8 de julio de 2018

S.L.B.: EL COMPLEJO "ESCÁNDALO HAK" Y SUS EVENTUALES DERIVACIONES - POR AHORA UN FRENO AL EMPLEO PÚBLICO NACIONAL - PRODUCTORES, MAYORISTAS, MINORISTAS, DÓLAR Y PRECIOS - LA MEGACAUSA Y EL ADAGIO - LA SELECCIÓN DE FÚTBOL Y SU PAPEL POCO DECOROSO - ALQUILERES EXCESIVOS Y LOCALES CERRADOS - MAÑANA CELEBRAMOS 202 AÑOS ¿DE INDEPENDENCIA?, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” n° 524 emitido el domingo 8/7/18 en dúplex por AM580 y 88.5 FM ambas de Radio Universidad Nacional de Córdoba.

EL COMPLEJO Y ESCANDALOSO “CASO HAK”
   Tiempo atrás, allá por los comienzos del 2017 nos ocupamos desde este mismo espacio de una situación brutalmente irregular, rayana en lo delictivo, que azotaba a muchos vecinos del barrio Marqués de Sobre Monte y documentábamos nuestros dichos con ilustraciones irrebatibles.
  Y entre otras cosas decíamos: “Cualquier cordobés, cultor o no de la noche, conoce la existencia de “Rapoza” en la esquina de Miguel de Mojica y el camino que conduce al Aeropuerto Taravella. Fue cabaret según me comentan, lugar de stripers de los cuatro sexos y de acuerdo con el testimonio de algunos memoriosos poco amigos de la joda, sitio para la práctica de ciertas costumbres que muchos califican como reprobables, a la hora de consumos prohibidos por la ley.
  Fue objeto de varios allanamientos y otras tantas clausuras,
 Y a decir verdad, en los cenáculos y mentideros de la política mediterránea, nombrar a Rapoza era ser parte de su íntima clientela en gran medida conformada por profesionales de la ley, políticos de todos los colores, funcionarios y encumbrados dirigentes del empresariado cordobés y de las conducciones sindicales.
   Este no es un ataque de puritanismo ni nada parecido, porque debo reconocer que si a mi final tengo ganado algún terrenito extraterráqueo, no es precisamente el cielo en el que muchos creen y tampoco el infierno, sino unas buenas vacaciones en el purgatorio, allí donde te dan de comer a mansalva y después cierran con candados las puertas de los baños”.
   Y agregaba: “La cuestión es que últimamente y con la ignorancia acerca de que si Rapoza está funcionando legalmente, sigue cerrado o subrepticiamente viola su clausura, es posible ver la enorme cantidad de gente que concurre noche a noche, hasta el punto que en la madrugada y hasta media mañana, salen de allí señoritas en deplorable estado de equilibrio acompañadas por caballeros en idéntidas condiciones, que peligrosamente abordan sus lujosos coches para ingresar a las calles y caminos por donde circula gente privada de libaciones. Si es una previa, un after chupi o lo que fuera, vaya Dios a saber cuál es la realidad”.
   Y para terminar, supe decir: “El tema es que intenté alguna explicación que me sacara de mis dudas apelando a Espectáculos Públicos de la Municipalidad, pero el Director está siempre ocupado y para conversar con él hay que cumplir una serie de requisitos y pasos burocráticos a los que no estamos acostumbrados.
   Bueno sería poner en claro esa situación -lo señalaba este periodista-  porque no son pocos los vecinos calientes con los despelotes que a veces se arman de madrugada y parece algo así como una zona liberada para la joda sin control, especialmente porque se advierte la presencia de menores,
   A lo mejor es un salón para fiestas infantiles, primeras comuniones, bautismos o acontecimientos parecidos, y nos estamos escandalizando frente a tanta inocencia.
   Sin embargo, me susurraron al oído que adentro no hay castillos inflables ni peloteros”.
   Hasta allí mi archivo y mi memoria, recordando asimismo que algunos colegas fueron maltratados por atreverse a filmar en las inmediaciones cuando se producían las desconcentraciones mañaneras.
   Y mire lo que son las cosas: todo el meneado caso Hak que derivó en renuncias, acusaciones cruzadas, sospechas agigantadas y otras alternativas del conventillo político que es Córdoba, vienen a conectarse con el tema de Rapoza, sus dueños y la enorme impunidad que gozaban para reabrir estando clausurados.
   Dicen que muchos poderosos eran habitués del local virtualmente clandestino.
   Y sin entrar en detalles, cimentar sospechas, agrandar situaciones ni nada parecido, en medio de esto que muchos quieren acallar pero ya es demasiado tarde para hacerlo, sólo me surge una pregunta inocente: ¿alguien puede creer que lo de Rapoza que vendría a ser la punta de un ovillo de alambre al rojo vivo, era ignorado por las cúpulas tanto municipal como del gobierno de la provincia?
   Afirmar o tan siquiera suponer que no lo sabían, sería una gigantesca ofensa contra la inteligencia de la gente.
   Lo que pasa, es que ahora todos quieren salvarse revoleando la media y algunos se apuran en irse y los que se quedan -algunos sonrientes- deben estar aterrados de que los renunciantes cuenten todo.
   Con el 2019  demasiado cercano estamos viviendo los días en que la realidad confirma la existencia de zonas liberadas, que es la rúbrica de la puta inseguridad que tenemos que padecer.

