6 de marzo de 2022

S.L.B.: LA DESHUMANIZACIÓN DE VLADIMIR PUTIN - LA CIUDAD RECOBRA EL CAOS DE TIEMPOS PASADOS - EL TEMA DE LAS "BANDAS" EN LA MEGACAUSA DEL REGISTRO - HORA DE CICATRICES Y RECUPERACIÓN DE LA CASTIGADA CORRIENTES - UNA VISITA CASUAL A LA REALIDAD DE KUWAIT - EL PERRO PRESIDENCIAL YA TIENE QUIEN LO EDUQUE - AJUSTE EN TODO, QUE FUERA NEGADO Y AHORA LO TENDREMOS , ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” edición nº 715 del 6/3/2022 emitido en dúplex por AM580 y la 88.5FM ambas dependientes de Radio Universidad Nacional de Córdoba

 

Prepotencia nuclear y brutal ensañamiento
LA  DESHUMANIZACIÓN  DE  PUTIN,  SURGIDO
COMO NUEVO Y FEROZ CRIMINAL DE GUERRA
   Vivimos de sorpresa en sorpresa, sobre todo al ir advirtiendo de qué manera el hombre hace todo lo posible para desaparecer como ser creado, y creerse el dueño de la Humanidad, del mundo, de su pasado y de su futuro, aunque pocos se ocupan del presente.
   Lope de Vega, eminente pensador, escritor y otros varios rótulos en una breve definición supo sostener que “la vida es corta, viviendo todo falta, muriendo todo sobra” en una magnífica síntesis que comprende a décadas y siglos que se vienen acumulando, aunque Víctor Hugo -me refiero al verdadero, no al charlatán- pregonaba que “solo viven aquellos que luchan” y a lo mejor el buen amigo ruso del gobierno nacional & popular que nos rige opina de la misma manera, aunque confunde luchar con invadir y asesinar, que es lo que está haciendo en estos últimos días.
   Y adhiriendo al pensamiento de Charles Chaplin que “la vida es maravillosa si no se le tiene miedo”, nada mejor que encarar por ese andarivel del pensamiento propio, que analiza y evalúa actitudes ajenas con el enorme riesgo de equivocarse, lograr que alguien coincida o caer al más estrepitoso de los fracasos, sobre todo si se me ocurre coincidir con aquello que si no me equivoco era el pensamiento de George Clemensó en el sentido que “la guerra es una cosa demasiado grave para confiarla a militares” por lo que el inescrutable de rostro como lo es el Vladimir, optó por manejar un conflicto que nos puede llevar al final del género humano. Y eso que Putín es civil…
   Las atrocidades que están cometiendo los rusos con un pueblo que fuera casi su hermano, no se limitan a la destrucción de su economía, al colapso de sus bienes y servicios, a la demolición de escuelas, hospitales y universidades, o el ataque alevoso contra la población civil, generando en la gran mayoría de la sociedad univesal -ya estoy calculando que me dirán sucio capitalista y pro yanky y otras lindezas- pero es imposible permanecer indiferente frente a tanta deshumanización que ofende los principios de preservación del género y de la condición humana.
   El asesinato de niños, de ancianos indefensos, de enfermos internados son detalles comunes a cualquier guerra de los años más recientes, pero no por eso hay que tomarlo como inherente a un conflicto que circula por otros carriles tanto ideológicos, estratégicos, políticos, económicos, religiosos y financieros.
   Siendo plenamente conciente de mi intrascendencia para una coyuntura mundial como la que estamos viviendo, azorados espectadores de una invasión con posteriores matanzas, me encantaría elevar un canto de esperanza, en que todo llegue a solucionarse pese a la enorme cantidad de vidas y bienes sacrificados estúpidamente por ese cataclismo que le llaman guerra, absolutamente evitable si la diplomacia fuera tal y no una acabada expresión de la hipocresía.
   Debemos ser concientes de estar viviendo momentos cruciales, por eso de la obligada universalización del conflicto porque entre otros detalles, seguimos en la dudosa y tensa espera de cómo reaccionarán finalmente China y el gendarme universal norteamericano.
   Y de paso, bueno sería que nuestra Cancillería, si para algo patriótico sirve, se ocupara de tomar el sentimiento de nosotros los argentinos y no se limite a los compromisos de todo orden que hubiera contraído con las potencias en disputa, de lo que en cuentagotas nos vamos enterando más por trascendidos y chismes que por la información directa que como habitantes de un país libre -así lo creo- bien merecemos.
   Para terminar y evitar la molesta e inútil pesadez discursiva, se me ocurre citar en primer lugar a Erasmo por haber dicho que “quien elogia la guerra no le ha visto la cara” y de eso algo en otro momento les puedo llegar a comentar más como confesión que como novedad.
   Sin embargo es para tener en cuenta declaraciones de un personaje histórico referidas a la guerra y escúchelas porque se las voy a leer: “No creeré nunca que los responsables de la guerra son únicamente los poderosos, los gobernantes y los capitalistas. No. El hombre de la calle está también contento con la guerra. Si no fuera así los pueblos se hubieran sublevado hace mucho tiempo. Los hombres nacen con el instinto de destrucción, de masacrar, de asesinar y de devorar. La guerra persistirá mientras la Humanidad no sufra una enorme metamorfosis. Las reconstrucciones, las tierras cultivadas volverán a ser destruidas. Y la Humanidad tendrá que volver a empezar de nuevo”.
   Hasta allí los dichos, que más o menos son una radiografía de lo que está haciendo el bueno de Putín…
   Y como sugerencia que de ninguna manera pretende entrometerse en el concepto que cada persona tenga de lo que está ocurriendo, me viene a la memoria una acertada afirmación de John Kennedy, cuando comentó por íntima convicción y sobradas experiencias, que “el hombre ha de fijar un final para la guerra; si no, la guerra fijará un final para el hombre.
   ¡Ahh! Perdón porque casi olvido comentarle que el párrafo que les leí haceun ratito fue escrito en su diario por Ana Frank.
   ¿Le suena…?
 
