Desgrabación de los comentarios del
periodista Gonio Ferrari en su programa que difunden, plagados de deficiencias
técnicas esta vez, la FM88.5 y la AM580 ambas de Radio Universidad Nacional de
Córdoba. Versión obtenida en la pésima emisión n° 541 del 4/11/18 de “Síganme los buenos”.
NUESTRO FOLKLÓRICO “POR LAS DUDAS”
QUE SIGUE REINANDO
EN LOS PRECIOS
En un marco de absoluta
desorientación, los argentinos en mayoría no alcanzamos a comprender ciertos
vericuetos de la economía y de la política, por donde transitan entre otros
componentes la mentira, la demagogia, la ignorancia y los errores de gestión.
Por una cuestión meramente
lógica, llegamos a pensar con mucho de romanticismo y candidez, que todos los
productos y servicios aumentaban empujados por el dólar en constante ascenso y
hasta se puede decir que había en nosotros, los argentinos, una especie de
irrebatible resignación frente a los ascensos en el mercado cambiario, que en
el mejor de los casos a veces mostraban que los valores de un día para otro
permanecían estables.
Y llegamos al colmo de la
tontera cuando se nos ocurrió elucubrar que como estaban las cosas, podíamos
confiar en que toda la mercadería y los servicios que habían subido su costo a
la par del dólar, cuando bajara el billete verde o ascendiera nuestro alicaído
peso, los precios en general acompañarían esa movida.
Tontos y retontos, porque los
pícaros empresarios cuando se engolosinaron con las utilidades de siempre a las
que sumaban el hijaputesco e ilegal “por las dudas”, la siguieron embolsando
mientras lloraban y muchos todavía lloran.
Tuvimos días de dólar superando
los 42 pesos con los que Crónica TV, América 24, C5N y otros voceros de la
nostalgia y la impunidad, sentimiento y costumbre ahora en jaque, se
engolosinaron con sus apocalípticos pronósticos, suponiendo que en pocos días
estaría dejando atrás los 50 mangos por unidad.
Al no ocurrir tal desastre al
menos por ahora, se nos cruzó por la cabeza que existiría un retroceso en los
precios, cuando el dólar usó el tobogán y se deprimió hasta un impensado 35
pesitos y algunas monedas menos.
Pero nada cambió, porque como
el pacman, lo que devoran los empresarios difícilmente lo vomiten aunque les
laxen el alma.
Y lo más curioso, es que las
naftas siguieron subiendo su precio de venta, con el pretexto que está ajustado
al dólar que siguió bajando y al valor del crudo, que está más deprimido que
nunca.
Es probable, más allá de lo
respetable y estrictamente técnico encontrarle alguna explicación simplista y
primaria a esta situación de los aumentos divorciados de las subas y bajas del
dólar, pero emparentados con el casi atávico “por las dudas” de buena parte del
empresariado argentino: los que compraron caro pocos días atrás, ahora no
quieren vender barato y atesoran la mercadería en la espera de vientos
monetariamente favorables.
Una situación dolorosa porque
el poder lo permite, cuando debiera intervenir de alguna manera como expresión
de respeto a una mayoría que viene sufriendo los embates de una economía
ciclotímica y un Estado ávido de tributos.
El escritor Oscar Wilde quien
seguramente no era experto en manejos presupuestarios, supo arriesgar un
adecuado concepto al sostener que “aconsejar economía a los pobres es a la vez
grotesco e insultante. Es como pedirle que coma menos, al que se está muriendo
de hambre”.
ADIÓS AL OCIO Y A LOS AVIONES DE
CARTÓN QUE NO VUELAN. EN FADEA
SE TRABAJA EN SERIO Y POR EL PAÍS
Si desde aquí buscáramos la más
fácil, la menos complicada y la efectista evaluación, nos limitaríamos a
comparar desde aquella FADEA de los aviones de cartón, o los esqueletos de
aeronaves armados para la foto, o las sesudas conferencias que muy bien pagas,
ofrecían actrices del rubro gatuno estrechamente ligadas al poder nacional de
años atrás, frente a la realidad actual proyectada en serio, sin exageraciones
ni mentiras que nadie en su sano juicio podía creer.
