8 de enero de 2023

S.L.B.: ARGENTINOS, SIMPATIZANTES DE LOS PRIVILEGIOS – MENDICIDAD DE LOS MAYORES, EXPLOTAR A NIÑOS - LA INFLACIÓN SE EMPACHÓ COMIENDO SALARIOS– MEGACAUSA DEL REGISTRO Y “TIRÓN DE OREJAS” A LA JUSTICIA CORDOBESA – SIGUEN SUMANDO FEMICIDIOS CUANDO DEBIERAN DISMINUIR – NO ES CORRECTO ESO DE CULPAR AL RUGBY POR UN CRIMEN “EN MANADA”, etc.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” edición  nº 760 del domingo 8/1/23 emitida por la 580AM dependiente de Radio Universidad Nacional de Córdoba.

Políticos, funcionarios, gremialistas, etc.
LOS ARGENTINOS CON PODER SE INCLINAN
POR  LAS  BONDADES DE  LOS PRIVILEGIOS
 
   Si conseguimos el placer de juzgarnos hacia adentro, llegaremos a la ineludible conclusión que a todos, sin excepción, nos encanta eso de tener algún privilegio aunque sea pequeño y casi intrascendente, como poder adelantarnos en alguna fila, subir antes al bondi, tener un amigo que nos ahorre esperas en el banco y alguna otra tontera similar.
   En materia de privilegios recordamos con cariño reivindicatorio, cuando Perón proclamó años atrás que en “la nueva Argentina” los únicos privilegiados eran los niños, tendiendo al logro de una niñez sin carencias y por aquellos
entonces, como mensaje alimentado del contraste entre la «Nueva Argentina» y la Argentina oligárquica.   
   El actual jefe del Estado así se pronunció al anunciar la puesta en marcha de la Asignación Universal por Hijo (AUH) para niños y niñas sin cuidados parentales y la recuperación edilicia de un Instituto especializado en la ciudad de Mar del Plata, recuperado parcialmente durante el gobierno de Néstor Kirchner como espacio para las niñeces y que, según palabras del Jefe del Estado, "estuvo abandonado a la buena de Dios" durante la administración de Mauricio Macri.
   Entre otros lo acompañaban el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis; la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz; el canciller Santiago Cafiero y la titular de Anses, Fernanda Raverta.
   No perdió la ocasión el Dr. Fernández para recordar en su discurso que "Evita vivió en un país en el que los únicos privilegiados eran los niños” y allí nomás lanzó un estilete al sostener que “hoy estamos en un país en el que los únicos privilegiados son los jueces. Pero vamos a ser un país donde los privilegiados sean los niños y las niñas para que sean sujetos de derecho", explicó Fernández.
   A su turno la responsable de la Anses, Fernanda Raverta, hizo mención especial al momento del surgimiento de la Asignación Universal por Hijo y afirmó que en  2009, durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, se "creó esa maravillosa agenda de niños y niñas felices" subrayando "Quedó una Argentina atrás. Había nenes y nenas que no podían vivir con su familia porque no tenían con qué alimentarse, cómo ir a la escuela… Esa Argentina quedó atrás cuando, no importara donde nacían esos nenes y esas nenas, de cualquiera de los barrios de nuestra ciudad y de cualquiera de los lugares más humildes de la Argentina, tuvieran garantizado un plato de comida", destacó.
   Pero si al tema lo visualizamos más con el corazón que desde el presupuesto, todo lo que merecen los niños, al costo que fuera, bien lo vale porque es asegurarnos un futuro de gente feliz, decente, alimentada correctamente e instruída de manera conveniente, por lo que no se alcanza a comprender y digerir ese brutal porcentaje de pobres y desnutridos que son parte de las actuales y dolorosas estadísticas argentinas.
   Así tampoco tenemos la grandeza de repudiar para evitar su repetición, a todos aquellos gestos o actitudes de altos funcionarios, haciendo gala de enojosos privilegios como por ejemplo viajar al exterior a expensas del Estado que somos todos, acompañados por una claque innecesaria y vividora, que al regresar ni se arriman a los controles aduaneros…
   Es probable que aun sigan siendo revolucionarios algunos postulados del peronismo, que empalidecen cuando son malamente utilizados y de ellos se hace un abuso incalificable como reiterado, al amparo de las propias impunidades que se consagran hacia adentro.
   Y no deja de ser un privilegio la consumación de esa bravata de enjuiciar a la Corte Suprema, siguiendo aquello tan viejo que cuando el gaucho gana lo festeja y cuando pierde, saca el facón y pelea.
   No son tantos como algunos esperaban, los gobernadores que acompañan al abogado presidente, en su tentativa de cambiar el curso de la historia ante la inminencia de su impensado derrape legislativo.
   Pero caiga como caiga la moneda, que el Sr. Presidente tome en cuenta porque está visto que es parte de su ignorancia, que la miseria y el hambre abruman especialmente a los pobres y se ensañan con la indefensión de los niños, esos niños al que sin ponerse colorado promete hacerles recobrar su condición de únicos privilegiados sujetos a derecho.
  Y que de paso limpie de los sectores políticos, legislativos y dirigenciales del sindicalismo y del empresariado amigo, el virus de una opulencia que no pueden justificar, y menos por tener sus orígenes en los estómagos y en el alma de los más vulnerables.
 
