Desgrabación de los comentarios del
periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” edición n° 528 del
5 de agosto de 2018 difundido en dúplex
por AM580 y FM 88.5 ambas de Radio
Universidad de Córdoba.
LA MEMORIA ES EL LÁPIZ DE LA HISTORIA QUE
NO SÓLO SE ESCRIBE Y
ESTÁ EN LOS LIBROS,
PORQUE TAMBIÉN SUELE OCUPAR CUADERNOS
Cuán lejanos quedaron aquellos
tiempos en que la escuela primaria nos imponía el uso de los cuadernos a rayas
remontándonos a los lápices, la goma de borrar, el plumín y la tinta 4001 en el
tintero que te vendían como involcable, lo que se desvirtuaba con los borrones
en las páginas y los manchones en el guardapolvo.
Todo cambió y es como si
hubiéramos caído en una especie de regresión a esos ayeres porque los cuadernos
que también utilizaban los almaceneros de barrio para llevar las cuentas al
fiado, tuvieron luego y más recientemente un destino emparentado con el
escándalo por una parte y un atentado a la modernidad de computadoras,
procesadoras de textos y sofisticados archivos personales, o inquilinos de una
nube cibernética y virtual, fabulosa de memoria y disponibilidad sin testigos.
¿Quién podía pensar que en
cuadernos que eran parte de nuestra mocosa habitualidad, llegara a escribirse
una parte trascendente de la historia?
Las marcas “Rivadavia” y
“Gloria” encabezaban las preferencias, lo que ahora como esa historia que
vuelve a repetirse según lo menciona el tango, adquieren vigencia y notoriedad
para los tiempos.
Allí donde recordamos haber
escrito “Mamá”, “patria”, “San Martín” y otros vocablos como decencia,
honestidad, “Evita me ama” o “sean eternos los laureles que supimos conseguir”,
han ganado espacios algunas palabrejas como “dólares”, “entrega”, “casa
rosada”, “paquetes” y apellidos y nombres de prominentes funcionarios,
dirigentes políticos, empresarios y dignatarios de la Justicia.
Los de ahora son los cuadernos
de la vergüenza, cuando supieron ser de la enseñanza, del aprendizaje, del
camino a la grandeza que todos ansiábamos, pero en ese camino nunca faltan los
deshonestos, los angurrientos, los ávidos de poder y riqueza fácil que se
acumula frente al permanente sacrificio de una sociedad en muchos aspectos
postergada.
No pocas y variadas son las
opiniones que vemos aparecer mediáticamente de los especialistas, según en qué
vereda de la grieta militen, para evaluar y encontrarle explicación o
descalificación a esta historia de los cuadernos escritos casi con pureza
literaria e impropios en un humilde asalariado, lo que cimenta ciertas
sospechas.
Pero por tratarse de alguien
que estuvo vinculado a las fuerzas armadas, según se comenta en calidad de
furriel o escribiente, es para imaginar que tiene al menos la costumbre de ser
detallista siguiendo las imposiciones de obrar dejando minuciosa constancia de
todo, que recibiera años atrás.
¿Una operación de los servicios
de inteligencia?
No hay que descartarlo porque
en las luchas políticas e ideológicas es como si se dieran por válidas todas
las armas, ya sean leales o no y más aún cuando el venidero es un año electoral
sujeto a históricas definiciones.
Después de todo al estar el
tema en manos de la Justicia estamos obligados a tomar como válido el destino
porque es el ámbito natural para dirimir ciertas situaciones cargadas de dudas
y después de todo, en fotocopias o en originales por ahora escondidos o
destruidos, una pericia caligráfica comparativa en mucho contribuiría a la
búsqueda incuestionable y técnica de la verdad.
Pero la rapiña y el saqueo
existieron y lo advertimos en la situación de postración cargada de campos
minados en los últimos lustros de nuestra historia reciente y pecaríamos de
ciegos, sordos e indiferentes si pretendiéramos aunque más no fuera olvidar los
años críticos, que muchos todavía por convicción no siempre respetable,
califican como ganados.
