Desgrabación
de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa
“Síganme los buenos” del domingo 08/02/15 emitido por AM580
Radio Universidad de Córdoba.
DLS
AHORA QUIERE SER DE ACERO
De
la Sota promete una férrea lucha contra dos elementos de la vida
nacional … & popular que vienen haciendo estragos en la
sociedad argentina: la inseguridad y la inflación.
Prometer
dura pelea a la inseguridad y la inflación más suena a broma para
los cordobeses aunque fuera de nuestro territorio, el dueño de un
percudido cordobesismo se empeñe en vender la imagen idílica de una
normalidad y una paz inexistentes.
Es
una incoherencia, por ejemplo, colocar el acento en la proyectada
lucha contra la inseguridad nacional y a lo largo de 12 años de
gestión en la provincia tener para mostrar como resultado una
multiplicación de los hechos delictivos, el brutal aumento de la
violencia para perpetrarlos, el crecimiento exponencial e imparable
del narcotráfico y el descontrol existente dentro de la institución
policial, cuyo más reciente ejemplo fue la rebelión que naciera en
sus filas un año atrás dejando su secuela de saqueos, daño,
terror, espanto y desconfianza en la comunidad.
En
síntesis, la falta de una política integral de seguridad en
Córdoba, situación que lleva más de una década, ha logrado una
penosa subversión en el seno de la sociedad: los decentes están
entre rejas y los delincuentes gozan las mieles de la libertad y la
impunidad.
Es
penoso advertir los ataques de amnesia de nuestro gobernador en los
“reportajes” que le realizan los medios de Buenos Aires y provoca
vergüenza ajena el soberbio nivel de ignorancia que lucen muchos
colegas que se limitan al abordaje de temas epidérmicos, previamente
establecidos y regulados por ese tentador argumento que es la pauta
publicitaria oficial.
Y
decir que el gobierno provincial genera inflación no es un
disparate.
La
aplicación de la tasa vial transformó a Córdoba en el Estado
provincial con tarifas más elevadas en los combustibles,
certificando que es uno de los factores generadores de inflación, a
lo que debemos sumar la tarifa eléctrica más elevada del país, los
peajes exageradamente onerosos para el descuido de las rutas donde se
aplica, el costo del agua tratada y distribuida por una empresa
concesionaria, la presión tributaria maquillada por un descuento ya
absorbido por la “actualización” y la repercusión que en el
presupuesto familiar tiene el precio del transporte urbano aunque sea
de la órbita municipal.
Los
jubilados provinciales gozan, posiblemente, de los haberes mensuales
más altos, por parte de un organismo hiper endeudado que durante el
delasotismo repartió beneficios a mansalva sin el sustento de
aportes previos y ahora, tras culpar a la Nación (existe una “deuda
cruzada” que no logran conciliar) por su propia ineficiencia
administrativa, castiga a los viejos reteniéndoles el pago de las
actualizaciones durante seis meses, lo que también representa un
generador de inflación por el endeudamiento emergente de la
provincia en la toma de dinero para intentar cumplir con sus
obligaciones.
Con
todos estos antecedentes y seguramente otros que permanecen
prolijamente ocultos, el actual gobernador pretendidamente
presidenciable no puede aparecer ahora como el salvador de la Patria,
pontificando que “El próximo gobierno tendrá que ser duro como el
acero para enfrentar la inseguridad y la inflación”.
El
actual gobierno provincial debiera responder entonces a la pregunta
inevitable: ¿Por qué no lo hizo el peronismo en Córdoba en los
últimos 12 o más años de gestión?
La
explicación es simple: el promesómetro se activó, porque no era
tan marcada la vocación presidencialista del ahora riocuartense
“imperialista” por adopción matrimonial.
Si
uno de los ejes de la campaña electoral que persigue la quimera del
inventor del cordobesismo, es “acerar” la actitud aportando
dureza y compromiso para superar la inseguridad y la inflación a
nivel nacional, lo mejor que puede hacer es olvidarse de poner como
ejemplo la situación de Córdoba.
A
menos que le resulte grato hacer pis contra el viento.
MARCHA
DE APOYO A FISCALES
Tiempo
atrás, con la vigencia de los cacerolazos en las principales
ciudades del país, cundió el pánico en el seno del gobierno
nacional, por tratarse de la primera expresión de protesta que no
nacía de la inexistente oposición sino por generación espontánea
y por vía de las redes sociales.