Calles angostadas, etc.
LA CIUDAD VUELVE A LUCIR EL CAOS
DE  SUS  TIEMPOS  MÁS  BRILLANTES
 
   Pareciera que los cordobeses estuviéramos condenados sin solución aparente, a vivir un eterno estado de polvillo en las narices, bronca por la circulación, despelotes en el tránsito y todo esto, aparte de otras situaciones enojosas, por culpa de quienes gobiernan la ciudad y en casos como el actual, por la inyección de deuda, que al sediento municipio le sigue aportando una provincia que virtualmente figura en una gran cantidad de “seven” de morosos por distintas geografías mundiales, y me dijeron que por allá lejos, hasta aparecen en la tapa de esos boletines que alertan al mundo acerca de los flojos de memoria que son algunas administraciones estatales a la hora de pagar lo que prometieron.
   En realidad, esa es solo una de las grandes amnesias argentinas, sumadas a otras emparentadas con el abuso permanente de la demagogia, que terminan minando la confianza de la gente que cada día más descree de la palabra de quienes nos gobiernan, aunque sean prolijitos y eficientes marketineros.
   El drama principal es el estado de centro de la ciudad y varios de los sectores barriales más próximos a la zona peatonalizada, porque el descalabro que se hizo con los recorridos del transporte público, entre otros detalles, se agrava con el angostamiento de vías de circulación tan importantes como lo son la 27 de Abril o la que fuera avenida Maipú aunque el jardincito del centro pueda llegar a ser una expresión de belleza urbana si es que lo cuidan y evitan las habituales y ya folklóricas vandalizaciones.
   En una ciudad como la nuestra, donde es notable el crecimiento sostenido de su parque vehicular, si se angostan avenidas lo ideal sería con tiempo diseñar los reemplazos que eviten el caos permanente que vivimos.
   Y también por una cuestión de salud colectiva, no parece aceptable para los pulmones y los hígados cordobeses, sentarse a una mesa en la segunda cuadra de la 27 de Abril a degustar un sabroso “costillar al smog” por la acumulación vehicular del sector, la lentitud del tránsito y esa puta costumbre de acelerar estando quietos, como si así adelantaran recorrido.
   Dejemos de lado el perjuicio a comerciantes del sector, acosados y agobiados por la presión impositiva, que trabajan en muchos casos sólo para cumplir con los tributos porque el municipio les espantó la clientela que los sostenía.
   Pero a la ciudad tienen que respetarla y amarla, para que tengamos el orgullo de invitar a los turistas y ofrecerles un menú de paisajes y aire fresco, en lugar de contaminarlos con escapes, bocinazos y -vale repetirlo- un picnic que se hace el smog con nosotros y con quienes nos visitan.
   De lo contrario, habrá que ofrecer a los turistas un servicio posterior y gratuito, de “limpieza de cañerías…”
 
