Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio
Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 23 de septiembre de 2018
-edición n° 535- emitido por la FM88.5 de Radio Universidad de Córdoba.
EL
PRESUPUESTO, LAS AMNESIAS Y ESA
COSTUMBRE DE OBVIAR LA AUTOCRÍTICA
Debemos
ser objetivamente sinceros al sostener que estos últimos días no han sido ni
aproximados a un mínimo brillo las acciones emprendidas por el gobierno central
en procura de que al menos pisemos el freno al avance de una crisis que, para
los pesimistas y desencantados de siempre era terminal y con delirante
pronóstico de helicóptero, pero la realidad tibiamente muestra que las
posibilidades de emerger no son tan remotas.
No es para una noche de fuegos artificiales
el hecho que el dólar haya bajado unas monedas en su cotización alcista, ni que
hayamos visto disminuidos los índices que marcan el riesgo país.
Las últimas negociaciones mantenidas y las
que seguramente ahora está manteniendo nuestro presidente en los Estados Unidos
son una luz de esperanza por encima de los fúnebres pronósticos de aquellos que
tuvieron en sus manos el poder y por ende las soluciones, y nos fueron
hundiendo en este cenagoso pantano de la rapiña, del saqueo y de la corrupción
estructural, en algunos casos y según se comenta, con cierta bendición
religiosa.
La sesión de la comisión respectiva en
Diputados para que el ministro Dujovne presentara o anunciara los lineamientos
del proyecto de presupuesto para el 2019 dejó demasiada tela para cortar,
porque más allá de los técnicos, actuaron ex funcionarios ahora legisladores
mostrando curiosos ataques de amnesia y escasa inclinación por la autocrítica.

Y si en una semana como la pasada el verde
se aposentó en las nubes, es lógica la inquietud de la gente en cuanto a
nuestro futuro, pero se olvida un detalle que puede jugar tanto a favor como en
contra de cualquier proyecto a corto plazo: el 2019 es, posiblemente, el año
electoral que puede erigirse en el más sorprendente de la historia argentina.
Los índices de PBI e inflación acumulada
según se sostiene están bajo control y pese a que en lo personal abrigue
ciertas dudas por lo indomable, ambicioso y angurriento de nuestro
empresariado, es cuestión de pensar que habrán de colaborar por una mera
certeza atribuible al humano instinto de conservación.
Sostienen desde el poder que las
exportaciones crecerán cerca del 21 por ciento interanual basándose en la
producción agrícola, las exportaciones de energía por el desarrollo de Vaca
Muerta y exportaciones industriales junto a la mejora en el tipo de cambio real
y la aceleración de Brasil.
Y como fue tan dura la espiral inflacionaria,
se aguarda una desaceleración proyectando valores interanuales de un 23 por
ciento a diciembre del 2019, con la ilusión que suena más a utopía.

A la
hora del futurismo político, Kicillof dudó que el equipo económico actual pueda
cumplir con su intención de mantener el precio del dólar al promedio enunciado.
En
cuanto a la más mínima autocrítica acerca de su gestión, no existió a lo mejor
porque no era el ámbito adecuado aunque todavía flotan en la memoria las
cordiales y promocionadas reuniones que mantuviera este pibe con la máxima
autoridad del Fondo Monetario Internacional.
Habrá
que ver qué sucede de ahora en adelante, cuando se vote el presupuesto y si se
aprueba, cuáles serán las reacciones de los mercados.
Aunque
lo más importante, de verdad, será evaluar el comportamiento del comercio, de
los políticos, del empresariado y del sindicalismo.
Y desde
allí, la historia, nuestra historia,
volverá a rodar.
UNA OCUPACIÓN DAÑINA Y CAPRICHOSA
A la
hora de evaluar como una persona cualquiera la cuestión de la ocupación de un
importante sector de la Ciudad Universitaria por un grupo de alumnos, docentes,
políticos y los zampados de siempre, concurren al análisis varias dudas e
incertidumbres difíciles de ser digeridas.
Si la
lucha es por una mejor educación, no será con guarangadas que consigamos ese
claro objetivo.
Si lo
que se busca es fortalecer posiciones ideológicas, los mismos ocupantes si no
son opas, habrán advertido que la comunidad universitaria en su mayoría los
está cuestionando, por eso del derecho a estudiar que los okupas están
vulnerando.

