16 de julio de 2023

S.L.B.: A LA INSEGURIDAD SE LA DERROTA MÁS CON COHERENCIA Y PROFESIONALISMO – LA ECONOMÍA LUCE ARTIFICIAL COLOR “BLUE” EN UN ESCENARIO DE GALOPANTE INFLACIÓN – LA INSOSLAYABLE OBLIGACIÓN CÍVICA DE VOTAR – LA MEGACAUSA Y EL TEATRO – DEBEMOS RECUPERAR EL RESPETO POR NUESTRO IDIOMA – LAS MALAS PRÁCTICAS EN CAMPAÑAS PRECOMICIALES – DESPEDIDA CON SARMIENTO, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista  Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” edición nº 786 del domingo 16/7/23 difundida por la AM580 Radio Universidad Nacional de Córdoba.
 
No basta con un oneroso presupuesto
A  LA INSEGURIDAD NO SE  LA  DERROTA  SÓLO  CON
ARMAS SINO CON COHERENCIA Y PROFESIONALISMO
 
    Para Córdoba, al menos para nosotros, la cuestión de la inseguridad se ha metido tanto en nuestra piel, en nuestra habitualidad pasando a formar parte del escenario natural de la vida, que hemos caído a un pozo parecido al que alberga las resignaciones y los destinos porque vemos con espanto que el poder camina de tropezón en tropezón, y las señales que le aporta la realidad a cada instante y en cualquier punto de la ciudad o del territorio provincial, no sirven de nada, salvo para llevarnos al camino de un espantoso padecimiento que no tiene remedio.
   Por eso no es mera casualidad la apelación a la demagogia tanto de los que dicen que gestionan pero viven de fracaso en fracaso, como de aquellos que han ubicado en el lugar privilegiado de sus plataformas, el abordaje de esa cuestión que desde al menos un par de décadas atrás o algo más, ninguno de los colores políticos consiguió resultados aunque fueran menores, en la lucha contra el hampa y el narcotráfico, cuyos referentes de esas ilegalidades se movieron a sus anchas y en ciertos casos ni siquiera molestados, porque al amparo de una curiosa y extraña impunidad se adueñaron de la ciudad y de todas las poblaciones, donde la excepción al contagio es tan pequeña como enorme es el desarrollo y el fortalecimiento de la ilegalidad.
   Y como si una vez más nos vendieran los mismos espejitos y cuentas de colores, pero con tecnología de avanzada y a elevado costo y en actitud de colocar parches y remiendos, pretenden que caigamos también por enésima ocasión en creer que los resultados serán óptimos como ellos los pintan desde su triunfalismo mentiroso y exagerado, que disimule sus improvisaciones, en lugar de optar de una buena vez por la seriedad de la aplicación formal de una auténtica política integral de seguridad, su implantación y control, que contemple desde su base la profesionalización de los cuadros policiales, para que el ingreso y la permanencia en la fuerza azul deje de ser bolsa de trabajo para la militancia del poder político de turno.
   No es posible que de tanto en tanto vayan apareciendo casos de efectivos, cuyos antecedentes no condicen con las exigencias de la responsabilidad de imponer la ley, como tampoco es saludable que la sociedad cordobesa siga esperando saber qué pasó, tomándolo como caso aislado, con las decenas de armas que desaparecieron de la mismísima Jefatura unos años atrás, algunas de ellas secuestradas en hechos delictivos posteriores, con lo que la conexión entre la policía y la delincuencia quedó penosamente demostrada.
   De poco sirven los cambios de nombres y los relevos y reemplazos que si los llevamos al ámbito hogareño, no pasaban del clásico “chas chas cola”, un tironcito de orejas o de un liviano laxante lo que pomposamente se anunciaba como “purga” en la institución.
   Los gastos desenfrenados continúan, las compras directas siguen en su esplendor, mientras la ciudadanía aun no toma conciencia que toda esa parafernalia de dudoso éxito como vemos, pasa a formar parte de la sideral deuda que sigue acumulando la provincia y que deberemos pagar todos, a través de los mecanismos impositivos, a menos que se nos ocurra emitir moneda propia y fabricar también nuestra propia inflación o la inevitable cesación de pago.
   La delincuencia no afloja, los casos se multiplican, aparecen nuevas formas de despojos, el ingreso a la violación de las leyes es cada día más precoz, las cárceles están colmadas y el componente droga ya pasó a formar parte de la generalidad, dejando a salvo sin caer en la trampa, de hacer sinónimos entre pobreza y delincuencia.
   No apreciaremos soluciones en lo inmediato, pues mientras el poder no sepulte esa malsana costumbre de los remiendos y las improvisaciones, nada lograremos como mejora superadora de nuestras angustias, si no se asume con seriedad y no sólo como ahora en tiempos de campaña proselitista, esa imperiosa obligación de instaurar una auténtica política integral de seguridad, que se inicie con una profesionalización seria de todos los cuadros, sin amiguismos ni presiones políticas.
   De lo contrario, es como si viviéramos en el horno y me encantaría saber que al menos un cordobés dijera que eso no es verdad.
 
