15 de enero de 2023

S.L.B.: ALGUIEN O ALGUNOS SE ESTÁN ENRIQUECIENDO CON EL “BLUE” – ES HORA MÁS DE ACUERDOS QUE DE DISTANCIAS – TRANSPORTE URBANO, DOMINGUERA PARTE DE LA CAMPAÑA – MEGACAUSA: ¿Y LOS MECANISMOS DE REPARACIÓN? – OTRO RECORD MUNDIAL QUE NO ES PARA SENTIRNOS ORGULLOSOS – EL “MOYANISMO” CAMIONERO RECIBIÓ IMPENSADO REGALO DE REYES – PENOSA ACTITUD DE LA DIRIGENCIA “CULÉ” CON MESSI, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa "Síganme los buenos” nº 761 emitido el 15/01/2023 por la AM580 Radio Universidad Nacional de Córdoba.
 
El negocio más lucrativo
EVIDENTE  QUE ALGUIEN O ALGUNOS SE
VIENEN ENRIQUECIENDO CON EL “BLUE”
 
   Sigue girando generosamente la calesita del dólar para encanto de quienes algo tienen que  ver con su evidente manipulación, y el odio de los miles que resultan -o resultamos- víctimas de especulaciones que se cristalizan desde el más elevado nivel de la conducción del país, por lo que no tengo pruritos en sostener que con algo de creatividad, se me presenta la imagen de un “croupìer” con la banda presidencial.
   Dentro de mi supina e irreversible ignorancia acerca de los manejos, límpidos o turbios, que pudieran hacerse de nuestra vapuleada e internacionalmente desacreditada economía, prefiero que prevalezca la humana intuición por encima de las explicaciones o incoherencias que se utilizan, en un intento de poner en claro una situación que ha perdido su diafanidad que durara, se me ocurre recordar ahora, en los tiempos felices de la convertibilidad aunque ahora estemos pagando todos aquellos fiados o deudas a largos plazos en los que nos metieran desde el poder.
   Se me erizan los pelitos de la nuca cuando advierto que con nuestro signo monetario más alto, el bonito billete de mil pesos, no podemos siquiera comprar tres piojosos dólares a precio del mercado habilitado para la gilada, porque los privilegiados de siempre los pagan bastante menos y los acumulan bastante más, hasta el punto que los gastan viajando por el mundo desentendiéndose de la miseria nacional y popular que dejan aquí, entre nosotros, en un país manejado ahora al revés porque es el único donde cobran mayores mensualidades los vagos rascahuevos que los sacrificados laburantes.
   De ninguna manera se me ocurriría sugerir una solución a una situación que por asegurar la creciente prosperidad de unos pocos, es imposible de ser revertida porque esos pocos, son los que tienen la manija de la economía argentina, hacen descarado alarde de su mentiroso sentido ahorrativo como justificación de impúdicos enriquecimientos, y su mayor esmero está en esa enfermiza pasión por eternizarse en posiciones dominantes a despecho del desastre que van dejando a sus espaldas, para la historia.
   La impudicia que es prima hermana del caradurismo ha sido instaurada por encima de las angustias, de la miseria, de las inseguridades, del avance del narcotráfico, de las mentiras que nos castigan a la hora de hablar de las pestes y de ese otro factor que lleva a la inmoral indigencia, de la mano de la decrepitud laboral  que precisamente fomenta un empresariado angurriento, enfrentado y a veces asociado con una dirigencia gremial mal acostumbrada a rascarse hacia adentro.
   Lo mejor entonces, por la salud mental de los argentinos seriamente comprometida ante las penurias y las necesidades cotidianas, en un país rico pero con más del 50 por ciento de pobreza, es sobrevivir o sobremorir esperando la lotería de tiempos mejores, que no siempre vienen con los cambios que puede aportar una nueva conducción.
   Porque la verdad sea dicha, todos los sistemas que nos gobernaron fueron un doloroso fracaso para el pueblo, y una inyección de poderío económico para las minorías fortalecidas en el poder.
   Ellas son, ahora, las más angurrientas de todo el panorama que nos toca compartir y padecer.
   Sin embargo, no son tiempos de perder las esperanzas, porque de acuerdo con Aristóteles que algo sabía de la vida, es el sueño del hombre despierto.
   Estemos despiertos y jamás dejemos de ejercitar la memoria…
 
Simple cuestión de inteligencia
¿AÚN NO SE AVIVARON QUE ES HORA DE
ACUERDOS  MÁS  QUE  DE  DISTANCIAS?
 
