EVA
PERON Y EL TANGO
Entre las tantas pasiones argentinas sobresalen dos: el tango y Eva
Perón. La música por su carga emotiva que se la define como “un sentimiento que
se canta y se baila” y Evita, un símbolo de las clases más postergadas por
encima de la vieja oligarquía terrateniente.
Cualquiera pudiera llegar a pensar que son escasos los lazos que pueden
unir al tango con la histórica figura de María Eva Duarte de Perón, Evita, la abanderada de los humildes, la
Jefa Espiritual de la Nación, segunda esposa de quien fuera tres veces
presidente constitucional de Argentina, venerada hasta el punto de intentar
convertirla en santa por parte de sus seguidores y resistida por los segmentos
económicamente más poderosos del país.
Y fue una señera figura del tango quien posibilitó que Eva Perón llegara
a la gran ciudad allá por 1935 procedente de Junín, a donde la familia Duarte
-Eva y cuatro hermanos- se había trasladado desde su natal población de Los Toldos, en la provincia de Buenos
Aires.
Esa figura de la música popular, según refieren algunos historiadores
porque la mayoría de las precisiones biográficas fueron neutralizadas con el
advenimiento de Eva Perón al poder, no era otra que el cantante Agustín Magaldi. Eva, nacida en 1919,
por entonces no había cumplido 16 años cuando se quedó en la ciudad de las
luces con el modesto equipaje de su vocación de actriz, escasos recursos
económicos y un más que discreto nivel de educación.
Triunfa en el campo actoral y los estudiosos asignan ese logro a dos
factores: la falta coyuntural de mayores talentos en esa actividad y la
notoriedad que le aportaba su participación en un programa radial con elevado
nivel de audiencia.
Su destino se aleja de las tablas cuando corría enero de 1944. La
tragedia se había abatido impiadosamente sobre la ciudad cuyana de San Juan,
asolada por un terremoto que arrojó miles de víctimas fatales, destrucción casi
total y dolor e intemperie para los sobrevivientes.
Y en un festival que la comunidad artística realizaba para recaudar
fondos destinados a los damnificados, María Eva Duarte conoce al entonces
coronel Juan Domingo Perón, un mes
después ya convivían y regularizarían su situación sentimental dos años más
tarde, contrayendo matrimonio en la intimidad y sin trascendencia pública.
Otros dos años más transcurren hasta que Perón, militar y político
ascendente, resulta electo Presidente de la Nación y es la primera dama quien
abraza la causa de los desposeídos, motorizando una intensa actividad tanto en
el campo político como en el social.
Y todo esto acontece en el devenir de lo que ha sido denominada como la
década de oro del tango, por el surgimiento de grandes orquestas típicas, el
crecimiento abrumador de los locales para bailarlo, los clubes sociales y los
salones donde solo se danzaba la música en boga.
Paralelamente comienzan a surgir canciones con letras y títulos que
homenajean tanto a Perón como a su esposa. Es probable que la primera
manifestación creativa de los tangueros haya sido la marcha 4 de Junio, de los hermanos Francisco y Blas Lomuto, registrada por la orquesta de Francisco Lomuto con las voces de los cantores Alberto Rivera y Carlos
Galarce, y grabada el 6 de junio de 1944.
El 18 de septiembre de ese mismo año el sello Odeon pone a la venta la
milonga de Enrique Lomuto, quien
firmó con el seudónimo Julio Duval, Argentino cien por cien con letra de Ruben Fernandez de Olivera, conocido
como Tabanillo, cuyo nombre real era Rubén Nicolás Fernández Barbieri. La
orquesta era la de Francisco Lomuto
con la voz de su cantor Roberto Torres.
Luego vino la Marcha Peronista,
de Rodolfo Sciamarella, registrada
por Héctor Palacios acompañado por la
orquesta de Miguel Zepeda, que nada tiene
que ver con Los muchachos peronistas,
la marcha emblemática del partido político que encabezaban Juan Perón y su
esposa María Eva Duarte.