El tamaño del escándalo
adquirirá su justa dimensión, hacia arriba o hacia abajo, cuando se agoten
todos los mecanismos que existen para investigar para que se llegue a una
verdad que todos los argentinos de bien ansiamos, sin que existan
interferencias, presiones o condicionamientos de cualquier tipo.
Permitir la actuación de
fiscales, magistrados y testigos es una obligación cívica porque llegando a la
verdad es como podremos sincerar una situación virtualmente caótica y poder
desenmascarar a sus responsables y condenarlos si se comprueba su
responsabilidad.
A la verdad no hay que temerle
porque tenemos la obligación de honrarla.
Cuando el crecimiento de una
empresa estrechamente vinculada con el poder es llamativamente desenfrenado y
advertimos que todos nos endeudamos a través de los impuestos y nos sentimos
más pobres, es porque algo raro está flotando en el ambiente y allí vemos la
agonía de una clase media que supo ser estandarte de la sociedad argentina.
No se equivocó el pensador
Woodrow Wilson al sostener que el drama del poder, es que pone a personas
ordinarias ante tentaciones extraordinarias.
Y siempre, históricamente,
aquellos que se apegaron al poder, de la corriente política o ideológica que
fuere con cualquier bandera que enarbolaren y en esto debe haber mínimas y
honrosas excepciones, terminó con fabulosas riquezas para engordar a malos
empresarios, ávidos y también malos políticos adinerados, sindicalismo
codicioso y un pueblo que reclama soluciones a su drama, que ni esos
empresarios, esos políticos ni los glotones gremialistas nos pueden brindar.
Y esa es la tremenda y opresiva
injusticia con la que alguna vez hay que terminar, llore quien llore y reviente
quien reviente
TARIFAS DE SERVICIOS: PUÑALADA A TRAICIÓN
Derribado estrepitosamente que
fuera el gradualismo anunciado para el reacomodamiento de las tarifas de
servicios, en los impuestos, en los precios y en todo lo susceptible de ser
comprado, emerge el drama de la gente; de los asalariados que son los
verdaderos guerreros que se empeñan en luchar contra una inflación indomable al
menos desde el poder.
Es claro: una cosa es el poder
político agobiado por la propia situación que no alcanza, no sabe o no quiere
dominar y otra es el poder económico, el que tiene la sartén por el mango y el
mango también.
Lo malo es que entre esos dos
monstruos de mil cabezas cada uno, está el trabajador que sufre la angustia de
no alcanzar a cubrir sus básicas necesidades, mientras el lujo y el despilfarro
siguen endulzando a los otros dos sectores protagonistas de una crisis que si
bien se muestra con sinceridad, se maneja con impericia y mucho de insensibilidad.
Es cierto que el tiempo de los
subsidios ha quedado al margen, pero si a esa diferencia la deben afrontar
quienes viven sojuzgados por los precios que nadie se ocupa de frenar, la ecuación
es simple y el sendero hacia la crisis más aguda está ya trazado.
Lo pernicioso es que se está
acrecentando día a día la diferencia entre los extremos, con la clase media
como la mortadela del sándwich y es eso lo que nos está llevando a la
desintegración.
La herencia recibida dejó de
ser pretexto o disculpa integral aunque sus efectos en su momento fueron
calculados a mediano y largo plazo, lo que se demuestra porque en el histórico
cortoplacismo argentino, los efectos más devastadores aún no han llegado y es
más que peligroso para la salud de la república, permitir que lleguen.
Ya es intolerable el incremento
permanente que se aplica en rubros altamente sensibles como los servicios de
electricidad, gas y otros combustibles, por su directa incidencia en los demás
valores o productos que integran la canasta de necesidades básicas de una
población castigada por la inestabilidad comercial y el estancamiento salarial,
superado por la inflación creciente.