   Por allí de alguna cita demasiado empleada hasta se me borra el nombre de quien la creara, pero es cierto aquello que pregona acerca de la política, que es el arte de lo posible y lo estamos viviendo a cada instante, en un país como el nuestro con gente apasionada por sus posturas ideológicas y sus inclinaciones democráticas.
   Como simple y llano espectador de la política desde hace mucho más de medio siglo, siempre me apasionaron no los fanatismos -que merecen el mayor de mis repudios- pero si el grado de compromiso de quienes por vocación, herencia, convicción, comodidad o necesidad se inclinaron por entusiasmarse hasta el paroxismo con la actividad partidaria en la mayoría de los casos buscando ascender en los cuadros, lo que garantiza gozar la sensualidad del poder y las ventajas de un medido y honesto enriquecimiento, del que por ejemplo el Dr. Arturo Illia jamás se sirvió pese a ocupar la Presidencia de la Nación, de donde fuera desalojado por haber cometido la audacia de enfrentarse no tan solo con los laboratorios, sino con otros exponentes de la charlatanería empresaria y hacerles cosquillas a los militares que esperaban un motivo aunque fuera chiquito para encaramarse y hacer otra vez de las suyas.
   Pero volvamos al ejercicio legal del poder, por la vía electoral, que es la expresión popular.
   El apresuramiento por primerear en las campañas suena ridículo desde el momento que no hay fecha cierta al menos conocida, para la compulsa provincial ni de las municipalidades.
   Además el costo sideral de esas campañas, pese a que el oficialismo las solventa con los dineros recaudados tributariamente, total las obras que se muestran son para que las paguen los que vengan después…
   Se pelean como barrabravas, se insultan, se desprecian, se ofenden, se ningunean y después en una repetida muestra de generalizada y contagiosa hipocresía, aparecen abrazados o tomados de sus manitos en gestos triunfales para los afiches, los diarios y la televisión…
   Todas esas acciones tienden a separarlos porque los enfrentan dentro del mismo escenario que comparten internamente y a veces los enfrentamientos son más violentos que los desacuerdos con cada oposición.
   Entonces es cuando esas acciones nos llevan a preguntarnos y preguntarles: ¿Por qué carajo, cuando se imponen los acuerdos, optan por el enfrentamiento y la imposición de distancias?
    Prefiero quedarme allí, con esa duda, a la que debo sumarle otra que seguramente es compartida por muchos argentinos: operando como lo hacen, sin respeto ni consideraciones, ¿piensan que la gente los votará por inteligentes?
    Pido disculpas si me equivoco, pero la ciudadanía sigue esperando, de su clase política, una respuesta  al menos coherente…
 
Inédita gratuidad dominguera
TRANSPORTE URBANO, AHORA GENEROSO,
HA PASADO A SER PARTE  DE LA  CAMPAÑA
 
   Realmente, en lo personal, me impactó como grata sorpresa en tiempos de tantas “pálidas” el anuncio que el servicio urbano de pasajeros, los días domingos, sería gratuito sin necesidad de llevar la tarjeta, el abono o alguna otra forma de pago, medida que se adoptaba en beneficio de la salida familiar, la ida al parque, el paseo con los chicos o el simple y diario desplazamiento para ese día feriado.
   Una disposición realmente positiva, si no tuviera ese costado oculto de la pequeña trampita o cualquiera otra forma de hacerlo accesible para las empresas prestatarias, cuya angurria es ampliamente conocida y padecida  por los cordobeses, que pagamos una de las tarifas más elevadas del país para un servicio que pese a los declamados anuncios y exageraciones, sigue presentando baches y otras grietas en su funcionamiento.
   Estos argumentos, porque nadie puede negar que a esto alguien lo paga y no se me ocurren otras formas que a través de la onerosa tarifa corriente, y en el caso de la empresa municipal, como otro de los tantos “gasto de campaña” en la intención final de aportar felicidad a quienes aprovechen la ganga de viajar gratis, aunque después, cuando abonen el boleto, también formará parte de esa tarifa el viaje que llegó a creer que era gratuito.
   De todas maneras una medida simpática, aunque a veces la simpatía, si viene del campo rentado, pasa a transformarse en la certeza de haber sido usado como ciudadano o pasajero de una modalidad impuesta como parte del paquete de promesas que vemos a diario, y las obras que se realizan en base a siderales endeudamientos que alguna vez, con su inhumana carga de intereses, tendremos que pagar los cordobeses.
   Bien sabemos que las empresas de transporte privadas no suelen hacer gala de generosidad ni de desprendimientos, manejando sus cuantiosas utilidades a través de la manipulación de las frecuencias y a veces hermanándose con el gremio, en el afán común de presionar por mayores aumentos.
  En este caso, obviamente hablamos de incrementos para los dos sectores, porque cuando uno cobra, al otro también le toca.
 
