6 de diciembre de 2020

S.L.B.: HUMILLARON A LOS JUBILADOS Y LUEGO SE ARREPINTIERON, SUMADOS AL ESPANTO DEL HAMBRE INFANTIL - LA DOCTA CORDOBA NO MERECE SER PARAISO DE LA MUGRE - EL IMPUESTO A LA RIQUEZA, FAVALORO Y LA INFLACIÓN - CUMPLE 15 AÑOS LA MEGACAUSA PERO NO LO FESTEJA - EL CORDOBESISMO ESPERA CLEMENCIA DE SUS ACREEDORES - AIMÉE BOUDOU LIBRE ES UN "PIANTA INVERSIONES", ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” edición del 6/12/20 emitido en dúplex por AM580 y la 88.5FM ambas de Radio Universidad Nacional de Córdoba:


Improvisaciones, remiendos, etc.
HUMILLARON A LOS VIEJOS CON UNA MISERIA, SE
VOLVIERON ATRÁS Y LUEGO, NIÑOS CON HAMBRE
 
   “Se empieza a ser viejo cuando uno se decide a no expresar en público más ideas que las que son gratas a quien las escucha”, supo decir don Alejandro Casona con toda razón, por aquello tan gastado que los ancianos, cariñosamente viejos, no estàn para pelear por sus derechos porque ya lo hicieron durante bastantes años contra la desidia, las demagogias y la indiferencia que por lo general demostró el poder político hacia su respetuosa y veterana condición.
   Es hasta cierto punto lógico que las diferencias etarias conllevan disparidades de criterios y
eso de las expectativas por el futuro son muy distintas entre los jóvenes, con relación a las que se plantean los ya atropellados por los almanaques.
   Debo confesar, por ser uno de ellos aunque todavía con ganas de luchar y de no entregarme, que eso de bajar los brazos y de acuerdo con lo que se sinceran aquellos que les tocó hacerlo, pareciera ser la actitud que el gobierno vive esperando de la clase que le llaman pasiva, por eso de la dolorosa resignación que les impusiera el autoritarismo del poder que los considera prescindibles, como si los vivieran obligando a plumerear el nicho con cada injuria de las muchas que les perpetran.
   Iba a referirme a la más reciente que les asestaron a los jubilados pero de antemano debo enmendar el concepto, porque seguramente no será la última injuria que deban soportar con el obligado estoicismo de su escaso poder de fuego porque ellos no marchan, no hacen piquetes, no se tapan las caras, no llevan palos, no queman autos ni rompen vidrieras, no vandalizan el mobiliario urbano que pagamos todos ni atruenan con sus bombas que están expresamente prohibidas pero toleradas por los contingentes policiales que acompañan a los revoltosos.
   Pomposamente se anunció días pasados que se les otorgaba un aumento del 5 por ciento ahora, en este mes, que representan moneda más o moneda menos, unos 30 pesos diarios lo que no les alcanza ni para comprar una aspirina.
   Pero como muchos en el poder viven en su propia nube flatulenta y creyeron haber mostrado sensibilidad social frente a la crisis, recibieron el rechazo, la repulsa y la merecida catarata de insultos y desvalorizaciones a una gestión cuyos dirigentes han caído en la soberbia de creerse dueños de la eterna juventud.
   Cuando el aluvión adverso pasó a ser tema central en la consideración de la gente, más
allá de las edades, llegó el consabido agregado entre tinieblas y otras situaciones que acaparaban la atención, y no pienso separar de esta maniobra el acontecimiento que significó la muerte de un  famoso deportista que fue la cortina de humo y desde el mismo poder se resolvió que esa mísera suma del 5 por ciento mensual era a cuenta de aumentos futuros, y que sería descontado con la mensualidad de marzo, toda una canallada inadmisible.
   Quiero hacer un paréntesis porque no resulta simple mezclar el drama de los más viejos con el lacerante dolor del hambre de los más pequeños, que para la doctrina peronista en ayeres que aún recuerdo eran los únicos privilegiados, para los tiempos en que el viejo líder consideraba como de “la nueva Argentina”.
   Es ofensivo y desgarra el alma, saber que más de un 65 por ciento de los niños compatriotas nuestros, son víctimas del hambre que debe ser la privación más inhumana que puede existir en la vida. Y más duele porque esto se viene agravando en un país inmensamente rico, tan rico como desequilibrado en sus estructuras sociales como para que subsista una situación de tamaña gravedad.
   Es ridículo que se pregone y pontifique sobre la necesidad de achicar el Estado y que de allí surgirían los recursos como para ir paliando de a poco pero sostenidamente esta enorme injusticia social, porque está visto que eso que llaman justicia social es sólo para los privilegiados de la dirigencia política y sindical y para el empresariado que al menos produce.
   No creo que por vergüenza el gobierno haya decidido recular en chancletas con aquello del
descuento en marzo de la miseria que les tiran a los viejos, porque si ese hubiera sido el fundamento, ya tendrían que haber decretado, por necesidad y urgencia reales, una drástrica reducción en todos los sueldos de la dirigencia, los regalos de pasajes, el encubrimiento de viáticos inexistentes, las sobrefacturaciones por obra pública y todas las otras gangas que gozan desde que alcanzan un cachito ínfimo de poder.
   No se dan cuenta estos badulaques, cerebros de cascote de las dirigencias, que pasarán a la historia como los responsables de haber formado tres o cuatro generaciones de carenciados, de vagos a quienes se les dinamitó la cultura del trabajo y los transformaron en dependientes del populismo.
   Vamos a ver quiénes tienen los cojones suficientes para hacer la punta en esta actitud que reclama la mayor de las urgencias. Ahora.
   Ya mismo porque luego será màs que tarde, imposible de concretar y así como desde el autoritarismo de los que mandan creen ser los elegidos por el Destino y por eso gozan privilegios inadmisibles, que dejen de acrecentar el sufrimiento de los dos extremos etarios de la sociedad: los viejos y los niños.
   Porque cuando evaluamos la realidad, que nadie pretenda hacerme creer que el pueblo argentino aún tiene paciencia, esa actitud que cuando se agota -lo decía Perón- hace tronar el escarmiento.
   Después no anden llorando pesares ni las hipocresías de siempre…
 
