13 de marzo de 2022

S.L.B.: EL MARTÍN FIERRO, LA POLÍTICA Y EL CANIBALISMO - FUE UN SUSPIRO O CASI UNA ETERNIDAD QUE DURA HACE DOS AÑOS - ¿UN NUEVO "DICCIONARIO PENAL" EN LA MEGACAUSA DEL REGISTRO? - EL TRANSPORTE URBANO NO RECUPERA SU RITMO - ASOMAN EXCESOS EN LAS CUOTAS DE LOS AUTOPLANES - GRANDES DILEMAS CON EL TEMA F.M.I. Y NUESTRA ECONOMÍA - AMPLIA VISIÓN Y EXPERIENCIA EN ESO DE TENTAR SUERTE EN EL EXTERIOR, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” emitido el 13/03/22 en dúplex por la 580AM y la FM88.5 ambas dependientes de Radio Universidad Nacional de Córdoba.

Encrucijada del oficialismo
“…PORQUE SI ENTRE ELLOS PELEAN, LOS DEVORAN
LOS  DE  AFUERA”: SENTENCIA  DEL  MARTIN FIERRO
  
   "Los hermanos sean unidos porque ésa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera", son algunos de los versos emblemáticos de la obra cumbre de José Hernández, autor del celebérrimo Martín Fierro, nuestro icónico personaje prototipo del gaucho argentino, plagado de advertencias, consejos y sentencias que trasladados a la vida simple y corriente no deja de ser algo parecido a un manual de la supervivencia.
   Y voy a permitirme un paréntesis en este asunto, para referirles algunos detalles históricos vinculados con horrendos relatos acerca de “Los caníbales de la Patagonia”: la banda que se comió a más de un centenar de personas a principios del siglo pasado de acuerdo con un interesante material aportado por Infobae, en el que consigna que esa geografía sureña era una región salvaje y violenta donde una banda de caníbales mapuches descuartizaba y devoraba mercachifles turcos, como llamaban a los comerciantes de origen árabe -para ellos todos eran turcos- que se aventuraban con su mercadería por aquellas inhóspitas lejanías. Un episodio oculto de la historia de Argentina y Chile marcado por el salvajismo y la xenofobia.
    La que fuera llamada “matanza de los turcos” ocurrió entre los años 1904 y 1909 y su saldo de muertes, según los registros del oficial que la investigó, fue de cerca de 130 víctimas, la gran mayoría de ellas de origen sirio libanés, que por esos años llegaban por cantidades a Chile y Argentina buscando establecerse en actividades de comercio.
   Ante la magnitud de las denuncias por las misteriosas “desapariciones” el gobernador de Río negro, Carlos Gallardo, designó al jefe de la policía, José Torino, a que se trasladara hasta el lugar de las desapariciones e investigara lo sucedido. La empresa parecía ser un total fracaso hasta que lograron capturar a un mapuche que era responsable de varios crímenes, pero que tampoco sabía nada de los “turcos” desaparecidos. El joven apresado se llamaba Juan Aburto, y declaró que pocos días atrás que en la choza de un tal Ramón Sañico habían matado a tres sirios. 
   No solo eso, en otras oportunidades habían asaltado y matado a otros turcos que llegaron al lugar.
Cuando el policía llegó al toldo no encontró al hombre que buscaba, pero sí recuperó varios objetos robados.           El uniformado Torino implementó métodos brutales para encontrar a la banda, capturó y torturó a toda persona que considerara sospechosa, Todo quedó documentado en sus diarios, en especial las referencias a Antonio Cuece, el líder de la banda, un personaje especial, pues vestía de mujer y era conocido con el apodo de “Macagua”, una “machi” -bruja o curandera- que había convertido a su pandilla de atracadores y asesinos en caníbales.
   Eran en su mayoría indígenas mapuches procedentes de Chile, que se dedicaban a criar ovejas, caballos, cazar avestruces y guanacos. Bajo las directrices de la bruja “Macagua”, les extraían el corazón, el pene y los testículos. Con estas partes hacían amuletos para la buena fortuna y el éxito en sus empresas criminales, pero también los consumían en rituales canibalistas con la creencia de que los dotaría de virilidad. Esas partes y otras más extraídas de los cadáveres de los “turcos” asesinados, eran cocidas, asadas y repartidas entre todos los integrantes de la banda.
   En los cuatro meses que duró la cacería de caníbales del alguacil Torino fueron capturados más de 80 personas, todas señaladas de ser parte de la banda que, según el propio jefe policial, habría asesinado y consumido cerca de 130 comerciantes “turcos”.
Pero entre sus capturas no estaba la supuesta líder de la banda, la machi “Macagua”. A ella Torino la describe como “una mujer vieja y moribunda, postrada en una cama con tuberculosis avanzada y enfermedades venereas, y que por eso no la llevó con el resto de los detenidos”.
   Semanas después de la partida de Torino, se supo que la bruja estaba vagando por el desierto. Cuando este quiso volver a arrestarla, enviando una comisión policial por ella, encontró sobre una mesa un papel firmado por un poderoso patrón de la zona en la que se le pedía al comisario dejar de perseguir a la mujer “porque era una buena persona y no le había hecho mal a nadie”. Fue lo último que se supo de la machi “Macagua”, o Antonio Cuece, como era su verdadero nombre y pasó a ser una leyenda.
   Y pisando la tierra en la actualidad, es para rogar que la forma en que se vienen mordiendo y devorando quienes se enrolaron en la misma causa nacional y popular y accedieron legítimamente al poder, no terminen como aquellos sangrientos precursores.
   La seriedad del país reclama mesura, madurez, diálogo, divergencias y acuerdos, pero nunca es bueno desviarse de ese camino que nos beneficia a todos, en aras de ambiciones personales, tales como el enriquecimiento, los olvidos o la impunidad.
   Los argentinos merecemos respeto y grandeza, el mismo respeto que con pesar advertimos que entre ellos se vienen faltando.
  Porque superando sus diferencias intestinas, tendremos más disipado el camino hacia la grandeza de todos.
   Los nuestros, gracias a Dios, no son tiempos de canibalismo.
 
