Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en
su programa “Síganme los buenos” del 21 de Agosto de 2016 emitido por AM580
Radio Universidad de Córdoba.
NO ES BUENO OLVIDARSE DE
LA MEMORIA
Hace unos añitos un empeñoso y reducido
grupo de periodistas, fotógrafos y camarógrafos de medios gráficos, de radio y
televisión que habíamos cubierto aquello que se llamó “Cordobazo” desde la
previa, su concreción y las consecuencias emergentes, formamos una asociación
civil sin fines de lucro, para apoyar los andamiajes de la memoria que son los
elementos que sostienen a la historia.
Hubo variadas actividades, muestras,
debates, conferencias y sobre todo, la hermandad profesional para aportar
elementos que permitieran consolidar los documentos de aquellos tiempos,
despojados de banderías políticas, sindicales o de otro orden, considerando
hacerlo como una contribución para que el futuro no archivara hechos de tamaña
trascendencia que alcanzaron nivel internacional.
Es claro, en tiempos preelectorales se logró
la exorbitante suma de 30.000 pesos que no salieron de las arcas de la
provincia, sino que el cheque había sido librado por el Senado de la Nación.
Eso ocurrió en diciembre de 2014 y aparte
llegó la promesa formal de conseguir un lugar para el funcionamiento y de
alguna manera sostener la importancia del emprendimiento, todo esto con el
promesómetro a full con miras a la elección provincial.
Todavía estamos esperando al menos que nos
atienda el gobernador o la Sra. Vigo, siempre tan ocupados en cuestiones
trascendentes como El Cuadrado, el faro o la nueva Terminal de ómnibus, por
ejemplo.
La cuestión es que se solicitó entonces que
Lotería de Córdoba asignara solo uno de los más de 50 sorteos anuales y por
única vez como subsidio para que no muriera “29 testigos de la Historia”, pero
ni siquiera contestaron.
Con un gobierno provincial de espíritu
iconoclasta y troglodita, estamos bajando los brazos en una lucha tan desigual
contra la indiferencia, que mágicamente se suele transformar en generosa
durante los tiempos preelectorales, esos
que en los últimos años han sido del “tomala vos, dámela a mí”.

Sería imperdonable que se perdieran tanto
sacrificio y valiosos testimonios, solo porque se marginó a una entidad cuyos
miembros no cobran, sino que pagan, para una tarea como lo es la preservación
de la memoria, elemento que al gobierno de la provincia parece no interesarle.
Así es como los cordobeses nos acordaremos
de ellos.
EL DIA DEL NIÑO
El Día del Niño, hoy, es una postergación de
la fecha original, que en realidad es el primer domingo de agosto.
Ocurre que para entonces, no son muchos los
que han cobrado su sueldo.
Ya con este detalle queda ampliamente
confirmado el perfil comercial del agasajo: la cuestión no es solo saludar al
niño sino festejarlo con salidas u obsequios que van desde la chuchería de
plástico, hasta viajes a Disney.
No ha sido sorpresa que los juguetes
aumentaran sus precios en algunos casos hasta el doble en esta última semana.
Y como no tenemos la cultura del escarmiento
-y por eso la historia nos marca penosas reincidencias- en lugar de negarnos a
que nos esquilmen, vamos risueños al degüello, porque la cuestión es
endeudarnos.
Si la sequía nos abruma apelamos al dinero
plástico.
Y al llegar el resumen sin incluir la
factura de la luz y no nos alcanza, acudimos a la financiera.
Y cuando nos quieren cobrar la usura normal de
la financiera, tenemos que ir a llorar miseria a Tribunales.
El ciclo es una especie de clásico de la
conducta argentina.