Ha pasado a ser lo cotidiano, y duele…
LA MENDICIDAD DE LOS MAYORES ACENTÚA
LA EXPLOTACIÓN  TEMPRANA DE LOS NIÑOS
 



   Tiempo atrás, no mucho, por casualidad encontré en las redes un posteo que me llamó la atención porque abordaba un tema más que delicado al referirse  puntualmente a la pobreza y la abundancia urbana de mendigos que han tomado ahora la costumbre de apencarse en lugares públicos como bares y confiterías a cualquier hora portando toscos carteles donde se reconocen “en situación de calle” y reclaman la caridad pública.
   A veces, llevan a niños que vendrían a ser los encargados de recibir las donaciones e ir juntándolas en un recipiente que puede ser un bolso, una damajuana o algún otro elemento seguro.
   A veces y para mostrar algo, dicen que cantan o recitan, para molestia y dolor de tímpanos y llanto desconsolado de niños que están gozando un refresco con sus padres.
   En el posteo al que aludo habla de una encuesta provincial (Monitoreo de Condiciones de Vida) donde se revelaba que la pobreza llegaba a un 33,7 por ciento y sentenciaba "No solo mienten, truchan la realidad, sino que se gastaron 500 millones de pesos en remodelar un teatrito para el circo de vanidades que fue la inauguración de un congreso, cuando tenemos las calles de Córdoba llenas de mendigos. Hacerse cargo también y no mentir tanto”.
  En muchos aspectos tiene razón y se hace necesario apuntar ciertas verdades: los mayores -ellos y ellas- se encargan de distribuir mesa por mesa unos papelitos donde piden una ayuda y después son los niños quienes pasan a retirar el papel que ni siquiera fue leído o algún billete a lo sumo de 10 pesos y es cuando llaman la atención algunos detalles que muestran el desequilibrio social existente.
   Son matrimonios o parejas jóvenes, no más de 35 años, que lucen buenas zapas, llevan su celular y por lo general fuman, suponemos que tabaco. Alguna vez a un comensal se le ocurrió ofrecerle un trabajo a uno de los jóvenes mendigos y la respuesta fue un insulto.
  Si así es la realidad y el poder no toma en cuenta los abusos que se cometen en nombre de la pobreza, que actúe de inmediato para depurar sus padrones de indigentes y volcarlos a la actividad productiva, a la que le huyen porque si se incorporan en blanco, pierden sus planes y subsidios.
   Entonces que no se enojen los beneficiarios de esas ayudas, cuando más de una persona de las requeridas para ayudar, tan pobre como los indigentes pero con alto sentido de la dignidad, les recuerda que antes se hacían planes para tener hijos y ahora se hacen hijos para tener planes.
   La realidad, ni más ni menos, de cuando reina el asistencialismo…
 
