S.L.B.: LOS PAROS SALVAJES Y LA LEGISLACIÓN VIGENTE - BASURA ACUMULADA, MAL TRANSPORTE Y CAOS URBANO, KARMAS DE CÓRDOBA – MEGACAUSA: PEREJILES Y ENCUMBRADOS FUNCIONARIOS - LOS JUBILADOS, ETERNOS OLVIDADOS POR EL PODER - EL RIVER VS. BOCA DEL ESCÁNDALO EVITABLE - LA GOBERNABILIDAD ATACADA DESDE VARIOS FRENTES - NUESTRA SELECCIÓN NACIONAL, LA HUMILDAD Y SU ACERCAMIENTO CON LA GENTE, ETC.
Desgrabación de los comentarios del
periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” emitido en dúplex
por AM580 y FM88.5 ambas de Radio Universidad de Córdoba el 25/11/18 en su
edición n° 544.
PAROS SALVAJES Y UNA LEGISLACIÓN
QUE VIRTUALMENTE ESTÁ DE ADORNO
Bien sabemos que las protestas están amparadas por nuestra Constitución y
debe ser respetada su concreción, siempre y cuando no afecte a otros sectores o
configure delito por la forma en que se realice.
Los gremios desde varios años a esta parte se han encargado de aportar
componentes de violencia que van desde daños a la propiedad privada como rotura
de vidrieras y eventuales saqueos de mercadería, pasando por incendio y
destrucción del mobiliario urbano, amenazas a los ciudadanos e impedimento
mediante la coacción y la amenaza, de la libre circulación tanto de vehículos
como de personas.
Están vigentes las prohibiciones de la peligrosa y atronadora
pirotecnia, pero es utilizada contra objetivos marcados por los que comandan
cada protesta, ya sean de orden sindical como político partidista. Nada les
importa si esas manifestaciones se realizan en las puertas de un hospital,
frente a una clínica o a las puertas de escuelas, iglesias u otros lugares de
masiva concurrencia.
Nada de eso se cumple y no hay fiscal ni jefe de policía que tenga los
riñones imprescindibles para plantarse apoyado en la ley y hacerla cumplir,
pagando el precio que fuera necesario, porque para eso están y cobran sueldos
demasiado jugosos y muchas veces exagerados para todo lo que dejan de hacer. Se
bloquean íntegramente calles y avenidas incumpliendo eso de liberar la media
calzada para una circulación restringida, pero que no es el cierre absoluto. Alguna
vez tenemos que recuperar la tranquilidad de sentirnos seguros, sin
prepotencias ni absurdas como ilegales imposiciones que restringen o
condicionan nuestra libertad.
La huelga es un derecho pero también la ley proteje a quienes están en
desacuerdo con las medidas de fuerza y se inclinan por concurrir a sus
obligaciones y es hora de terminar con la violencia de obligarlos a cesar sus
tareas con los perjuicios que tal actitud ocasiona a quienes siguen firmes en
su compromiso del esfuerzo y la cultura del trabajo.
Pero mientras subsistan las medidas que por acción u omisión protejan a
los violentos e inadaptados, poco lograremos si de preservar nuestra libertad
de acción se trata.
BASURA, LIMPIEZA, TRANSPORTE DECADENTE
Y EL ETERNO CAOS URBANO, CAPITAL
SUCIAL
Nadie pone en duda la importancia, la trascendencia y el esfuerzo
monetario que supone para cualquier municipalidad encarar la realización de
obras que son más que importantes para mantener e intentar mejorar la calidad
de vida en este caso de nosotros, los cordobeses.
Desagues, cloacas, plazas, pavimento de calles, pasarelas, puentes, mejoras
en dispensarios y otras realizaciones saltan a la vista y a uno lo agobia esa sospecha
que aceleran el ritmo en la medida que nos vamos acercando al comienzo de un
año electoral, aunque la campaña haya comenzado tiempo atrás o mejor dicho, que
los políticos siempre viven en campaña.
Y lo hacen para quedarse o para meterse en el ruedo, como ingresar a las
grandes ligas donde se juegan los torneos de eficiencia más importantes que son
los que les marcarán un futuro venturoso en ese campo, o el fracaso, el
ninguneo y el consecuente desprecio ciudadano a la hora de requerirles la
opinión o el voto.