Los formadores de precios,
auténticos filibusteros de la realidad, miran hacia otro lado como perro que lo
están … bueno usted me entiende… y siguen acumulando las riquezas que le aporta
el famoso e imbatible “por las dudas” que aplican en los precios, elevando
artificialmente sus valores.
Mientras el Estado siga ausente
y permita la permanente operación de esos malos comerciantes, el sufrimiento
será mayor y las soluciones más alejadas de la realidad.
Un Estado recaudador y poco
inversor en bienestar.
Se nos prometió sinceridad en
la gestión pero con eso no basta, mientras se siga amparando por inacción a los
generadores de inflación, verdaderos responsables del desequilibrio social que
estamos padeciendo.
NUESTRAS EMBELLECIDAS PEATONALES
Algo parecido a la
desorientación edilicia estamos viviendo los cordobeses capitalinos, cuando a
la vista se nos ofrece un paisaje urbano de opuestas sensaciones: la mugre en
calles y veredas, la basura que se acumula en montañas en cualquier esquina todo
esto por una parte, y lo bonito que están quedando las peatonales y las veredas
de La Cañada.
¿Es que estamos
irremisiblemente condenados a ser sólo parcialmente felices?
Caminar esquivando pozos,
saltando charcos de caca, patinando en las aguas servidas, esperando el bondi o
el trole durante largo tiempo y pensando que hay que cumplir con las tasas de
limpieza y recolección de residuos, alumbrado público y pagando casi 500 pesos
por el ITV con calles intransitables sobre todo en la periferia que te desarman
el autito, saca de quicio a cualquiera.
Es comprensible que en una
ciudad tan extendida como la nuestra es imposible tener satisfechos a todos,
pero te cobran tanto como para que tengas la obligación de exigir el
cumplimiento al menos de los servicios básicos.
Por el tema basura dicen que
hay un conflicto irresuelto que estamos pagando con mugre y contaminación
ambiental y eso poco le interesa a la autoridad porque si le moviera las
agujas, harían algo por remediarlo.
Bueno… el tema transporte
urbano hay que pedirle a los que lo mandan, alteran, estructuran e incumplen,
que alguna vez piensen en el pasajero que es obligado rehén de sus caprichos
consentidos por el poder: me refiero a la dirigencia de la UTA y a la FETAP,
que son los empresarios.
Maravillosa la vista de las
peatonales, ampliadas en su espacio para los caminantes, con solado nuevo,
simpáticos banquitos, canteros anti vándalos, pérgolas floridas y otros
detalles.
Pero lo peor sería olvidar que
la ciudad sufre carencias más allá de lo estético que es bueno para los
turistas pero para nosotros es parte de la habitualidad a la que lógicamente
nos acostumbramos y gozamos, en verdad, porque es una delicia caminar por las
peatonales remozadas.
Roguemos que el temprano inicio
de la campaña para elegir al capo del Palacio 6 de Julio, contribuya a
equilibrar el destino de los dineros y se hagan otras obras más allá de las
imprescindibles cloacas o desagues que no se ven.
Es como las mujeres en edad de
merecer: pueden tener el mejor maquillaje, el peinado producido, el más
atractivo de los perfumes, pero es para morirse de odio si al conversar te
demuestra vacío intelectual … o pocas ganas de hacerte feliz.
LA MEGACAUSA CON MÁS DUDAS QUE CERTEZAS
Los
variados casos de corrupción en nuestro país inevitablemente
remiten a las investigaciones realizadas en la causa del Registro de
la Propiedad de Córdoba.
Sin
afán de meterse en el respetable trabajo judicial, no deja de
generar intranquilidad, preocupación y hasta desilusión y
vacío, leer las horas gastadas en escuchas telefónicas a personas
comunes, desnudando diálogos de la vida cotidiana, incluidas intimidades de
pareja, que si no estuvieran prohibidas en lo legal, sí
que violentan la ética del más elemental respeto al prójimo.
