Desgrabación de los comentarios del
periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos”, edición n° 527
del 29/07/18 emitida en dúplex por AM580 y la 88.5FM
ambas de Radio Universidad de Córdoba.
SOLDADITOS DE PLOMO, HISTORIAS DEL PASADO
Muchas veces, probablemente
demasiadas, se opina desde la ignorancia, se analiza desde los propios
intereses y se aconseja sin experiencias vividas sino con el alimento de
rumores y versiones porque no puede hablar de actitudes militares -por ejemplo-
quien seguramente por su edad ni siquiera jugó con soldaditos de plomo.
Afirmar que Córdoba es una de
las ciudades más seguras de Argentina es ignorancia, inexperiencia y algo
parecido al onanismo informativo porque se expresa una satisfacción momentánea
fruto de estímulos extraños y a la vez basados en intereses políticos y
partidistas que lo alejan de una peligrosa realidad.
Entonces, cuando advertimos que
con desnutridos pretextos se busca ningunear la efectividad que puede tener
-entre otras cosas- el estricto control que permita combatir al impune
narcotráfico, caemos en cuenta que sin que nadie se lo impida, quien sostenga
esa postura estaría confesándose parte del lucrativo “negocio” y no quiere que
nadie se acerque a su “quintita”.
Pero no son los dos únicos
aspectos negativos de las patéticas declaraciones de un alto funcionario
provincial cuando busca descalificar la efectividad de la colaboración militar
en la lucha contra el delito, sin intervenciones en disturbios callejeros o en
demandas sindicales para lo cual está la fuerza policial.
Porque bien sabemos y ese
funcionario no puede darse el lujo de ignorarlo, que el contrabando es uno de
los mecanismos ilegales más dañinos de la economía con sus secuelas
comerciales, desvalorización de la mercadería local y contagioso virus en
cuanto al crecimiento de la desocupación porque paraliza a medianas empresas y
perjudica sensiblemente al comercio respetuoso de la ley.
Es tan desatada e impune la
actividad del contrabando, que en las narices de la policía se venden productos
tanto entrados ilegalmente al país como falsificaciones de toda índole
procedentes del exterior, acaso mintiéndose hacia adentro que su policía puede
impedirlo pero vemos no con sorpresa sino con indignación que nada se hace en
tal sentido.
Y si en la misma canasta de
exabruptos notamos que se condena la lucha contra la corrupción policial y se
endilga a los medios periodísticos, la autoría de información mentirosa con
relación a los reiterados robos de armas en dependencias de la fuerza azul que
está para cuidarnos, ya entramos al predio de los cómicos absurdos, de donde es
virtualmente imposible regresar o es imperativo renunciar por inoperancia,
aparte de otros intereses que pudieran existir.
Pocas palabras para una
realidad que con certeza alimenta la mayoría de los argentinos y sin que esta
afirmación signifique la aceptación de la intervención integral del ejército en
tareas de prevención y lucha contra el delito: es imprescindible reconciliarnos
no con los militares genocidas, sino con fuerzas armadas al servicio del país
en un marco de vigencia democrática como es el actual escenario que nos toca
ocupar.
Oponerse porque sí y
bastardeando los argumentos, da para pensar no tan sólo en la maldita costumbre
de no reconocer la propia ineptitud, sino de sembrar dudas acerca de acciones
que pueden contribuir, entre otros objetivos, a sanear en el caso de Córdoba a
su policía no tan sólo cuestionada por su pobreza preventiva sino por las
fundadas sospechas de turbios manejos interiores.
Y no se trata de una crítica
por la crítica en si la que sería real, si en algún momento se aclarara el
sostenido y reiterado robo de armas y de otros elementos que después y no por
casualidad aparecen en poder del hampa.
Porque si los ciudadanos
decentes y cumplidores de la ley tienen su vida y sus conciencias y como se
dice “los papeles en orden”, al igual que los funcionarios correctos y probos,
no debieran existir temores ni dudas de ser controlados siempre que se
promulgue una ley en tal sentido y que esa tarea esté a cargo de fuerzas
armadas que son argentinas, no dependen del Pentágono, de la Sureté francesa,
de la KGB o del gobierno chileno por citar solo algunos.
La policía en su conjunto es
incapaz o es inútil o no quiere combatir dos grandes males como el narcotráfico
y el contrabando, que por desgracia se fortalecen a través de las fronteras
cargadas de impunidad.
