas cunitas como a todos los otros
planes que andan revoloteando sobre el ocio, los pagamos todos y de ellos,
indirectamente, se sirven unos pocos vivos a quienes los pobres solo les
interesan como partícipes necesarios para alcanzar su propia riqueza.
EL
RESPETO A LA VEDA
Desde antenoche rige
prácticamente la veda consagrada por la ley electoral para actos de
proselitismo, lógicamente emparentados con las elecciones presidenciales del 25
de este mes.
No se pueden hacer inauguraciones, formular
anuncios rimbombantes ni cualquier otra acción que signifique acto de
propaganda en beneficio de los candidatos, todo por parte de organismos del
Estado.
Ya quedó atrás la inauguración de un
hospital con el nombre del señero René Favaloro, acerca de lo cual la familia
del malogrado científico cuestionó con desagrado.
La señora Presidenta ubicó a su lado a
Daniel Scioli después de haber estado ausente de muchas fotos, a lo mejor para
contrapesar su ausencia en el debate entre los candidatos al sillón de
Rivadavia, negativa que al decir de los especialistas en conductas políticas,
le significó alguna pérdida de adherentes.
Para el tiempo de las PASO las
transgresiones a la ley electoral fueron demasiado reiteradas como evidentes,
se formularon reclamos por la vía judicial correspondiente, pero ese papelerío
todavía duerme la siesta eterna de los olvidos.
Una pena, porque tales acciones desprestigian
nuestra propia calidad institucional sembrando dudas y ahondando -si es que hay
lugar para que ello ocurra- la grieta que afecta a la sociedad argentina entre
los pro y los contra del oficialismo.
La inminencia de una fecha trascendental
impone recuperar, más que la seriedad de los actos, el respeto por la ley.
Continuar quebrantándola no es el mejor
camino para lograr el reencuentro entre los argentinos.
URBANAS
MOLESTIAS NOCTURNAS
Se ha detectado que en
Córdoba, miles de vecinos viven atormentados por la agresión acústica que en
muchos casos ha llevado a la indeseada mudanza, con pérdida patrimonial
incluida, como única solución a un drama que para los afectados, crece en cada
fin de semana.
No es como por allí se comenta,
responsabilidad exclusiva de los bailes porque hay bares, restaurantes,
gimnasios, canchitas de fútbol y templos de distintos credos que son culpables
de las penurias de miles de cordobeses.
La municipalidad cuenta con personal y
medios técnicos como para aplicarlos en la inspección de los lugares
cuestionados, en salvaguarda de la salud e integridad de quienes con sus
contribuciones, sostienen ese aparato municipal no siempre aplicado en
beneficio de la gente.
Las ordenanzas están vigentes y sólo es
necesario aplicarlas con el rigor que ello implica, y más todavía, instrumentar
los mecanismos de control de las sanciones impuestas.
No es posible que un local preventivamente
clausurado, a las tres horas de lucir la faja respectiva abra alegremente sus
puertas y vuelva a mofarse de la ley.
Los mal intencionados sostienen que hay
tanto dinero de por medio, que las clausuras no existen o las fajas se
desprenden solas.
Con tres o cuatro infractores que deban
acudir a la justicia y que les pinten los dedos, las cosas tenderán a mejorar,
porque mientras nadie se ocupe de este drama vecinal, los transgresores
seguirán sin contener sus ataques de risa.
Es hora que dejen de burlarse de la
autoridad.
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