ANDREITA, INSTRUCTORA EN ARTE
DRAMATICO
AL MAS ALTO NIVEL, EN SU FACETA DE
ADIVINA
Asombrosa evaluación de una adorable
mocosita
que aprendió antes a lagrimear sin
motivos que a
caminar. Ni a Piñón Fijo, Gaby, Fofó y
Miliki juntos
se les hubiera ocurrido pensar en ese
“candidato”.
Nunca se sabe cuándo son una verdad o fruto de una invención, los dichos
de algún famoso porque siempre hay alguien que se beneficia o se perjudica con
ellos y al final quien queda desubicada -sea real o macaneo- es la persona a
quien se asigna una frase que pretende ser parte de la celebridad.
Porque si es cierto que la ex joven primera actriz Andrea del Boca dijo
entre otras cosas y como elogio a la militancia joven que “Máximo Kirchner es
el candidato mejor preparado para dirigir los destinos del país”, alguien
debiera decirle a la ex nena que desayunar con Fernet provoca esos efectos, lo
mismo que una mala noche de sexo ausente o de excesos libidinosos o de
abstinencia de pastillas para ayudar a dormir o de pensar en el descubierto
bancario o en los dineros atesorados en los paraísos fiscales.
El muchacho aludido por lo que se conoce de su escueto curriculum,
todavía tiene los plásticos de fábrica en los hombros y aquellos que no lo
aprecian ni le reconocen antecedentes laborales lo llaman poco cariñosamente
“El Esquimal” porque no ha transpirado nunca.
Así resulta más complicado pensar en su postulación política, que en
otro terreno bien pudiera mirar en dirección a la presidencia de algún centro
vecinal, club de barrio, banda rockera o grupo juvenil con ciertas
aspiraciones, siempre y cuando sus obligaciones no lo sometan al riesgo de
exponer la debilidad cartilaginosa de su rodilla, no recuerdo si izquierda o la
otra.
Pese a los asombrosos progresos de la tecnología cercanos al milagro, es
imposible por ahora gobernar desde la cómoda y obesa comodidad de una “play
station” o mediante comunicados redactados por tantos de sus conmilitones donde
se destaca ese ínclito personaje de su amistad cuya función es enseñarnos a
pensar.
Pero mejor y a la hora de integrar un hipotético equipo de trabajo y
conducción -me quiero permitir un consejo a Máximo- ni pensar en “Coqui” a la
hora de comunicar sucesos porque de sapo en sapo devorados demostró que a lo
bueno lo transforma en malo y a lo malo en peor. Mejor que vuelva a convivir con
sus amigos los tobas, wichís, mocovíes y qom que lo adoran.
Volviendo a la blonda Andreita jamás olvidemos por ingratitud que hizo
llorar a un par de generaciones, hasta que ya crecidita y bien vinculada
advirtió que la docencia teatral era su futuro para lo cual se hizo preparar el
consabido facturero y así fue que enseñó a gesticular, a manifestarse con las
manos y los mohines, a llorar y a inspirar lástima que para algunos es el
umbral de la ternura y para otros, el ingreso a la hipocresía.
Y allí anda ella, feliz y bien pagada, codeándose con lo más encumbrado
del poder, mientras piensa que todos somos imbéciles que todavía creemos en sus
lágrimas de antes, en sus mohines de antes, en su ternura de antes y en su
inocencia ya perdida, aunque haya formalizado una transferencia imposible de
tomar con seriedad.
Porque no es necesario que nadie, ni siquiera Andreíta, nos enseñe a
sufrir.
Gonio Ferrari
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