En Córdoba se vive o se padece un fenómeno singular y a la vez dañino
para la gente: se ven esas obras pero más se destacan los problemas como la
recolección de basura y la limpieza de calles, el todavía pésimo servicio de
transporte público incluso después del desmedido aumento en el precio del
boleto y el caos sempiterno que reina en el tránsito de la ciudad. Así las
cosas, es complicado que la gente en su mayoría tenga una actitud positiva
frente a las autoridades, porque desde el poder le demuestran que no saben o no
quieren escuchar tantos clamores que sí, especialmente, hacen a esa
calidad de vida que todos merecemos por los elevados impuestos que pagamos.
Para colmo si hay un atraso en el cumplimiento del pago de cedulones,
suelen recargar mora por servicios que no se prestan y eso ya sobrepasa los
límites de lo tolerable.
En consecuencia, aparte de las obras que se llevan a cabo y no son para
aplaudir a sus mentores porque tienen la obligación de trabajar bien, es
imperioso que se tomen medidas para superar esas tres crisis urbanas: el
transporte de pasajeros, el caos en el tránsito y terminar de una vez con la
acumulación de residuos embolsados durante días y días, que transforman a la
bella ciudad que ellos ven, en un gigantesco basural que daña al medio
ambiente, a la salud y a la vista.
Por lo menos para que cuando pidan que los voten, la gente les responda
con una sonrisa y no con un insulto.
LA MEGACAUSA CONTINÚA ACTIVA
ENTRE PEREJILES Y
PODEROSOS
Me crucé con un artículo sobre la causa del Registro de la Propiedad de
Córdoba publicado hace algún tiempo en un diario de Buenos Aires, en
el que se destacaban al respecto
el gran poder de
los integrantes de la organización, los millonarios patrimonios y
los funcionarios públicos.
Un combo que no asombra en materia de estafa.
Es de público dominio que el término poder refiere
al “control, imperio, dominio y jurisdicción que un hombre dispone para
concretar algo o imponer un mandato”, y es así que se relaciona con
el gobierno o con quienes ocupan altos cargos.
Supondría un lector de sentido común que los
encarcelados, juzgados y condenados por estos ilícitos, entonces,
fueran funcionarios de altos cargos y poseedores de regordetas fortunas.
Pero no.
Quien se tome el trabajo de leer la causa, y no sólo de repetir lo que
se cuenta, descubrirá, a riesgo de desquiciar su raciocinio, que
esos presuntos “poderosos” son
empleados comunes, incluso ordenanzas, sin acceso a la
información; son trabajadores y profesionales
sin rango jerárquico, sin poder de decisión y sin fortuna, que viven de su
trabajo diario.
¿Alguien creería que con esas condiciones se podría formar
una “organización de gran poder” que permitiera desbaratar la seguridad
jurídica de la provincia de Córdoba?
Descartado el error o la conveniencia, más que merecido el título de gil
para quien lo hiciera.
Y más que urgente la necesidad de que la Justicia salga a buscar a los
verdaderos responsables: ellos sí se ajustan al combo.
Eterna postergación
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AFECTA A LOS JUBILADOS, EL
SEGMENTO
MÁS VULNERABLE DE NUESTRA SOCIEDAD
Es el viejo argumento de siempre ya gastado y percudido por el paso del
tiempo y los funcionarios que desde la tribuna de los candidatos prometen
solucionar ese drama y cuando llegan al poder los ataca la más dolorosa de las
amnesias, que vuelve a tomar vigencia cada vez que se aproximan los tiempos
electorales.
Habrá que ver qué hace la Nación para superar la miseria de su clase
pasiva que con la mínima ni siquiera llega a la mitad de lo que le demanda la
realidad para no caer a la categoría de pobre, sin posibilidades de mejoría.
Son alrededor de 8 lucas con aumentos previsibles dos veces en el año,
pero en la carrera con la inflación los jubilados van con muletas y los precios
se pasean con zapatillas de carrera.
En Buenos Aires se comentaba que doña Vidal gobernadora ha prometido
para sus jubilados un bono o mejor dicho un bonito o bonete de 3 mil pesos para
fin de año, como si con eso algo se pudiera hacer y viene a la memoria aquella
historia populista de años atrás que protagonizaban la sidra y el pan dulce.