Más que limpiarla, no hay que ensuciarla
LA DOCTA CIUDAD CON SU MUGRE INDÓMITA YA
LISTA PARA ESPERAR LA AFLUENCIA TURÍSTICA
 
   ¿Alguien puede discutir o cuestionar que nuestra Córdoba es bella, acogedora, anfitriona de lujo, generosa con el visitante?
   Es al menos el concepto predominante que suelo recoger aunque ahora no con tanta frecuencia, en mis tiempos de viajes tan lejanos como interminables, donde solía
encontrarme con extranjeros -y también connacionales- que atesoraban bellos recuerdos de su paso o estadìa entre nosotros, aunque ahora el tema al que quiero referirme se circunscribe a nuestra docta capital.
   Primero, que es una exageración llamar docta, una calificación que se aplica a quien ha adquirido màs conocimiento que los comunes, si nos remitimos a la definición del diccionario de nuestra rica lengua española con todos los arreglos y agregados de la cordobesa creatividad que no es poca.   
   Veo exagerado el rótulo para aquellos que como si vivieran felices entre la mugre, se ocupen puntillosamente de ensuciar la ciudad amparados en eso que dicen borrachos de agrande “yo pago impuestos para que limpien” y hacen lo inimaginable para aportar basura y focos infecciosos.
   Es cierto que desde años venimos padeciendo, salvo algunos lamparazos de eficiencia aislados por cierto, la pésima elección de quienes cobran millones de pesos para atender a la ciudad en su higiene, pero han acumulado tanto poder que son ellos quienes condicionan a las autoridades cuando se trata de obligarles a cumplir con los contratos suscriptos.
   Los camiones pasan cuando quieren, cumplen los recorridos que quieren, se toman feriados de prepo e incumplen su cometido de mantener limpia a nuestra Córdoba.
   No es nada simple pelear con empresas que vienen creciendo a costillas del no cumplimiento de pliegos, cuya ejecución por ser costosa, les resta utilidades.
   Pero exijamos del poder la aplicación de un control más severo en los trabajos de recolección de basura, limpieza de calles y otras obligaciones.
   El desagradable y hediondo festival de las bolsas con residuos acumulados durante días
sin que nadie las lleve y en lugar de pasar diariamenete lo hacen dos veces por semana, no son el mejor paisaje que les podemos ofrecer a nuestros visitantes.
   Lo peor, es que ofende también toda esa mugre a los que vivimos aquí y debemos soportar esta situación que se agrava con los calores que ya estamos teniendo.
   Y un detalle real, para tener muy en cuenta: que la gente deje de ser sucia, que no tire la basura en cualquier parte y que de esa simple manera colabore con la salud de todos.
   Porque una ciudad limpia no es tan sólo la que está bien atendida, sino la que sus habitantes menos ensucian.
 