¿Cuál
es entonces el peligro?
Las
autoridades de nuestra cuatrisecular universidad han demostrado demasiada
paciencia y una actitud contemplativa, lo que les ha permitido en alguna medida
serenar los espíritus guerreros y poco a poco han ido guardando las lanzas
aquellos que al principio aparecían como los más belicosos.
El
drama puede sobrevenir si el fracaso corona la acción emprendida por ese grupo
de intolerantes, invasores, violadores de la propiedad privada y escollo para
dos actividades: la de enseñar y aprender que alienta a profesores y alumnos y
a ejercer el comercio como es el caso de concesionario del comedor, donde
diariamente se alimentan decenas de estudiantes, ahora imposibilitados de contar
con ese beneficio.

Y es
para reiterar la pregunta: ¿cuál es entonces el peligro?
Y como
son pocos los militantes del fracaso, no vaya a ser que estén presionando de tal
manera para generar una represión con final luctuoso o no, pero con elevada
carga de violencia.
¿Por
qué?
Muy
simple: porque los violentos cuando advierten que están por pisar los umbrales
de la paz y del acuerdo, suelen apelar a cualquier recurso para fabricar una
víctima.
Y sería
demasiado doloroso que eso llegara a ocurrir.
Megacausa del Registro de la Propiedad
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UN PENOSO CASO QUE ES NECESARIO INVESTIGAR A FONDO
Desde que pocos años atrás tomamos el compromiso
de seguir paso a paso lo que acontecía con la prolongada causa del Registro de
Propiedad de la Provincia, en este espacio pusimos en claro que la posición de
este periodista no era la de fiscal, defensor, juez ni verdugo sino simplemente
hacerle llegar a la sociedad un panorama de ese asunto, sin filtros ni
condicionamientos.
La
aplicación indiscriminada de la prisión preventiva que según los códigos es la
excepción pero que en este caso se transformó en regla, es lo más indignante
porque su práctica es violatoria de uno de los derechos más sagrados del ser
humano: el derecho a su libertad cuando de mediar la Justicia se trata.
“No me
canso de clamar y repetir que soy totalmente inocente, fiel al Registro General de la
Provincia durante mis treinta años de servicio honesto y responsable, jamás en mi vida he cometido delito alguno,
contra nada ni contra nadie, razón
por la cual voy a defender mi inocencia hasta la última gota de mi sangre.”
Tales
palabras sellan los infinitos reclamos presentados por Ramón Andrés
Pérez en la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba. Una sola lectura
basta para comprender, que más que insensible, resulta tan insensato
como inexplicable no revisar su causa.
El 11
de agosto de 2009 Ramón Andrés Pérez fue detenido en su trabajo, en un
operativo digno de ser calificado como mediático reality judicial.
Sin imputación ni juicio previo, fue encerrado
en prisión preventiva durante 20
meses, pese a carecer de antecedentes penales y ser dueño de un
legajo intachable.
En su
juicio, dos años más tarde,
desfilaron cientos de testigos a su favor. Nadie lo acusó, ni su
firma apareció en ninguna irregularidad.
Pero la
comisión especial confirmó la condena “ya cumplida”.
Durante
años, ni su voz ni su lapicera cesaron de pedir justicia, a un sistema judicial
que había encriptado sus tímpanos en una actitud censurable por lo caprichosa.
Quien quiera que pregunte por él, confirmará que en el Registro, en los
colegios profesionales, en la calle, o a donde sea, su inocencia es un secreto
a gritos.
Gritos
que, al igual que los cientos de notas y denuncias que él mismo presentó ante
las autoridades entre los años 2003 y 2009, son curiosamente ignorados por
quienes investigan.
Hace
una semana Ramón Andrés Pérez dejó físicamente este mundo, aunque su nombre y
su demanda permanecen vivos. No me caben dudas que lejos de esa Justicia que
manejan los hombres, los intereses y las intrigas, ha encontrado la paz y la
justicia que merece.
Y aquí
entre nosotros frente a la sordera y la indiferencia, el mayor de mis respetos
para quien con su clamor pidió sin ser escuchado, un juicio sin mañas,
ocultamientos, complicidades ni encubrimientos, hasta la última gota de su
sangre.
Así se
fue Ramón Andrés Pérez, de quien la historia judicial dirá alguna vez que sin
ninguna prueba en su contra, fue víctima de una interesada o impuesta sordera.
O de un
penoso e icónico caso de obediencia debida.
YA ESTAMOS GOZANDO LA PRIMAVERA
Me provoca
un enorme placer evocar las expectativas con que esperábamos cada 21 de
septiembre, porque eran mayores que para la Nochebuena, el año nuevo o el
propio cumpleaños.