Pensábamos que sería una quincena…
PASARON YA DOS AÑOS EN QUE CAMBIÓ TODO
AQUELLO  QUE  CONSIDERÁBAMOS  RUTINARIO
 
   Parece mentira que han transcurrido solamente dos años desde que el Destino nos condenara a sufrir encierros, privaciones, dolores, angustias y uno de los peores sentimientos que puede albergar el alma humana, que es el miedo.
   Un miedo inédito, porque miedo siempre tenemos a que triunfe la delincuencia por encima del imperio de la ley; a que prevalezca la injusticia y nos afecte; a que el clima determine sus amenazas de vientos, aluviones y tempestades sin que nada podamos hacer.
   Padecimos la casi atomización de la familia, el sufrimiento de las lejanías, la tortura de no vernos, ni tocarnos, ni abrazarnos, las distancias con los amigos…
   Fueron estos dos años de inmerecidos adioses sin despedidas, de no saber realmente el contenido de las ominosas bolsas negras ni los motivos reales por los cuales algún ser querido tuvo tal destino.
   Fueron meses de aislamiento, de sufrir aunque parezca ridículo aquellos afectos próximos, cercanos, que la fatalidad transformó en distancias, en barreras, en prohibiciones…
   Pero así como todo eso ha sido incorporado a la memoria individual de los terráqueos, aprendimos por su resurgimiento, que todavía existen los valores, la solidaridad, la convivencia y tuvimos que acostumbrarnos a la cercanía de alguna presencia molesta hasta que sobrevino la maldición de la pandemia.
   Aprendimos también, a fuerza de padecimientos y esperas, que ciertos privilegios se fortalecieron al amparo del poder: que los ventajeros de siempre afinaban su puntería y se transformaban en certeros francotiradores defendiendo las ventajas de las que eran propietarios, responsables y beneficiarios.
   Pero también quedó la parte buena, la del sacrificio, la relación vecinal, los reencuentros familiares aunque se hicieran mediante distancias y lo más trascendente, fuimos parte del motivado sacrificio de tantos congéneres que desde la ciencia en todos sus niveles, procuraron salvarnos, incluso a costa de sus propias vidas.
   Han pasado dos años y si pensamos en nuestro derredor cuántos han sido los más próximos que partieron, es para rogar por ellos y su eternidad, su sacrificio y la mala fortuna de no haber alcanzado la milagrosa panacea de la inmunización.
   Vivimos ahora tiempos de recuperación, de mirar hacia adelante, de comprometernos con el futuro sin dejar de lado el cariñoso recuerdo hacia todo lo que hemos perdido, en ese suspiro que han sido estos dos años, 24 meses, desde cuando pensábamos que nuestra cárcel hogareña no duraría más de dos semanas y se iba estirando, a la par de nuestras angustias.
   Seguimos vivos por aquello tan viejo que lo que no mata fortalece y en eso estamos, de consolidar este milagro que se llama vida y rendirle culto y homenaje, como un bien de valor incalculable.
   Se me vienen a la cabeza unos versos de Borges, cuando dice “mirar el rio hecho de tiempo y agua, y recordar que el tiempo es otro río, saber que nos perdemos como el río y que los otros pasan como el agua”.
   Y Séneca fue terminante: “Todas las cosas nos son ajenas; sólo el tiempo es nuestro”.
   Tomemos ahora como que cada día, cada hora, son regalos de algún Supremo.
   “No podemos matar el tiempo sin herir la eternidad” sostuvo Toró y fue más que certero…
 