Memoria y verdad…
EL  NUEVO  IMPUESTO A LA RIQUEZA  Y  UNA
CERTERA SEMBLANZA SOBRE LA INFLACIÓN
 
   Realmente no estoy en condiciones de saber con detalles cómo anda el tema del nuevo impuesto a la riqueza, o contribución para ayudar a combatir la crisis sanitaria o qué otro motivo le encontraron para mangar legalmente, cuando si al país lo administraran con miras en el trabajo, el sacrificio y la producción pasaríamos al frente en poco tiempo, siempre y cuando le agregáramos aquel impactante dicho del gremialista Luis Barrionuevo, cuando aconsejaba dejar de robar por dos años para recuperar nuestra vapuleada economía.
   Vivimos tiempos de zozobra vaya paradoja por todo lo que nos falta, pero desde algunos sectores continúan con su reprobable costumbre de tirar manteca al techo, total el problema
es de la clase media y su imparable decadencia y de los más postergados que siguen aumentando, precisamente por los que eran clase media y ahora los están invadiendo.
   Porque subir, no son muchos los que suben y es un privilegio reservado a quienes cuentan con prominentes cargos o los industriales, empresarios y comerciantes que haciendo bien las cosas, consiguen progresar o al menos recuperarse en estos tiempos de carencias materiales y acosadora pandemia.
   Lo miremos como se nos antoje, pero seguramente vamos a coincidir que el mayor cáncer del país -no… no se adelante insultándome que no voy a decir que se trata de esos que usted piensa que yo sostengo que son los culpables históricos- de la debacle que nos viene acompañando.
   Creo firmemente y estoy casi convencido, que el mal argentino engorda con la inflación, un detalle que en mis años juveniles no se conocía pero que después con el paso de no tanto tiempo, nació y fue creciendo hasta erigirse en el factor determinante del éxito o del fracaso; de la prosperidad o del hambre; del despìlfarro o de las carencias.
   La inflación tiene su historia cronológica y la otra, la fantasiosa que muchos admiran porque son beneficiarios de sus nocivos efectos en la sociedad.
   Y como es muy complicado y sería sumamente extenso hacer una perorata sobre la
inflación, quiero que escuche a un personaje que la define y la desmenuza en tres minutos, con una maestría abrumadora. Cuando termine, le voy a decir de quién se trata.
   Escúchelo…
El audio con los comentarios del Dr. René Favaloro puede ser consultado en el apartado correspondiente, ubicado en la parte superior, columna de la derecha de este blog.
   ¿Qué le pareció? Personalmente lo considero un análisis certero e ideológicamente alejado de los extremos.
   Hemos escuchado al Dr. René Favaloro, un hombre de convicciones tan fuertes, que lo
llevaron hasta el sacrificio de su vida por respetarlas.
   Que descanse en paz…
   Sólo me resta agregar una expresión de anhelos.
   Que si fuera posible, cuando se reglamente la ley que imponga el pago de impuesto a la riqueza, que cada uno de los involucrados en esa categoría, tenga la obligación de aclarar el monto real de sus bienes y la justificación plena y absoluta del origen de sus dineros y que la herencia sea descartada.
   Todos, sin que nadie se salve.
   Ni siquiera los legisladores que propiciaron ese cuerpo legal, a lo mejor en la creencia que salvarían su ropa.
 