El drama, barrera para el crecimiento
EN LA ECONOMÍA SE LUCE EL ESQUIVO COLOR BLUE
DENTRO DEL ESCENARIO DE INFLACIÓN GALOPANTE
 
   En la etapa de la vida que los recuerdos nos llegan como la más dulce, que fue la pre adolescencia, debo confesar que antes de aquellos años inolvidables me fascinaban los ojos dorados de las mujeres aunque años después me encandilaban los ojos azules y con el correr de los años esas preferencias que se alternaban volvieron a ocupar mis pensamientos y anhelos.
   Más o menos lo mismo puede que me hubiera sucedido con el dinero en su forma física de papel, porque el metálico dorado de las monedas era visualmente atractivo pero el valor monetario residía en el papel y al igual que miles, millones de mortales de esta Argentina sorprendente, nos rendimos ante el azul, vaya ironía, de los billetes verdes.
   Al igual que en la Venezuela actual es posible que te pasees por el centro haciendo trámites bancarios, llevando tus devaluados billetes nacionales y populares en una carretilla, mientras que los potentados de verdad frecuentan las cuevas donde el valor real del dinero tiene imaginario color azul, pero en realidad es verde como siempre lo han sido los dólares, ante los que rendimos la pleitesía de los ansiosos, por hacer alguna diferencia especulando con lo  bien o lo mal que nos vaya en las lacrimógenas gestiones que realizan quienes manejan nuestra economía, ante los universales usureros del Fondo Monetario Internacional que está allá lejos en la distancia, pero desde aquellas lejanías del Tío Sam manejan los hilos financieros de nosotros y de otros países a los que coincidieron al enrolarlos entre las naciones pobres pese a sus potenciales y desaprovechadas riquezas.
   Resumiendo, entre nosotros sabemos que el sufrimiento y la ganancia es siempre de ellos, porque les conviene nuestra ya histórica morosidad que les asegura nuestra callada dependencia, aunque algunos piquetes puteen contra yankilandia, quemen su bandera y juren que no pagarán lo que deben, aunque después pagan eso más la brutalidad que significa ser hijos putativos de la usura a la que nos estamos refiriendo en nuestra penosa, callada y silenciosa condición de vasallos y sometidos a la miseria que provoca el hecho de tanto deberles y tan pijoteramente pagarles.
   Todo esto que les comento es una madeja llena de nudos que siempre está al borde de cortarse y hacer que caigamos al abismo del “defol” que algunas veces debimos visitar, y tanto nos costó asomar la cabeza para que nos reventaran a patadones la frente y después ellos mismos nos vendieran las vendas y los antibióticos, para que de nuevo reiteráramos nuestra histórica vocación de deudores, súbditos y sometidos.
   Y todo este palabrerío que tanto me costó hilvanar, para encontrarle una causal valedera a ese fenómeno apestoso que se llama inflación, que entre nosotros es saber que padecemos cáncer pero tratamos de disimularlo diciendo hacia adentro que es un resfrío.
   Y así seguimos pedaleando en un vano intento de disfrazar la realidad mintiéndonos los números, en un pecaminoso onanismo del que somos íntimamente conscientes, pero nos averguenza reconocerlo.
   Todos los políticos debieran asumir su cuota de irresponsabilidad por haber sido instrumentos, unos más y otros menos, que determinaron nuestra inopia que en buen romance es indigencia, pobreza y escasez que atacó primero a las clases más postergadas y luego anidó en la clase media, empujándola hacia abajo.
   El mejor juez para estas situaciones tan destructivas ha sido siempre el tiempo, que se transforma en historia que alimenta a la memoria, y en estos casos, nada mejor que evocar situaciones apoyados por la infalibilidad de los números: mientras gobernó Néstor el dólar azul que es el corriente y marginal a casi todos sus efectos creció un 320 por ciento, de un peso a $ 3 mangos y 20 centavos; con ExElla de aquellos $ 3,20 a $ 17, un 466 por ciento; con el vapuleado “domador de reposeras” de 17 pesos a $ 48 o sea un 182,35 % y en lo que va del pulcro Dr. Fernández y sin actualizar al día de hoy que anda coqueteando cercano a los 525 pesos, cifra que partió desde los $ 48, nada más que llegando a un 935 y pico por ciento.
   Estos números son, en definitiva, los que alimentan a la inflación que se encarga de castigarnos, aunque las culpas nazcan en el seno del poder por su fracaso en la conducción.
   Confieso sin avergonzarme que no terminé el secundario por culpa de las matemáticas porque la situación familiar me obligó a trabajar y entonces, pero estos números no son míos, sino de lo que nos enseña la tecnología cibernética, tan obsequiosa hacia la desesperante realidad.
   Una realidad que desde el llano sólo podemos modificar a través del voto, porque en el poder todo indica que esos objetivos no son los que consideran preocupantes.
   Si lo fueran, viviríamos en el paraíso.
 