Continúa pero con lentitud exasperante…
NO SE DETIENE LA ETERNIZADA CAUSA QUE SE
ORIGINARA EN EL REGISTRO DE LA PROPIEDAD
 
   Con diferentes posturas en la jurisprudencia, el vocablo “banda” hace referencia a la presencia de tres o más personas organizadas con el fin de delinquir, con una concreta distribución de tareas, una jefatura o conducción claras y con la conciencia individual de pertenencia y adhesión al grupo. Los fallos de altos tribunales coinciden en afirmar que no cualquier cosa es banda, destacando en general como atributos esenciales la permanencia y pertenencia.
   Una de sus aplicaciones tiene que ver con la música, pero eso aquí entre nosotros no viene al caso.
   En la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba el término banda fue empleado como una especie de "palabra mágica" que permitió en cualquier instancia y a cualquiera de los siempre mismos funcionarios, justificar cualquier decisión, como imputar a cualquier conocido o vecino, dictar sistemáticas y extensas prisiones preventivas, justificar condenas efectivas mayores que las de un homicidio, elevadas multas, inhabilitación profesional e inacabable persecución penal.  
   Lo que con ligereza afirmó la teoría, no encontró la prueba objetiva y verificable que la ciencia seria exige. La comunicación, la organización y la pertenencia a la gigantesca “banda” de no menos de 200 personas, residentes en diferentes lugares y en general desconocidos entre sí, quedó para el terreno de la telepatía, la clarividencia, la novela, la ficción y en muchos casos emparentada con el delirio.
   Por el contrario, podría afirmarse que la “comisión especial” encargada de los casos, responde a los presupuestos de organización, jerarquía, permanencia y pertenencia, aunque de ninguna manera, se nos ocurre pensar que el Poder Judicial tenga fines delictivos. Sin embargo, teniendo en cuenta que sus acciones han sido declaradas inconstitucionales por la Corte Suprema de Justicia de la Nación y por los organismos de derechos humanos, es lícito preguntarnos cuál es el verdadero fin de esta curiosa y sorprendente actividad que continúa.
 
Profunda herida del fuego y la inacción
LLEGADA LA HORA DOLOROSA DE LAS CICATRICES Y LA
RECONSTRUCCIÓN, POCOS SE OCUPAN DE CORRIENTES
 
   Es lógico pensar que cualquier acontecimiento, positivo o no, corre el riesgo de ser aprovechado políticamente y me refiero a casos que van desde los festivales musicales, pasando por los inevitables conflictos laborales, la inestabilidad de nuestra moneda o los incendios como el caso de Corrientes, que las llamas devoraron algo así como casi un millón de hectáreas de acuerdo con las últimas estimaciones.
   Hay mucha tela para cortar con relación a esta desgracia que se abatiera sobre la provincia hermana, que van desde las especulaciones acerca de los orígenes de las llamas, ciertas explosivas como imprudentes e impunes arengas de doña Hebe, la verborrágica, o la intervención de militantes que así como cortaban o inutilizaban silos bolsa que atesoraban cereales, esta vez habrían utilizado combustibles para generar el principio de una hecatombe que más allá de sus límites provinciales, nos afectó a todos los argentinos por igual, en este caso a los argentinos de bien.
   Demoras en las reacciones, funcionarios que se enteraron de la desgracia y ni siquiera se arrimaron, otros que andaban por el mundo haciendo trámites y algunas operaciones sospechosas, la cuestión es que a la hora de los bifes no estaban los aviones hidrantes que años atrás se anunció estaban comprados, que el gobierno gatuno anuló esa operación, pero que en declaraciones periodísticas los gobernantes sostenían tener dominada la situación.
   Ese control no existió, los daños fueron terribles como cuantiosos y será necesario que pasen varios años para recuperar la generosa bondad de esas tierras y volver a contar con el sacrificio de sus peones y empresarios de la actividad rural.
   No conozco que se hayan dictado medidas de protección y ayuda a los damnificados, a los que no tan solo perdieron campos ubérrimos sino vidas, edificaciones, maquinaria y ganado al que veíamos padecer entre las llamas y la desesperación.
   Nada se dijo de la compra tan necesaria como inmediata de equipamiento moderno y efectivo para enfrentar situaciones similares a futuro, ni de la instauración de un sistema de alertas tempranas que permita luchar contra el fuego antes de su loca y dañina expansión.
   Tampoco se escuchó la identificación de qué organismos están encargados de todo lo que requiere para una acción inmediata de la reparación de daños, porque una parte de la culpa de esos incendios es del Estado que en lugar de atender reales prioridades, afectó partidas para emprendimientos que bien podían y pueden esperar.
   En pocas palabras, ya que la prevención fue inexistente, que la reparación sea rápida, tanto como lo merece el respeto que debemos por los sacrificados hombres del campo.
   Y un detalle que no es menor: que la Justicia, si actuó, detalle quiénes, por qué y cumpliendo órdenes de quién o quienes debían producir el daño.
   En estos casos, más se nota cuando impera la impunidad.
 