Estas
investigaciones pudieron dar cuenta en la mayoría de
los imputados, de un estado financiero sin fortuna, sin costosas
propiedades ni lujosas formas de vida. Lo difícil de
entender es por qué, con esos mismos métodos, no se
siguió avanzando sobre otros personajes denunciados,
como encumbrados funcionarios, responsables de altos cargos,
poseedores de más bienes que ingresos, o cultores de extravagantes
estilos de vida.
Muchas
investigaciones experimentan adormecimiento, parálisis, mutismo, ceguera,
indiferencia y varios déficits más cuando se pronuncian ciertos
nombres.
En
cualquier lugar del planeta e incluso muy cerca de nosotros la corrupción se da
la mano con el poder y la riqueza, por lo que Córdoba no es la
excepción.
Hay
cosas que son tan groseras que todos las saben sin necesidad de entrar a
investigar y entonces es para preguntarnos llevados por la inquietud
cívica, por qué en esta causa los cañones se apuntan para otro lado, sí es una
circunstancia que deberá esclarecerse y solucionarse, si
lo que realmente se pretende es terminar con la corrupción.
Por lo
que se advierte, nos empujan a ponerlo en duda.
FIN PARA EL DEBATE POR LA LEY DEL ABORTO
Parece que tiende a cerrarse un histórico ciclo que estamos viviendo los
argentinos con el debate acerca de la despenalización del aborto, su práctica
científica, los motivos excepcionales para permitirlo, las consecuencias que
conlleva y todos los otros detalles más emparentados con la ciencia, la religión,
la política y las ideologías.
Un debate que fue por momentos
fuerte y casi agresivo, con marchas, manifestaciones multitudinarias en todo el
país, la aparición de los colores básicos de dos posturas como lo fueron y son
el verde por el sí y el celeste por no o por la vida.
No creo que sea momento de
encerrarse en posiciones inclaudicables, en caprichos por ignorancia o en posturas
por conveniencia, factores que nunca faltan en las ardorosas disputas por
cualquier controversia, salvo que en esta hay de por medio y fundamentalmente un
protagonista esencial y respetable, como lo es la vida.
Será el Senado de la Nación el
ámbito donde la cuestión tendrá un marco
definitivo de decisión y son innumerables los sectores que han manifestado sus
inclinaciones por una u otra salida y es precisamente por respeto, que lo mejor
es dejar ahora en manos de nuestros representantes, que han auscultado a sus
representados en todo el país, los que asuman la responsabilidad de su voto, en
un tema que viene con media sanción por parte de los Diputados, en estrecha
diferencia que ha servido para incentivar las campañas emprendidas por los
sectores enfrentados.
Quiero dejar de lado, en lo
personal, mi percepción del diferendo, después de haber sopesado las
implicancias científicas, religiosas de varios credos, los intereses
inocultables de corporaciones médicas y de laboratorios, para definir una
postura que más allá del sí o del no, tiene la simpleza insobornable de mi
vocación en defensa de la vida, sin connotaciones políticas ni de colores
partidarios.
Es mucho todo lo que se ha
dicho alrededor del valor de la vida, pero desde mi enanismo intelectual
comparado con los grandes pensadores, he preferido recrear algunos conceptos de
varios de ellos, encumbrados por la historia y la memoria.
Paul Claudel decía que el
origen del movimiento que caracteriza la vida, radica en el temblor que hace
presa de la materia cuando entra en contacto con el espíritu. Todos estos
movimientos dan testimonio de la agitación secreta de una criatura que no se
basta a sí misma.
Charles Chaplin fue mucho más
sintético y terminante aquella vez que dijo que la vida es maravillosa si no se
le tiene miedo.
Eugenio D’Ors sentenció que
vivir es gestar un ángel para alumbrarlo en la eternidad y más cerca de
nosotros, Sábato comentó que la vida se
hace en borrador y no nos es dado corregirla.