Cuando crezca y evalúe, ese niño seguramente
nos agradecerá por dejarle principios y conductas, en lugar
de recibir la herencia de las deudas.
Más allá de todo esto y dejando de lado lo
comercialmente abrumador, suele ser bueno darse una vueltita por los rincones
de nuestra niñez, sobre todo para entenderlos.
Porque estar con ellos es beber sus ansias,
es conocer sus miedos, es compartir la sorpresa de descubrir un mundo
maravilloso e impensado.
No caigamos entonces a la común torpeza
mediática de tratarlos como tontos, de rebajarlos como personas, de hablarles
queriendo hacernos entender con un mensaje vacío e inentendible incluso para
nosotros.
Les debemos respeto, porque los niños en
muchas cosas ya volvieron cuando los mayores creemos haberlos superado.
A la compu y al celular los manejan mejor
que yo.
Estar para ellos no es otra cosa que cumplir
con el designio de la formación, y más que nada, del cariño y la comprensión.
Ese cariño que tanto recibimos de ellos, y
que a veces lo tomamos como inherente, cuando en realidad suele ser un inocente
pedido de auxilio para crecer.
Y cuando les brindamos nuestro amor, íntimamente
sentimos como que volviéramos a ser niños.
Ese niño, aquél niño lejano, abrumado por los
recuerdos y las nostalgias, que la mayoría de los adultos y los viejos nunca
hemos dejado de ser.
DE IMPUNES Y DESTITUYENTES
Con pena pero dentro de
todo con alguna sonrisa de benevolencia, por allí nos acordamos de aquellos
tiempos no tan lejanos cuando desde el gobierno kirchnerista acusaban de “destituyente”
a todo aquel que osara pensar o manifestarse en desacuerdo con el modelo que
decía ser nacional y popular.
Todavía resuenan en los
oídos de las víctimas de aquella costumbre de descalificar y demonizar, los
ecos de las amenazas y los rótulos de traidores a la patria que se repartían
entre quienes, abierta o calladamente, representaban a “la opo”, los
“caceroleros” y otros motes poco creativos.

Patéticos son los casos
de los impunes e intocables D’Elia y doña Hebe que creen sumar voluntades a su
rebaño cuando en realidad solo consiguen la conmiseración y la lástima, al ver
de qué manera pretenden esquivarle a la Justicia.
Esteche, ese de
“Quebracho” que resultó ser madera balsa a la hora de jugarse, se anda
mostrando con su gavilla de enmascarados que en lugar de buscar laburo siguen
prendidos a la teta de algún ex funcionario, generoso con el dinero ajeno.

¿Llegará el día en que se
respete eso de la igualdad ante la ley, no tan solo en estas situaciones sino
en tantas otras?
Como por ejemplo,
terminar con el viejo dicho que es una realidad, que el ladrón de gallinas esté
preso y los vaciadores de las arcas del pueblo anden sueltos y exigiendo que se
los trate como señores.
No hay caso, me decía un
ladrón que suele frecuentar sus vacaciones en Bouwer: nosotros los choros somos
cada vez menos, porque la mayoría andan sueltos, visten trajes, les encanta
Miami, tienen autos caros, y millones de dólares a disposición.
Es la simple sabiduría
que regala el estar entre rejas.
LOS
SUELDOS EN LA MUNICIPALIDAD
Otro logro del sindicato de los municipales
fue hacer que se reabriera la discusión salarial y lograran un aumento del 10
por ciento en dos tramos, fuera de los planes de cualquiera, porque se pensaba
que las negociaciones ya estaban terminadas por estos meses.
Hay que entender y conocer el escenario referencial,
porque contar con alrededor de un millón y medio de rehenes, es una ventaja
enorme que acompaña al gremio y a su dirigencia, con el miedo a los conflictos
que tiene el joven intendente.
Lo negativo de todo esto, es que si
existiera en las arcas municipales un volumen de dinero como para aguantarse el
chubasco de los sueldos, sin dejar de hacer obras ni desatender los servicios,
sería maravilloso, pero no es así.
La masa salarial se lleva más del 62 por
ciento de los ingresos por tributos, y muchas de las tareas que debieran asumir
los municipales deben ser tercerizadas por incumpliminento de quienes cobran
por hacerlas.
El panorama será siempre igual mientras el
poder no asuma su condición de tal, ahora permeable a las demandas y los caprichos,
mostrándole a la gente la fachada del bacheo y de otros trabajos menores como
para justificar el pago de impuestos.
Pero llegará el día que la gente agote su
paciencia y lo haga notar en la calle o en las urnas, pero ya será demasiado
tarde para quienes alientan la esperanza y la ambición de un crecimiento político
para acceder a sitiales más elevados.
Los vecinos de Córdoba necesitan, más que
nada, que su gobierno municipal retome una senda de respeto hacia sus
necesidades, dejando de privilegiar las de sus dependientes que pareciera son
los verdaderos dueños de la ciudad.
Y la ciudad no es sólo de ellos, sino de
todos nosotros.
LA
MEGACAUSA Y LOS RECORDS
Vivimos tiempos olímpicos y es como si en la
sociedad se despertara un afán por batir records de cualquier cosa, en todos los ámbitos, en una especie de
superación para algunos casos, y como índice de decadencia cívica en otros.
Y la causa del Registro de la Propiedad que
se ventila en los tribunales cordobeses no es la excepción porque no se ha
quedado atrás y también ha establecido los suyos, entre los que como simples
espectadores del proceso podemos destacar:
Un récord de imputados presos por las dudas,
récord de prisión preventiva sistemática, sostenida y abusivamente extorsiva,
récord de juicios a cargo de una única comisión especial, récord de procesos
repetidos a la misma persona por el mismo delito.
La competencia por ingresar a Guinnes no
termina allí, por cuanto hay récord de expedientes abultados con papeles sin
trascendencia jurídica para complejizar la causa y confundir abogados, récord
de “errores” en la investigación que poco difieren de las mentiras.
Hay que sumar a esos logros
jurídico-deportivos el récord de testigos oficiales sin título idóneo para lo
que opinan, récord de condenas justificadas en la íntima convicción del
juzgador y un récord inentendible: la duración de las causas.
Estos récords no son para el oro, y aunque
como el metal también nos posiciona en el mundo, no son para la
admiración, sino que en este caso son algo así como para la vergüenza.
BAJÓ LA PRESIÓN DEL GAS
Era inevitable que la
presión reventara por donde debía reventar, en defensa de los intereses
superiores de la comunidad por encima de los manejos políticos o por algunos
intereses privados que desde el propio poder, alientan subas inoportunas
quebrando la escasa estabilidad de la que goza cualquier presupuesto familiar.
El tema de las industrias,
de las pyme y de otros sectores más estrechamente vinculados con la producción
es distinto, y alguna vez los dueños de la economía deben masticar el sabor del
sacrificio dejando para otro momento la característica angurria que los
identifica.
Muchas han sido las
utilidades obtenidas por ciertas empresas vinculadas al sector energético, como
para que ahora enjuguen lágrimas teatrales mientras siguen la marcha de sus
reinversiones que no se asientan entre nosotros, sino en el exterior.
La Justicia obligó a la
única salida aceptable, que era retrotraer los precios de gas y electricidad
para el sector residencial de la población y si se estructura algún aumento,
que se aplique en forma gradual y en sintonía con las actualizaciones
salariales.