En Córdoba donde las jubilaciones en cuanto a monto son superiores al
promedio del país, la trampa fue otra porque mediante una ingeniería matemática
se consumó y aún tiene vigencia el despojo de un importante porciento mensual,
aunque desde el poder se predique la aplicación de un 82 por ciento móvil que
es mentiroso.
Aparte con el descuento ilegal del impuesto a las ganancias -la
jubilación menos que el sueldo es ganancia, sino la devolución que mediante
aportes le prestamos al Estado durante tantos años- la quita es mayor y los mínimos
aumentos que periódicamente se decretan o se aplican, en poco aumentan lo que
llega al bolsillo.
¿Por qué ese empecinamiento de joder a los viejos, creyendo que ya no
son parte de la vida ciudadana activa?
¿Por qué si es así, se dirigen con enorme hipocresía a esa masa
sufriente prometiendo mejoras que jamás llegan?
Simplemente porque en las mentes obtusas de muchos políticos de cartón
prevalece la equivocada idea que los viejitos ya no sirven para nada y que por
su inactividad poco necesitan para la supervivencia.
Lo más tragicómico, es que olvidan que esos viejitos que antes llegada
cierta edad no estaban obligados a votar, en las últimas elecciones dieron un
ejemplo de concurrencia a las urnas.
Entonces, no jodan con ellos, que bien pueden encumbrarlos o sepultarlos
en el más ruín de los olvidos.
Un destino que muchos, en verdad, ampliamente están mereciendo.
Un tramo
sin desgrabación ----------------------------------------------------
Debido a un
inconveniente técnico no se grabó el comentario de Gonio Ferrari acerca del
escándalo por la suspensión del encuentro que debían animar River y Boca en la
definición de la Copa Libertadores de América. Pese a tal falencia cabe
consignar que en la columna del audio total de SLB de este domingo, entre
1h4m12s y 1h10m20s está el segmento donde se aborda el problema emergente de lo
acontecido en dicho espectáculo deportivo. Pedimos disculpas ante el impensado
problema.
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NUESTRA SELECCIÓN MAYOR CON SU
NUEVA IMAGEN Y CERCA DE LA GENTE
Nunca se sabrá si la orden de encriptar al
plantel de nuestra Selección Nacional de Fútbol de mediocre participación en
Rusia 2018 vino del hiperdominado Sampaoli, de las autoridades afistas o fue
una determinación adoptada por los jugadores de la representación argentina más
cara -en cuanto a la cotización de sus integrantes- que recuerde la memoria.
Más allá
que no hubo correlato entre el valor monetario y la posición alcanzada, sigue
irritando el aislamiento de todo ese conjunto con relación a sus compatriotas.
Ni los monjes tibetanos se encierran así, en sus propias e íntimas cárceles en
una actitud más cercana al desprecio que a la necesaria concentración.
Para algo sirvió el fracaso porque la
realidad les enseñó a los millonarios engreídos que no son dioses ni patriarcas
de un país sobrecargado de exitismo mediático, que se hartó de exagerar una
certeza triunfalista no por patrioterismo, sino por ese fantasma de la
conveniencia y la especulación económica que se posesionó de la mayoría de las
actividades vinculadas con la participación argentina en el Mundial.
Con su actual y casi inédito acercamiento a
la gente, el renovado plantel ahora entenderá que el mejor pago por su esfuerzo
es el cariño y la cercanía con quienes llegan a fanatizarse por nuestros
colores y nuestros blasones.
Cansados de halagos, de ofertas y borrachos
de fama los encumbrados e inaccesibles personajes de aquel pasado ciclo de
notoriedad e idolatría, cayeron a un previsible pozo donde la arrogancia se
hizo añicos y pasó a ser infierno de indiferencia, allí donde arden y se
consumen las humanas vanidades, la pedantería y los desplantes.
Ahora es como si los sintiéramos más
nuestros; más cercanos; humanamente más accesibles y hermanados tanto entre
ellos como hacia nosotros y ese es el milagro de brindarse y no de jugar a los
misterios y a las escondidas.
Quiero arriesgar con una sentencia
convertida en apuesta que seguramente me tendrá como perdedor.
El fanatismo y su exacerbación es más
poderoso que cualquier análisis a conciencia que se pretenda hacer acerca de
este fenómeno de los que naufragaron en Rusia y a los que aplicaron su vocación
por el silencio y el ocultamiento habría que meterles en las entrañas del alma
este concepto: “Dichoso el que no ha conocido nunca el sabor de la fama;
tenerla es un purgatorio y perderla, un infierno”. Lo dijo un tal George Bulwer
Lytton y se me hace que fue una pelota que se las clavó en el ángulo de la
fatuidad y la soberbia.