 
Vigente sabiduría discepoleana
“TODO ES IGUAL NADA ES MEJOR…” LO MISMO UN
BURRO (O UN PICHICHO) QUE UN GRAN PROFESOR
 
   Sería carencia de imaginación o de creatividad o de ambos atributos, si limitara algunas consideraciones acerca del nombramiento de un adiestrador del perro presidencial, basándome en las genialidades discepoleanas, que respetuosamente opto por dejar de lado
   Hablando del funcionario promovido a tan alta responsabilidad, se trata de Ariel Zapata, quien con un sueldito de 290.000 pesos mensuales fue designado como Director de Planificación Operativa y Centro de Monitoreo en el Ministerio de Seguridad, nombramiento oficializado en el Boletín Oficial.
   Hago un paréntesis para recrear un viejo cuentito cordobés, de aquel amigo que se encuentra con otro a quien hacía tiempo no veía y le dice “macho toy chocho, porque me nombraron en la Secretaría General de Programación, Estudio y Ejecución de Obras para Grandes Conglomerados Urbanos con Asentamiento en esta Capital…
   ¡Bien ahí, amigazo mío…! Toy maravillado porque por fin se comprendió tu capacidad… ¿Y qué hací allí? Le preguntó entusiasmado.
   Cafeeeé…
   Pido disculpas por el lapsus… y sigo con el nombramiento de Ariel Zapata…
   Por supuesto que la ridiculez tomó estado público y significó un escandalete de tono menor, más cercano al puterío de conventillo que a su trascendencia para la historia nacional & popular, de lo que tiene demasiados casos.
   Y al producirse las lógicas reacciones, el ministro del área, don Anibal Fernández, defendió airadamente la nominación de don Zapata, quien asumió sus funciones.
   Y ante las maledicencias que siempre surgen para casos similares aunque no haya tantos, aparecen los defensores de pobres y desamparados y en este caso ese papel fue gratuitamente cubierto por Fernández, el ministro, y no el amo del can presidencial y presten atención: de manera académica Aníbal se despachó diciendo: “Me importa un culo si es el entrenador del perro de Alberto Fernández, yo busqué al mejor y es él”, aseguró ese Fernández en declaraciones periodísticas.
   El adiestrador del Dylan no es un improvisado y carga con un respetable currículum: En su historial aparece que ocupó su cargo similar en la provincia de Buenos Aires bajo la conducción de Sergio Berni y además, en su experiencia en Linkedin se presenta como Jefe de Instructores de la Escuela de Adiestramiento Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA desde 2004 y fue por tales conocimientos que trabajó durante el aislamiento por la pandemia de coronavirus como adiestrador del perro del jefe de Estado en la Quinta de Olivos.
   Dicen que su contrato expira en seis meses, aunque bueno sería aprovechar no su experiencia en particular, sino que tuviera la generosidad de brindar su sapiencia en materia de adiestramientos, para que desde el poder central instauren una corriente en tal sentido, con claros objetivos como para colaborar con el futuro de grandeza que merecemos los argentinos.
   Que don Zapata se ocupe de adiestrar a funcionarios en temas tan trascendentes como viajar al exterior sin necesidad, arrojar bolsos con dinero en los conventos, asistir al Congreso cuando los amigos los están necesitando, no renunciar dejando a muchos en banda, no arrebatar los micrófonos a ningún orador por más pistín o encumbrado que fuera, y otras actitudes que hacen a mostrar correcta ubicación, sentido del respeto y amor a la Patria.
   Si cumpliera con tales objetivos, la ciudadanía en pleno apoyaría a don Zapata y le rogaría al amo de Dylan a que prorrogue el contrato por toda la eternidad.
   Sería justicia…
 
Política económica y su comando remoto
TARIFAS DE SERVICIO NO AUMENTARÍAN HASTA
QUE  EL F.M.I. DECIDIERA TODO  LO  CONTRARIO
 