En el momento de su aplicación,
fue como una confesión de impericia o de excesivo apetito financiero, porque
las sumas eran confiscatorias y a veces escalofriantes.
El gobierno nacional debe
entender, si aún no lo comprendió, que el pueblo no está en condiciones de
absorber inquietudes empresariales desmedidas aunque se oponga el argumento del
retraso y de la herencia recibida.
Bastante sufrimiento provoca
advertir los niveles de corrupción y saqueo que se observan diariamente, como
para aguantar y tolerar nuevas imposiciones que peligrosamente se acercan a lo
ridículo.
POLICÍAS CORRUPTOS
Sorprendió una
declaración del actual jefe de policía de la provincia, cuando dijo días atrás
que desalojará de la fuerza a todos los empleados corruptos.
O sea, en buen romance,
que todo lo acontecido hasta ahora y desde hace tiempo, ocurrió con el
conocimiento o el silencio de las autoridades, porque siguieron robando y
actuando fuera de la ley.
Curiosa al menos la
afirmación de este muchacho, aunque bien podemos otorgarle el beneficio de la
candidez, si es que se expresó en tales términos como anunciando mano dura de
ahora en más.
Todavía no se ha establecido
el destino de las armas que se robaron de la mismísima Jefatura, y que de tanto
en tanto aparecen en manos de gente del hampa, con lo que se sospecha -decir
sospecha es porque somos generosos- que alguien de adentro las vende, las
alquila o las regala a cambio de algo, porque en este mundo nada es gratis,
salvo el aire por ahora.

En verdad, hay algunos
atisbos de mejoras, aunque todavía no está para festejarlo, pero en la calle
hay más policías circulando, aunque a veces cuando son requeridos, los cascos
les impiden escuchar y siguen de largo.
Una vez depurada la casa,
cualquier cordobés puede darse el placer de volver a los viejos tiempos en que
dejaba la puerta abierta, la bici apoyada en la pared, mientras saludaba al
vigilante que como una parte más del barrio, era quien le brindaba, si en ese
caso, la seguridad que ahora nos está faltando.
A veces es cierto aquello
de que todo tiempo pasado fue mejor.
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