Ahora ese gran emprendimiento
hijo o nieto de un militar peronista como lo fuera el brigadier Juan Ignacio
San Martín y su sentido futurista, pionero indiscutible de la Córdoba
industrial, quien transformó a la vieja Fábrica de Aviones que databa del año
1928 como Instituto Aerotécnico en Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del
Estado, IAME, donde se desarrollaron emprendimientos aparte de los vinculados
con la aeronavegación, con la naciente industria de la fabricación de
automóviles.
Espectáculo aparte que incluso
convocaba a turistas extranjeros, era la salida del turno tarde, cuando más de
5.000 motos se adueñaban de la avenida Fuerza Aérea en el regreso de los
trabajadores a sus hogares.
De allí y como apunté recién
surgieron automóviles, tractores, motocicletas, aviones livianos y los
legendarios Pulqui I y II, primeras aeronaves construidas en Sudamérica e impulsadas
por turbinas, a las que la gente llamaba “aviones a chorro”.
Ahora nuevamente esa
institución cordobesa sigue incorporando historias, porque después de un oscuro
período en que fue tomada como bolsa de trabajo para activistas políticos, sin
fabricar ni un mísero tornillo, retoma su trascendencia al ocuparse del
mantenimiento de grandes aeronaves que sirven a importantes empresas
extranjeras.
Y es entonces que cabe un
homenaje de reconocimiento a Ércole Felippa, quien desde el sector lácteo pero
con dominio absoluto de todo lo que sea producción, se dio a la tarea de
emprolijar una actividad que no eran los quesos, sino un himno al ocio y el
pago de favores políticos.
La demagogia fue abatida por
la decencia y el compromiso.
FADEA ya le es útil al país y a todos los
argentinos con su ciclópeo esfuerzo de superar tiempos negativos y mostrar su
real potencial y de lo que su gente es capaz de encarar, cuando se la conduce
con seriedad y profesionalismo.
Y pensar que para muchos y por
el hecho de haber sido designado por un gobierno peronista para hacerla
producir en serio, el Brigadier Mayor Juan Ignacio San Martín fue arrumbado en
la indecorosa injusticia del olvido.
¿Hay alguna avenida, calle,
pasaje o plaza que lleve su nombre?
Es para saberlo, y saber
también en dónde se le puede rendir un homenaje a su esfuerzo, su audacia y su
memoria.
MEGACAUSA E IMPARCIALIDAD, LIBERTAD,
INOCENCIA, SENTIDO COMÚN
Y JUSTICIA
En el contexto de rescatar y
recuperar valores como la libertad, la inocencia, el sentido común y
la justicia, desaparecidos en la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba,
dejé volar mi imaginación buscando posibles formas de solucionar tales
ausencias.
Se me ocurrió, por ejemplo, qué pasaría, no sólo en esta causa,
sino también en la práctica en general, si en los expedientes de
tribunales los imputados se mencionaran con nombres ficticios y no con los
reales.
Por supuesto que todo lo demás se mantendría igual, el relato
detallado y cualquier antecedente, contacto, relación o conexión que el
imputado pudiese tener.
Todo igual, excepto el nombre.
Pensemos como ejemplo en el Juez que encarceló a
dos imputados reconociendo que no había ninguna prueba
contra ellos, ni ningún testigo que los acusara, pero igual, él
estaba convencido: ¿hubiese hecho lo mismo si el caso fuese anónimo y el
encerrado pudiese ser su pariente, amigo, vecino o algún influyente político?
Y en sentido inverso, cuando se ignoran las acusaciones
contra poderosos personajes, ¿Se obraría igual si el caso pudiera
manejarse como un anónimo? Con absoluta seguridad que
no.
La objetividad y la imparcialidad brillan por su ausencia, y
aunque me digan, y ya sé,
que existen recursos para garantizarlas, lo
arriba expuesto prueba que no alcanzan.
Entonces, aunque la idea suene descabellada o poco
práctica, habrá que seguir pensando, porque sin esos
pilares no hay Justicia posible.
¿UN RÍO UTÓPICO U OTRAS PRIORIDADES
DIGNAS DE SER TOMADAS
EN CUENTA?
Es innegable que tiene validez uno de los
argumentos esgrimidos para encarar una obra de esta magnitud, que es el actuar
con proyección de futuro.
Pero en un país donde por
imperio de circunstancias prevalece el día a día por encima de las utopías a
largo plazo, se me ocurre que lo trascendente es no dejar de lado las prioridades
más acuciantes en el campo social, en salud, educación, justicia o seguridad,
sólo por citar algunas urgencias.