La Megacausa del Registro
POR  ENCIMA  DE  LA FERIA, NUNCA  FALTA
QUIEN SE OCUPE DE AFIRMAR SU VIGENCIA
 
   Como ejemplo del dictaminado actuar arbitrario del Poder Judicial cordobés en la causa del Registro de la Propiedad , sirve el caso de dos imputados que fueron absueltos después de pasar casi tres años en prisión preventiva. El Juez de Control, al momento de confirmar el encierro, había escrito, sin ninguna vergüenza, que no había pruebas contra ellos, ni firmas, ni escrituras de sus puños, ni tampoco testigos que los acusaran, esto es transcripción textual, pero, por su convicción quizás y aunque raye en lo ilegal, decidió mantener la prisión.      
   Sería esclarecedor preguntar a este juez qué resultado distinto a la absolución esperaba él de un juicio en estas condiciones.  ¿Se puede pensar entonces que habría un acuerdo de la comisión especial para condenar a todos de cualquier manera?      
   ¿Al antojo, humor o deleite de quién responde todo esto? 
   Cabe cuestionarse qué controles existen en la esfera judicial sobre este comportamiento de sus magistrados, si es que los hay. 
   Para las publicaciones gráficas existe la expresión “fe de errores” que permite aclarar al autor de una noticia o información que la misma fue incorrecta, como una especie de disculpa. ¿Existe alguna fe de errores para el accionar del Poder Judicial? ¿Será que el Juez se disculpó con los imputados por este error, más bien horror, completamente evitable? 
   Bueno y necesario sería que existiera algún mecanismo que reparara, aunque fuera en parte, los daños ocasionados por el accionar judicial errado. Y si no está en la ley, debería surgirles como práctica espontánea, si no por profesionalismo o por ética, por elemental respeto a eso que llaman la dignidad humana. 
   Y como una manera, sin costo económico, de cumplir con el Dictamen de la Organización de las Naciones Unidas para el caso.
 
¡Seguimos triunfando!
ALCANZAMOS OTRO RÉCORD MUNDIAL
QUE LEJOS ESTÁ DE SER UN ORGULLO
 