¡BASTA DE EMPLEADOS PÚBLICOS POR AHORA!
   Se anunció recientemente que por decreto, hasta finales de este año por lo menos y con algunas excepciones, no se harán más nombramientos de personal estatal al menos en el nivel nacional, con la esperanza que a la medida adhieran las provincias.
   Salvo según me comentaron, personal de seguridad, salud, educación, militar y alguna otra actividad, los planteles serán inmodificables, con lo que se pretende ajustar para achicar gastos, lo que es saludable siempre que no se afecten a ocupaciones sensibles e imprescindibles.
El Ministerio de Trabajo de la Nación había presentado un informe especial sobre el empleo público, del que surge que hay siete provincias en las cuales el número de empleados estatales es mayor que el de trabajadores registrados en la actividad privada.
Los distritos en los que la proporción de trabajadores estatales fueron mayoría respecto de los del sector privado con los datos publicados a diciembre de 2016 son Corrientes 51 por ciento del total, Chaco el 58, Santiago del Estero 60, Jujuy 62, La Rioja 67, Catamarca 69 y Formosa lo mismo, el 69 por ciento.
En el resto de los estados provinciales el sector privado supera al Estado nacional como principal empleador de la economía formal.
 Los tres distritos que lucen mejor performance tienen en esta relación del empleo privado sobre el sector público: la Ciudad Autónoma de Buenos Aires donde el trabajo privado es 77 por ciento del total, Córdoba con el 71 y Santa Fe que tiene un 69 por ciento.
Vale destacar que las administraciones provinciales son las que tienen a su cargo las prestaciones de salud, educación y fuerzas de seguridad locales, por lo que en este nivel, además de la administración pública provincial, se cuentan docentes, policías, médicos y personal sanitario.
   Una medida acertada eso de limitar, siempre y cuando el Estado se preocupe por alentar otras actividades productivas, baje las tasas de créditos a las Pyme, afloje algo su presión impositiva y adecue las tarifas de servicio como para estimular la creación de trabajo privado.
   Así y todo, se me ocurre que la medida encierra un objetivo que aunque sea necesario, será un duro golpe para quienes se acostumbraron a estructurar sus campañas proselitistas apelando al clientelismo laboral.
   No podrán hacerse designaciones con tales fines, a menos que disfracen de docente, médicos, policías o sargentos a mucha gente.

