SUS GASTOS
EN CINTA “SCOTCH” SON
PARTE DEL
PRESUPUESTO NACIONAL
No debe
existir una tarea más engorrosa, incómoda ni anti
higiénica
que remendar un billete de los tantos en estado
deplorable
que circulan entre nosotros. Hacerlo con varias
hojas de
diarios es un patriótico cometido que la realidad
le confió
al lenguaraz del modelo nacional & popular, ese
pulcro
personaje que dio lástima desgobernando al Chaco.
El que se encula pierde, reza un dicho producto del “malhablaje” grosero
y chusma de esos que están divorciados del idioma sin haberse casado nunca con
él.
Un aserto que sin dudas ignora el inefable super ministro Jorge (alias “Coqui”) Capitanich, a quien
posiblemente en forma apresurada ya empiezan a identificarlo más por el alias
que por su nombre, temperamento que por lo general se aplica a los marginados
de la ley.
Dijo, acusó, rompió diarios, habló de complot destituyente, de mafias
mediáticas, de operaciones políticas para “serruchar el piso” del gobierno,
cuando es uno de quienes más usan el serrucho haciéndolo ir y venir en la
plataforma de madera balsa en la que ellos están aposentados y creyendo que
dese allí comandan los inciertos destinos de la República.
La realidad que le llegó por boca de su “coequiper” Gils Carbó, debió
llamarlo a la sana reflexión, actitud que suelen asumir los funcionarios inteligentes,
lo que no es el caso del gobernador en suspenso de una provincia tan hambreada
como desatendida, donde según sus apreciaciones la desnutrición infantil no
existe.
Era cierto lo que sostenían los periodistas en sus notas, esas notas que
despertaron la ira, la intolerancia, el autoritarismo salvaje igual al que
exhibían los dueños del poder allá desde el ’76 hasta el ’83.
Pero ni siquiera existió la caballerosidad del inexacto que se
disculpa, la falsa humildad del
equivocado ni la actitud hipócrita y mentirosa de quien por pegarle al clavo le
pega al dedo y sostiene que no le dolió.
Si Capitanich es la imagen del gobierno; si es lo que exportamos como
modelo de tolerante y mesurado vocero, justificador de errores o ariete contra
los que piensan distinto, de poco valdrá todo lo que se haga posiblemente con
buena intención para ubicarnos en el mundo como país serio, respetuoso de las
leyes y en especial de las libertades, si es que la libertad plena de pensar y
de expresarse, para el kirchnerismo está entre ellas.
Lo mejor que puede hacer Jorge (alias “Coqui”) Capitanich es bajar su
cabezota empecinada, morderse la lengua antes de acusar, denostar y
descalificar; pedir disculpas haciendo de cuenta que es un grande, renunciar y
volver a su Chaco donde tanto necesitan de su proclamada como escondida
inteligencia.
Las sombras de los desnutridos, de los famélicos, de los postergados que
no existen, lo están esperando.
Gonio Ferrari
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