Abstenerse es un acto de indiferencia
LA INSOSLAYABLE  OBLIGACIÓN DE VOTAR ES COMO
UN COMPROMISO CÍVICO NECESARIO DE ENALTECER
 
   Una marcada inquietud surgida de los números difundidos de las últimas elecciones en distintos puntos del país, no deja de ser una señal de alarma por la caída de los porcentajes de votantes con relación a similares acontecimientos anteriores.
   Las causas son un tema para que lo estudien y esclarezcan los sicólogos por una parte y la conciencia de los políticos por otra, a la que deben íntimamente consultar previo reconocimiento de las falencias propias y con sentido de honesta autocrítica, para encontrar una explicación a esa decrepitud del fervor de otros tiempos, a los que se solía definir como fiestas cívicas y los más optimistas las calificaban como el camino hacia el reencuentro de los argentinos.
   El hecho de votar, en lo personal, tiene el transparente significado de participar de nuestro común destino como República; en la integración individual a la masa popular, en la conformación de intervenir individualmente en la tarea de reconstrucción que también nosotros, aparte del poder, nos estamos debiendo.   
   Tengamos presente que al no participar, se adelgaza paralelamente nuestro derecho a cuestionar los resultados, por negarnos a ser una parte de ellos y si lo miramos desapasionadamente, no deja de ser un acto de cobardía cívica, imperdonable más aún en estos tiempos de crisis que tanto nos afecta.  
   Así como Jaime Barylco estima que las fiestas patrias para muchos sólo sirven para lavar el auto, tengamos la grandeza de participar en las históricas decisiones del pueblo y no limitarnos a esperar que otros sean quienes decidan por nosotros.
   Desde todos los sectores del amplio y variado arco ideológico han puesto en funcionamiento sus promesómetros, en un festival parecido al reino de la demagogia, porque todos aseguran bondades que siendo gobierno no las supieron instrumentar y allí debe estar el claro sentido de la participación a la hora de optar.
   No hacerlo, vendría a ser una especie de autocondena al silencio, precisamente en tiempos que el silencio es demostración de debilidad interior, cuando tenemos la posibilidad que la democracia nos regala, para pensar a través de las urnas.
   No hacerlo y sin que se trate de una ofensa, equivale a encriptar nuestro pensamiento y vulnerar una oportunidad de hacernos escuchar.
 
Megacausa del Registro de la Propiedad
EXPRESIÓN “TEATRAL” QUE DESNUDA ALGUNAS
CURIOSAS  MANERAS DE ADMINISTRAR JUSTICIA

   En una obra de teatro protagonizada en las puertas del Palacio de Justicia de la capital cordobesa un Juez vestido de larga túnica negra pregunta a un Fiscal: ¿De qué se acusa a este hombre? A viva voz el Fiscal responde que el acusado ha falsificado documentos en perjuicio de la Provincia. 
   El Juez pregunta entonces: ¿Cuáles son las pruebas? Contrariado, el Fiscal responde que en realidad no tiene pruebas, pero que eso es debido a la gran habilidad del delincuente para ocultarlas. El Juez insiste: ¿Y cómo sabe que es un delincuente si no tiene pruebas, hay alguien que lo acuse? El Fiscal visiblemente fastidiado replica: ¿Pero no le ve la cara? Por supuesto que hay testigos, pero no se quisieron identificar.
   En ese momento el abogado defensor del acusado levanta su mano para pedir al Juez que cite a declarar a esos supuestos testigos, a fin de confrontarlos como marca la ley, pero recibe como contundente respuesta: ¡Eso es Imposible, si nadie sabe quiénes son!
El Fiscal agrega: Su personalidad indica que es culpable, y aunque no tenemos pruebas, hay grandes indicios: habló por teléfono con sus compañeros de trabajo y además tiene sus números en la agenda del celular.
   Entonces el Juez concluye: Eso es gravísimo, no quedan dudas, es culpable como ha dicho el Fiscal, ¡que permanezca en prisión preventiva hasta que lo condenemos en el juicio!
   Los guardias se llevan al hombre y concluye la obra. 
   Cualquier parecido de esta puesta en escena con la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba, bien vale asegurar que no es pura coincidencia.
 
