Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su
programa “Síganme los buenos” del 02/07/17 emitido por AM580 Radio Universidad
de Córdoba y 88.5 FM
SEIS MESES YA QUEDARON ATRÁS
Sería caer a un lugar común
sostener que parece que fue ayer que festejábamos la Nochebuena y después recibíamos
un año que pensamos sería venturoso, con menos sobresaltos y con la reinstauración
de la Justicia que terminara con la corrupción estructural que supimos padecer
y llegamos a creer que se terminaría.
Las expectativas eran enormes
porque la promesa de cambiar venía demorada y no en todos los casos para bien,
porque no han sido pocas las medidas adoptadas de neto corte antipopular aunque
fueran necesarias para corregir parte de los descalabros y desactivar los
campos de la economía minados a mansalva por administraciones anteriores.
No es disculpa ya apelar a la
herencia porque nos habían dicho que el país florecería casi como por arte de
una magia que no existió o al menos está demorando demasiado, agravada esta
situación por las burdas maneras que asumió la pléyade desplazada del poder que
no se resigna aún a la derrota y sostiene una palabra que cada vez es menos
creíble: resistencia.
¿Resistencia a qué? ¿A que los
investiguen? ¿A que los juzguen? ¿A que los condenen? ¿A que Dios y la Patria
les demanden que devuelvan antes de intentar volver?
Son demasiados los
interrogantes que se mezclan con una actitud de creciente desencanto entre los
más postergados que esperaban un milagro que solo aparece en los catecismos.
La verdad es que ha pasado la
mitad del año y los progresos se advierten a cuentagotas y siguen molestando la
presión fiscal, el estancamiento salarial con relación a los precios que suben
en muchos casos con la ayuda del descontrol estatal y la angurria empresaria,
empeñada en sostener el visceral “por las dudas” que ya es parte de su añeja y
repudiable operatoria.
Reactivar la economía es una
cosa, porque nos hará poner de pié para seguir en esta lucha desigual contra
los especuladores de siempre, del gobierno que se fue y de los que vinieron.
Lo malo es que al medio estamos
nosotros, los ciudadanos, que vemos diluirse muchas intenciones y avanzar el
desencanto.
Solo fortaleciendo la cultura
del trabajo y recuperando la honestidad, podremos salir del pozo, asomar los
ojos al futuro y poder alimentar esa esperanza de una grandeza que tanto nos
merecemos alcanzar.
EL ANCIANO QUE DECIDIÓ MORIR
Es penoso advertir de qué
manera distintos sectores de la sociedad reaccionan frente a una muerte, y más
aún cuando se trata del resultado de una determinación personal como lo es -con
todos sus matices- la autoeliminación.
Y lo vimos con toda crueldad
días pasados cuando un anciano terminó con su vida en las puertas del Anses -no
en Córdoba- y a partir de eso salieron a desparramar idioteces a diestra y
siniestra, aportando cada quien su visión del episodio, sus consecuencias y lo
que es peor, las motivaciones que habrían llevado a la víctima a esa determinación.
Las especulaciones fueron de
todo tipo sin dejar de lado ciertos viles enfoques políticos e ideológicos, que
iban desde la angustia económica, el ahogo por la situación, algunos mencionaron
con paranoica frecuencia la palabra “hambre” y otros sostuvieron que era un
mensaje fatal para las autoridades y su indiferencia frente a los desposeídos.
Las cosas se fueron aclarando
cuando se conoció lo que realmente percibía mensualmente el anciano y otros pormenores
incluso del ámbito familiar, que transformaron el drama de la muerte en una
feria de vanidades, supuestos, acusaciones, defensas y justificaciones, todo lo
cual configuró una póstuma falta de respeto hacia quien había tomado una determinación
sangrienta.
Es cuando se comienza a pensar
en que tal decisión es un acto de extrema cobardía por no enfrentar la realidad,
o la valentía de sufrir estoicamente y terminar con todo.
Sea como fuere, se trata de un
caso apoyado en un íntimo acuerdo de conciencia, con juicio, fallo y sentencia
pensados y elaborados por una persona en sus cabales y con determinación
propia.
Es lo único que se puede pensar
razonablemente, sobre todo como expresión de respeto a quien optó por esa
salida amparada en su libre albedrio de persona mayor y no demente, como
algunos lo llegaron a sugerir.