Dejando
de lado que los simpatizantes de ese estilo eran las señoras de los
countryes que golpeaban sus Essex o de los otros, que mandaban a las
manifestaciones a sus empleadas domésticas según lo evaluaban los
cerebros del poder, no dejaba de ser una multitudinaria expresión de
rechazo a la gestión.
Y
eso que aún no había ningún muerto para facturar.
Ahora
está el muerto y nada menos que un Fiscal de la Nación, cuya
desaparición física por asesinato o por suicidio no mereció
siquiera unas pocas líneas de pésame por parte de las autoridades
del modelo nacional & popular.
En
pocas palabras, una actitud que esconde la mezquina postura que solo
son valiosos los muertos de la propia tropa y que en la bolsa de los
sentimientos, los muertos del sector que piensa distinto cotizan
siempre en baja.
Debe
ser por eso que apenas comenzó a circular la convocatoria para el 18
de este mes, para expresar el luto ausente desde el poder y la bronca
concentrada en la mayoría, se encendió una luz de alarma que
raudamente viajó hasta la China, lugar que había acogido a quien
desde un cierto apresuramiento e ignorancia consideran indirecta
responsable de esa muerte.
La
honda preocupación de quienes pretenden mostrarse despreocupados y
nadie les cree, es que las anunciadas concentraciones puedan ser
tomadas como una especie de plebiscito, justo ahora que comienza con
todo su vigor y su bronca, un año electoral para definiciones
históricas.
Roguemos
que aquellos nostálgicos del 54 por ciento no opten por el ninguneo
o la descalificación de esta iniciativa que es tan popular como sus
postulados originales que no alcanzaron a concretarse.
Porque
sumarle más violencia a la violencia moral que padecemos los
argentinos, es acelerar una descomposición institucional que a esta
altura de los hechos sería necio negar u ocultar.
Justo
ahora, cuando lo que más necesitamos es unión, comprensión,
respeto y vigencia de las leyes.
En
el poder, aunque no les guste, deben tomar a la convocatoria para el
18 de este mes, como un sano y necesario ejercicio de una democracia
todavía en maduración.
Hay
veces que la historia se ha escrito más con silencios que con
gritos.
ALTA
CÓRDOBA Y SU PACIENCIA
Más
de tres meses atrás, el fantasma de Rio Tercero comenzó a merodear
por Alta Córdoba, con la explosión de una fábrica donde se
almacenaban variados materiales, incompatibles con la seguridad, que
hicieron volar todo en cientos de metros a la redonda, con la enorme
fortuna de no ocasionar víctimas fatales directas.
La
convulsión inicial nacida en el espanto fue atendida de manera
correcta y diligente por los organismos estatales, se solucionaron
algunos problemas, los más acuciantes, y como siempre ocurre, entró
a movilizarse esa infaltable corriente de promesas e intenciones que
caracteriza a cualquier gobierno.
Queda
mucho por hacer y la gente sigue en la obligada e indignante espera
de retornar a una normalidad, que le quitara la irresponsable
imprevisión estatal por la falta de controles.
Esa
impotencia que se ha hecho carne en la gente, aumenta de manera
considerable cuando se advierten los enormes gastos que se hacen en
publicidad oficial, pretendiendo posicionar eventuales candidatos,
tanto en la esfera municipal como provincial y nacional.
No
hay caso.
La
materia prioridades, es la que siguen arrastrando como previa todos
aquellos que han subvertido los valores de la democracia, creyendo y
practicando la injusticia de pensar que el pueblo está a su
servicio, cuando debiera ser al revés.
Alguna
vez ese pueblo, como tantas veces ha ocurrido, agotará su paciencia.
COQUI,
EL ROMPEDIARIOS
El
que se encula pierde, reza un dicho producto del “malhablaje”
grosero y chusma de esos que están divorciados del idioma sin
haberse casado nunca con él.
Un
acerto que sin dudas ignora el inefable super ministro Jorge alias
“Coqui” Capitanich, a quien posiblemente en forma apresurada ya
empiezan a identificarlo más por el alias que por su nombre,
temperamento que por lo general se aplica a los marginados de la ley.
Dijo,
acusó, rompió diarios, habló de complot destituyente, de mafias
mediáticas, de operaciones políticas para “serruchar el piso”
del gobierno, cuando es uno de quienes más usan el serrucho
haciéndolo ir y venir en la plataforma de madera balsa en la que
ellos están aposentados y creyendo que dese allí comandan los
inciertos destinos de la República.