   No los voy a entretener y menos está en mi intención confundir a nadie, pero tomo como obligación reiterarles que de ninguna manera ni siquiera me acerco a la categoría de analista económico ni título que se le parezca, aunque por eso de andar calles y calles se aprende a que la intuición y el conocimiento marginal al menos nos orienta a la hora de juzgar alguna situación sin tecnicismos.
   Nos dijeron no hace mucho tiempo, enfatizando el discurso, que el acuerdo con el Fondo Monetario de ninguna manera significaba un incremento en los valores de los servicios de los que habitualmente goza el ciudadano sin acomodos, o sea los del llano y considero que son la luz, el agua, el gas, teléfono, el alquiler o el crédito por una casita, el combustible para quienes pudieron comprarse un autito, impuestos municipales, provinciales y nacionales, lo que trajo algo de tranquilidad de manera especial para quienes, por obligación y carencias, están -o mejor dicho estamos- obligados a pensar con el bolsillo que es el órgano más sensible al menos de los argentinos.
   Pasaron los días, las noticias fueron y vinieron, los funcionarios pasaron más tiempo en los aviones viajando a los Estados Unidos que en los sillones de sus despachos y poco a poco y sin vaselina de por medio, nos anoticiamos que una de las exigencias del organismo internacional era aplicar un severo ajuste en todos esos rubros, aparte de otros que ni siquiera se hace necesario recordarlos.
   ¿En qué quedamos entonces?
   Vociferaban que al FMI no había que pagarle, que nos arreglaríamos solos con nuestra producción, esfuerzo y sacrificio y que poco a poco saldríamos adelante evitando la cesación de pagos, si no es que dentro de tal calificación estamos desde tiempo atrás.
   El mensaje no puede ser ambiguo ni confuso, porque eso desalienta y desubica, colocándonos en una posición de angustia existencial que no merecemos.
   Seguramente los funcionarios, legisladores y los capos de la Justicia no sacrificarían parte de sus suculentas mensualidades en contribuir no para pagar la deuda sino para que debamos menos.
   Considero que por sobre todas las especulaciones, los anuncios que crean expectativas no siempre válidas, las demagogias y las distracciones, merecemos que el poder unifique el discurso y cese en su actitud de vendernos tranvías y buzones.
   No todos los argentinos somos expertos en economía, pero de versos y frustraciones sabemos un montón…
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   El audio con la amena conversación mantenida con el hermano y colega Gustavo Ferrari, argentino radicado en Kuwait desde hace 44 años y de amplia trayectoria en medios periodísticos del mundo Árabe, de Europa y de América, con experiencias junto a talibanes de Afganistán y otras coberturas en situaciones extremas, puede ser encontrada en la columna correspondiente ubicada en el costado superior derecho de este blog.
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El drama y sugerentes soluciones
LOS  MIEDOS  Y  LA  INSEGURIDAD QUE NOS
ACOSAN, MOTIVOS DE UN PROLIJO ENSAYO
 