El hombre decidió morir.
Y sin que sea una incitación a
nada ni a nadie, debe ser maravilloso poder decidir, cada uno, el momento de
dejar este mundo.
Respetemos entonces a quien lo
pensó así y obró en consecuencia.
LA CAMIONETA DEL FISCAL GENERAL
Son tantas las maneras que
existen de enviar mensajes mafiosos, como advertencias de males mayores, pero
hay algunas que hicieron historia, como por ejemplo en uno de los capítulos de
El Padrino, cuando a un adversario le metieron en su cama la cabeza seccionada
de un pura sangre de sus propiedad, caballo que costaba millones de dólares.
Por eso debe ser que no son
pocos los que pensaron -o pensamos- que el robo facilongo del que fue víctima
la Fiscalía General de la Justicia cordobesa fue uno de esos telegramas
cargados de simbolismos aunque de pocas palabras.
Los motivos, vaya Dios a
conocerlos aunque con el nivel delictual de Córdoba, cualquiera puede llegar a
las máximas de las fantasías.
Se llevaron el lujoso vehículo
burlando lo que tendría que haber sido una rigurosa guardia policial, por el
servicio al que estaba afectada la camioneta y por su elevado costo.
No tuvieron impedimentos -dicen
que fue una mujer- para llevárselo de la playa de
estacionamiento de Tribunales
I, donde te piden hasta el certificado de vacuna antirrábica y libre de caspa para
entrar o salir con un coche.
Cuando unas horas después lo
encontraron abandonado en una calle de Bella Vista, a menos de 15 cuadras del
Palacio de Justicia, estaba intacto, nada le faltaba, tenía su rueda de auxilio
que cuesta como 20 lucas y todos los chiches de un vehículo de alta gama.
Lo único que faltaba era el
sobretodo del Sr. Fiscal General Dr. Moyano quien es el funcionario que utiliza
la camioneta.
Versiones hay muchas y delirios
son los que sobran en estos casos, atribuyendo a distintos sectores interesados
la autoría del momentáneo despojo y la sugestiva “recuperación” del coche.
Hace tiempo al gobierno de la
provincia, muy cerca de su casa, le dejaron un muerto a la orilla del rio y de eso
se dejó de hablar, como menospreciando el lúgubre valor del mensaje.
Esto no significa que ambos
episodios tengan conexión, pero bueno sería conocer en su plenitud, los
detalles que rodearon al tema del coche.
Porque con lo del muerto a la
orilla del Suquía, las versiones circulantes en nada clarifican un panorama que
alguna vez saldrá a la luz, aunque sean muchos lo que en verdad conocen sus
pormenores.
Son, precisamente, los que no
quieren recibir ese tipo de mensajes…
LA MEGACAUSA DEL REGISTRO SIGUE ACTIVA
La
post-verdad es una palabra de moda, que, usada fundamentalmente en política,
hace referencia a circunstancias donde se genera una opinión pública apelando a
emociones o creencias personales más que apoyándose en hechos objetivos.
Para
los más sensatos, es sinónimo de mentira.
No
puede dejar de advertirse que la causa del Registro de la Propiedad se inscribe
como claro ejemplo en Córdoba de esta moda, porque apelando al sentimiento de
impotencia y al reclamo de justicia de la sociedad contra la corrupción
enquistada, que habitualmente goza de impunidad, fue posible instalar la
convicción de que se investigaron todos los delitos con inmuebles de la
Provincia, y que se logró encarcelar y condenar a cientos de personas que,
integrando grandes bandas, eran responsables de los hechos.
Si bien
hay muchos delitos y varios responsables, sobran pruebas objetivas, que bien
analizadas por cualquier pensante, indicarían la no participación de muchísimas
personas, que por el sólo hecho de compartir un lugar de trabajo fueron
rotuladas como cómplices, con la finalidad de generar una causa inabarcable,
cuya magnitud y difusión fuera por sí sola sinónimo de justicia.
Y no se
puede decir que no lo lograron, dado que en Córdoba cualquiera con quien se hable,
más aún periodistas, la han aceptado como tal.
Por el
contrario, son invisibles, ya que nadie las nombra, las rotundas
irregularidades como haber encarcelado a todas las personas antes de juzgarlas,
durante años; haber nombrado una comisión especial que se encargara de todos
los casos; haber condenado personas por ser vecinos o compañeros, y no terminar
nunca el proceso, volviendo a citar a la misma gente en forma cíclica.