PRODUCTORES, MAYORISTAS, DÓLAR, ETC.
 
   Esto de tener una economía dolarizada para mi nula experiencia en matemáticas y números en general, me sepulta en un pozo de ignorancia demasiado profundo, pero a la vez me aviva de otros costados de la situación que pretendo ponerlos en claro a través de la observación y la intuición.
   Me alarma y me altera cuando veo que porque sube la cotización del dólar aumentan el pan, los embutidos, el vino, la carne o sin ir más lejos, el corte de pelo.
   Partiendo de la base que poco tienen que ver los billetes verdes con esas cosas, creo que tal situación sirve para fortalecer la vieja costumbre del empresariado argentino de aumentar por las dudas, sin motivos ni certezas que obliguen a ello.
   Es más que probable que esté equivocado, pero cuando pienso en esa cierta alternativa, me enfrento a una realidad que implícitamente me otorga la razón, aunque más me desorienta cuando el dólar baja y los precios no se mueven en la misma dirección, por más mínima que sea.
   Lo mismo tampoco me explicaba el precio de los combustibles porque aumentaba el valor del crudo que sobrepasó en cierto momento, creo que los 110 dólares por barril de petróleo, pero ningún combustible derivado bajó cuando la misma sustancia se cotizó virtualmente a la mitad.
   Entonces y a lo mejor con mucho de facilismo y espíritu reduccionista, la situación me empujó a pensar en especulaciones de las que siempre resultan beneficiarios los poderosos por encima del resto que somos la mayoría.
   Algunos se enojaron conmigo porque sostuve que si el mayorista por presión o por monopolio obliga a que le paguen con aumentos desmedidos o inoportunos, hay que negarse a comprar y que el chubasco también moje al poderoso.
   Cuando los precios aumentan sin razón y con el único pretexto de cubrirse de eventualidades, es la reacción frente a la incertidumbre y no por motivos científicamente valederos.
   Juan Perón una pila de años atrás llevó a legislar sobre el agio y la especulación, aplicando severas medidas punitivas y correctivas que llegaron a la imposición de cárcel para los argentinos y de expulsión del país para varios extranjeros.
   Hay veces que por nostalgias o necesidad se añoran los tiempos idos, sin importar de qué lado de la vereda hayamos estado.
   Porque dejando de lado las banderas partidistas, debiéramos coincidir en que ciertas medidas están pidiendo a gritos que alguien las resucite.
   Y así, la mayoría de los argentinos lo festejaríamos hermanados, como debe ser…

LA MEGACAUSA, LA MÚSICA Y EL ADAGIO
   El domingo pasado mencionamos la reflexión de un funcionario judicial  sobre la necesidad de generar una relación de confianza y empatía entre el Poder Judicial y la comunidad.  
   Contribuye a este fin, según refiere, que en los edificios de Tribunales  se presenten producciones artísticas, como ocurrió en el pasado mes de junio con la Orquesta Sinfónica de Córdoba que interpretó Adagio y Fuga de Mozart y la Sinfonía número 3 de Brahms.
   Refiere el magistrado que esto produciría una sensación de hospitalidad y deleite que contribuiría a cambiar la concepción  de estos edificios asociados con lugares grises, con dolores atormentadores,  con imágenes desgarradoras y desgraciadas en cualquiera de sus lugares.  
   Rescatando  los grises y los dolores me presenta la causa del Registro de la Propiedad, asociada a los relatos de las atormentadoras prisiones preventivas de tantos ciudadanos que fueron encarcelados sin juicio alguno, y resultan más que desgarradoras y desgraciadas las historias de aquellos que murieron en dicha prisión, inocentes absolutos por no haber sido nunca juzgados.
   Todo esto en forma contraria a lo que marca la ley.  
   Es incuestionable el placer, el deleite y el bálsamo para el alma que los acordes musicales producen, pero no alcanzan para tapar voces que reclaman justicia. Si en la música un adagio marca un tiempo, en la lingüística expresa una sentencia moral.  
   Podríamos esperar entonces que un accionar judicial en conformidad con las leyes sea el adagio que devuelva la hospitalidad y la confianza en la Justicia en esta causa.

