¿TRAS 12
AÑOS EN EL GOBIERNO
RECIÉN
ADVIERTEN QUE HAY QUE
APLICAR LA DUREZA DEL ACERO?
Las
amnesias políticas a veces desdibujan la mejor de las
gestiones
con solo un paseo por la memoria y una mirada
desapasionada
hacia la realidad. El ahora presidencialista
del cordobesismo
parece haber caido en cuenta que debe
hacer en el
país lo que no supo hacer en nuestra Córdoba.
De la
Sota promete una férrea lucha contra dos elementos de la vida
nacional … & popular que vienen haciendo estragos en la sociedad argentina:
la inseguridad y la inflación, siempre y cuando pasemos por alto la
intolerancia, el endeudamiento, la corrupción, la pérdida de puestos de
trabajo, la desindustrialización y otros factores negativos que anden rondando
por allí.
Es probable que por una actitud netamente machista relegue a un segundo
plano algunas carencias de productos de exclusivo uso femenino con inevitable
frecuencia mensual, instancia cuya falta suele generar enormes alegrías hogareñas
en muchos casos y preocupación con sentimiento de culpa y “yo no fui” en otros.
Eso mismo viene sucediendo en Venezuela desde varios meses atrás, e
inquieta sobremanera que como en muchos otros aspectos, sea ese también el
rostro anticipado de Argentina.
De la Sota
le puso la montura de acero a un caballito de batalla solo aplicable a la
campaña proselitista con miras a plasmar sus delirantes ansias
presidencialistas, porque prometer dura pelea a la inseguridad y la inflación
más suena a broma para los cordobeses aunque fuera de nuestro territorio, el
dueño de un percudido cordobesismo se empeñe en vender la imagen idílica de una
normalidad y una paz inexistentes.
Es gracioso advertir los ataques de amnesia de nuestro gobernador en los
“reportajes” que le realizan los medios de Buenos Aires y provoca vergüenza ajena
el soberbio nivel de ignorancia que lucen muchos colegas que se limitan al
abordaje de temas epidérmicos, previamente establecidos y regulados por ese
tentador argumento que es la pauta publicitaria oficial.
Decir que el gobierno provincial genera inflación no es un disparate,
porque un simple y elemental planteo matemático y sin un sencillo rigor
científico, bastan para sostener tal afirmación.
La aplicación de la tasa vial que transforma a Córdoba en el Estado
provincial con tarifas más elevadas en los combustibles certifica que es uno de
los factores generadores de inflación, a lo que debemos sumar la tarifa
eléctrica más elevada del país, los peajes exageradamente onerosos para el
descuido de las rutas donde se aplica, el costo del agua tratada y distribuida
por una empresa concesionaria, la presión tributaria maquillada por un
descuento ya absorbido por la “actualización” y la repercusión que en el
presupuesto familiar tiene el precio del transporte urbano -aunque sea de la
órbita municipal- excesivamente costoso para un servicio mediocre y
ciclotímico, sujeto a caprichos y prepotencias tanto sindicales como
empresarias.
Los jubilados provinciales gozan, posiblemente, de los haberes mensuales
más elevados del país, por parte de un organismo hiper endeudado que durante el
delasotismo repartió beneficios a mansalva sin el sustento de aportes previos y
ahora, tras culpar a la Nación
(existe una “deuda cruzada” que no logran conciliar) por su propia ineficiencia
administrativa, castiga a los viejos reteniéndoles sus actualizaciones
jubilatorias durante seis meses, lo que también representa un generador de
inflación por el endeudamiento emergente de la provincia en la toma de dinero
para intentar cumplir con sus obligaciones.
Con todos estos antecedentes y seguramente otros que permanecen
prolijamente ocultos, el actual gobernador pretendidamente presidenciable no
puede aparecer ahora como el salvador de la Patria, pontificando que “El próximo gobierno
tendrá que ser duro como el acero para enfrentar la inseguridad y la
inflación”.
Si el actual gobierno provincial
no acepta ser considerado “mantequita”, debiera responder entonces a la
pregunta inevitable: ¿Por qué no lo hizo el peronismo en Córdoba en los últimos
12 o más años de gestión?
La explicación es abrumadoramente simple: el promesómetro se activó
ahora, porque antes no era tan marcada la vocación presidencialista del ahora
riocuartense “imperialista” por adopción matrimonial.
Y los “slogans” corren por cuenta de profesionales extranjeros de la opinión y la
“venta política de un candidato”, absolutamente ignorantes del quehacer
cordobés con lo que demuestran que a veces se puede ser profeta en la tierra de
uno, aunque desde el propio poder desvirtúen eso tan trillado del “compre
Córdoba” que en muchos aspectos siempre fue un verso más incluyendo a la
creatividad publicitaria.
Gonio Ferrari
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