21 de abril de 2017

Injerto “K” en el PJ cordobés ----

LA POLÍTICA, EL ESCENARIO
IDEAL PARA LA HIPOCRESÍA

   Es para rogar que ahora los auténticos peronistas no les pasen factura a los flamantes injertados, por haberles robado y usufructuado sus banderas por casi tres lustros, costumbre que instauró el kirchnerismo con las sacras enseñas del peronismo inicial devenido en Justicialismo. Si bien el acuerdo de incorporar al justicialismo cordobés a cerca de 400 activistas “K” es a nivel de conducción, no ha sido mirado con simpatía por los peronistas históricos ni por aquellos que se sintieron marginados, agraviados y humillados durante el delasotismo con la discriminación de la que resultaron víctimas no tan sólo en lo económico.
Y ahora que están tomados de las manos, comulgando idénticos proyectos, inquietudes y logros, verán -ambos sectores- llegado el momento de brindar una que otra explicación de esas que no se exigen entre ellos porque son más saludables y menos comprometedores los silencios. Una de ellas, tomando en cuenta que la actual esposa del gobernador Schiaretti está siendo marketineramente catapultada a precandidata a pelear por el sillón mayor del Panal, o Rayador de Queso, como quieran llamarle a la nueva sede de la conducción provincial, qué definición de la realidad le darán al pueblo cordobés por ser la provincia con más irritante índice de pobreza estando ella, precisamente, a cargo de una faceta de la acción social en este importante distrito electoral argentino, como lo es la Secretaría de Equidad y Promoción del Empleo.
   Eso no es para lucirse.  
   Y los militantes que seguramente por respetable convicción o conveniencia no dejarán de ser adoradores del cristinismo, aunque ahora estén acollarados con el cordobesismo
schiaretista, tendrán la obligación de poner en claro -entre un cúmulo de interrogantes- por qué Santa Cruz que recibió proporcionalmente más partidas de dinero de la Nación que cualquier otra provincia, cayó a la bancarrota con escandalosas demoras en las liquidaciones de salarios a los estatales, con el ciclo escolar desquiciado y clamando ayuda al poder central.
   Y dejemos de lado todo lo que huela a grieta o herencia recibida.
   Un  detalle más que no sería bueno dejar caer en el olvido: si lo que buscan con este tardío “hermanamiento” es un fortalecimiento común para enfrentar al adversario, o el abrazo que los emparente y les permita quedar en segundo lugar. Así alcanzarían bancas con fueros parlamentarios incluidos, en beneficio de muchos personajes que bien pueden
ser nominados como partícipes de resonantes hechos de corrupción que se vienen ventilando y seguirán “apareciendo”, tanto a nivel nacional como en el ámbito provincial.
   Asegurar la continuidad del signo político parece ser la consigna, escondiendo que para ello deban abrazarse y franelearse ideológicamente, muchos de los que hasta ayer nomás vociferaban intercambiándose odios, acusaciones, reproches y denuncias.
   Parece ahora que al estar unidos por la preocupación, la compartida y practicada vocación de eternidad y la alergia a las condenas, han acordado entonar a dúo un inédito aunque no sorpresivo himno a la hipocresía.

Gonio Ferrari

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