Menú que suele ser socialmente indigesto
NO ES NUEVO QUE LA INFLACIÓN SE HAYA
EMPACHADO  POR  COMERSE AL SALARIO
 
   Esa vieja, percudida y dañina certeza de saber que nuevamente la inflación inmisericorde se devoró a los índices salariales, ya no provoca ninguna sorpresa aunque es motivo para un aumento de la desesperación, las angustias familiares, el camino hacia las privaciones y esa horrible sensación de estar siendo castigado por errores que el poder comete perjudicándonos a todos, como si todos nosotros fuéramos los que nos equivocamos.
   Ya no saben ni qué nombre de fantasía ponerle a eso de no tener más deudas, implementando nuevos métodos para endeudarnos más, a plazos más extensos y con intereses que asustarían a los peores usureros de Wall Street.
   Porque no deja de ser una ciencia doméstica eso de estar al día exactamente en todo, incluyendo los onerosos servicios o tener la satisfacción de sostener que el sueldo que entra a la casa alcanza a solventar todos los gastos, previstos o no, que caracterizan a un hogar.
   Uno de mis amigos más cercanos, consecuencia de los duros momentos que vive nuestra economía y allanándose a los métodos para convivir con ella y a ser parte de todas las angustias, sostiene como explicación, cuando le preguntan por su posición económica, que tiene su capital invertido en deudas.
   Para amargarse o desgañitarse de odio y de bronca, es la realidad y de nada sirven los arranques de ira, las imprecaciones, los juramentos de venganza, o eso que le llaman refinanciación o reconfiguración de la deuda, porque es como estar en terapia intensiva con mascarilla de oxigeno, esperando al Servicio Sacerdotal de Urgencia y a cada rato entrar un auxiliar que pisa la manguera durante 30 segundos que es como ir llevándote la muerte en cuotas.
   Todo este panorama, es la resultante del hecho más terrible que se viene reiterando con alucinante frecuencia, como lo es la certeza que cada mes nos enteramos que la inflación nuevamente le ha ganado su puja al salario.
   La verdad, ya nos tienen podridos con tantos fracasos de los que ni siquiera tienen la grandeza cívica de hacerse cargo, sino que aplican la tradicional excusa implantada pocos años atrás por el kirchnerismo, en el sentido que las culpas son siempre ajenas.
   Y Perón tenía razón, ya desde sus tiempos: los precios suben por el ascensor y los sueldos por la escalera
   Así las cosas, que ni siquiera sueñen con renovación de cargos y prudente sería ir anotándonos como beneficiarios de esa millonaria compra que realizara Kicillof, para ir preparándonos para lo inevitable.
  Después, será una simple costumbre de habituarnos, así como lo hacemos ahora pero conservando nuestra trasera virtud…
 
La Megacausa del Registro no vacaciona
CORTE  INTERNACIONAL  Y “UN  TIRÓN
DE OREJAS” PARA NUESTRA JUSTICIA
 