Megacausa del Registro de la Propiedad
YA ESTÁ A LA VISTA POR SU PRÁCTICA, UN
NUEVO Y PARTICULAR DICCIONARIO PENAL
 
   A la luz de lo que se observa en la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba podría decirse que tal asunto ha acuñado un nuevo y particular diccionario penal, absolutamente propio. En efecto varios conceptos han sido transformados: la prisión preventiva, constitucionalmente excepcional, significa “todos presos”. El principio de inocencia hasta la realización de un juicio justo, significa “culpables hasta que demuestren lo contrario”.
   La garantía de libertad durante el proceso, significa “llegar esposados desde Bouwer a cada audiencia”.  El riesgo procesal de no tener arraigo o trabajo, significa “encarcelar trabajadores con familia y sin antecedentes”. 
   El plazo razonable, significa “tres años de prisión sin juicio”.
   Como lo comentáramos el domingo pasado, el concepto de banda como personas organizadas con un fin, significa “juntar en la misma bolsa un montón de personas que no se conocen entre sí”. La lógica del juicio previo a la condena, significa “llegar al juicio con la condena cumplida”.  La normativa de jueces distintos para preservar la imparcialidad, significa “comisión especial juzgadora”.
   La prohibición de juzgar a las mismas personas por lo mismo, significa “reciclar a los mismos imputados para nuevos juicios”. 
   La garantía constitucional de igualdad sin privilegios, significa “ser ciego, sordo y mudo ante cualquier acusación contra funcionarios poderosos”.
   Ante tan propio y particular diccionario, sería relevante cuestión de estricta justicia encontrar la conveniencia o justificación de sus significados, para no ser ejemplo en Córdoba de las palabras de San Agustín, quien expresó que no es el tamaño ni la fuerza, sino la presencia de justicia, lo que diferencia a un Estado de una banda de delincuentes. 
 
 
Se registran esperas interminables
EL TRANSPORTE URBANO TARDA DEMASIADO EN
RECUPERAR EL RITMO ANTERIOR A LA PANDEMIA
 