    “Toda persona generosa convendrá en que la única clase de orgullo que es totalmente condenable es el orgullo del hombre que tiene algo de qué enorgullecerse. Así no le hace daño a un hombre enorgullecerse de su país y relativamente poco daño enorgullecerse de sus remotos antepasados. Algo más daño le hace enorgullecerse de haber ganado mucho dinero porque en ello tiene un poco más de motivo para el orgullo. Más daño le hace enorgullecerse de aquello que es más noble que la moneda, el intelecto. Y le daña por encima de todo el preciarse de la cosa más preciada de la Tierra, la bondad. El hombre que se enorgullece de lo que realmente le hace honor es el fariseo, el hombre a quien el mismo Cristo no pudo abstenerse de condenar”.
   Estos conceptos, una especie de apretado compendio sobre el orgullo, son de Chésterton y vienen a cuento, entre otras cosas, del orgullo que nos guste o no el fútbol, que admiremos o no a Messi, que repudiemos o no las groserías del “Dibu” o que reconozcamos o no la joven sapiencia de Scaloni y su brillante ejercicio del juego colectivo, hayamos sentido dentro del pecho ese argentino orgullo de sabernos campeones del mundo, dentro de una actividad tan competitiva como lo es el fútbol, lo es la política o también las finanzas.
   No me diga que esa sensación de plenitud no le invadió el alma, porque me haría pensar en Pinocho, que era de madera o en Súperman, producto nada más que de una creación gráfica.
   Sin embargo, hay otras cúspides que el hecho de alcanzarlas nos transforma automática e irreversiblemente en inferiores, en maldecidos por el Destino, en olvidados de la divina generosidad de los dioses, en verdaderos parias de la amplísima sociedad internacional.
   Pero en algo más somos primeros, más allá de nuestra habilidad para manejar esa bolsa de cuero, válvula, aire y fantasías de gambetas, chilenas, cabezazos y alaridos de goles: ocupamos la punta, pese a nuestras incontables riquezas geográficas, históricas, materiales, pesqueras, humanas y todos los otros demás atributos que nos adornan, en la malparida tabla de posiciones de la inflación mundial hasta el punto -así me lo comentaron- que incluso perdimos ante Venezuela y Zimbawe, suponiendo que las cifras aportadas por el Indec son reales y no el embuste que mensualmente nos regala, ofendiendo nuestra inteligencia y la contundencia del mensaje diario que nos dejan el bolsillo y las angustias que padecemos.
   Para colmo, en los últimos 30 años nadie alcanzó los perniciosos niveles de inflación con los que ahora convivimos, azorados por la incertidumbre, la decadente realidad y el descrédito de la clase dirigente que desde su opulencia, es como si se nos cagara de risa.
   Es cuando más nos duele el saber que fuimos potencia mundial, envidia de la vieja Europa a la que le atendimos su hambre de posguerra, y dimos abrigo a tantos hombres y mujeres que huían de las privaciones, las enfermedades y la orfandad.
   En los números anuales estamos en 94 y pico por ciento de inflación -dicen desde los centros del poder- pero no nos apresuremos: tenemos una dirigencia que en cualquier momento, nos empina por encima de los tres dígitos y así y todo siguen prometiendo el paraíso…
    Si… el paraíso como árbol de alimentos, aunque no creo que alcancen las bumbulas…
 
¿Tendrán “poder de policía”?
EL “MOYANISMO” SE APROPIÓ DE UN
JUGUETE:  EL CONTROL DE PRECIOS
 
   Algo tardíamente, los Reyes Magos seguramente por obediencia debida, necesidad y urgencia, dejaron un regalo y así como que dicen que ellos son los padres, los actuales padres de la Patria les encomendaron como tarea de futuro inmediato y como reconociendo su propia ineptitud y vocación por el fracaso, tantas veces reiterado, la misión de controlar los precios de los supermercados al público.
   Una risa, un verdadero despropósito aparte de confesar  alarmante falta de autoridad por parte del gobierno, quien ha encarado mil y una maneras, con ampulosos “slogans” y costosísimas campañas, para caer a la verdad tiempo atrás revelada por el genial Borges, cuando sostuvo que “nadie fracasa tanto como cree y nadie tiene tanto éxito como cree y ya lo dijo Kipling: el éxito y el fracaso son dos impostores que uno tiene que reconocer y enfrentar”.
   Y como estamos hartos de reconocerlos, enfrentarlos y pese a ello perdemos siempre, cabe la certeza de asegurarnos que será un nuevo derrape en esa misión imposible de controlar los precios porque en tal sentido en nuestra historia, sólo Perón lo consiguió al aplicar en su momento antes de mediados del siglo pasado, la Ley contra el agio y la especulación que terminaba con las maniobras delictivas de quienes manejaban los precios de todo artículo que se comercializara.
   Así hubo no tan solo cierres temporarios y clausuras definitivas, sino decomiso de mercadería, prisión para los infractores y deportación de aquellos extranjeros que tomaron a la sociedad argentina como “botín de guerra” abusándose desmedidamente a la hora de vender.
   ¿Quién controlará ahora los precios?
   No me diga que no se enteró, pero se informó que lo harán a través del sindicato de Camioneros, esa sociedad no anónima que manejan el bueno de Moyano,  fundidor del club Independiente, algunos de sus familiares y asociados a ese lucrativo emprendimiento.
  Y es cuando uno se pregunta, si para aplicar los mecanismos legales existentes o que se instrumenten, ¿se apelará a la violencia, a la presión, al apriete mafioso o las cosas se harán dentro de un marco prístino, indudable y con el debido respeto?
   La pregunta es inevitable porque si las cosas no se dan como debieran darse, sería como contagiar Covid a todo aquel que no se hubiera vacunado, ahora que hay nuevos brotes y renovadas inquietudes aunque algunos nefastos personajes instauradores de privilegios ya no estén.
   Recordemos los métodos aplicados por la misma entidad sindical cuando al amparo del poder político, le hicieron la vida imposible a Clarín impidiéndole en reiteradas ocasiones la distribución de sus diarias publicaciones y otras acciones más violentas como repudiables.
   No es que ahora uno se coloque en el lugar de los comerciantes, muchos de los cuales merecen ser tratados con la misma desconsideración que practica, sino que las cosas se hagan dentro de la ley, con métodos legales y no con la vigencia de las patotas.
   El consumidor merece que lo amparen, pero nadie debe siquiera pensar que la violencia puede ser el mejor método para hacerse respetar,  y si el gobierno demuestra que no sabe hacerlo, que busque otra manera civilizada de hacer  respetar su autoridad.
   Para eso están donde están…
 