Allí donde durante tantos años
no existieron los controles reales, terrestres, aéreos o fluviales
transformando a nuestras fronteras en rutas pavimentadas para mostrarnos ante
el mundo y frente a los mercaderes del delito -de afuera y de adentro con poder
o sin él- como un país demasiado permeable.
Uno que a veces quiere o cree que
es posible ver un poquito más allá que todos, llega a pensar que no son pocos a
quienes todavía les pesa Milani, que por si lo olvidaron, era general de la
Nación.
TRANSPORTE PÉSIMO PERO HAY MÁS LUZ
Para qué insistir con el pésimo
servicio de transporte urbano de Córdoba si de nada sirve porque las demandas
de la gente no les mueven las agujas de alarma a la FETAP, a la UTA ni al poder
concedente que es la Municipalidad, casi lo mismo aunque de otra manera con el
apestoso drama de la recolección de basura y limpieza de la ciudad, que da
pena.
Pero lo del transporte ya entra
al terreno de la caradurez extrema porque nadie ignora cuál será el resultado
de la actual situación de precariedad en el servicio: los empresarios volverán
a llorar por considerar que la tarifa no les alcanza a cubrir los costos y que
se debe operar un nuevo reajuste en el precio del boleto.
A ese reclamo se sumará como
siempre la dirigencia de la UTA que demandará mejoras salariales y la Muni, que
no quiere ningún foco de conflicto sindical antes del 2019, se bajará los
lienzos y tendremos nuevo precio para los viajes urbanos.
Un desatino que se basa en la
condición de rehenes que tenemos los usuarios para las tres patas que conforman
el problema del transporte urbano, con frecuencias que se manejan al capricho y
conveniencia de la FETAP con el silencioso pero valioso aporte del gremio.
Tenemos el transporte urbano
más caro de las ciudades argentinas y para colmo, el servicio por lo general es
de sucumbir a esperas que suelen superar una hora. Insólito.
Pero hay un tema que es
necesario destacar: hace tiempo que pregonamos la sordera municipal para la
atención de importantes sectores de la ciudad sumidos en las oscuridades, con
lo que se les presta a los delincuentes un escenario más que adecuado para sus
tropelías.
Reclamamos varias veces
recientemente por las oscuridades de la calle Fragueiro desde la plaza
Rivadavia hasta Jerónimo Luis de Cabrera, con certeza el sector comercial más
importante de la zona norte de la ciudad.
Alguien de la Muni tuvo un
ataque de responsabilidad y hace tres o cuatro días, varias cuadrillas
comunales están reponiendo todas las luminarias -no había quedado ni una
funcionando- con lo que se normaliza un sector que dependía de la iluminación
de los comercios hasta la hora del cierre.
Después, el reinado de las
tinieblas y de los hampones.
Es de esperar que ahora, las
cosas cambien para bien.
NUEVO JEFE DE CAMPAÑA
DEL MACRISMO
Teníamos la oscura imagen de
Luis D’Elía como la de un tipo violento, agresivo, patotero, ventajero, ñoqui
por excelencia con toda su prole, nexo de turbiedades con los iraníes, acusado
de balear a un manifestante en una trifulca sindical y otros antecedentes que
le daban el diploma de lacra social.
Por eso no extrañó cuando días
atrás pontificó que al presidente Macri -incluso presidente de él como de todos
los argentinos, como lo fueron todos los legítimamente elegidos por el pueblo-
había que fusilarlo en la Plaza de Mayo.
No era para extrañarse ni
sorprenderse porque cuando esos individuos sacralizados por la violencia y la
extraña impunidad que supieron conseguir, abrazan cualquier causa con
fanatismo, es de esperar de ellos cualquier desborde.
Esto ocurre en la política, en
el deporte o en cualquier otra actividad donde la competencia sea manifiesta y
más aún si de por medio hay dinero en cualquiera de sus manifestaciones.
Llega a tal grado el delirio de
ese tipo de individuo que terminan por causar gracia porque de la acción
guerrera pasan a una peligrosa comicidad, aunque entrañen el peligro de
confundir a la gente e incitarla a ejercer violencias que a veces son
insalvables.
Obviamente que nuestras leyes
castigan ese tipo de actitudes y es cuando los tipos como D’Elía y sus
seguidores -y no hay que negarle su condición de líder de madera balsa- se
enrolan en las huestes del desorden que busca meter en las cabezas ajenas el
virus de la desestabilización, aunque en dosis virtualmente homeopáticas,
porque lo contrario sería pensar en la escasa inteligencia del prójimo.