********“*************************************************************
BONUS TRACK” POR AM810 Y EL “MITRE CLUB”
En mi condición de periodista independiente, he
comenzado a difundir comentarios de actualidad en la mañana del domingo dentro
del espacio “Mitre Club” que conduce el colega y amigo Pablo Colazo por la
frecuencia AM810 de Radio Mitre Córdoba. Este domingo 25/11/18 me tocó abordar
dos temas vinculados con la realidad que vivimos: algo acerca de una supuesta
ingobernabilidad que desde algunos sectores se busca instaurar y la situación
de la ciudad de Córdoba frente a la deficiencia de servicios esenciales como lo
son por ejemplo el transporte urbano, la recolección de residuos domiciliarios
y la limpieza de calles. A continuación la desgrabación de esos comentarios,
mientras que también incluimos el audio correspondiente:
TODO POR LA INGOBERNABILIDAD, CLARA
MANIOBRA DE LOS QUE
AÑORAN EL PODER
Muchos años atrás y hasta diría
décadas, cuando atesoraba la enorme dicha de ser, saberme y sentirme niño, mi
mejor diversión especialmente en los ventosos días de agosto era fabricar y
remontar barriletes que primero en la humildad hogareña de mi barrio Firpo eran
de papel de diario y ahorrando moneditas podía llegar a comprar papel de seda.
Más de un chancletazo me costó
la subrepticia tarea de conseguir trapos para hacerles la cola a los cuadrados,
mediomundos, estrellas o papagayos y era mi Vieja la que salía perdiendo algún
pañuelo, un viejo camisón o alguna otra prenda que era parte de sus secretos.
Cuando el barrilete estaba mal
hecho por exceso de engrudo, cañas gruesas o una cola incorrecta, decíamos que
“se iba a trulia” y lo perdíamos porque había pasado a ser ingobernable y no
respondía al mandato que significaba el hilo que le permitía volar, pero estar
bajo control.
En el momento actual, hacer un
paralelo de aquel juguete con la situación del país no es alocado porque como
casi siempre sucede, la realidad supera a la imaginación.
Cuando desde una oposición que
duda de la Justicia y varios de sus personajes muestran su inocultable alergia
a los barrotes, se encaran, organizan o ejecutan acciones violentas, nos
ofrecen la muestra más acabada de una campaña burdamente orquestada que busca
imponer una imagen de ingobernabilidad que nos deteriore internamente y
repercuta en la comunidad internacional ante la inminencia de un hecho
trascendental como lo es el G-20.
Los que dejaron de trabajar
para convertirse en menesterosos escuchan las soluciones que proclama esta
señora que quiere volver sin devolver, cuando fue entre otras cosas la
responsable de transformar al sector público en selectiva bolsa de trabajo para su militancia,
alimentando el empleo estatal y su consecuente incremento del déficit fiscal.
Los piqueteros que reclaman
inclusión social no son un invento reciente sino que lucen alguna antigüedad
desde cuando el festival de subsidios acallaba a la inflación dibujada, el
dólar venía más atrasado que el fervor laboral de Máximo y los servicios
públicos lloraban silenciosamente su bancarrota, como consecuencia de las
tarifas que entonaban su canto populista que superaba en decibeles a la
actualización impostergable que el mismo populismo impidió, pero ahora
dolorosamente hay que pagarla…
Todas estas bombas de explosión
deliberadamente retardada fueron los regalos que, una vez vencida con creces la
vigencia de la herencia como pretexto actual para salvar errores y omisiones,
llegaron al seno de una sociedad argentina ya cansada de maniobras elaboradas
por quienes aún no se resignan a la pérdida del poder, sobre todo porque la
soberbia les había impedido prepararse para eso.
La dirigencia sindical panzista
y enriquecida ejerce su histórica e impune presión salarial disfrazando cada
demanda con el ropaje de un peronismo que sólo sienten en las manifestaciones
de protesta, portando algún cartel o cuando desentonan la marchita, con esa no
salvada hipocresía que proclama “combatiendo al capital” cuando de eso son
parte.