   Quiero agradecerles la presencia en esta sala para que nos acompañen, a Marco Antonio y a mi, a presentar este ensayo que procura unirnos en el conocimiento de los miedos, pero más que nada en el análisis y la búsqueda de soluciones que nos lleven a superarlos, dejando de lado esa certeza de resignarnos a vivir con ellos, a que sean una parte de nuestras vidas; a que sean, lamentablemente, algo así como integrantes de la familia.
   Hay mucho para hablar académicamente de los miedos y es mi obligación cívica, intentar que estemos convencidos que el miedo no es tan sólo una desagradable sensación como se insiste en llevarnos a creer, en un enfoque reduccionista y demasiado simplista del severo problema, sino que en los últimos tiempos se ha incorporado a nosotros hasta condicionarnos cada acto, por mínimo que sea, como parte de nuestras vidas.
   Siento un enorme respeto por los especialistas en definirlo; en evaluarlo científicamente y en tratar que lo superemos sobre todo por aquello que las masas humanas más peligrosas, son aquellas en cuyas venas, ha sido inyectado el veneno del miedo.
   Lejos de intentar universalizarlo, quiero y pretendo abordar los miedos de nosotros; de los que dejamos nuestros hogares para adentrarnos a un mundo hostil, desagradable y dominado por esas penumbras del temor, porque bien sabemos por experiencias cotidianas, que al ser víctimas de los miedos le damos la razón a quienes sostienen que el miedo es padre de la crueldad.
   En lo personal debo confesar sin temor a que se me considere un timorato, que en muchas ocasiones de mi vida profesional ha sido el miedo un sentimiento esencial; un recelo hermano menor del pánico y dilecto desasosiego, que nos empuja al terror para convencernos que nos conduce por el camino que lleva, entre otros destinos, al recelo y a la cobardía, aunque en otros casos se transforma en la justificación de reacciones desmedidas.
   Bien sabemos e íntimamente lo sentimos, que vivimos acosados por los miedos que muchos los niegan, los minimizan o tratan de tomarlos como una sensación para evitar ser considerados responsables de su dañina vigencia.
   No es posible que se nos obligue, por inoperancia o falta de creatividad y muchas veces exceso de burocracia, a que los miedos se hayan incorporado a la habitualidad de convivir con ellos, en un mundo inmerso en la desprotección por omisión de políticas integrales, que nos lleven a recuperar la tranquilidad de no vivir pendientes, nosotros y nuestras familias y la sociedad en general, de las amenazas permanentes de quienes se aprovechan del miedo para refugiar allí sus oscuras intenciones.
   Córdoba en particular no es segura y nos basta para afirmarlo con la simple lectura mediática del día a día; de la violencia cotidiana de sabernos víctimas de una enfermedad que no tiene remedio aunque tenga tratamiento, una terapia que el Estado protector intenta aplicar pese a los síntomas inequívocos e incuestionables, en la convicción que a eso lo padecemos con el cercano peligro de llegar al acostumbramiento que es para desgracia colectiva, la antesala de la resignación o la aceptación de algo parecido al abandono.
   Debo sincerarme en un aspecto vinculado con la actividad profesional del periodista y nuestra actitud visceral frente a los miedos, tan habituales entre los que nos toca ejercer no siempre en la comodidad de las redacciones, sino en ámbitos de riesgos, amenazas, temores y sorpresas: la valiosa y contundente utilidad del miedo al que tomamos -mejor voy a decir que siempre tomé- con la experiencia de saber que es el padre de la prudencia.
   En un ámbito ciudadano donde reina el miedo, es que poco a poco se viene deteriorando esa plenitud de vivir sin sobresaltos, de salir de casa con la certeza de volver indemnes; de gozar la tranquilidad de sabernos protegidos dentro y fuera del hogar, de convencernos que existen leyes y que se aplican, más allá de su declamación y de formar parte de ciertas y reiteradas demagogias.
   En nuestro trabajo que estamos presentando, procuramos por mi parte definir los miedos porque es imposible atacar cualquier mal si no existe un aceptable diagnóstico, y en cuanto al tratamiento del tema en su parte técnica, la experiencia y el conocimiento sobre la materia que por vivencias atesora y luce Marco Antonio Séptimo.
   Les puedo asegurar que no se van a encontrar con que creamos haber inventado la pólvora o que somos dueños de la magia de saber y pontificar, de un momento a otro, cuál es el camino que nos lleve a la tranquilidad se sentirnos seguros, alejados de los sobresaltos, reconciliados con la confianza en quienes tienen la obligación moral y cívica de protegernos.
   Es muy cierto aquello que “El hombre que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro para justificar el miedo” y absurdo sería convivir con una definición tan real como agresiva y molesta.
   Sobre todo si llegamos a la sana convicción de coincidir con Hugo Wast, autor de una sentencia indiscutible para que el poder -especialmente- la mastique y la digiera: “Que nadie se vaya a dormir teniéndote miedo, pues se despertará teniéndote odio. Si quieres que te quieran no te hagas temer”, comentario que en su momento era para muchos, aplicable frente a todo lo que se decidió para los argentinos en materia de encierros y temores frente a un enemigo tan minúsculo como desconocido.
   Los dejo ahora con la parte más difícil y complicada de abordar los miedos, en este caso particular los que tienen profundas raíces en la inseguridad que nos agobia, nos rodea y nos domina, que no es sólo una sensación como tan livianamente se la considera por ineptitud, por desprecio a las prioridades o por debilidad de compromiso, desde algunos sectores.
   Marco Antonio Séptimo tiene a su cargo comentar cuáles son las salidas que tenemos para esta coyuntura que en verdad, ha llegado a un punto de urgencia tal, que para nuestra sociedad es un ominoso karma, por cuanto condiciona a uno de los estados esenciales al que somos indiscutibles acreedores: nuestra propia felicidad y la seguridad para nuestras familias y para el conjunto de la sociedad a la que pertenecemos.
   Considero que como ciudadanos, merecemos ampliamente llegar a gozarlas en plenitud.
   Muchas gracias.
 

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