Luis D’Elía tras ensuciar su
ropaje íntimo cayó en cuenta que por tener una causa abierta e irresuelta, en
caso que como dice el vulgo “lo encontraran haciendo pis en una plaza” podría
recibir condena efectiva, apeló a un recurso literario.
Dijo este amigo de los
fundamentalistas de Irán que lo suyo en realidad había sido una metáfora y por
eso se me ocurrió analizarlo de la siguiente manera, que sugerí a través de las
redes sociales: si para D’Elía fusilar es una metáfora, regalarle enjuague
cerebral sería una finura. Si para D’Elía fusilar es una metáfora, hurgar cómo
se enriqueció sería una imprudencia y por último, como una especie de ruego o
consejo para la autoridad y la justicia: no lo metan en cana ni silencien al
ratón, porque es el mejor jefe de campaña del gato.
MEGACAUSA Y RUIDOSOS
SILENCIOS
Si por
gusto o mera curiosidad ya sea particular o profesional se busca en Google la
expresión “causa del Registro de la Propiedad de Córdoba”, en la sección de
imágenes se despliega una galería en la que aparecen Salas de Audiencias,
imputados, jueces, fiscales y numerosas fotos de los
reclamos sostenidos por los familiares de muchos acusados, que al día de hoy
continúan esperando una resolución justa de su situación.
Los
cartelitos color naranja piden: Procesos limpios, serios y justos. Jueces
independientes que cumplan con la Constitución. Basta de inocentes presos.
Basta de comisiones especiales. Respeto al principio de inocencia. Basta de
prisión por las dudas. Cárcel a los verdaderos culpables. Terminar con la
corrupción política y judicial.
Es
fácil advertir que las frases concisas y claras sintetizan lo ocurrido:
ciudadanos comunes, sin antecedentes, resultan repentinamente encarcelados en
prisión preventiva durante años y son juzgados mucho después, habiendo cumplido
ya condenas anticipadas, por una única comisión especial nombrada por el Poder
Judicial.
Sumamente extraño.
Todo
esto con una intensa como sugestiva cobertura mediática.
Más
extraño todavía el detalle, nada banal, de la cantidad de altos funcionarios y
personas relacionadas con el poder denunciadas a lo largo de todo el proceso.
Y no
son chusmeríos de pasillo, sino nombres y datos concretos.
Más
aún, se hizo saber que en los años 1999 y 2000 fueron retirados del
Registro por el poder a cargo, y llevados a la casa de Gobierno, todos -lo
quiero remarcar para que no queden dudas- todos los índices registrales de
titularidades reales y de gravámenes e inhibiciones, esto es, la
base donde figuran los dueños y su situación jurídica.
Es
posible que esta información le retumbe, porque
está cubierta -y también quiero
que se escuche bien- por un ruidoso y llamativo silencio judicial.
ARDE EL DEBATE POR EL TEMA ABORTO
Manifestaciones, reuniones íntimas y
privadas, ruidosas marchas, carnavales callejeros, encendidos cruces verbales
en radio y televisión, profundos, sesudos y medulosos análisis de los que saben
y de los que todo lo ignoran pero lo mismo opinan, están jalonando el camino
del tema aborto de inminente tratamiento, ya con media sanción de diputados, a
la cámara de Senadores.
En el mismo lodo, todos manoseaus, como dice el emblemático tango y en esa melange intervienen los políticos
avezados y los desorientados, los médicos con disímiles argumentos aunque a la
ciencia no es bueno discutirle sin saber, la iglesia con su postura milenaria y
todo encerrado en los colores verde de las abortistas y en el celeste de las
que lo deploran y rechazan.
Hubo como era de esperarse aunque con relativa
violencia al menos hasta ahora, algunos aislados episodios desagradables y es llamativa la imaginación de
los autores de los textos que lucen las pancartas, tanto del sí como las de la
negativa.
Pero el plato fuerte está en los diarios
análisis y en alguna medida las predicciones mediáticas acerca de la cantidad
de votos que llevaría cada postura en el magno recinto donde deciden los
representantes.