Todos estos factores son el
armazón, el engrudo y el papel del barrilete argentino que todavía no encuentra
un hilo suficientemente resistente como para que aguante tantos tirones y
“tinquéos” como le hacíamos a nuestro juguete volador.
Y la corrupción comprobada,
estructural y al comienzo solapada pero que viene ganando luz, vendría a ser el
pesado engrudo porque con sus derivaciones y consecuencias que nos vinculan
hasta más allá del Vaticano, podemos elaborar un diagnóstico que nos lleve a la
terapia de recuperación de la salud de la República.
¿Es posible creer que entre
otras cosas aquel cercano shock financiero con el dólar manejado por bancos y
empresarios, el irracional paro en Aerolíneas Argentinas, la conflictividad en
las escuelas en el final del ciclo, el reflotar de la cuestión mapuche en el
sur, las dudas acerca del ARA San Juan, el aumento de la impunidad para el
narcotráfico o el papelón orquestado en la final de un torneo de fútbol
internacional, son hechos inconexos?
Cuando vemos que la sociedad
argentina comienza a utilizar el término “ingobernabilidad” es que la memoria
nos hace un severo llamado de atención porque nos remite a una película que ya
vimos y padecimos varias veces con aquello de tocar los cimientos para hacer
vibrar la estructura.
Basta con actualizarse en
cuanto al conocimiento de las situaciones, los conflictos y los personajes que
intervienen en esta movida nacional & popular, para darnos cuenta que es un
plan estructurado para que, como el barrilete sin hilo, se “venga a trulia” el
esquema político de poder que nos gobierna, bien o mal, pero que es el
resultado de la voluntad popular en comicios libres.
Porque la impaciencia no es
inventada ni casual, sino el fruto de la desesperación de aquellos nostálgicos
de la impunidad y temerosos de la Justicia, que con un deplorable maquillaje de
salvadores de la Patria que no asumieron cuando tuvieron la oportunidad de
hacerlo, ahora están buscando cortarle el hilo al barrilete.
Deberán esperar hasta el año
próximo que vientos propicios les permitan intentar remontar el suyo…
Esa es, para que lo sepan y
jamás lo olviden, la maravillosa vigencia de la Democracia que tanto nos costó
recuperar.
CORDOBA, LA CAPITAL
CAÓTICA QUE
NECESITA
RECUPERAR NORMALIDAD
…Y es absolutamente previsible
que la primera oposición al concepto de la ciudad en crisis, sea el argumento
de las obras que se están haciendo en beneficio de los vecinos, y hablarán de
los desagues, de las peatonales, de algún puente necesario y de otros
emprendimientos realmente valiosos.
Pero siguiendo esa certeza
periodística que sostiene que el avión que llega no es noticia, está la otra
que con razón predica que a los funcionarios no hay que aplaudirlos -aunque les
encante y muchos paguen para eso- cuando hacen las cosas bien, porque fueron
elegidos precisamente para ser parte del progreso y no de la decadencia.
Hablé de lo bueno que es
obligación de hacer, pero no es obligación permitir el caos ni la anarquía en
servicios esenciales como lo son la recolección de basura domiciliaria,
limpieza de calles, transporte urbano y ordenamiento del tránsito.
En esos sentidos el revoltijo
es lo que indigna más que la inacción, porque se advierte en ella un fondo
político ligado con ciertas apetencias a la hora de la renovación o no de los
contratos.
El laberinto insondable del
transporte no tiene salida, al menos con las empresas que ahora lo sirven
porque han encontrado, de la mano de la dirigencia sindical, un aliado a todos
sus efectos: la rentabilidad a costa de un servicio ciclotímico y
descontrolado.
El caos urbano, explicable ante
tantas obras, se soluciona con la presencia de inspectores que en los fines de
semana pese al intenso movimiento en muchos sectores, no se los vé ordenando.
Pero el tema de la basura
empezó con desconcierto, luego incredulidad y luego llegó a su real dimensión
de agresión ambiental agravada por la inacción municipal.
Como si no existiera el
almanaque, los tiempos se fueron venciendo y la situación en muchos barrios es
tan grave que la ausencia del servicio se remonta a un par de semanas, y no se
advierte ninguna solución.