Y
que nadie se pregunte por qué...
VELADA (NO TANTO) PROPAGANDA PROSELITISTA
“En esta
ridícula intención de vencer a los relojes y a los almanaques, estamos viendo con
asombro el enorme despliegue publicitario, en esta etapa de una campaña
proselitista disfrazada de difusión de las obras de gobierno.
Tantos fueron
los avisos pagos, que hasta se me ocurre que algunas obras fueron inauguradas
más de una vez.
O por tramos,
cuando avanzaban unos kilómetros.
La maratónica
sucesión de actos oficiales para la presentación de realizaciones en caminos,
escuelas, plazas, parques, etc., ocupó páginas y páginas de medios gráficos y
un exagerado segundaje en televisión y radios.
Si nos
ponemos a hacer cuentas, veremos que, sin exageraciones, con lo erogado por el
Estado provincial, o mejor dicho por nosotros, bien se hubieran podido afrontar
los gastos de arreglos edilicios en varios colegios.
Es cierto.
Pero no forma
parte del respeto a la oportunidad de hacerlo, porque hay dos detalles a tener
en cuenta: ¿por qué esas obras no se hicieron antes y se publicitan ahora, muy cerca de las elecciones?
Y otra más:
¿Por qué no se limitan a la difusión que los propios medios de comunicación,
pueden ofrecer a la ciudadanía, como noticia periodística?
La campaña
proselitista no comienza ahora.
La inició el
gobierno de la provincia hace dos meses o más, gastando mi dinero sin consultarme, en apoyo a un partido cuyos postulados
no coinciden con el mío ni con el de mucha gente.
Puede que sea
legal, pero no es elegante”.
Estas
palabras corresponden a un comentario en este mismo espacio, de algunos años
atrás, pero que no han perdido vigencia porque la situación se repite.
Si hay que
instalar al pibe Llaryora o a la esposa del gobernador en la consideración de la gente, nada mejor que exhibirlos en
inauguraciones, reuniones, cócteles, conferencias, deportes, festivales y en
todo lugar donde haya cobertura mediática.
Y sumarle la
costosa publicidad oficial, que a veces es más onerosa que la obra que se
promociona o inaugura.
En la Muni
pasa lo mismo, y me dirán que es solo mostrar lo que se está haciendo.
La situación
es lamentable, por el gasto que debemos pagar todos, en detrimento de
auténticas prioridades que se marginan.
Pero no es
solo el PJ ni el mestrismo ni nadie en especial.
En su
momento, siempre, cada uno apeló a este odioso estilo de hacer campaña fuera de
término, hasta colmarnos anticipadamente la paciencia.
¿REPRESIÓN? FUE SOLO HACER
CUMPLIR LA LEY
Si nos tomamos el trabajo de
consultar que para el mismo día distintas organizaciones, tanto de izquierda como
del remanente kirchnerista, habían estructurado actos y manifestaciones en
Buenos Aires, veríamos que abarcaban desde la mañana hasta casi el anochecer.
Con eso que le llaman
”resistencia” pero que en realidad es agresión al ciudadano y burla a las leyes
porque impiden al resto ejercer su derecho a circular e ir a trabajar, tenían
el objetivo de empiojar la situación creando caos en uno de los sectores
vitales de la capital argentina: la
avenida 9 de Julio, considerada la más
ancha del mundo.
Y allí fueron -o los llevaron-
los chicos malos que necesitan taparse la cara y portar palos, bates, machetes
coloridos y mochilas cargadas con piedras, para hacer prevalecer su pensamiento
autoritario y la agresividad de sus convicciones.
Porque al crear enfrentamientos
con la policía es que se genera el peligro de las víctimas fatales, que parece
ser el objetivo que los delirantes y trasnochados necesitan como bandera para
mostrarle al país y al mundo.
Bien sabemos que la mayoría de
estos especímenes de gladiadores por sus ideales son profesionales del tumulto,
dejando de lado el respeto que se merecen los auténticos luchadores que optan
por el diálogo, el debate y el intercambio de ideas por encima de la violencia
del enfrentamiento.
