13 de mayo de 2017

Octubre y la inseguridad ------------------

UNA  MATERIA  PENDIENTE, PESE
A LOS GASTOS  DESMESURADOS
QUE DE POCO Y NADA SIRVIERON

     Armamento sofisticado, equipos de comunicaciones, personal que fue definido como “altamente calificado”, anuncios rimbombantes, formaciones de presentación de nuevos vehículos y otras incontables expresiones marketineras no lograron derrotar a la irresuelta falta de una política integral de seguridad que termine con este absurdo de ver a los honestos y decentes entre rejas y a los delincuentes dominando las calles.
     ¿Cuántos patrulleros, motos, bicicletas, camionetas y otros tipos de vehículos se incorporaron y poco duraron? ¿Cuántos efectivos con escasa instrucción y poco entrenamiento engrosaron las filas azules? ¿Se conoce el número real y no el oculto de la cantidad de personal involucrado en hechos delictivos, a consecuencia de los acomodos y las prisas?
   Todo este escenario pinta sin piedad un panorama que desalienta al más optimista porque es caer inexorablemente a lo del principio: no habrá ningún progreso en materia de seguridad, mientras no se instaure una política integral acerca de esa problemática.
   Basta ya de tomarnos como cobayos ensayando teorías tan arcaicas como inútiles y varias veces coronadas por estrepitosos fracasos.
   Con las elecciones de octubre puede iniciarse un camino que nos lleve a la concreción de ideas y métodos superadores que terminen con la obsolescencia de criterios meramente oficinescos para entrar al terreno operativo que es donde se empiezan a fortalecer las garantías de seguridad y tranquilidad que tanto ansía la población.
   Empecinarse en mantener decrépitos modelos, es lo que nos sigue sumiendo en la zozobra, el desencanto y el cansancio moral.

Gonio Ferrari

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