Llegarán los calores,
aumentarán los riesgos y los políticos seguirán enfrascados en sus luchas por
permanecer o por reemplazar, dejando de lado los sagrados intereses de una
sociedad asediada por los impuestos y castigada con recargos por mora en el
pago de prestaciones que no se cumplen.
Es para rogar que el transporte
alguna vez sea eficiente y que la pelea por la basura deje de tener a esa
víctima de la contaminación y las pestes que es la población cordobesa,
demasiado tolerante frente a quienes creen gobernarla, sólo inaugurando obras
pero olvidando su enorme deuda en servicios.
Roguemos que el caos no sea
nuestro capital social.
Por fortuna, no todos los males
son eternos…
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TODO POR LA INGOBERNABILIDAD, CLARA
MANIOBRA DE LOS QUE
AÑORAN EL PODER
Muchos años atrás y hasta diría
décadas, cuando atesoraba la enorme dicha de ser, saberme y sentirme niño, mi
mejor diversión especialmente en los ventosos días de agosto era fabricar y
remontar barriletes que primero en la humildad hogareña de mi barrio Firpo eran
de papel de diario y ahorrando moneditas podía llegar a comprar papel de seda.
Más de un chancletazo me costó
la subrepticia tarea de conseguir trapos para hacerles la cola a los cuadrados,
mediomundos, estrellas o papagayos y era mi Vieja la que salía perdiendo algún
pañuelo, un viejo camisón o alguna otra prenda que era parte de sus secretos.
Cuando el barrilete estaba mal
hecho por exceso de engrudo, cañas gruesas o una cola incorrecta, decíamos que
“se iba a trulia” y lo perdíamos porque había pasado a ser ingobernable y no
respondía al mandato que significaba el hilo que le permitía volar, pero estar
bajo control.
En el momento actual, hacer un
paralelo de aquel juguete con la situación del país no es alocado porque como
casi siempre sucede, la realidad supera a la imaginación.
Cuando desde una oposición que
duda de la Justicia y varios de sus personajes muestran su inocultable alergia
a los barrotes, se encaran, organizan o ejecutan acciones violentas, nos
ofrecen la muestra más acabada de una campaña burdamente orquestada que busca
imponer una imagen de ingobernabilidad que nos deteriore internamente y
repercuta en la comunidad internacional ante la inminencia de un hecho
trascendental como lo es el G-20.
Los que dejaron de trabajar
para convertirse en menesterosos escuchan las soluciones que proclama esta
señora que quiere volver sin devolver, cuando fue entre otras cosas la
responsable de transformar al sector público en selectiva bolsa de trabajo para su militancia,
alimentando el empleo estatal y su consecuente incremento del déficit fiscal.
Los piqueteros que reclaman
inclusión social no son un invento reciente sino que lucen alguna antigüedad
desde cuando el festival de subsidios acallaba a la inflación dibujada, el
dólar venía más atrasado que el fervor laboral de Máximo y los servicios
públicos lloraban silenciosamente su bancarrota, como consecuencia de las
tarifas que entonaban su canto populista que superaba en decibeles a la
actualización impostergable que el mismo populismo impidió, pero ahora
dolorosamente hay que pagarla…
Todas estas bombas de explosión
deliberadamente retardada fueron los regalos que, una vez vencida con creces la
vigencia de la herencia como pretexto actual para salvar errores y omisiones,
llegaron al seno de una sociedad argentina ya cansada de maniobras elaboradas
por quienes aún no se resignan a la pérdida del poder, sobre todo porque la
soberbia les había impedido prepararse para eso.
La dirigencia sindical panzista
y enriquecida ejerce su histórica e impune presión salarial disfrazando cada
demanda con el ropaje de un peronismo que sólo sienten en las manifestaciones
de protesta, portando algún cartel o cuando desentonan la marchita, con esa no
salvada hipocresía que proclama “combatiendo al capital” cuando de eso son
parte.
Todos estos factores son el
armazón, el engrudo y el papel del barrilete argentino que todavía no encuentra
un hilo suficientemente resistente como para que aguante tantos tirones y
“tinquéos” como le hacíamos a nuestro juguete volador.
Y la corrupción comprobada,
estructural y al comienzo solapada pero que viene ganando luz, vendría a ser el
pesado engrudo porque con sus derivaciones y consecuencias que nos vinculan
hasta más allá del Vaticano, podemos elaborar un diagnóstico que nos lleve a la
terapia de recuperación de la salud de la República.