     Era para suponer que en el tiempo de receso del transporte urbano de pasajeros, las empresas se ocuparían de actualizar el estado, en muchos casos calamitoso, de su flota de ómnibus pero no fue así, porque al retomarse una mediana normalidad, advertimos que poco se hizo en aquel sentido porque la cantidad de coches afectados pareció haber disminuido sensiblemente.
   Ya sé, lo imagino y me duele, pero hay que reconocer que esas empresas durante muchos meses no tuvieron casi recaudación. Pero alguna manera debe existir y si existió mucho me alegra, de paliar esa parte negativa con subsidios y otras ventajas que como auxilio debió entregar el Estado.
   El tema es que esa situación no planteó alternativas tan críticas porque la utilización del servicio disminuyó en su intensidad, hasta que se normalizó el tema de la presencialidad escolar en coincidencia con la reanudación de clases en el ciclo lectivo 2022.
   Es allí cuando más se notó la distancia existente en las frecuencias de las principales líneas y en la cantidad de gente que con una paciencia ilimitada aguardó la llegada del colectivo, hasta que, vaya mala suerte, pasaban tan repletos que ni siquiera se los podía abordar, especialmente en los sectores más poblados.     
   Alguna manera debe haber para que el servicio busque la forma de regularizarse y estar de acuerdo con el elevado precio del boleto.
   Porque con la normalización de la mayoría de las actividades ciudadanas, la demanda tiende a un incremento no calculado o mal previsto por parte de las empresas y ya no es posible sostener que si el bondi no pasa, bueno es apelar al taxi, con los últimos aumentos decretados para esa prestación, a la que se sumarán alrededor de 4.000 nuevas licencias, por lo que se avizora un cercano conflicto.
   El tema es simple; de manera especial en las horas pico, al menos en tales circunstancias se impone un refuerzo de los servicios y no es una tarea imposible, sino que requiere, por encima de cualquier otro factor, el respeto por el usuario y el sensible ejercicio de la solidaridad.
 
Alguien debe defender a los afectados
VIENEN ASOMANDO ALGUNOS EXCESOS EN EL
MONTO DE LAS CUOTAS DE LOS AUTOPLANES
 
   Basta con imaginar la cara de estupor y la bronca llevada al límite, cuando varios, les llamemos “beneficiarios” de autoplanes, recibieron la notificación que debían pagar una cuota con una asombrosa y exagerada barbaridad de recargos, y en plazo perentorio.
   La verdad, ese tipo de operaciones no es mi fuerte, pero advierto que en los últimos tiempos ha tenido una vigorosa aceptación, lo que posibilitó a muchos argentinos concretar el sueño del autito, aunque después, el pago de ese autito les quitara el sueño.
   Ignoro y bueno sería saber con certeza, si esa actividad encarada desde años atrás por las terminales automotrices, lo que les posibilitó la bonanza de aumentar considerablemente la producción y las ventas tiene un sustento legal; una reglamentación de su aplicación, alguna escala de recargos de la que el cliente tuviera que estar enterado y notificado, como para no padecer una de esas desagradables sorpresas de recibir el aviso de una deuda virtualmente impagable.
   Una persona de mi amistad me comentaba el drama que le sobrevino al enterarse de una señora que recibió una intimación de pago superior a los 300 mil pesos, cuando la cuota anterior que abonara rondaba los 25 mil pesos.
   Bueno sería que la autoridad competente, se llame defensa del consumidor, lealtad comercial o algún otro organismo afín, se ocupara al menos de poner en claro una situación que más que anormal, es peligrosa para quienes no están advertidos, a lo mejor por haber omitido la lectura de la letra chica del contrato, que le podía ocurrir tal desastre.
   Se me ocurre que en nombre de la seriedad comercial de las grandes empresas, no debieran dejar pasar el tiempo para poner las cosas en claro, y restarle a buena parte de la población un drama que seguramente carcome la economía de miles de hogares.
   Nada peor que las dudas acerca de las deudas, para alterar a cualquiera y más entre nosotros, donde las leyes y los acuerdos tienen a veces una letrita tan minúscula que hasta da bronca leerlas.
   Pero es bueno, mediante el susto, acostumbrarse a leer hasta la última letra, por pequeña que sea…
 
Tiempo de definiciones
EL ACUERDO CON EL F.M.I. Y EL RUMBO DE
NUESTRA  ECONOMÍA,  GRANDES  DILEMAS
 