Y esta postura se fortalece al
mencionar la pregunta más temida que es ¿quién se hace cargo de lo que puede
costar la iniciativa? Y no es únicamente el costo de los trabajos sino de todo
lo concerniente a un gran emprendimiento como lo son los estudios previos
acerca de su factibilidad, el obstáculo topográfico y otros aspectos que no
figuraban en las advertencias que necesita tomar en cuenta todo aquel que opta
por la demagogia por encima del sentido común, de la necesidad real y de lo más
trascendente que ya comenté: que sea una prioridad.
Esa especie de emparentamiento o
concubinato con otra provincia en momentos tan críticos como los que estamos
viviendo, se viste de oportunismo precomicial y necesidad de trascendencia, una
trascendencia que disimule el enorme endeudamiento cordobés.
Tenemos ríos y lagos propios
como para regalarles a otras provincias, pero si esos recursos están mal
atendidos y son una carga más que una fuente necesaria de sostener y mejorar,
pretenderán vendernos que un canal entre Córdoba y el Paraná es imprescindible
aunque no lo sea.
Pero como los caprichos del
poder suelen ser imparables por una oposición laxa y ciclotímica, es probable
que lleguemos a tener un hermoso río artificial mientras las escuelas sigan
luciendo problemas edilicios, los caminos sean desatendidos, sigan faltando
viviendas, los incendios se agraven año tras año, la salud pública se aleje
cada vez más de la gente y el narcotráfico continúe creciendo sin que nadie lo
detenga, como ahora.
De última y para simplificar,
pocas veces y a esto lo certifica la historia, los argentinos hemos tenido la
inteligencia de tomar en cuenta la trascendencia de las prioridades.
La
ministra Stanley reveló que existen en el país unos 4.100 asentamientos
precarios y barrios populares, de los cuales 167 están en Córdoba, y 112 en
nuestra capital provincial.
Santa Fe tiene más villas marginales: 303.
Ahora nos hermanará un rio artificial que costaría nada más que 800
millones de dólares.
Y así estamos…
VACA MUERTA, PERO CON UN FUTURO DE
GRANDEZA QUE NO
DEBEMOS MALOGRAR
A la sureña Vaca Muerta no fue necesario velarla para que algunos la
consideraran un fracaso terminal, cuando en realidad viene a ser, dentro de un
país donde sobran pero se esconden las sorpresas, ejemplo de apuesta a un
futuro de prosperidad por la enormidad de la riqueza que representa.
Hablar de autoabastecimiento petrolero y gasífero que siempre formó
parte de las utopías mundiales, pasó a ser una especie de exclusividad
destinada a políticos y si eran o son demagogos, mucho mejor, porque Vaca
Muerta para hacer una analogía, pinta para ser alimento para un menú de
grandeza.
Ya de por sí es trascendente calcular el crecimiento de lo que ni
siquiera era un paraje en las enormes lejanías patagónicas, que viene creciendo
con legítimas aspiraciones de pueblo castigado por los vientos, el mismo viento
que la empuja a ser ciudad, cuando la explotación del yacimiento sea parte de
lo cotidiano en un futuro que está al alcance de los almanaques.
Para estos casos, es justicia reconocer y valorar los orígenes de la
criatura que latía prisionera en las entrañas de la tierra, hasta que allá por
el tai tantos unos 80 años atrás, un tal Charles Edwin Weaber, geólogo
americano, se encontró con este fenómeno de la naturaleza que no es un
yacimiento como muchos lo sostienen, sino una formación geológica y
sedimentaria a gran profundidad depositada en un mar de edad jurásica que
recorre la mayoría de la Cuenca Neuquina, con una superficie total de unos
30.000 kilómetros cuadrados que se extiende por el suroeste de la provincia de
Neuquén, el oeste de la provincia de Mendoza, el sur de la provincia de Río Negro
y el centro de la provincia de La Pampa.
Fue denominada con ese “curioso” nombre hace
ya muchos años por Weaver, porque se encontraba aflorando en toda la sierra
de Vaca Muerta, según lo necesariamente ilustrado por Analía Essayag
en la publicación “Energía y Negocios”.
Y de acuerdo con informes técnicos de
encumbrados científicos, Vaca Muerta nos ubica dentro de los cuatro países con mayores volúmenes de producción comercial
de gas y petróleo, junto a Estados Unidos, Canadá y China, consignando
que entre 2012 y 2015, las inversiones alcanzaron los 10.000
millones de dólares.