El respeto por nuestro riquísimo idioma
DESNATURALIZAR SU ESENCIA ES SÍNTOMA DE SERES
PORTADORES DE UNA CURIOSA E INFANTIL LIVIANDAD
 
   Nuestro idioma, según sostienen los entendidos, es el más rico en cuanto a cantidad de vocablos, lo que de por sí hace más fluida y detallada la conversación, al igual que su escritura por la enorme cantidad de sinónimos de cada término -apreciación personal- que hace a la lengua española como la más amplia y permite hacer de un relato, por ejemplo, un cuadro pintado al óleo, un dibujo a lápiz y quiero también incluir a la narración de los detalles de una una fotografía.
   Todo este preámbulo para sostener con firmeza la inutilidad o mi rechazo liso y llano a eso que dieron en llamar “lenguaje inclusivo” institucionalizado en algunos ámbitos, que altera la comprensión tanto de lo escrito como de lo manifestado de manera oral.
   Muchas personalidades se han opuesto a ese remedo de integración idiomática asexuada, neutra, que muchas veces es como si la frase o la oración no terminaran, con la contundencia que tienen las manifestaciones en nuestro idioma normal.
   Por eso me tomé el atrevimiento de elegir ejemplos que pusieran claridad en la disputa generada, especialmente cuando la aplicación de esa novedad traída de los pelos, pretende instalarse en la educación primaria.
   Al respecto, una educadora dio en el clavo a mi entender, que puede ser considerado como un poquito por encima de lo elemental, pero escúchelo, analice, y después seguramente tendrá mucho en qué pensar.
   No se escandalice, ni se lo pierda…
  El atractivo audio al que se hace referencia puede ser ubicado buscándolo en el sitio respectivo, parte superior de la columna a la derecha de este blog.
 
No son nuevas y siempre existieron…
MALAS  PRÁCTICAS EN  CAMPAÑAS  PRECOMICIALES
O EL PELIGROSO AGOTAMIENTO DE LA INTELIGENCIA
 

   De ningún modo vayan a pensar que dudo de la honestidad de nadie, pero tampoco es para ser callado cómplice o silente encubridor de ciertas travesuras, que de manera creciente se vienen perpetrando aquí muy cerca de nosotros, en las vísperas de cualquier acto comicial en que esté en juego el acceso a cierto poder.
   Es tradición por ejemplo hablar mal del adversario, desnudarle algunos secretos, fabricarle otros o embarrarlo al vincularlo con nuevas o vetustas causas judiciales, pero lo importante es ese metejón por enlodar, por ubicar al que piensa y promete distinto, como sea en la convicción que cada una de esas maniobras tendrá propio beneficio y ajeno desprestigio, porque cualquiera de los dos resultados es la ganancia o la pérdida en votos y está visto que ciertos objetivos se alcanzan en honor a la cantidad dejando de lado la calidad.
   Lejos en los tiempos quedaron los nocturnos y aporreados encuentros de militantes adversarios en las noches de pegatinas de carteles, porque ahora tal acción los políticos en su mayoría la tercerizan y bien remunerada, con lo que mucho de la magia ideológicamente combativa y especialmente su simpática apelación a la pintura y al engrudo pasó a la historia reemplazada por el laburo ajeno, el pago en las redes sociales, la alevosa publicidad oficial de la que abusaron todos los colores pero nunca tan escandalosa como en este presente, que para colmo pagamos todos porque después hay que recaudar impuestos, en lugar de escudriñar qué gastos se realizan con fondos partidarios.
   El debate ya pasó de moda porque como están las cosas, debieran hacerlo en un ring reemplazando a los estudios de TV con un agregado: se preguntarán en este caso por una mirada a la igualdad de géneros, cuando la modernidad nos muestra que también ellas en muchos cuadriláteros del mundo, también se cagan a trompadas en nombre del boxeo y en ofensa a la tersa femineidad.
   Mezclar al contrincante con la droga no es nuevo sino que viene acentuado como maniobra, llamémosla desacreditatoria de honestidad, o vincular a familiares en delitos aunque sean leves porque lo importante es romper esa coraza de decencia que todo candidato se ve obligado a calzarse, algunos de ellos a sabiendas que esa coraza sea medio trucha.
   Sin embargo pispeando las declaraciones juradas así al voleo, que vendrían a ser el confesionario sacro donde van todos a parar, viéndose obligados a decir la verdad jurando por Dios aunque sean ateos, es cuando en estos tiempos donde todos nos conocemos, llegamos a sorprendernos y terminamos echándole la culpa a las amnesias, las equivocaciones, los errores conscientes o la criolla avivada por lo pícaros que son.
   Es sorprendente, en estos tiempos, que los autos incluyendo a los de alta gama sean tan baratos, que las propiedades inmuebles estén con valores de casi liquidación incluyendo en los barrios cerrados, que los terrenos por su precio declarado sean accesibles para todos y que los sueldos pelados, sin el agregado de los viáticos, pasajes, desarraigos y otras ventajas, virtualmente hayan desaparecido o estén prolijamente escondidos.
  Todo este panorama, que obviamente genera incógnitas y lleva a las preguntas en un encuentro público mano a mano, estimo que son los motivos para que haya naufragado esa maravillosa costumbre de ver a dos o más candidatos echándose culpas y esquivando cascotazos, pero de frente y sin distancias.
   No hay caso.
   Hasta en la política y más en las previas de elecciones, estamos viviendo la muerte de una mística que nos fortalecía como ciudadanos, ávidos de llegar a la verdad a través de quienes tienen la obligación de decir la verdad y atajar los trompadones como sea, incluyendo los golpes bajos, sea hombre, mujer, o de sexo intermedio.
   Pido disculpas por hacer mi catarsis evocando tiempos idos que por lo que se advierte, no volverán jamás…
   Se me ocurre que todo esto es la previsible fotografía que documenta la muerte de la inteligencia, apuñalada por la espalda por parte de la angurria de poder.