Esperábamos
ese día, el Día de la Primavera, el Día del Estudiante, sin conocer ni
sospechar la preocupación de alguna profesora, que debía ingeniárselas para
contener a esa banda mafiosa de 40 vándalos que aguardaban de ella algo más que
el pancho, la medialuna y la coca, sino a veces descubrirla como mujer, hipnotizados
en el escote o en las piernas.
Bariloche
estaba demasiado lejos, no era moda y entonces el Parque Sarmiento, los Pozos
Verdes, la pileta San Cayetano, las costas del Lago San Roque o las orillas del
Suquía en La Calera eran las accesibles metas de nuestra liberada, evidente,
húmeda e irrefrenable revolución hormonal.

La mayoría de
los enfervorizados varones tomaba a su cargo en la secundaria -esperando que
atendiera el farmaceutico- la sonrojada vergüenza de comprar un preservativo,
dentro de la mayor ignorancia acerca de su colocación y uso práctico.
¡Eramos tan
pavos!, inequívoco signo de nuestra edad.
Y ellas tan
bellas, esquivas y deseables, como lo imponía nuestra libido en los gloriosos
tiempos de su crecimiento y explosión.

Porque es una
cuestión de saber vivir.
De saber
crecer y madurar con dignidad, porque es una afrenta a los tiempos empeñarnos
en ser eternamente jóvenes.
Lo
trascendente, es evitar la pena de sentirse viejo.
Por esa
juventud de hoy a la que miramos con el amor y el respeto de la inútil envidia,
mi cariño y el brindis jubiloso.
Como todos
los jóvenes se lo merecen.
Y que
nosotros, alguna vez, también lo merecimos.
NUEVO PARO TAN INÚTIL
COMO LOS ANTERIORES
Salta a
la vista que esta nueva paralización dispuesta por la CGT nacional tiene
legítimas motivaciones si tomamos en cuenta la crisis que viven los sectores
más postergados o menos favorecidos de la sociedad argentina
Negar
la situación apremiante que se renueva con cada anuncio de ajuste que ofende al
bolsillo y las esperanzas de la gente sería de una suprema necedad, la misma
necedad de aquellos que piensan que solo se trata de una reacción de la
corporación sindical y no parte de una orquestada maniobra para debilitar al
poder central.
El paro
en si, analizándolo desapasionadamente, viene a constituirse en la medida menos
aconsejable si de superar una situación conflictiva se trata, porque la única
manera de vencerla es trabajando y produciendo y no paralizando a un país
entero al menos en su fuerza productiva, porque la dirigencia gremial vive
precisamente de no trabajar con lo que ante sus bases pretende consolidar una
imagen opositora, guerrera y combativa.
Dejemos
de lado el modelo japonés de la protesta, que consiste en trabajar más para
crearle a las industrias un exceso de stock, que les obliga a bajar los precios
y extender los plazos de pago a sus compradores.
Aquí
eso sería inaplicable por una mera cuestión de idiosincrasia.