   Existe un Dictamen de la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitido hace varios años, en el que se consideró que el Estado Argentino había violado el Derecho a la libertad personal, a la integridad personal, a ser oído, como asimismo y a esto bien se lo puede considerar de gravedad institucional, a que se resuelva la causa dentro de un plazo razonable y a la Presunción de Inocencia, todo lo que puede ser considerado “un gran combo”.  
   Cabe destacar que la Corte consideró como situaciones graves los largos plazos de la investigación, la prolongada prisión preventiva, la presunción de culpabilidad y la pena anticipada. Hasta aquí, igualito a lo que la Organización de las Naciones Unidas consideró en la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba. 
   En el primer caso, la Corte destacó el daño físico y psicológico sufrido por la víctima y las graves consecuencias adicionales padecidas por sus familiares directos (padres, hermanos, esposa, hijos) y como corolario condenó al Estado a indemnizar el daño material sufrido, el inmaterial que fueron sufrimientos y aflicciones, y a investigar a los responsables de estas violaciones.
   Volviendo a la causa del Registro, la Organización de las Naciones Unidas le recomendó al gobierno argentino, que dispusiera la libertad y reparara el daño sufrido, lo que me impulsó a consultar a mi amigo el diccionario para encontrar que indemnizar significa resarcir un daño o perjuicio, generalmente mediante compensación económica, y que entre sus sinónimos se cuentan las palabras compensar, reparar, subsanar, enmendar, desagraviar y recompensar. Por tanto, ambas sentencias concluyen en sentido similar. 
   Aunque no me consta si en el caso de la Corte se cumplió con lo ordenado, en la causa del Registro ninguna de estas acciones ha sido puesta en práctica, y eso que algunas, como desagraviar, subsanar o enmendar, carecen de costo económico alguno.
   Todo indica que hacia adentro, el precio político que supone reconocer tamaños e indisimulables errores, tardanzas y otros aspectos negativos, es lo que realmente y entre nosotros, más se toma en cuenta.
 
¿Pachorra, burocracia o ambos factores?
DUELE  ADVERTIR QUE LOS  FEMICIDIOS SE
SUMAN CUANDO BIEN PUDIERAN EVITARSE
 
   Aterran las estadísticas de delitos perpetrados contra mujeres que han sido o seguían siendo parejas o esposas de quienes terminaron siendo sus victimarios, incluyendo a otros casos resonantes, perpetrados por hombres que revistaron o son parte de las filas policiales.
   Y lo que seguramente más llama la atención de la ciudadanía, es cuando ya no hay nada que hacer en salvaguarda de una vida -o de las dos- y trasciende un detalle terrible: que la persona afectada había formulado denuncias de malos tratos con anticipación y reiteración pero nunca habían sido tomadas en cuenta como para activar los mecanismos preventivos.
   Esa es una manera cruel e inhumana de contribuir al aumento de las estadísticas, porque bien sabemos que con una oportuna intervención al menos se evitan los desenlaces fatales, que por lo general se agravan por la existencia de hijos de las parejas y otras situaciones familiares.
   A la hora de las inútiles explicaciones y frente a los hechos consumados, se esgrimen excusas infantiles e inaceptables como que no se creyó necesario plantear un aislamiento o la imposición de distancia entre los protagonistas de lo que finalmente desencadenaría en drama.
   Y lo que aun es peor e inexplicable, cuando han existido agresiones físicas que tampoco han sido tomadas en cuenta para proteger a quien finalmente muere por desidia, incapacidad funcional o por cualquier otro pretexto que se intente interponer, tanto en la policía como en la Justicia, cuando la experiencia nos viene enseñando que la pronta reacción es lo que ha salvado vidas y las demoras u omisiones las multiplican.
   Lo más urgentemente posible tanto la policía como la Justicia deben reunirse para instrumentar un protocolo de actuación y el compromiso de respetarlo y aplicarlo en tiempo y forma, sin dilaciones ni evasivas, sin “lavados de manos” ni el conocido “pensé que no era tan grave” y a las consecuencias hay que ir a verlas a la morgue.
   La violencia de género viene en aumento y los porcentajes de casos evitables abruman de tal manera, que la población está desorientada de qué camino tomar frente a una situación que requiere, precisamente, de un tiempo limitado para reaccionar.
   Las otras excusas como “no tenemos personal suficiente”, “en ese momento los patrulleros estaban en otro operativo” o aquel de minimizar la gravedad de una ausencia atribuyéndola a una silenciosa y amorosa partida del hogar, ya pasaron de moda y es la dura realidad, una realidad inmodificable, la que nos ha venido indicando qué es lo correcto.
   Pero así como estamos es un desastre que se renueva con cada crimen.
 