Un día gana uno, al día siguiente gana el
oponente, después empatan y finalmente casi todos coinciden en que los dueños
de la verdad serán los siete, ocho o nueve que por ahora son los indecisos, sin
contar los que pueden llegar a hacerse “la chupina” o “la rabona” o “la rata”
como lo hacían en el secundario, los que lo cursaron.
Ahora, si en definitiva será de ellos la
responsabilidad, ¿para qué pelearse tanto, enemistarse dentro de la familia, en
los grupos de amigos o en el lugar de trabajo?
Y como en todas las cuestiones serias no
falta la gotita graciosa aunque no endulce el panorama, aparecieron los y las
travestis, los y las trans y toda la gama de esas íntimas elecciones sexuales o
de vida, fijando su postura.
Y cómo será de generosa la democracia, que
para muchas y muchos fue palabra santa la opinión de un especímen que en una
tierra donde pareciera que escasean los machos, creyéndose mujer se transformó
en símbolo sexual de estas tierras sorprendentes.
ALGUIEN DEBE HUMANIZAR A LA APROSS
Partiendo de la base que la
APROSS no es una obra social sino una administradora de servicios de salud, de
entrada nomás tal definición nos la presenta como una empresa más apegada al
lucro que a la sensibilidad, dejando marginada esa función de trabajar más por
el bienestar de sus afiliados al estar notoriamente superada por un cometido
administrativo.
Y así son los resultados con un
organismo superpoblado que de acuerdo con el comentario generalizado es otro de
los destinados a bolsa de trabajo en muchos casos para pago de favores
políticos o compromisos con laboratorios y profesionales.
Y como una gigantesca máquina
de decir que no, desenvuelve sus objetivos con un amplio sentido negativo: no
reconoce -es sólo un ejemplo- la condición de enfermedad crónica a la
hipertensión en los adultos mayores, ha tercerizado las emergencias que ha
sabido anunciar demoras superiores a las 8 ¡ocho! horas, otros absurdos y
permite una actualización periódica de eso que se aplica como “coseguro” para
maquillar aquella ridícula y desterrada pésima costumbre del plus.
Párrafo aparte y de
reconocimiento a los servicios que se brindan en la unidad que funciona en el
edificio del antiguo Hospital Español de esta capital, modelo de eficiencia y
correcta atención profesional.
Pero todo esto se empequeñece
frente a una muerte que bien pudo evitarse y peor aún cuando la víctima de la
desidia fue una sufrida adolescente. La trama burocrática fue más desalmada que
la propia enfermedad; se mostró más insensible que las necias dilaciones y los
inexplicables requerimientos, cuando la gravedad de la situación imponía trámite
sumario frente al sagrado deber científico y humanitario en defensa de la
subsistencia terrena.
Ocho meses para resolver un
traslado a Brasil, cuando vemos ya sin asombro que se dilapidan millones de
pesos en viajes políticos y sociales de dudosa necesidad y urgencia o se
derrocha en gastos superfluos o inoportunos a los que el “cordobesismo” ya se
habituó.
Natalí -15 luminosos años-
partió sin regreso porque su mal fue más veloz que la pachorra estatal.
Dudo que los parásitos cultores
de la burocracia hubieran aguantado el calvario que debió soportar ultrajada de
dolor, olvidos y dejadez, una niña que recién se asomaba a la vida.
Ella por fin, merece descansar
en paz.
Los otros, los culpables, no
merecen ni siquiera misericordia…
COSTOSO CALENTAMIENTO HOGAREÑO
Son ellas quienes por lo general reciben en
sus casas la correspondencia que llega al hogar, y en los viejos tiempos se
aguardaban con ansias las noticias de parientes que el correo llevaba y traía,
en años más recientes con demoras espantosas hasta que aparecieron los fax y
por último el correo electrónico que se encargó de devorar las distancias.
Pero no todo cambio es siempre para bien,
porque ahora aparte del correo, del fax y de los mensajes por los celulares,
está la llegada por cualquier medio de dos o tres torturas a las que obligadamente
estamos sometidos los argentinos, pero que en Córdoba duplican su gravedad.
Estoy hablando de las facturas por el
consumo de gas y de agua, que en el primero de los servicios viene mostrando un
incremento alocado que lo ubica virtualmente en la poco deseada calidad de
impagable porque hay casos de un 300 por ciento entre una factura y la del mes
siguiente.
Para colmo en el tema gas si alguien
necesita que le aclaren la verdad del despojo -porque en nuestro país cobrar
eso es un abierto despojo- tiene que costearse hasta el límite norte de la
ciudad y rogar que no estén de asamblea o de paro para que lo atiendan tras una
espera de varias horas.