El sanjuanino Domingo F. Sarmiento
DESPEDIDA CON LÍMPIDOS CONCEPTOS DE UNO DE NUESTROS PRÓCERES  ALOJADOS EN  LA HISTORIA
 
   Ejemplo de asistencia perfecta, pasión sin ausencias, lejos de preocuparse por ser agradable o simpático, febril escritor, educador vocacional y fanático de la enseñanza y un hacedor de Patria con la espada, la pluma y la palabra, nacido en San Juan el 15 de febrero de 1811, integrante luego de las fuerzas unitarias contra los federales y perseguido por Facundo Quiroga se exilia en Chile.
    Funda escuelas y edita diarios. Es un escritor empedernido, merodea en Montevideo, participa luego en la batalla de Caseros en la que Juan Manuel de Rosas sufre la derrota, trabaja en las reformas a nuestra Constitución Nacional, lo designan gobernador de San Juan  a lo que después renuncia, viaja como embajador a Nueva York, sufre la muerte de su hijo Dominguito en la batalla de Curupaytí, en 1868 asume la Presidencia de la Nación hasta que en 1874 le traspasa el cargo a Nicolás Avellaneda, luego Roca lo designa superintendente general de  escuelas, en 1888 se embarca a Paraguay donde pocos meses después, el 11 de septiembre de ese año muere de un ataque cardíaco.
  Su herencia política y educativa es de un valor incalculable y se me ocurrió, en homenaje a la síntesis, rescatar de su agitada vida, una sentencia que resume su condición de prócer cuando sostuvo “Las convulsiones políticas traen también la experiencia y la luz, y es ley de la humanidad que los intereses nuevos, las ideas fecundas, el progreso, triunfen al fin de las tradiciones envejecidas, de los hábitos ignorantes y de las preocupaciones estacionarias”.
   Todo un legado conceptual para no desperdiciar.
 
Gonio agradece: Final de la edición 786 de SLB y no
lo olvide:  pase  lo  que  pase y cueste  lo  que cueste,
jamás deje  de ser feliz.   Como  siempre, agradezco a
Mariela Kusik, a Conrado  Vicens, a Sabri Bustos, a  la
polifuncional Cele Pereyra y a Oji en la posproducción.
Siga en la 580, llega “La voz de la paz” con Lita y Lalo.
Gestión, modestamente:  Gonio Ferrari… ¡y equipazo!
Hasta el próximo domingo y muchas gracias…

 

2 comentarios:

  1. Anónimo11:25 a.m.

    lejos el mejor descriptor de la realidad

    ResponderBorrar

Su comentario será valorado