La
realidad que le llegó por boca de su “coequiper” Gils Carbó,
debió llamarlo a la sana reflexión, actitud que suelen asumir los
funcionarios inteligentes, lo que no es el caso del gobernador en
suspenso de una provincia tan hambreada como desatendida, donde según
sus apreciaciones la desnutrición infantil no existe.
Era
cierto lo que sostenían los periodistas en sus notas, esas notas que
despertaron la ira, la intolerancia, el autoritarismo salvaje igual
al que exhibían los dueños del poder allá desde el ’76 hasta el
’83.
Pero
ni siquiera existió la caballerosidad del inexacto que se disculpa,
la falsa humildad del equivocado ni la actitud hipócrita y mentirosa
de quien por pegarle al clavo le pega al dedo y sostiene que no le
dolió.
Si
Capitanich es la imagen del gobierno; si es lo que exportamos como
modelo de tolerante y mesurado vocero, justificador de errores o
ariete contra los que piensan distinto, de poco valdrá todo lo que
se haga posiblemente con buena intención para ubicarnos en el mundo
como país serio, respetuoso de las leyes y en especial de las
libertades, si es que la libertad plena de pensar y de expresarse,
para el kirchnerismo está entre ellas.
Lo
mejor que puede hacer Jorge alias “Coqui” Capitanich es bajar su
cabezota empecinada, morderse la lengua antes de acusar, denostar y
descalificar; pedir disculpas haciendo de cuenta que es un grande,
renunciar y volver a su Chaco donde tanto necesitan de su proclamada
como escondida inteligencia.
Las
sombras de los desnutridos, de los famélicos, de los postergados que
según Coqui no existen, lo están esperando.
LA
MEGACAUSA
Apareció
publicada esta semana la agenda judicial para el año en curso,
anunciando que en la Cámara Décima se seguirán ventilando las
cuestiones relacionadas con la causa del Registro de la Propiedad, en
cuyo marco se han producido curiosas situaciones con respecto a los
plazos legales y al cómputo de los tiempos de prisión.
Al
Poder Judicial compete la difícil tarea de administrar justicia y
por su intermedio el Estado monopoliza el ejercicio del poder
punitivo, poder que a su vez debe tener límites claros y precisos a
fin de evitar las arbitrariedades y salvaguardar los derechos de
todos los ciudadanos.
El
Derecho Procesal Penal establece dentro de estas limitaciones el
derecho a ser juzgado en un plazo razonable.
El
plazo razonable no es un capricho.
En
la bibliografía, data desde el derecho romano que establecía
sanciones más leves, para las personas que habían estado bajo
acusación por un largo tiempo.
En
el año 1778 la Declaración de los Derechos del Hombre estableció
que toda persona sospechada tiene derecho a conocer la causa de su
acusación y a ser juzgada rápidamente por un jurado imparcial.
Este
indiscutible derecho humano al plazo razonable ha sido consagrado por
el Derecho Internacional y plasmado en nuestra Constitución como
protección frente al estado de incertidumbre y angustia que la
sospecha genera en la persona imputada.
Existe
una interesante biblioteca de fallos que condenan la inobservancia de
esta garantía y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en
el año 2007 consideró que superadas las dos terceras partes
del mínimo legal previsto para el delito imputado, se presume
"prima facie" que el plazo es irrazonable.
Esta
observación de dicho prestigioso organismo resulta de fundamental
trascendencia ya que, aplicada a la causa del Registro y teniendo en
cuenta que los delitos investigados en la mayoría de los imputados
tienen mínimos legales de 6 meses, los 10 años de tener a las
mismas personas bajo sospecha resulta irrazonable e irracional.
Y
sin razón no queda lugar para la justicia.
LOS
ACUERDOS CON CHINA Y EL HUMOR
Es
doloroso saber que Argentina últimamente adquiere notoriedad por vía
del escándalo o el ridículo, pese a que la propaganda oficial
pretende hacernos creer que estamos en boca de todo el mundo por las
bondades que a la población le aporta este modelo.
En
tal sentido me parece oportuno reiterar que lo bueno que se hace
desde el poder, no es más que cumplir con parte de lo prometido y no
para montarse en el éxito, solo por haber respetado la obligación
de hacer las cosas bien.
Con
China se firmaron alrededor de 20 acuerdos tanto económicos como de
ayuda para la concreción de obras de infraestructura que tanto
necesitamos.
Hubo
algunos delirios de cierto tendencioso imaginario popular que
alertaban sobre la cesión de 600 mil hectáreas en el Sur y la
instalación de una base militar china por aquellas latitudes.