NO ES GRATO QUEDARSE AFUERA DE UN MUNDIAL
   Con el proverbial y acrecentado sentido triunfalista de la mayoría de los argentinos, debe ser horrible atragantarse con el fracaso y asumir la frustración como una de las alternativas que se podían manejar por posibles, en un cerrado escenario deportivo plagado de intrigas, sospechas y desmanejos desde la propia AFA hasta los más bajos niveles de nuestra selección de fútbol.
   Un plantel desconectado, sin preparación intensiva, todos cuidadosos de sus piernas, de sus peinados, de sus tatuajes y de sus claritos capilares por encima del compromiso del entrenamiento intensivo, de la concentración con el debido tiempo y sin apelar a la improvisación como mucho de lo que se hace entre nosotros, pese a que se trata de un grupo de millonarios que participan de un juego.
   Fue como si más les interesaran los clubes en los que habitualmente juegan, que defender los colores patrios y esto no es una expresión de chauvinismo, sino que no tuvieron en cuenta que millones de argentinos esperábamos al menos, un desempeño digno.
   Nos costó una millonada de pesos prepararlos, repatriarlos de vez en cuando, visitarlos en sus países donde juegan, llevarles a su familia y decenas de otras prerrogativas más allá del dinero, para terminar con una mísera actuación que no convenció a nadie.
   Costeamos entre todos y a elevado precio a través de los impuestos, la preparación de un avión especial para que viajaran cómodos y con servicio de primera clase, en el que como es costumbre fueron más los colados que los que tendrían que haber ocupado las espaciosas butacas.
   Párrafo aparte para los vividores de siempre que por tener la buena fortuna de hacerse escuchar o ver en medios periodísticos, alentaban ese exitismo exacerbado como si el Mundial de Rusia fuera sólo un trámite con el que había que cumplir para ganar el título mundial.
   Un entrenador cuestionado y no reconocido como tal, fue una de las piedras del escándalo frente a una camarilla de millonarios que buscó imponer sus condiciones y lo consiguió hasta que el fracaso los despertó de lo que para ellos fue un sueño y para nosotros una pesadilla.
   Habrá que ver ahora qué hacen con Sampaoli, de qué manera reacciona la conducción de la AFA que parece no conducir nada y qué reacción tiene el fútbol entre nosotros, porque está visto que el modelo vigente hasta ahora ya se pasó de moda y no convence a nadie.
   Se acabó en el fútbol argentino el reinado de los apellidos, para darle lugar al esfuerzo, la dedicación, el trabajo serio y el amor por los colores.
   Las divergencias, las intrigas, la conducción ciclotímica e indefinida y el puterío generalizado tienen su precio y lo hemos pagado, a lo mejor como tardía vacuna contra la soberbia y el enfermizo triunfalismo.

ALQUILERES, EXIGENCIAS, CIERRES Y OTROS DRAMAS
   Más que inquietud, es tristeza lo que ocasiona ver en la ciudad, en las galerías, en los shopping, en los barrios y en cualquier ciudad del país, los locales comerciales cerrados y muchos de ellos con el cartel ofreciéndolos en alquiler, lo que es el indicativo de varias cosas que pueden estar sucediendo.
   Una es la inviabilidad del negocio por razones de costos tanto de impuestos como de servicios, aunque nada tengan que ver con elevado consumo de electricidad u otras fuentes de energía como el gas, por ejemplo.
   Y esos carteles que anuncian el arrendamiento de un local son la demostración y el símbolo de una sensación oculta para la mayoría de la gente, que es la certeza de estar frente a incumplibles exigencias en el precio del alquiler por abusivas.
   Y en esa condición de persianas bajas suelen estar por uno, dos o más meses porque esas onerosas exigencias no declinan y no se dan cuenta sus propietarios que haciendo un prorrateo de lo que dejan de cobrar, pierden plata porque a los impuestos los tienen que seguir pagando.
   Y si hubieran sido más flexibles con el precio que exigen para renovar los contratos, a los locales no los hubieran desocupado nunca, en una muestra cabal de entendimiento común y tolerancia recíproca frente a una situación de crisis de la que todos formamos parte.
   A veces el descriterio es el peor enemigo de los acuerdos, y se llega a situaciones de mayor compromiso, aunque con un poquito de comprensión nada más, inquilino y propietario hubieran podido seguir siendo felices, cada uno en lo suyo.
   Pero a veces, la excesiva sed es más fuerte que el vaso de agua que te están ofreciendo.

