LA
POLÍTICA, EL ESCENARIO
IDEAL
PARA LA HIPOCRESÍA
Es para rogar que ahora los auténticos
peronistas no les pasen factura a los flamantes injertados, por haberles robado
y usufructuado sus banderas por casi tres lustros, costumbre que instauró el
kirchnerismo con las sacras enseñas del peronismo inicial devenido en
Justicialismo. Si bien el acuerdo de incorporar al justicialismo cordobés a
cerca de 400 activistas “K” es a nivel de conducción, no ha sido mirado con
simpatía por los peronistas históricos ni por aquellos que se sintieron marginados,
agraviados y humillados durante el delasotismo con la discriminación de la que
resultaron víctimas no tan sólo en lo económico.
Y
ahora que están tomados de las manos, comulgando idénticos proyectos,
inquietudes y logros, verán -ambos sectores- llegado el momento de brindar una
que otra explicación de esas que no se exigen entre ellos porque son más
saludables y menos comprometedores los silencios. Una de ellas, tomando en
cuenta que la actual esposa del gobernador Schiaretti está siendo
marketineramente catapultada a precandidata a pelear por el sillón mayor del
Panal, o Rayador de Queso, como quieran llamarle a la nueva sede de la
conducción provincial, qué definición de la realidad le darán al pueblo
cordobés por ser la provincia con más irritante índice de pobreza estando ella,
precisamente, a cargo de una faceta de la acción social en este importante
distrito electoral argentino, como lo es la Secretaría de Equidad y Promoción
del Empleo.
Eso no es para lucirse.
Y los militantes que seguramente por respetable
convicción o conveniencia no dejarán de ser adoradores del cristinismo, aunque
ahora estén acollarados con el cordobesismo
schiaretista, tendrán la obligación
de poner en claro -entre un cúmulo de interrogantes- por qué Santa Cruz que
recibió proporcionalmente más partidas de dinero de la Nación que cualquier
otra provincia, cayó a la bancarrota con escandalosas demoras en las
liquidaciones de salarios a los estatales, con el ciclo escolar desquiciado y
clamando ayuda al poder central.
Y dejemos de lado todo lo que huela a grieta
o herencia recibida.
Un
detalle más que no sería bueno dejar caer en el olvido: si lo que buscan
con este tardío “hermanamiento” es un fortalecimiento común para enfrentar al
adversario, o el abrazo que los emparente y les permita quedar en segundo
lugar. Así alcanzarían bancas con fueros parlamentarios incluidos, en beneficio
de muchos personajes que bien pueden
ser nominados como partícipes de
resonantes hechos de corrupción que se vienen ventilando y seguirán
“apareciendo”, tanto a nivel nacional como en el ámbito provincial.
Asegurar la continuidad del signo político
parece ser la consigna, escondiendo que para ello deban abrazarse y franelearse
ideológicamente, muchos de los que hasta ayer nomás vociferaban
intercambiándose odios, acusaciones, reproches y denuncias.
Parece ahora que al estar unidos por la
preocupación, la compartida y practicada vocación de eternidad y la alergia a
las condenas, han acordado entonar a dúo un inédito aunque no sorpresivo himno
a la hipocresía.
Gonio Ferrari
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