La ciudadanía está harta que
esas minorías prepotentes les condicionen su desplazamiento y su derecho a
circular, lo que genera pérdidas de sueldos, de presentismo y muchas veces
impide consultas médicas, el cumplimento de compromisos o lo que fuere, porque
el derecho a protestar se impone con armas y golpes sobre el derecho ciudadano
a ser respetado.
Intervinieron efectivos
policiales y de gendarmería, los heridos fueron de escasa consideración por
ambos bandos y se registraron solamente siete detenciones, de los más
revoltosos, agresivos y desacatados.
Una nueva frustración para los
manifestantes, entre los que se divisaron a varios ex funcionarios del
kirchnerismo, activistas y los rentados de siempre para estas trifulcas.
La gente, en su mayoría tomó la
actitud como un respiro y un apoyo a sus derechos constitucionales.
Desde la otra vereda se
cansaron de hablar de “represión”.
Habría que preguntarles
entonces, si el reclamo y las causas eran justos, ¿para qué disfrazarse de
valientes con palos y tapándose la cara?
Porque tapados y todo, los
tenemos más junados que a cualquiera…
JUAN D. PERÓN, A 43
AÑOS
Aquel gris
día inaugural de julio del 74 moría una parte de la rica historia argentina
para hacer nacer simultáneamente, un mito que nos acompaña y lo seguirá
haciendo por los años y los años; que seguirá siendo utilizado por unos,
bastardeado por otros, amado y odiado.
Con sus
iniciales banderas que abrevaran allá lejos y en la derecha del viejo
continente, fue Perón quien primero aplicó esa desusada costumbre de implantar
la justicia social que produjo un saludable cambio en los argentinos.
El tres veces
ungido por abrumadoras mayorías para ocupar la presidencia del país supo
nacionalizar, industrializar y regalar progreso, ubicándonos dentro de las
principales potencias del mundo.
En cuanto a
otros aspectos, no son pocos los que le endilgan la culpa de los males
actuales, de las crisis, de los desencuentros, de las caprichosas variaciones
ideológicas.
No son pocos
asimismo los que recuerdan pero prefieren no mencionar, aquellas amistades que
lo rodearan, tan nefastas de un extremo al otro del pensamiento como lo fueron
Lopez Rega, Firmenich y algunos más, todos insignes referentes del caos y de la
violencia.
Es probable
que Perón sea el personaje histórico más controvertido; que despierta pasiones
y odios: paladín de las lealtades para unos y artífice de las traiciones para
otros.
Y como si se
quisiera cubrir una parte de la historia con un manto no siempre piadoso, es
imposible borrar de sus páginas de vida y de su orgullo, que antes que político
fue militar de la Nación.
Así las
cosas, sin pretender ser reduccionista, de ninguna manera se lo puede soslayar
como padre de un movimiento inicial, que con el tiempo se transformó en
religión, en culto, en fanatismo y por eso llama la atención el halo que ahora
rodea su memoria, que es ese fantasma parecido al olvido.
Sus retratos
ya no son tantos.
La marcha
casi no se canta, porque ahora al capital no hay que combatirlo, sino
acostumbrarnos forzadamente a convivir con él.
Los
principios sociales se ven eclipsados por el clientelismo, la dádiva y el
aliento al subsidio que son veladas incitaciones a la vagancia, a la
desindustrialización y la desocupación.
Pero no me parece
justo, en homenaje a la historia, que no haya tantos actos recordatorios que
exalten la figura y la memoria del tres veces presidente a 43 años de su
muerte.
Porque a
veces la superficialidad ideológica, la ambición desmedida, la apropiación de
consignas y la vocación por la impunidad de los vivos, suelen ser más fuertes
que el respeto por los grandes muertos.
Se los puede
endiosar, se los puede odiar, pueden ser ejemplos o pésimos modelos a evitar,
pero olvidarlos no deja de ser una injusticia y una afrenta a la memoria
colectiva.
Y apropiarse
de sus banderas es peor, tanto como usurpar derechos humanos que son de todos,
al menos de los que sufrimos la pesadilla militar y no por eso sucumbimos a los cantos de sirena que
entonaban los que en nombre y por mandato de Perón, vendían su imagen de
románticos.
Perón los
echó de la Plaza, cuando debió marginarlos de la historia.
Ya pasaron 43
años y por allí andan todavía, algunos que se disfrazaron de peronistas, que no
terminan de matarlo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Su comentario será valorado