Y si el
gobierno adopta medidas de fondo, será acusado de autoritario, lo mismo que si
pretende reinstaurar el orden que se altera a niveles peligrosos en cada
protesta en cualquier punto del país, y allí el argumento será la falta de
respeto a los derechos humanos.
Todo es
una trama siniestra que con la pantalla de la lucha sindical, instrumentan los
políticos de los gremios perpetuados en el poder y en la chequera, que
necesitan tener a sus pies a un pueblo sojuzgado para erigirse en salvadores de
las causas que ellos mismos generan.
¿Sirve
para algo un paro en todo el país?
Más
allá de recordar a Ubaldini y su mea culpa por los 12 o más paros que le hizo a
Raul Alfonsín, tratemos de actualizarnos y darnos un baño de realidad: aquí no
está operando la central obrera, sino el conglomerado político opositor que al
no asumir todavía su derrota para la que no estaba preparado por su vocación de
eternidad, se sirve de su columna vertebral para atacar a todo el tejido social
e institucional de la República.

Recién
mencionaba al modelo japonés de protesta y ahora viene al caso citar un modelo
de producción como para hacer algunas comparaciones que para muchos pueden
sonar odiosas o descabelladas.
Los 12
mil empleados de los astilleros coreanos Samsung anualmente fabrican 30 barcos
y la firma factura 8 mil millones de dólares, obviamente por año.
Nuestros astilleros de Rio Santiago tienen 3.500 empleados, en los
últimos 10 años no fabricaron ni una canoa y los sueldos, todos superiores a
45.000 pesos mensuales, se acrecientan con un plus a la eficiencia.
Mire
vea, cuando pienso en esto, se me viene a la cabeza como por arte de magia, una
inevitable comparación con nuestra decadente EPEC.
En
definitiva, al país lo sacaremos adelante cuando se terminen las lacras y la
dirigencia sindical sea auténtica representante de sus bases genuinas y no
manipuladas, como tampoco títeres de ideologías o de corrientes políticas.
TRABAJO JOVEN QUE SIN CONTROL
PUEDE GENERAR PRECARIZACIÓN
Es
realmente llamativo y de verdad alentador el éxito alcanzado por los programas
que instrumentara el gobierno provincial para incitar a la juventud desencantada
a veces, a conseguir su primer trabajo formal y por ende rentado.
Los
planes han tenido una marcada y reiterativa como costosa promoción publicitaria
y es fácil advertir de qué buena manera lo asumieron los eventuales empleadores
cuando vemos la profusión de avisos en los que se reclama a beneficiarios de
esos PPP que les llaman y otros parecidos, para que se presenten y acuerden las
condiciones, con el valioso argumento que el Estado provincial paga una parte
del sueldo.

Porque
la verdad, no son pocos los casos en que algunas empresas o comercios han
tomado a cinco o seis cultores de los planes gubernamentales, para alegría de
los convocados.

Aquello
de hecha la ley hecha la trampa recobra su vigencia que nunca perdió, aunque
existe una manera certera y que sería socialmente aplaudida, si el gobierno de
la provincia se tomara el trabajo del seguimiento de los beneficiarios, uno por
uno así como los reclutaron, para ver en qué condiciones están trabajando y qué
costo debieron asumir los consecuentes cesantes.
Más que
un acto de control de gestión, sería una clara manifestación de justicia y un
llamado de atención para esos vivillos que nunca faltan, que viven especulando
con los menores costos aunque provoquen daños que a veces, para ciertos
segmentos sociales, son irreparables.
Y
dejarían de aplicarles a quienes marcan como candidatos a la desocupación,
también con la misma sigla PPP.
Por
pedir pavadas…
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