Ya en 2017,
operaban más de 19.200
trabajadores en la extracción, sumándoles 40.000 en servicios asociados, 6.500 en
productos industriales y 1.600 en maquinaria estimándose que entre 2018 y 2030, Vaca Muerta
generará alrededor de 300.000
nuevos empleos y en todo el 2017, se generaron 1.558 millones de dólares en exportaciones,
equivalente al 3 por ciento de las exportaciones totales del país y si tomamos
en cuenta que para el próximo lustro se calcula la perforación de entre 900 y
1500 pozos en aquellas lejanías, bien podemos ser optimistas en llegar al
autoabastecimiento en petróleo y en gas, con excedente como para exportar.
Y aquella región albergará nuevas ciudades.
Como bien se puede advertir, seguimos vivos.
La única muerta, en este caso, es la vaca.
MEMORIA: EL VALOR DE LOS MUSEOS
PARA ATESORAR LA
HISTORIA: SÍ AL
CUARTETO Y UN NO AL CORDOBAZO
Lo comentamos poco tiempo atrás
que hace algunos añitos un empeñoso y reducido grupo de periodistas, fotógrafos y camarógrafos
de medios gráficos, de radio y televisión que habíamos cubierto aquello que se
llamó “Cordobazo” desde la previa, su concreción y las consecuencias
emergentes, formamos una asociación civil sin fines de lucro, para apoyar los
andamiajes de la memoria que son los elementos que sostienen a la historia.
Y hablábamos
de variadas actividades, muestras, debates, conferencias y sobre todo, la
hermandad profesional para aportar elementos que permitieran consolidar los
documentos de aquellos tiempos, despojados de banderías políticas, sindicales o
de otro orden, considerando hacerlo como una contribución para que el futuro no
archivara hechos de tamaña trascendencia que alcanzaron nivel internacional.
Obviamente
todo el despliegue tiene su costo y no siempre las contribuciones voluntarias
de los asociados alcanzan, razón por la cual se planteó al gobierno de la
provincia, ese del “cordobesismo”, la posibilidad de un subsidio que permitiera
el sostenimiento de la entidad.
Es claro, en
tiempos preelectorales se logró la exorbitante suma de 30.000 pesos que no
salieron de las arcas de la provincia, sino que el cheque había sido librado
por el Senado de la Nación.
Eso ocurrió en
diciembre de 2014 y aparte llegó la promesa formal de conseguir un lugar para
el funcionamiento y de alguna manera sostener la importancia del
emprendimiento, todo esto con el promesómetro a full con miras a la elección
provincial.
Y seguíamos diciendo que nos quedamos
esperando una audiencia con el Gringo otrora combativo estudiante aunque
siempre super ocupado con cuestiones más trascendentes como el desastre de la
EPEC, la deuda provincial, los incendios, el despojo a los jubilados, la
creciente inseguridad, el avance del narcotráfico o la creación de un museo
dedicado al cuarteto.
La Asociación
Civil 29 Testigos de la Historia está a un paso de sucumbir y disolverse, por
culpa de los ineptos de siempre que no respetan la memoria y que sólo la
aprovechan para su conveniencia.
Sería
imperdonable que se perdieran tanto sacrificio y valiosos testimonios, solo
porque se marginó a una entidad cuyos miembros no cobran, sino que pagan, para
una tarea como lo es la preservación de la memoria, elemento que al gobierno de
la provincia parece no interesarle.
Pero la realidad indica y
demuestra que esa memoria es selectiva, porque se hará un museo del cuarteto y
se enterrará la memoria del Cordobazo que para Unión por Córdoba pareciera no
entusiasmarlo y a la oposición le resbala.
Buscando una explicación
medianamente potable a esa actitud de indiferencia que es el umbral de los
olvidos, recordé en lo personal, una reunión en la Unicameral con un funcionario
estrechamente vinculado con el vicegobernador ¿existe? Martín Llaryora, en la
preparación de una charla que daríamos algunos periodistas que cubrimos el
golpe de estado del ’76.
Y hablando de ese
acontecimiento y de algunos de sus antecedentes, derivaciones y consecuencias,
se me ocurrió junto a otro colega, recordar que el terrorismo de estado, en
realidad, se inició durante el gobierno democrático del peronismo, con María
Estela Martinez de Perón y su protegido “el brujo” José López Rega.