Muchos de estos temas no se incorporaban al circuito comercial, sino que
se grababan con el objetivo de ser obsequiados y también para su difusión en
los actos proselitistas.
Oda a Perón fue realizada
sobre la melodía del vals Mis harapos,
de Marino García, y una letra de
ocasión de autor anónimo. La grabación fue realizada por el cantor Alberto Marino acompañado con guitarras
en 1947 y hubo otra versión a cargo de Antonio
Tormo.
Rodolfo Sciamarella también
fue autor de la letra de Evita Capitana,
sobre la música de Los muchachos
peronistas en una versión vocalizada
por Juanita Larrauri acompañada por
la orquesta dirigida por Domingo
Marafiotti y un coro a cargo de Héctor
María Artola. Y una versión similar pero solo instrumental estuvo a cargo
de la orquesta del Teatro Colón, más
otra con Emilio Rios y su banda con
la voz de Susy Diéguez.
El tango Descamisado, de Antonio Helú y Enrique Pedro Maroni fue grabado por el cantante Héctor Pacheco acompañado por la
orquesta de Alfredo Attadia, en una
placa no comercial que en su lado B contenía Peronista, con los mismos intérpretes. Otro vinilo con La descamisada, una milonga que canta Nelly Omar con la orquesta de Marafiotti
para el sello RCA Víctor, año 1951, contenía Es el pueblo, un tango con la misma vocalista acompañada por el
coro de Fanny Day. También por
entonces fue editada Marcha de la
construcción con música y letra de Sciamarella,
cantada por Hugo Marcel.
En los estudios Ayacucho, el 1 de agosto de 1951, se realizó una
grabación particular del tango Madrecita
de los pobres, en directa referencia a Eva Perón, con la autoría de Félix Scolatti Almeyda y Alfonso Tagle Lara, y la voz de Irene de la Cruz. Esta versión no llegó
a comercializarse.
Hugo del Carril grabó Canto al trabajo, una marcha de Cátulo Castillo y Oscar Ivanisevich, acompañado por la orquesta del Teatro Colón
dirigida por Alejandro Gutierrez del
Barrio, el 25 de noviembre de 1948. La misma orquesta hizo otra versión
instrumental, dirigida por Luis Ochoa,
con el coro mixto del Colegio Militar
y del Conservatorio Municipal.
También Hugo del Carril, un cantor casi emblemático del peronismo, en 1949
grabó Versos de un payador a la Sra. Eva
Perón y Versos de un payador al
General Juan Perón, ambos con ritmo de milonga y letra de Homero Manzi. El cantante Oscar Alonso, tiempo después, grabó los
mismos temas.
Sciamarella también fue autor de Marcha
del Plan Quinquenal, con la voz de Héctor
Mauré y la orquesta de Silvio
Vernazza y el coro de Fanny Day, en el año 1953. Alberto Marino, en 1953, cantó Peron-Ibañez,
un tango con letra de P. Santillán, adosado a la melodía de Los muchachos peronistas.
En homenaje a los juegos deportivos inaugurados el 20 de agosto de 1950,
Sciamarella y Carlos Petit crearon la
Marcha del Primer Campeonato de Fútbol
Infantil Evita, con la orquesta de Silvio
Vernazza, cantada por el Coro de
Niños Santa Cecilia, destacándose la voz solista de un pequeño que por
entonces tenía 12 años y con el tiempo se convertiría en una estrella
internacional del canto popular: Luis
Aguilé.
María Eva Duarte de Perón, Evita,
falleció a las 20,25 del 26 de julio de 1952 a la edad de 33 años,
víctima de cáncer.
En ese instante, se transformó en mito nacional.
Gonio Ferrari
(Nota publicada en el
portal
Tangocity.com apelando a
diversas fuentes
históricas)
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