Megacausa del Registro de la Propiedad
LA SRTA. CUMPLE 15 AÑOS, NO VIAJA A MIAMI NI
A BARILOCHE, PERO SIGUE DANDO QUE HABLAR
 
   Bajo el postulado de combatir delitos económicos se inauguró hace ya 15 años la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba. Se define como delitos económicos o de cuello o de guante blanco a ilícitos propios de personas de status social alto y con poder, en general íntimamente relacionados con los negocios y la política.
   Se describe además como característico, que estas personas pertenezcan a estratos sociales privilegiados, cuenten con un buen pasar económico y tengan contactos con ciudadanos poderosos y bien vinculados que les permitan poder influir sobre la legislación y los medios de comunicación a fin de mantener su impunidad.    
   Así las cosas, es oportuno recordar en esta década y media que el proceso comenzó encarcelando sistemáticamente bajo prisión preventiva a un centenar de personas con empleos y trabajos comunes de mediano sueldo, acción a la que también sumaron jubiladas y jubilados, amas de casa, cuidadores de campo, enfermos con cáncer terminal e incluyendo aunque suene a exageración, a personas mayores de 80 años.
   Ni con la más empeñosa imaginación, se podría haber encontrado en estas personas el status de privilegio, ni el buen pasar económico, ni el poder, ni los contactos, ni las influencias que se necesitan para cumplir con la definición. Lo que significa que, pese a los años de proceso, los infinitos gastos en recursos de todo tipo, la inútil ocupación carcelaria y la costosísima propaganda mediática, han errado bastante el camino para encontrar a los culpables de estos delitos.
   Esta inquietud, siempre y cuando que encontrarlos y no ignorarlos y protegerlos haya sido alguna vez el objetivo. 
 
“Bola de nieve” de la deuda
ROGUEMOS  QUE  EL  CORDOBESISMO OBTENGA
LA CLEMENCIA QUE LE PIDE A SUS ACREEDORES
 
   Si tuviéramos que sintetizar la situación de extrema gravedad en la que estamos los cordobeses con relación a lo que debemos a diestra y siniestra, bastaría con apelar a ese tan viejo como contundente dicho: estamos hasta las manos, o no hagan olas, o que el último que se vaya del panal deje las llaves o alguna otra ocurrencia alusiva.
   Voy a reiterar mi casi eterno pedido de disculpas por mi supino e insuperable analfabetismo en materia de evaluaciones económicas, pero por considerarme un intuitivo, me dejo llevar por las informaciones corrientes aunque mejor lo haría si pudiera acceder a lo fino que se conoce de la situación financiera de esta Córdoba sorprendente.
   No es que le debamos a cada santo una vela, sino una fábrica de cirios a cada santo del
almanaque, porque no son muchos ni pormenorizados los datos que suelen trascender en una situación que requiere precisiones numéricas que son las más complicadas de obtener.
   Y para evitar el sanateo, esa costumbre en la que supo caer por consejo ministerial un alto funcionario, o fue al revés y muy bien no lo recuerdo, estamos tan apretados que por poco nos mandan oficiales de justicia que embarguen entre otras cosas nuestros puentes, caminos, costaneras, diques, edificios ministeriales, los de tribunales, la jefatura, las comisarías y los hospitales y aunque nos nombraran depositarios de esos bienes, ellos serían los auténticos propietarios que cobrarían así lo que les debemos.
   El tema es aún más grave, porque aparte de seguir tomando más y más créditos que les llaman blandos aunque no lo sean pero queda bonito nominarlos así, seguimos gastando en
cosas que dejaremos para que pague el que sigue.
   Y lo màs peor y perdón por la animalada idiomática, es que hay que pagar por lo menos los intereses y ni raspando el fondo de la alcancía vamos a encontrar ni siquiera la borra de dinero, llevado en gran medida por la atención del drama sanitario que nos abruma.
   ¿Queda alguna otra salida?
   Si… la más obvia, que es seguir aumentando los impuestos, los servicios, rogar al poder central que regrese a la generosidad macrista con nosotros, pero eso tiene un elevado precio que es consentir imposiciones y caprichos del puerto para legislar medidas que sólo a ellos benefician.
   En fin, es una situación engorrosa y complicada al máximo porque las medidas que seguramente tendrá que tomar el “cordobesismo” no serán las que caigan simpáticas pero al menos nos aliviarían el “defól” en el que estaremos sumergidos en pocos días, si es que desde Baires no aflojan su alcancía y nos tiran algunos huesos.
   Porque en política, alguna vez la gente tendrá que entender que nada es gratis, y que todo -y todes- tienen su precio.
 