Y piénselo bien antes de pedir que le
inspeccionen la casa porque si se sospecha que hay pérdidas y por eso le cobran
tanto, si descubren una mínima anomalía le cortarán el servicio y si es en un
edificio eso será para todos y tras reparar el problema, le llevará demasiado
tiempo conseguir la reconexión y tendrá que quemar los árboles del barrio para
entibiarse en este duro invierno.
Lo de la luz ya se veía venir por los
absurdos desmanejos en la EPEC que quieren mostrar como si fuera modelo y es un
ejemplo de lo que no debe ser, como lo son las empresas cercanas a la quiebra,
pobres, endeudadas hasta las cejas pero con directivos, gerentes y empleados
ricos.
Usuarios que pagaban 700 pesos bimensuales
ahora deben ponerse con 1.400 mensuales, pagando la energía eléctrica más cara
del país, pero premiando a su conducción con jugosos reconocimientos monetarios
a lo que allí adentro le llaman eficiencia.
Es el drama de siempre: electricidad cara
que no alcanza en verano por el calor y los acondicionadores que todos tienen
pese a la crisis y en invierno por la calefacción y el exceso de demanda, que
los cráneos de la EPEC conocen desde añares pero que nada hacen en materia de
prevención.
Y así estamos, pendientes de una luz que por
momentos no alcanza, que a veces te la brindan con tal ímpetu que te quema los
electrodomésticos que recién empiezas a pagar en cuotas y que no hay Mongo que
reconozca que la culpa es de ellos.
Sigamos vivando al cordobesismo y sus
delicias…
ABSURDAS E INDECENTES UTILIDADES
Días pasados me encontré casualmente con una
señora, mayor ella, que es experta en cálculos de costos en cuanto a la
indumentaria tanto femenina como de los artículos para hombres.
Se me ocurrió recorriendo el centro, que me
fuera evaluando algunos costos y al ir viendo ejemplos clásicos, mi sorpresa
fue enorme porque al menos aunque ingrata, me sirvió para corroborar mi
creencia sempiterna que nos hacen pagar un artículo muy por encima no tan solo
de su costo, sino de su precio emergente contando personal, impuestos,
servicios utilidades y otros rubros.
Un par de zapatos bonito, moderno, a la
moda, tenía un costo total aproximado a los 810 pesos pero en la vidriera lucía
a 3.500 y con tarjeta 10 por ciento de recargo; un par de botas para ellas,
discreto, de dudoso cuero y con esos tacos provocadores de esguinces y
torceduras, el cálculo era de 1.260 pesotes por todo concepto, pero allí lo
mostraban a 4.999 porque ¡estaban liquidando!
Con la ropa, otro tanto: un conjunto de
trapitos cosidos entre si de tela común y corriente, nada de sedas o gasas, con
un costo real de 270 pesos se ofrecían a la módica suma de 990 pesos contado.
Y así todo en idéntica proporción que hacía
elevar el nivel de bronca por sentir en el aire ese molesto vientito del abuso
y de la angurria sin límites.
Después se extrañan que quienes viajan a
Chile traen zapatillas que les cuestan 600 pesos y aquí valen 2.500 o tapados
allá a 900 pesos, los mismos que aquí se venden a 3.000.
¿Se acuerda de los televisores de pantalla
grandota, lo que costaban antes del mundial de Rusia? Ahora los mismos aparatos
están a la mitad de aquellos precios y en una culada de cuotas.
Por fortuna -algo de fortuna nos merecemos-
existen comercios donde aplican utilidades más moderadas, aunque sean estigmatizados
como “de segunda” por sus precios que están al alcance de casi todos.
Y si esto ocurre con la indumentaria, de
igual manera sucede con los alimentos, el entretenimiento, el cine que sigue en
decadencia o los precios en bares y confiterías que en algunos casos bordean en
lo extremadamente excesivos para una mediocre calidad.
A lo bueno, en todo sentido, hay que
pagarlo.
Con razón a veces no nos explicamos cómo en
lo que aquí le llaman liquidaciones llevan los precios a menos de la mitad de
lo que estaban: es muy claro porque ahora, vendiendo a la mitad, también ganan
y no poco porque en el comercio, nadie regala nada.
Eso es más viejo que la espalda…
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