¿Es posible creer que entre
otras cosas aquel cercano shock financiero con el dólar manejado por bancos y
empresarios, el irracional paro en Aerolíneas Argentinas, la conflictividad en
las escuelas en el final del ciclo, el reflotar de la cuestión mapuche en el
sur, las dudas acerca del ARA San Juan, el aumento de la impunidad para el
narcotráfico o el papelón orquestado en la final de un torneo de fútbol
internacional, son hechos inconexos?
Cuando vemos que la sociedad
argentina comienza a utilizar el término “ingobernabilidad” es que la memoria
nos hace un severo llamado de atención porque nos remite a una película que ya
vimos y padecimos varias veces con aquello de tocar los cimientos para hacer
vibrar la estructura.
Basta con actualizarse en
cuanto al conocimiento de las situaciones, los conflictos y los personajes que
intervienen en esta movida nacional & popular, para darnos cuenta que es un
plan estructurado para que, como el barrilete sin hilo, se “venga a trulia” el
esquema político de poder que nos gobierna, bien o mal, pero que es el
resultado de la voluntad popular en comicios libres.
Porque la impaciencia no es
inventada ni casual, sino el fruto de la desesperación de aquellos nostálgicos
de la impunidad y temerosos de la Justicia, que con un deplorable maquillaje de
salvadores de la Patria que no asumieron cuando tuvieron la oportunidad de
hacerlo, ahora están buscando cortarle el hilo al barrilete.
Deberán esperar hasta el año
próximo que vientos propicios les permitan intentar remontar el suyo…
Esa es, para que lo sepan y
jamás lo olviden, la maravillosa vigencia de la Democracia que tanto nos costó
recuperar.
CORDOBA, LA CAPITAL
CAÓTICA QUE
NECESITA
RECUPERAR NORMALIDAD
…Y es absolutamente previsible
que la primera oposición al concepto de la ciudad en crisis, sea el argumento
de las obras que se están haciendo en beneficio de los vecinos, y hablarán de
los desagues, de las peatonales, de algún puente necesario y de otros
emprendimientos realmente valiosos.
Pero siguiendo esa certeza
periodística que sostiene que el avión que llega no es noticia, está la otra
que con razón predica que a los funcionarios no hay que aplaudirlos -aunque les
encante y muchos paguen para eso- cuando hacen las cosas bien, porque fueron
elegidos precisamente para ser parte del progreso y no de la decadencia.
Hablé de lo bueno que es
obligación de hacer, pero no es obligación permitir el caos ni la anarquía en
servicios esenciales como lo son la recolección de basura domiciliaria,
limpieza de calles, transporte urbano y ordenamiento del tránsito.
En esos sentidos el revoltijo
es lo que indigna más que la inacción, porque se advierte en ella un fondo
político ligado con ciertas apetencias a la hora de la renovación o no de los
contratos.
El laberinto insondable del
transporte no tiene salida, al menos con las empresas que ahora lo sirven
porque han encontrado, de la mano de la dirigencia sindical, un aliado a todos
sus efectos: la rentabilidad a costa de un servicio ciclotímico y
descontrolado.
El caos urbano, explicable ante
tantas obras, se soluciona con la presencia de inspectores que en los fines de
semana pese al intenso movimiento en muchos sectores, no se los vé ordenando.
Pero el tema de la basura
empezó con desconcierto, luego incredulidad y luego llegó a su real dimensión
de agresión ambiental agravada por la inacción municipal.
Como si no existiera el
almanaque, los tiempos se fueron venciendo y la situación en muchos barrios es
tan grave que la ausencia del servicio se remonta a un par de semanas, y no se
advierte ninguna solución.
Llegarán los calores,
aumentarán los riesgos y los políticos seguirán enfrascados en sus luchas por
permanecer o por reemplazar, dejando de lado los sagrados intereses de una
sociedad asediada por los impuestos y castigada con recargos por mora en el
pago de prestaciones que no se cumplen.
Es para rogar que el transporte
alguna vez sea eficiente y que la pelea por la basura deje de tener a esa
víctima de la contaminación y las pestes que es la población cordobesa,
demasiado tolerante frente a quienes creen gobernarla, sólo inaugurando obras
pero olvidando su enorme deuda en servicios.
Roguemos que el caos no sea
nuestro capital social.
Por fortuna, no todos los males
son eternos…
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