Curiosa mezcla de celos y arrepentimiento
LOS  FAMÉLICOS “CULÉ” QUE  ENGORDARON
CON MESSI, AL PERDERLO LO DESCALIFICAN
 
   Es para indignarse hasta el odio o dejarlo pasar como actitud barata, infantil y de personas incoherentes, aceptar la situación que ahora plantea la dirigencia del club de fútbol barcelonés donde durante tantos años brillaran la genialidad, la seriedad y la sapiencia de ese rosarino chiquito, de piernas cortas, que enloqueciera a tantos “culés” como allá les dicen, con las filigranas que tejía sobre el césped de cualquier cancha siendo local o visitante.
   La dirigencia hace poco tiempo tuvo una especie de ataque de imbecilidad y empezó a cuestionar todo lo que nuestro compatriota hacía, siendo un fiel cumplidor a su contrato, pero esos angurrientos dirigentes empezaron a evaluar que Messi ganaba demasiado dinero y había que aprovecharlo en una operación ventajosa que enriqueciera las arcas del Barcelona.
   Se lo vendieron a los franceses, borraron todo vestigio de su nombre y de su imagen a lo largo y lo ancho de su coqueto estadio y de la populosa ciudad y pretendieron instaurar la boludez de un olvido obligado y lo único que consiguieron fue el desprecio de la hinchada, los cuestionamientos por la medida tomada y las acusaciones contra quienes decidieron desprenderse de esa joya, en la creencia que vivía los últimos y dorados tiempos del final de su carrera.
   Y así les fue: el petizo ajustó los bornes de sus baterías, cuidó al extremo su estado físico, deslumbró a toda Francia y para colmo, después y como frutilla del postre dedicado al presidente “culé” que le envió el telegrama de despido, lo humilló sin decirle una sola palabra porque le bastó con levantar la Copa Qatar 22 y con el pecho henchido, al ser considerado el mejor jugador de ese magno certamen, pese a todo lo cual intentaron empestarle el nombre y la trayectoria, le auguraron reducida vida deportiva de ahora en más y a la vez recibieron rosarios de puteadas de aquellos que en su momento pelearon por la permanencia de Messi en el Barza.
   ¿Celos o envidias? ¿Apresuramiento o estupidez? ¿posibilidad de un ventajoso negocio de transferencia?
   Sea lo que haya sido, al presidente del Barcelona no le alcanzará la guita que gastó comprando toneladas de pañuelos que le sirvieran para enjugar su océano de lágrimas, no de arrepentimiento porque los boludos no son de arrepentirse, sino de reconocer su propia ineptitud o de celos y envidias porque en pocos días ese dirigente estuvo envuelto por el anonimato…       
   Y hablando de envidias, me veo en la obligación y el placer de volver a Borges y su sapiencia, porque dijo una vez que “el tema de la envidia es muy español. Los españoles siempre están pensando en la envidia. Para decir que algo es bueno, dicen que “es envidiable”.

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