Una penosa derivación deportiva
EN UN AMBIENTE ‘AMARILLENTO’ SE JUZGA UN 
CASO QUE INJUSTAMENTE INCULPA AL RUGBY
 
   Voy a permitirme un paseo por mi archivo, para reiterar más que una nota, una posición personal con relación a un sonado caso registrado en enero del año 2020 y que me tocara comentar en la página editorial de La Voz del Interior, en los términos que paso a leer a continuación:  Muchas veces la ignorancia y si queremos ser indulgentes, el desconocimiento de la realidad llevan a rotular como bruscos y agresivos a los jugadores de rugby, trasladando esa supuesta actitud fuera del campo de juego y llevándola a otros ámbitos dentro de la comunidad.
   Son los mismos equivocados que frente a hechos delictivos que culminan en violencia asesina, más que el sangriento episodio resaltan que los autores o los protagonistas están vinculados con el rugby.
   Como si no estuviéramos cansados de enterarnos de crímenes, de robos, de asaltos, de estafas, de secuestros o de agresiones relacionadas con personas allegadas al mundo del fútbol, del boxeo, del básquetbol, del automovilismo o de cualquier otra disciplina.
   En el rugby no existen como en el fútbol, las “barras bravas” que subsisten por recibir dádivas de los dirigentes, que así como les permiten viajar a confines inimaginables siguiendo a sus equipos, muchas veces les compran la impunidad por las relaciones que conectan a esa dirigencia con el poder.
   ¿Cuántos hechos sangrientos se han perpetrado en las tribunas, a la vista del mundo? ¿Cuántos muertos y heridos se han producido por el uso de material pirotécnico prohibido que misteriosamente tiene libre acceso a las canchas?
   ¿Cuántos comerciantes en todos los rincones del país han sido despojados por determinados “simpatizantes” que se desplazaban en patotas que con la tiranía del número y los efluvios del alcohol y de otras sustancias, hacían del saqueo una repudiable diversión?
   El rugby, que en su momento fue virtualmente estigmatizado como deporte de elite, de “chicos bien”, de “fifís” y de “reservado a integrantes de familias adineradas”, se popularizó de tal manera y sin perder su espíritu ancestral ,que hoy existen equipos de barrios marginales e incluso de cárceles.
   El rugby más que violento es un deporte que hace prevalecer la fuerza, el compañerismo, la solidaridad, el respeto por el adversario que es tal y no un enemigo a quien hay que destruir. El ímpetu y la dinámica del juego imponen la certeza de que los caballeros no pelean, sino que disputan supremacía deportiva, cohesión de conjunto y lazos fraternos dentro de mismo equipo.
   Y que, terminado el partido, así como en el ajedrez el peón y el rey van a parar a la misma caja, los jugadores de rugby sólo se diferencian por sus camisetas porque el festejo es compartido y no solo reservado a los triunfadores, sino a celebrar el final de una disputa entre hidalgos devotos del mismo esfuerzo.
   El rugby no es un colectivo de prepotencia, aunque la rudeza del juego así lo haga suponer; porque no reinan el golpe, la zancadilla o la alevosía en un entrevero donde todo parece impune, sino la habilidad y el vigor adheridos a la responsable fuerza física al servicio de la diversión.
   Confesiones de este viejo enamorado de la ovalada y uno de los más antiguos comentaristas de esta actividad en diversos medios periodísticos, no son para defender o liberar de culpa a nadie que se hubiera involucrado en hechos delictivos.
   Es, simplemente, una sentida defensa del rugby y de su espíritu que viene derrotando a los tiempos.
   Y la violencia, lamentablemente, es eterna”.
   Hasta allí mi defensa de un deporte cabal. Quienes se hayan involucrado en un atroz crimen, nunca merecieron entonces ni siquiera calzarse una camiseta ni decir que eran o son rugbiers.

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