UN MALTRATO INADMISIBLE EN
LA ATENCIÓN DE EMERGENCIAS
Hay emergencias en salud que
obviamente deben ser atendidas como tales, y nadie mejor que un médico para
orientar y contener al afectado, como primera medida que debieran observar los
servicios habilitados para ese tipo de contingencia.
Ese es el concepto en la teoría porque en la
práctica -al menos en Córdoba- lo que poco se respeta es la angustia del
paciente dado que prevalece el sentido mercantilista o la impersonal
indiferencia por encima de todo lo que pueda reclamarse como actitud de
compromiso humanitario.
A un jubilado provincial con un
haber mensual medio de 25.000 pesos, puntillosa e infaliblemente le decomisan
algo así como 2.000 pesos mensuales para sostener la atención médica domiciliaria
en casos de emergencia y la Apross, Administración Provincial de Seguro de
Salud (que no es una obra social) cuenta con la asociada empresa “Vittal” para
cumplir con esa prestación.
Pocas horas atrás, ante un
pedido frente a un caso de hipertensión que llegaba a una máxima de 18, la contestación
de Vittal fue que existía una demora de 8 horas ¡ocho horas! para atender esa
emergencia y que había que abonar un “coseguro” de 150 pesos, aunque la
operadora después de las preguntas de rigor cuyas respuestas está obligado a brindar
el paciente o un allegado cuando debiera ser la evaluación de un profesional,
aseguró que sería planteado como prioridad.
Aparte de advertir el regreso
de aquel desterrado “plus”, cabe consignar que el pedido no era para la Pampa
de Achala o las Salinas Grandes, sino a media cuadra de la Plaza Rivadavia de
Alta Córdoba y como transcurriera cerca de una hora y media y la “prioridad”
había caído en el olvido, se optó por acudir a un sanatorio privado donde se
recibió la correcta atención que se aplica en estos casos.
¿Es que tanto se ha
deshumanizado la medicina?
¿Se ha transformado el solidario
“arte de curar” en el repudiable “arte de currar?”
El organismo provincial
responsable de la atención a la salud (y la enfermedad) de sus empleados,
jubilados y pensionados, debiera replantear el desempeño de “Vittal” y tomar
seriamente en cuenta el cúmulo de situaciones similares que se vienen
repitiendo, de las que seguramente tendrá constancias.
Es como si se esperara una
desgracia irreparable, para actuar de acuerdo con el estilo argentino de
aplicar medidas “pos mortem”.
El servicio de “Vittal”,
evaluado al menos con este caso, es un atentado a la supervivencia.
Algo debieran cambiar y optimizar
en cuanto a la censurable calidad de sus prestaciones y no seguir jugando con
la vida de quienes sostienen sus ganancias, que no deben ser pocas.
Por fortuna para ellos y para
desgracia de sus afiliados que mientras están vivos, son rehenes.
Sabia era Mafalda, el personaje de Quino, cuando sostenía que “Hay
algunos que amasan su fortuna haciendo harina a los
demás”.
Gonio Ferrari
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