¿Privilegios “legales”?
CON  BOUDOU  LIBRE MENOS CONFIANZA
INSPIRAMOS PARA CAPTAR INVERSIONES
 
   La verdad los sainetes dejaron de entretenerme desde que abusaron de ellos en Buenos Aires y de alguna manera trascendían tierra adentro al interior de la Patria aunque fueran motivos extraños para nosotros y ajenos a nuestra geografía.
   Por eso el tema del buen muchacho Aimé Boudou me hartó porque para este ciudadano que soy, fue como en Semana Santa y muchos años atrás ir al cine del barrio a ver la película La pasión, que todos, desde el catecismo, ya le conocíamos el final.
   Varios se adelantaron a opinar que lo dejarían entre rejas, que se cumpliría con el respeto
al trato que reciben los que delinquen y son condenados a prisión por comprobarles su violación a la ley, que ya no le quedaban palenques donde rascarse y otros argumentos de mayor o de menor peso.
   La cuestión es que así como al principio lo habían soltado junto a otros ladrones que nadie sabe qué rumbo tomaron si en el país o en el exterior, los sucesivos niveles de la Justicia fueron recibiendo el caso y no se sabe si por obediencia debida residual o por què corno, el tema es que se llegó a rumorear que volvería a su celda coquetamente decorada y sería recibido en triunfo por sus colegas, los condenados.
   Pero no fue así y de acuerdo con lo que me comentaron, quien desde la Justicia decidió dejarlo en libertad, fue apelando al pretexto que Aimé era el
único sostén de su familia entre la que hay, me comentaron, unos mellicitos de corta edad.
   Hay que entender que un tipo que estuvo preso y cobró un paquete de guita con retroactividad por su condición de encumbrado funcionario y que le asignaron un sueldo mensual que debe estar orillando el millón de pesos, pasaría a la categoría de despilfarrador si no hubiera habilitado al menos un chanchito, y no una piara completa, para encanutar tantos cospeles, tanto de los nuestros con animales como de los verdes con próceres.
   Y como si todo esto fuera poco, no debemos olvidar la maravillosa sensación que se debe percibir, y un cosquilleo en
los bolsillos, por ir caminando hasta casi conseguir ser el dueño de esa imprenta donde se imprimen tanto sueños e ilusiones como deudas y desengaños.
   Aimé está libre aunque en lo personal no creo que íntimamente se sienta así, si es que mientras se sustanciaban todas las instancias de su recorrido judicial, la conciencia al menos no le dio un tironcito de
orejas, en mi ánimo de no ofender a otras partes de su humanidad que seguramente mantuvo en carcelario reposo.
   Habrá que ver con el paso del tiempo, las derivaciones de este caso en el plano internacional, especialmente en aquellos países donde muchos empresarios comenzaron a cambiar su opinión acerca del respeto por la Justicia que tanto se había deteriorado entre nosotros y el respeto de la justicia por la vigencia plena de las leyes.
   Ahora bien puede decirse, con científico fundamento, que Rolando al menos tiene una mancha que le encajó la ley, y que no es pequeña…
 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Su comentario será valorado