Y
aunque suene reduccionista, si algo trascendió en detalles con
relación al extenso viaje presidencial, fue lo que en forma personal
evalúo como una boba niñería o travesura de adolescente: el twit
presidencial remedando lo que nosotros pensamos livianamente, es la
milenaria fonética de aquella gente de ojos como puñalada en un
tarro y mujeres con piel de porcelana.
Gran
escándalo gran, en el que intervinieron infaltables intérpretes de
mensajes, actrices de cine, deportistas y políticos que pretendían
conferirle al episodio el risueño y exagerado status de conflicto
internacional.
Los
chinos, para nosotros silenciosos por naturaleza, acostumbrados a la
censura y en muchos casos violentos y mafiosos -como tantos
argentinos- buscaron minimizar la situación, porque ellos tienen
prohibida la red del pajarito.
Pero
tienen una propia llamada Weibo a través de la cual se expresan
masivamente.
Los
que consideraron ofensiva a la travesura presidencial dijeron “Los
de países pequeños no tienen cabeza. Para pedir dinero sí que
quieres venir a China hasta en silla de ruedas”.
Son
chinos, pero no tan complacientes, diplomáticos ni ceremoniosos.
ANDREITA
DEL BOCA, LA VISIONARIA
Nunca
se sabe cuándo son una verdad o fruto de una invención, los dichos
de algún famoso porque siempre hay alguien que se beneficia o se
perjudica con ellos y al final quien queda desubicada -sea real o
macaneo- es la persona a quien se asigna una frase que pretende ser
parte de la celebridad.
Porque
si es cierto que la ex primera actriz Andrea del Boca dijo entre
otras cosas y como elogio a la militancia joven que “Máximo
Kirchner es el candidato mejor preparado para dirigir los destinos
del país”, alguien debiera decirle a la ex nena que desayunar con
Fernet provoca esos efectos, lo mismo que una mala noche de sexo
ausente o de excesos libidinosos o de abstinencia de pastillas para
ayudar a dormir o de pensar en el descubierto bancario o en los
dineros atesorados en los paraísos fiscales.
El
muchacho aludido por lo que se conoce de su escueto curriculum,
todavía tiene los plásticos de fábrica en los hombros y aquellos
que no lo aprecian ni le reconocen antecedentes laborales lo llaman
poco cariñosamente “El Esquimal” porque no ha transpirado nunca.
Así
resulta más complicado pensar en su postulación política, que en
otro terreno bien pudiera mirar en dirección a la presidencia de
algún centro vecinal, club de barrio, banda rockera o grupo juvenil
con ciertas aspiraciones, siempre y cuando sus obligaciones no lo
sometan al riesgo de exponer la debilidad cartilaginosa de su
rodilla, no recuerdo si izquierda o la otra.
Pese
a los asombrosos progresos de la tecnología cercanos al milagro, es
imposible por ahora gobernar desde la placentera y obesa comodidad de
una “play station” o mediante comunicados redactados por tantos
de sus conmilitones donde se destaca ese ínclito personaje de su
amistad cuya función es enseñarnos a pensar.
Pero
mejor y a la hora de integrar un hipotético equipo de trabajo y
conducción -me quiero permitir un consejo a Máximo- ni pensar en
“Coqui” a la hora de comunicar sucesos porque de sapo en sapo
devorados demostró que a lo bueno lo transforma en malo y a lo malo
en peor. Mejor que vuelva a convivir con sus amigos los tobas,
wichís, mocovíes y qom que lo adoran.
Volviendo
a la blonda Andreita jamás olvidemos por ingratitud que hizo llorar
a un par de generaciones, hasta que ya crecidita y bien vinculada
advirtió que la docencia teatral era su futuro para lo cual se hizo
preparar el consabido facturero y así fue que enseñó a gesticular,
a manifestarse; los mohines, a llorar y a inspirar lástima que para
algunos es el umbral de la ternura y para otros, el ingreso a la
hipocresía.
Y
allí anda ella, feliz y bien pagada, codeándose con lo más
encumbrado del poder, mientras piensa que todos somos imbéciles que
todavía creemos en sus lágrimas de antes, en sus mohines de antes,
en su ternura de antes y en su inocencia ya perdida, aunque haya
formalizado una transferencia imposible de tomar con seriedad.
Porque
no es necesario que nadie, ni siquiera Andreíta, nos enseñe a
sufrir.
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