Pensamientos magníficos,
profundos, sensibles y terminantes, al que le quiero agregar éste: “La vida es
una oportunidad, aprovéchala; es belleza, admírala; beatitud, saboréala; un
sueño, hazlo realidad; un reto, afróntalo; un deber, cúmplelo; un juego,
juégalo; es preciosa, cuídala; es riqueza, consérvala; es amor, gózalo; es un
misterio, devélalo; es una promesa, cúmplela; es una tristeza, supérala; es un
himno, acéptalo; es una tragedia, domínala; es una aventura, arróstrala; es una
felicidad, merécela; la vida es la vida, defiéndela…”
Lo dijo una mujer de
extraordinaria y maravillosa sensibilidad: la madre, ahora Santa, Teresa de
Calcuta.
REVISAR Y REPLANTEAR TODA LA OBRA PÚBLICA
No es poca la gente que por una carga de negativas experiencias, tiene
la pésima costumbre de poner en dudas todos los actos de gobierno, del color y
la bandera que fuere, siempre y cuando exista de por medio una abultada suma de
dinero para encarar alguna necesaria realización u otras inoportunas y fuera de
las urgencias lógicas, como si se abdicara del sentido de las prioridades.
Y eso es lo que ocurre con la
obra pública, sentimiento que cobró mayor fuerza cuando la gente cayó en cuenta
que la mejor manera de lograr cometidos personales en lo que a dinero se
refiere, es encarar grandes proyectos porque siempre algún retorno puede
existir por aquello de la selectiva generosidad de ciertos sectores
empresariales.
Así es que tuvimos entre otros
el cacareado proyecto del tren bala que costó un dineral en consultorías amigas
del poder, cuando el propio y destartalado convoy del Mitre tardaba 20 horas
para hacer el trayecto de Córdoba a Buenos Aires por vías chirriantes y
desalineadas por el paso de las décadas y con escaso o nulo mantenimiento.
El tren bala nunca se inició,
ni partió ni llegó aunque hubo un ridículo acto inaugural si la memoria no me
engaña.
Pero viajando ya en el tiempo,
tuvimos entre nosotros un faro sin mar, una terminal de ómnibus que se inundaba
en cada lluvia, escuelas con inocultables y precoces fallas edilicias, un
camino de El Cuadrado que hubo que trazar y construir por lo menos un par de
veces o algunas más, barrios enteros para el proletariado cuyas paredes se agrietaban
con el viento… en fin, sólo son cercanos ejemplos.
Casi lo olvidaba: el fastuoso
hotel Ansenuza en la ribera de la que se llamaba Mar Chiquita, que costó una
millonada para albergar a poco más de medio centenar de habitaciones y un
lujoso casino para que la provincia se siguiera dando el lujo de promover la
timba oficial, mientras publicitariamente ataca el juego clandestino, a
sabiendas que ambos provocan el mismo y pernicioso efecto en la sociedad.
¿Es aconsejable, a la luz de
todo lo que estamos viendo y nos estamos enterando, promover algo parecido no a
una investigación formal, sino a una aclaración acerca de los reales costos de
cada obra, aunque haya pasado el tiempo?
Aportar sinceridad y claridad a
un campo plagado de sospechas es más que nada no tan sólo una curiosidad
popular, sino una obligación republicana y si se llegara a encontrar alguna
divergencia entre lo real y lo declarado en su momento, que actúe la Justicia,
encuentre a los responsables y aplique los correctivos que impone el respeto
por la ley.
Dejar de hacerlo implica
transformar a todos los cordobeses más que en encubridores de maniobras
dolosas, en cómplices de despojos por parte de los que se beneficiaron que son
los vivillos de siempre.
Y de esos como de todos los
que se aprovechan del poder, estamos demasiado hartos como para seguir
tolerándolos, en un marco de lo que se llama democracia que los deshonestos y
corruptos se encargan de bastardear.
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