Allí naufragó todo: ni la
charla, ni el testimonio que daríamos de aquellos años de plomo y junto con eso
cayó a tierra aquello de los 29 testigos de la historia, aunque en realidad más
que eso, fuimos protagonistas.
No digo que haya que abortar
eso del museo del cuarteto, dejando de lado el oportunismo preelectoralista que
sin dudas lo acompaña, pero por favor, que no dejen de lado la memoria del
Cordobazo, a menos que la historia les obligue a asumir aquello del terrorismo
de Estado, nacido de su seno para vergüenza de la historia real.
Los 29 testigos, de ninguna
manera, podemos cometer la torpeza de olvidar porque sería una canallada.
Y menos aún, de permitir que a
la historia la dibujen a su antojo quienes no la vivieron y peor aún, los que
quieren que eso si, pase al olvido…
*********************************************************************************
“BONUS TRACK” O DICHO EN CORDOBÉS, “LA YAPA”
Los domingos por la mañana y en mi
condición de periodista independiente, he comenzado a comentar algún tema de
actualidad en el programa “El Mitre Club” que conduce el colega Pablo Colazo en
Radio Mitre 810. La columna ocupa unos pocos minutos entre las 10,30 y las 11 y
este día 4 de noviembre abordé el tema de la concurrencia o no de las dos
parcialidades, a las finales de la Copa Libertadores de América entre los
clásicos rivales Boca Juniors y River Plate. A continuación, la desgrabación de
dicho comentario:
UN BOCA-RIVER ANTE LA MITAD MÁS
UNO Y LA OTRA MITAD, MENOS UNO
Dentro del cúmulo de pasiones
que alentamos los argentinos, así sanguíneos y calentones como somos, está la
que se simboliza en los colores del club de fútbol por el que bromeamos y nos
bromean, por esos colores que nos distancian temporariamente de amigos y de
parientes con mayor vigor que si se tratara de diferencias políticas o
ideológicas…
Esa misma pasión es la que
alimenta apuestas y cargadas, alegrías y desencantos, abrazos con desconocidos
y broncas que tratamos inútilmente de disimular en la secreta esperanza de una
revancha.
Es el fútbol, esa maravilla de
ballet donde se disputa un globo de cuero y colores que 20 personas intentan
anidar allí, en el domicilio del adversario, para lágrimas, patadones a los
muebles, evocaciones a las pudendas partes de la lora o alegrías desenfrenadas
que el vino, las burbujas y otros hechizos las transforman en placer.
Así veo al fútbol ritual,
aunque se me desdibuja con la violencia, la agresión, la patota, el golpe
artero o el balazo sin origen.
Fueron los violentos los que
mataron al fútbol, los que alejaron a la familia de las tribunas, los que
descubrieron el negocio de la reventa, de los cuidacoches, de los aprietes al
plantel…
Esos, los autores intelectuales
de transformar una fiesta en un drama, son los responsables del grito único,
parcial y ominoso de la tribuna monocolor, de donde por igual parten la
glorificación para once que se gradúan de héroes y el insulto, el salivazo y la
amenaza para los otros once que en lugar de adversarios se recibieron de
enemigos.
No nos extrañemos que en esta
como en cualquier guerra deportiva que sacudiera a la humanidad, hubieron
probos dirigentes que buscaron rescatar del barro inmundo a esa pelota -la que
según el Diego universal, no se mancha aunque la manchó- y apuestan ahora a la
restauración de aquella mística tribunera, colorida, humeante y estruendosa que
hace vibrar los cementos de los estadios.
No cometamos la necedad de
considerar que es desacertada la idea presidencial de propiciar que la final de
la Copa Libertadores, en sus dos versiones en las canchas de Boca y de Ríver,
se disputen ante las dos parcialidades.
Macri aunque sea presidente,
recordemos que fue el capo de Boca durante 12 años y se me ocurre que en este
caso habló más el futbolero que el primer mandatario de un país que necesita
imperiosamente recuperar la trascendencia de un clásico mundial que no es una
guerra, sino un simple juego.
No busquen pretextos para
descalificar una iniciativa ansiosa de reconciliaciones con el deporte, que es
una vital expresión y espejo de la sociedad.
A todo esto lo dice un
cordobés cómodamente plantado en el umbral de las ocho décadas, que de fútbol
lo único que sabe es que se juega con una red al medio.
Por eso pido mis disculpas si
estuviera equivocado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Su comentario será valorado