MAÑANA, A 208 AÑOS DE TUCUMÁN
       El pensamiento propio me obliga a sostener con el paso -y el peso- de los años, que la independencia es igual a la libertad: si no es salvaje, no es aconsejable cometer la exageración de llamarle independencia.
   Porque una cosa es el legado de aquellos próceres que en Tucumán sacudieron el yugo de entonces y otra es la realidad actual que si somos absolutamente sinceros en la evaluación, llegaremos a la convicción que en muchos aspectos, seguimos tanto o más dependientes que en 1816.
   Generalmente los argentinos, apegados por idiosincrasia a las nostalgias, en los días patrios solemos deleitarnos al escuchar las radios copadas por fervores folklóricos de antaño, que se volatilizan en pocas horas cuando los intereses comerciales manejados desde el exterior, nos vuelven a invadir.
   Citando esa situación como ejemplo, en todos los órdenes de la vida nacional ocurre casi lo mismo al advertir lo que sucede en la economía, en el deporte y en todos los usos y costumbres que son parte de nuestra no definida identidad, que soportó y todavía soporta influencias no sólo de nuestros antepasados nativos sino de quienes alguna vez nos sojuzgaron.
   La globalización que pulverizó barreras y distancias permitió que irrumpieran en nuestra vida ciertos elementos nocivos que llevaron a desvirtuar valores que creíamos acendrados en la cultura propia y lo que puede ser tenido como símbolo dentro del campo productivo, es la muerte virtual del trigo a manos de la soja, imposición de los mercados internacionales que dejará como consecuencia, al decir de muchos entendidos, el agotamiento de la tierra para intentar en el tiempo retomar aquello de “el granero del mundo” cuando el hambre tanto exterior como interno nos obligue a volver a las espigas.
   Por creernos independientes y autoválidos nos encerramos y la tecnología extranjera nos superó sin esfuerzos y en la mayoría de los casos, llegamos tarde y nos conformamos con llamarle progreso a nuestra condición de armadores más que de fabricantes, de productos que en el exterior ya están discontinuados.
   No ha perdido actualidad lo que comentara un año atrás en este mismo espacio: “En lo político, los del interior dependemos del humor porteño, de las trenzas que se arman, de los acuerdos que se concretan, de las fidelidades que se exijan, de las broncas que se generen o de las mentiras a las que estaríamos obligados a tomar como verdades.
   En lo deportivo, dependemos de cómo se estructuren los campeonatos, de cómo se comporten los árbitros y de qué apoyo económico estatal reciban nuestras instituciones.
   En lo cultural, de qué música nos impongan como moda, qué ropa nos insten a usar, qué comidas y bebidas nos sugieran casi como una obligación de consumo”.
   Sostener desde un curioso sentido del patriotismo que somos independientes, tomado con algo de escepticismo es para confesarnos cultores de una mal disimulada hipocresía en coincidencia con lo que siglos atrás sostuviera Cicerón: “De todos los hechos culpables ninguno tan grande como el de aquellos que, cuando más nos están engañando, tratan de aparentar bondad”.

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