   Para aquellos argentinos y argentinas de limitado acerbo académico en materia de macroeconomía como tantas veces he confesado que es mi caso, eso de la intuición al menos nos sirve para tomar un panorama epidérmico de la situación nacional con miras a la inminente definición de nuestra relación, no se si de dependencia o fraternidad con el Fondo Monetario Internacional, que para mí siempre sostuve, es fondo monetario intramuscular porque siempre nos vacuna.
   Esa cuestión por una parte donde la maraña de números, vencimientos, dinero verde, deuda pendiente, pagos parciales, default y otras palabrejas de la misma familia obran el milagro de quitarnos el sueño, aunque estemos fundidos de cansancio productivo -dejo fuera de esta apreciación a beneficiarios de planes- al menos sirven para orientarnos en la vida diaria, en la inocencia de ir al supermercado para las compras hogareñas o a la hora de cumplir con el pago de onerosos servicios tales como electricidad, gas, teléfono, agua y expensas en el caso de los alquileres.
   Ni hablar del tema combustibles, la escuela de los chicos, la indumentaria y los impuestos municipales, provinciales, nacionales y ese invento nuevo que me comentaron se llama algo así como contribución solidaria.
   La cuestión es que todo el mundo habla de la deuda con el FMI, los pagarés vencidos que tenemos con prestamistas de todo el mundo, que estamos en la tapa de las revistas internacionales de seven, el crecimiento de lo que los cordobeses estamos debiendo alocadamente en dólares -asumiendo deudas que pagamos todos con enorme sacrificio, cualquiera hace obras- y todo lo demás que ya hemos vivido, estamos padeciendo y aún nos espera, sobre todo al enterarnos que como Juan no puede ser gobernador otra vez ni soñar con la Casa Rosada porque las encuestas no le dan, aspirará a ocupar el mullido sillón actual del sanfrancisqueño.
   Para ello, seguramente se redoblará el endeudamiento porque toda campaña proselitista es cara y cada participación mediática se cotiza en equivalencia con moneda extranjera, ¿verdad?
   En consecuencia, eso del plan económico que la oposición rechaza inclusive su consideración legislativa, pasa a un segundo plano y mejor así para que no se transforme en otra preocupación.
   Y dentro de las grandes e indelebles dudas aún existentes en el panorama nacional, están aquellas que surgieron acerca del destino de aquellos 45 mil millones de dólares que el Fondo Monetario Internacional le prestara a Mauricio Macri en el último tramo de su gestión.
   Por esa costumbre de husmear en los archivos, encontré declaraciones realizadas por el ex Presidente al diario La Nación y a la cadena televisiva CNN en las que escuetamente reconoció que a esa suma se la dieron a los bancos en crisis, para que no se fueran del país y textualmente, Macri manifestó que “esos bancos se querían ir por miedo a que volviera el kirchnerismo”.
   En fin, maledicencias que le dicen, y a propósito para no aburrir, les comento que como un índice del valor de nuestra moneda, un pariente cercano me llamó por teléfono para contarme que en un carrito del Central Park de Nueva York este mediodía almorzó un pancho pequeñito y una latita de gaseosa.
   Cuando realizó la conversión a nuestra moneda, le dio como resultado que había gastado 2.050 pesos de los nuestros.
   O mejor, si se prefiere, la bagatela de 10 dólares.
   En el conocimiento de tales antecedentes, que el poder diseñe y aplique el plan económico que se le cante…
 
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La solución no siempre pasa por Ezeiza
MUCHOS ILUSOS PIENSAN QUE LO MEJOR
ES MANDARSE A MUDAR FUERA DEL PAÍS
 

El pasado domingo Gonio Ferrari invitó a “Síganme los buenos” a su hermano Gustavo, periodista internacional y autor de seis libros documentales acerca de sus andanzas y logros, quien está de visita en Córdoba donde se formó en la experiencia que le aportara su condición de cronista, redactor y fotógrafo en La Voz del Interior. Gustavo está radicado hace 44 años en el emirato de Kuwait donde desarrolla sus actividades profesionales como corresponsal de importantes publicaciones gráficas y cadenas televisivas de Europa, Estados Unidos de Norteamérica, Japón y el conglomerado de emiratos árabes. Recogió valiosas experiencias en
coberturas tales como su convivencia durante un tiempo con los talibanes y otras tareas que en su momento le fueran encomendadas. En Kuwait goza de un bien ganado prestigio logrado por la calidad de las publicaciones que le encomendaran y para aprovechar su presencia en Córdoba, en el espacio radial “Síganme los buenos” que emite Radio Universidad con la conducción de Gonio Ferrari -su hermano mayor- se refirió ampliamente a la situación de dudas que existe en buena parte de la juventud argentina inclinada por abandonar el país para la búsqueda de nuevas emociones y alternativas laborales, que les permitan una vida más holgada y con las garantías de seguridad integral que entre nosotros no contamos. El audio de la entrevista puede ser consultado en la columna respectiva, parte superior, costado derecho de este blog.

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